Capítulo 12: No te preocupes, no te violaré.

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― ¿Qué te hace creer eso? ¿Qué viste? ―pregunta Ethan, luciendo aterrorizado.

Le cuento la conversación que escuché, cada detalle. Y cuando termino mi relato, él parece desconectar su cerebro de la situación y toma asiento frente a mí. No dice nada y sus ojos parecen vacios, como si su corazón se hubiera desconectado también. Si no estuviera segura de que yo me veo exactamente igual, me preocuparía por él.

De hecho me preocupa, pero mi lado egoísta toma control y lo único que soy capaz de hacer es lamentarme en silencio de mi propia situación. Así que, en lugar de intentar consolar al chico o hablar con él, me pierdo en mis miserables pensamientos.

Cuando era una niña, pasaba la mayoría del tiempo en casa de Lyshia. Mi madre siempre ha trabajado incontables horas los siete días de la semana. Desde que tengo memoria, los momentos que hemos pasado juntas son escasos y efímeros.

A veces, cuando surge la oportunidad, salimos a cenar o nos quedamos a ver una película. Lo que sea mientas podamos pasar tiempo juntas. Disfrutamos mucho la compañía de la otra y nos llevamos muy bien. Hay confianza y podemos contarnos cualquier cosa.

O al menos eso pensaba.

Ahora, parece que incluso podría tener un hermano. Santo Dios, esto es demasiado. Ella dijo: <<mi hijo>>.

Saber que mi madre me oculta cosas, asuntos que suenan importantes, hace que toda la seguridad que sentía al estar a su lado se desmorone.

― ¿En qué piensas? ―pregunta Ethan repentinamente, quien no ha dejado de mirarme.

Parece haber vuelto a sí mismo y luce un poco más tranquilo.

Suelto un profundo suspiro entrecortado, internado apaciguar el peso que siento en el corazón.

― ¿Qué pasa cuando la persona en la que más confías parece ocultarte un gran secreto? ¿Cómo te repones de eso? ―respondo con otras preguntas.

Él frunce el entrecejo ligeramente, pareciendo pensativo. Finalmente se encoge de hombros y dice:

―Supongo que, si tanto confías y quieres a tu mamá, al menos merece el beneficio de la duda.

Bueno, tiene un punto ahí. No puedo simplemente apuntar con dedo acusador a mi madre cuando ella ha hecho tanto por mí. Tal vez si le pido una explicación, terminemos riéndonos de la seriedad que le tomé al asunto.

Sí, claro.

Estamos hablando de algo grande. Si en verdad hay personas del sexo opuesto por ahí, siendo usadas para quién sabe qué propósitos, y mi mamá tenía conocimiento de ello...

No lo sé, tal vez tengo un lado rencoroso y juzgador.

Alguien llama a la puerta de mi habitación y los pelos se me ponen de punta. No quiero ver a mi madre ahora, no puedo enfrentarla.

―Ahora no, mamá. Estoy apunto de entrar al baño.

―No soy tu madre, Kathey. ―La voz de Lyshia me toma completamente por sorpresa y abro los ojos como platos―. Abre la puerta o tendré que derribarla ―dice para después soltar una risita ridícula.

―Puta madre ―murmura Ethan, para después levantarse a la velocidad de la luz y meterse en el baño.

Me levanto yo también y abro la puerta a mi amiga, quien suelta un chillido alegre y me abraza con fuerza.

Kathery y el Único Chico de la Tierra.Onde histórias criam vida. Descubra agora