Los nervios me consumían como nunca antes en mi vida, mis manos sudaban, mis pies no paraban de pisarse entre sí, me encontraba de vuelta en la oficina del director Kurt, sentada en el horrendo sofá verde oliva, ese que habíamos compartido Luke y yo hace apenas varios días atrás, ya ese recuerdo se sentía distante.
Kurt se excusó un momento ya que estaba llenando unas hojas de papel, mi corazón latía fuerte en mi pecho, la espera no me ayudaba a calmarme. Este era el momento, donde sabría qué pasaría con mis padres, mi mejor amigo y mi tarea en este lugar, sin embargo, el director lucía cansado y agotado, recordé una pequeña platica que tuve con Mike donde me dijo que las personas que poseen telepatía y telequinesis se desgastan más que la mayoría de los de nuestra condición, ya que se hace un uso excesivo de la mente y su cerebro, el prof Kurt ahora parecía muy afectado por sus habilidades. Si era sincera se veía mayor de lo que era.
Finalmente el director soltó su caro bolígrafo, junto sus manos y coloco sus codos sobre su escritorio, mirándome fijamente, me dedico una sonrisa simpática pero seria.
«¿Sabes lo que es el efecto dómino Elizabeth?» exclamo dentro de mi mente sin mover sus labios, su voz era estruendosa en mi cabeza, tragué nerviosa y asentí, esta vez quise lucir más “tranquila” y menos “obstinada”, según Luke, aunque Kurt no se inmutó la última vez que lo vi no iba a soportar otro ataque de ira de mi parte, así que como su decisión me convenía trate de resultar lo mas “respetable y tranquiña” que pude.
– Una acción trae una consecuencia que afecta a algo sucesivamente – dije – Una acción lleva a otra.
Kurt sonrío complacido.
– Creo que estas algo ansiosa y tienes mucho trabajo por hacer – repuso sin hacer uso de su poder – Así que trataré de ser breve.
Yo asentí lentamente esta vez jugando nerviosamente con el piercing entre mis labios.
– Tu familia están bien, se te concederá una videollamada mañana a las 7a.m, para que puedas hablar con ellos – al oír aquello mis ojos picaron, no me había dado cuenta de lo mucho que los extrañaba hasta que supe que tendría contacto con ellos – Aceptaron tu condición muy bien, tu hermano siempre supo que eras diferente y especial, creo que en el fondo siempre supieron quien eras en verdad – y soltó una sonrisa protectora – Pero supongo que es mejor que oigas sus opiniones de ellos mismos mañana en la mañana – yo asentí, conteniendo las lagrimas – Tu equipaje está en tu habitación, lo hizo tu madre, creo que añadió algo más que solo ropa. Con respecto a tu oferta y a tu amigo Dylan – mi corazón casi salía de mi pecho – La he considerado muy bien y he decidido aceptarla. Incluso hablé con la familia de tu amigo explicándoles no del todo honestamente la situación delicada en la que se encontraba y a pesar de todas las resignaciones que tuvieron al principio han aceptado mantenerlo seguro aquí.
–¿Qué? – dije sin creer lo que oía, una emoción inexplicable recorrió mi cuerpo, un alivio subió por mi espalda pero una voz en mi cerebro insinuaba que me iba a arrepentir de aquello, así que la ignoré.
– Elizabeth Mason, bienvenida a los protectores. – y me tendió la mano, se la estreché por cortesía, bien ya estaba todo decidido. – Tu entrenamiento especial comenzará este lunes, partiremos mañana en la noche – asentí, a diferencia de nuestro último encuentro, yo apenas podía hablar – Puedes retirarte, creo que tienes labor social que hacer. – agregó y me levanté de mi asiento, pero antes de atravesar las grandes puertas de madera me detuve y me giré para verlo
– ¿A qué se debió el comentario del efecto dómino? – pregunte verdaderamente curiosa.
– A que no eres la única que es fiel a sus amigos – exclamo volviendo a escribir sobre aquellas hojas blancas. – Una pieza actúa sobre otra.
– ¿Qué quiere decir con eso?
– Sabes lo que quiero decir Elizabeth, eres muy inteligente – me sonrió como a un padre protector – Ese tipo de fidelidad es algo que se gana, y al parecer has conquistado más allá de lo que crees.
Yo fije mis grandes ojos sobre él analizando lo que de verdad quería decir de repente recordé las palabras de Luke «Nunca te dejaré sola de nuevo Aria».
– No estarás sola, así que no los decepciones Elizabeth, solo recuerda que nada es bueno en exceso, mucha luz podría cegarnos también, mucha fidelidad, es aún más cegador.
Yo solo asentí y me retiré de su oficina comprendiéndolo todo, estaba feliz, nerviosa, asustada y sobretodo sorprendida, pero antes de armar un alboroto, tenía que hablar con Dylan, creo que el profesor Kurt leyó mi mente porque mientras caminaba por los pasillos, lo pude escuchar en mi cerebro agregando precipitadamente «Después de que hables con tu amigo, dile que lo solicito en mi oficina» como si se le hubiera olvidado, yo hice mi mejor esfuerzo para responder mentalmente, wow, estas comunicaciones sí que daban dolores de cabeza.
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Corrí desesperadamente por los pasillos del edificio donde se hospedaban los chicos, subí apresuradamente las escaleras y cuando llegué al final del recorrido me encontraba frente a una puerta de madera con el número 125 tallado en negro, la abrí ansiosa pero eufórica.
–Dylan, te tengo buenas no…– Me interrumpí al verlo acostado en su cama con Birdy mientras se besaban, ellos se habían detenido y me miraron con sorpresa, emití una risa nerviosa, y salí lo más rápido que pude azotando la puerta, mis mejillas ardían de la vergüenza, aunque ambos estaban vestidos, no podía creer lo que había visto ¿así de rápido habían avanzado? Wow, seguí corriendo lamentando haber visto aquella escena, no me malinterpreten Dylan es como mi hermano y les apuesto a que odiarían entrar a la habitación de sus hermanos y ver que está con una chica.
Escuché a Dylan y a Birdy gritar mi nombre mientras bajaba las escaleras.
–¡Aria Elizabeth Hilary Mason! – repitió mi amigo, cuando logró alcanzarme, con Jasmine a sus espaldas
–Por favor no te alteres – suplicó ella.
– Te lo íbamos a decir, es solo que… – exclamo Dylan
–No importa – lo interrumpí jadeante, aunque sí me molesto el hecho de que no me comentara nada al respecto, sabía que ellos tenían algo, pero esa conversación era lo menos relevante en este momento – Tienen todo el tiempo que quieran – me encogí de hombros – Al fin y al cabo vas a quedarte en la Isla – sonreí cansada, pero feliz, mis emociones estaban descontroladas, no me sorprendió que las perillas de las puertas cerca de nosotros comenzarán a moverse repentinamente.
–¿Enserio?– dijo Dylan con un hilo de voz y yo asentí, mi mejor amigo me abrazó tan fuerte que me dejo sin aire, nunca lo había visto mas aliviado. – ¿Qué hay de mis padres? ¿Qué haré de ahora en adelante? – agrego atropellando las palabras, entendía su ansiedad, amobos éramos igual de acelerados.
– Creo que Kurt hablará contigo sobre eso – dije no muy segura.
– Tranquilo Dylan seguro no es nada grave – agregó Birdy – Ah y me alegro que puedas quedarte. – lo abrazó con fuerza y luego se giro hacia mi – Aria yo..
– ¡No empieces pequeña mentirosa! – la apunte con mi dedo índice acusadoramente, ella abrió sus ojos con sorpresa como si no entendiera que ocurría. – ¡No contarme equivale casi lo mismo a mentirme! ¿En qué demonios estabas pensando? – me explique y su semblante se ilumino de comprensión, así que me dedico una sonrisa de disculpas.
–Aria, de verdad íbamos a hablar contigo sobre esto, es solo que no estábamos seguros al principio, pero de repente una cosa llevo a la otra y.. – Birdy coloco un dedo sobre los labios de Dylan haciéndolo callar, gracias a Dios.
– No está hablando de nosotros Dylan – repuso ella con una tierna serenidad.
– ¿Entonces de que hablan? – pregunto realmente confundido mientras rascaba su nuca, ahí pude detallar que mi amiga lectora de auras tampoco se lo había comentado a Dylan.
– De que la imbécil de tu "novia" y yo seremos protectoras – sentencie, golpeándola en su hombro frustrada.
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Disculpen lo tarde de verdad, ahora no cuento con mucho tiempo por que adivinen quien trabaja en una librería asdfghj
las amo<3