El destino de Medusa || Harry...

Par GinellePhoenix

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¿Y si te dijera que la historia de Auradon no es como la conoces? ¿Qué no todos los villanos fueron enviados... Plus

Prólogo
Combate de espadas
Turquesa, jade y esmeralda
Tormenta
Secreto a voces
Bazofias de la Isla
Abducted
Tratos con el diablo I
Nuevas no tan buenas
Cuando el reloj marca las doce
Experimento marino
Trouble, trouble, trouble
Trucos de un ladrón
La bahía
Respuesta
Gato por liebre
El dilema de la prisionera
Salvando al hombre equivocado
Despertar
Cambios de media luna
Roulette
El ojo del huracán
Digno Oponente
Lost Revenge
El listón azul
De una treta y otros desastres
Mamba negra
15 curiosidades
Sueño lúcido
Frenesí
Elegir un bando
Nuevos horizontes
Un problema doble
Whispers of a mermaid
Ma douce souffrance
Deja vú
Feliz no cumpleaños
Bienvenidos a Auradon
H de Harriet
Blanco y negro
Noche estrellada
Memories
Moonacre Manor
Mentanoia
La cueva del Peloponeso
Las hilanderas del destino
Cuentos del Olimpo
Madness return(s)
A través del espejo
La dama del lago
Bibbidi-bobbidi-boo
Serpientes y dragones
Damnatio memoriae
Manos de princesa
Ilusión de colores
Oscuridad
Asunto de Estado
Las brujas del mar
Inframundo
Saint Martin
Persecución y huida

Tratos con el diablo II

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Par GinellePhoenix

En el barco todo seguía igual, nada había cambiado, excepto que por las noches no había más batallas, Angélica fingía no importarle el paradero del Brig Unicorn, pero en realidad estaba aterrada que algo le hubiese sucedido a su hija, aunque no temía por que hubiese muerto, sino de que descubriera la verdad de su naturaleza o peor aún, que por culpa de ello esté en peligro.

Había intentado contactar con ella en sueños pero algo le impedía llegar hasta ella, como si una enorme pared que no logra atravesar estuviera entre las dos. Días sin saber nada de su hija, sin ver el hermoso y pequeño barco a su lado, sin presenciar cada noche una batalla donde la única ganadora era Medusa... estar tanto tiempo separada de su hija sin tener noticias de ella la volvía loca, Angélica siempre supo que en algún punto tendría que separarse de Medusa, aunque no se sentía lista para hacerlo, nunca se habría imaginado que eso sucedería antes de llegar siquiera a su primer destino, sabía el peligro que corrían al ir a los mares de Auradon, pero nunca previno aquella tormenta que las hizo separarse.

—Capitán —el zombie bautizado cómo Z entró al camarote donde la pirata seguía dando vueltas al asunto —. La carta ha sido recibida, tendrá una respuesta en los próximos días.

—Bien —Angélica cerró el libro que hojeaba desesperadamente y fue a por el siguiente—. Trae una botella de ron, y que nadie no autorizado dejé la nave, hemos perdido hombres en la tormenta.

—Y una nave, señora.

—Así es.

La capitana llevaba cuatro días tratando de encontrar a su hija por todos los medios, no le importaba si el barco se había hundido y con él todos sus tripulantes, solo le importaba que la joven pirata que dio alegría a su vida los últimos diecisiete años estuviera con vida, aunque con los fracasos de intentar encontrarla esa última chispa de esperanza estaba por extinguirse, solo le quedaría una opción, esperar a que Medusa volviera por su cuenta. Z salió del camarote cerrando la puerta detrás suyo, estuvo al menos veinte minutos hojeando todos los libros de magia negra, brujería y wicca que tenía en su poder, ya no sabía cuál más utilizar ni qué hacer para conocer el paradero de Medusa. Tanto tiempo estuvo sumida en sus pensamientos que solo pasaban de ser malos a ser peor cada uno, temía por la vida de su única hija, del pequeño angelito que le regaló la vida y que no estaba dispuesta a dejarla ir; alguien golpeó la puerta demasiado fuerte y con tanta insistencia, que Angélica no tuvo más opción que dejar pasar al que llamaba, ni se inmutó cuando escucho los pasos hasta llegar cerca suyo, ni una mirada dirigida, no le interesaba lo que sea que tuviera que decirle, supo que no era un zombie cuando no hablo desde que entró para informar nada, Angélica se lamentó por ello porque en verdad necesitaba embriagarse para olvidar un poco la angustia que se instaló en su pecho.

—Señora, quiero ser voluntario para ir en busca del navío perdido de mi capitán.

—¿Porque querrías hacer tal cosa, maestre...?

—Luv —respondió el marinero detrás de Angélica, sin dudarlo supo que era el joven cocinero quien venció a su hija la última noche que estuvo a bordo—. Y quiero ir porque estoy realmente preocupado por Rusty, es un buen amigo y único hombre de la tripulación que conocí antes de...

—Antes de que fueses atacado por el Venganza —completó Angélica mirándolo apenas un poco de soslayo sin dejar de buscar el modo de encontrar a su hija—. Lo entiendo, son mis acciones de las que hablamos, de mis decisiones.

Por alguna razón Angélica sabía que Peter no solo quería saber sobre el paradero de Rusty, sino que estaba preocupado por Medusa, ella y Peter habían sido buenos amigos tiempo atrás sin importar las diferencias de edad que tienen. Durante un tiempo temió que el joven rubio fuese quien rompiera el hechizo que mantiene a Medusa oculta del mundo, más nunca existió tan fuertes lazos entre los dos, quizá se debía al hecho que Medusa solo sentía atracción por él más nunca hubo interés mayor, sus miedos de que tuviera al eklegména en su nave se esfumaron luego de que la pequeña Medusa intensificó su pasión por las armas y las joyas, al igual que su altanería fue creciendo y el cocinero se alejó de ella.

—No puedo dejarte ir, eres débil.

—Le gané en la batalla a Medusa, no soy débil, señora.

—Lo eres, mi hija te dejó ganar, la conozco mejor que nadie y sé que te tiene un cariño diferente del resto —Angélica miró al joven tensarse, no lo dejaría ir, sabía que por más que ya no crea que él podía llegar a amarla o Medusa a él, no iba a arriesgarse a perder a su hija solamente por un pequeño noviazgo— prefiero tu libertad que mantener impecable su lista de victorias.

—¿Y porque Medusa haría eso?

—Eres el único amigo que ha tenido —Angélica volvió su atención al libro de hechizos— y espero que siga así, joven Luv. Aunque aún no comprendo porque elegiste un anillo antes de tu libertad.

Peter se asombró por aquella confesión, entonces recordó la excusa que había utilizado Medusa para que su madre no sospechará, y al parecer había funcionado. Distraídamente se rascó detrás de la oreja tratando de hallar una respuesta válida para su capitán, una que no lo mandara a la plancha.

—Mi vida está en esta tripulación, no tengo a dónde ir —confesó finalmente Peter, a Angélica no le interesaba aquello, solo quería a su hija de vuelta y deseaba que la joven no perdiera la vida—. Llevo diez años aquí y mi única familia está abordo.

—Entiendo —en realidad no lo hacía —. Pero no irás, si pierdes la vida en esa expedición mi hija nunca me lo va a perdonar.
  
    

     
  
En el bosque de la isla no hay nada interesante por ver, solo insectos, viejos árboles y mucha hiedra. Si conoces el camino puedes llegar a la torre de Madre Gothel, mi hogar, sino te puedes perder por horas, incluso días antes de que logres volver al pueblo, estoy segura que Robin ya debería estar aquí. Conozco todas las entradas y salidas del bosque, conozco cada árbol, cada camino, cada secreto que este tiene, y sé que todos los caminos se cruzan en un punto, sea cual sea el camino que Robin tomara para llegar al bosque, iba a cruzar por ese punto. Me subí al árbol más grande solo para darle un buen susto cuando apareciera, llevo esperando cerca de 20 minutos y solo he visto a un pirata ebrio cruzar por aquí, seguramente de tanto alcohol se perdió porque la Bahía Pirata está al otro lado de la isla. Estuve arrancando las hojas secas durante un largo rato hasta que escuché ruido a unos metros, la voz de una chica iba maldiciendo sobre estar atorada y no poder salir, sentí la necesidad de ayuda por un segundo pero me arrepentí al imaginar que diría mi madre si supiera que ayudé a alguien. Prefiero mil veces que diga lo inútil que soy a que crea que me he vuelto blanda. Me quedé en completo silencio esperando a la chica, la vi salir de entre algunos arbustos quejándose de la incompetencia de los hombres, decía algo sobre no volver a darle cuerda a los Gastones y luego camino en silencio unos segundos antes de gritarle a alguien y lanzarle una cuchilla.

—¡Por Calypso! —la chica con la capa apretó su cabeza con ambas manos llenas de anillos y pulseras, diablos, es la misma brujita que casi nos ataca está mañana, me escondí mejor entre las hojas secas del árbol, agradezco que mi capa sea café— ¡Ya sé que debo hacer! Deja de joderme el maldito día, ya tuve suficiente con la brujita de hiedra, el maldito Facillier, los Gastones y el trío de imbéciles de apellido francés.

Con todo lo que dijo supongo que sí tuvo un día horrible, aunque aún puede empeorar ¿no? yo tuve que lidiar con ella, con Mila, con Harry Hook y Robin, creo que nos fue casi igual de mal el día de hoy. La brujita siguió su camino en silencio hacia el barranco supongo yo, no dijo más y tampoco me moví hasta perderla de vista, me bajé del árbol porque resulta ser muy incómodo para la espalda más de diez minutos, fui a por su daga atorada en un árbol, es muy hermosa, yo jamás había visto algo igual a esto. Es muy parecida a la daga del libro de mi clase, la que utilizan las brujas para sus hechizos, tiene el mismo símbolo de aquel libro de wicca que nos hizo leer Yzma en la clase de pociones y pactos, nunca me imaginé que habría alguna igual a esta en la isla, ni siquiera la Reina Malvada debe tener una igual, ¿quién es aquella bruja? Sólo le he visto el rostro, las manos y su espada infernal en toda mi vida, no sé cómo es su cabello, aunque seguramente es oscuro, no sé cómo viste debajo de esa enorme capa y tampoco sé porque no la había visto antes, será al menos un año mayor que yo, no más.

—Así que llegaste puntual —casi doy un salto de susto cuando escuché la voz de Robin detrás mío, guardé la daga rápidamente en mi cinturón tratando de que no me lastimara y me di la vuelta para encararlo—. No me imagino porque la descendiente de una de las mejores brujas que tiene la historia está tan desesperada por destronar a Hook.

—No me imagino porque el príncipe de los ladrones aceptó hacer un trato con una simple brujita —contra ataqué, me quité la capucha dejando mis rizos caer sobre mis hombros hasta la mitad de mi espalda, corte el espacio entre el ladrón y yo, la maldita daga me corta con cada paso, aunque no duele lo suficiente para no soportarlo—. Acéptalo De Noir, estás tan hambriento de poder como yo.

Robin se quitó la banda de la nariz y se inclinó un poco para que esta se rozará con la mía un poco, una sonrisa ladeada dibujó en su rostro la esencia de un verdadero villano. Los De Noir fueron tan poderosos y tiranos que seguramente no solo se lo enseñan a sus hijos, sino que ya viene en su sangre, por sus venas corre la ambición de soberanía.

—Si esto sale mal, te voy a lanzar a las sirenas —dicho eso se irguió y dio un paso atrás, diablos, este chico si que es un tonto hecho y derecho, las sirenas no comen mujeres—. O peor aún, a Hook.

—Si me lanzas a las sirenas es más probable que mueras tú a que muera yo —le informé dando un par de palmaditas en su mejilla, le di la espalda y, aprovechando que no me veía de frente me queje por el picor que la daga me daba en mi hueso de la cadera—. Y si me lanzas a Hook, tú caerás conmigo.

—En la isla habemos más De Noir que piratas.

Habían —hice un ademán con la mano, Robin me tomó la muñeca y me hizo girar enterrando la pinta de la daga en mi piel, apreté la mandíbula para no quejarme—. Tiempo pasado, ahora llegó Medusa y su tripulación.

—Su tripulación está llena de muertos, Ginny —gruñó entre dientes demasiado cerca de mi rostro, reprimí las fuertes ganas de golpearlo en la cabeza por hacer que la daga me lastimara más—. Por eso vino a la isla, necesita hombres.

—Se irá muy descepcionada —hice la falsa mueca de descepción antes de volver a verlo a los ojos, solté mi brazo de su agarre bruscamente con  un movimiento—. Hace tiempo que los hombres se volvieron incompetentes.

—Eres igual a tu madre.

—Y tú eres igual a toda tu familia.

Robin se acercó a mí con un ademán de golpearme, por instinto saqué la daga y lo apunté al cuello tratando de no temblar, cuando vio la daga levantó el mentón y sonrió, con un movimiento demasiado suave apartó mi brazo y me indicó que lo siguiera, así hice. Anduvimos en silencio por largos minutos hasta llegar a un punto perdido del bosque, se detuvo sin decirme nada, me encanta el misterio pero no en esta ocasión, solo quiero terminar con esta parte de mi plan lo antes posible, así ya no tendré ninguna deuda con Harry.

Robin me explicó lo que creía conveniente sobre la chica, creamos un plan donde ambos saldríamos ganadores al final, Mal tuvo su reinado durante años, Uma tomó eso cuando la hadita malvada se fue a Auradon, ahora está Hook al frente de todo y estoy segura que lo último que quiere él es ser quien elige, pobre pirata, estuvo demasiado tiempo bajo el poder de Uma. Ahora es momento de que le quitemos la isla a los piratas y, aunque me duele hacerlo, dárselo a los bandidos De Noir. Si logro que los piratas se pongan a pelear entre ellos y salgan de la isla igual que hicieron Mal, Evie, Carlos, Jay, Uma, Jordi y la pequeña Dizzy, me iré con el bando ganador, cuando llegue al primer puerto me largaré de la tripulación y finalmente seré libre; suponiendo que mi plan no falle. Medusa es una pirata temida por todos aquellos navegantes, resulta ser nieta del peor pirata de todos los tiempos, y yo creí que el borracho excapitán del Jolly Roger era el peor y por eso solo lo encerraron a él aquí; pero no solo es temida por su apellido y sus oficiales zombies, sino porque es una gran espadachín que puede derrotar a cualquiera que se le ponga enfrente. Nota mental: jamás pelees con esa pirata si tiene armas cerca. Robin dijo que es preferible tenerla de amiga que de enemiga, y para eso vamos a ponerla de enemiga de Harry, sé que los De Noir hacen cualquier tipo de trabajo a cambio de dinero, así fue como él, Dexter e Iol terminaron por conocer de Medusa y su tripulación, y casi se enlistan para zarpar con ella a mar abierto. Aún no comprendo como logró entrar a la isla sin romper la cúpula, pero menos comprendo que planea hacer para salir de aquí, lo que estoy segura es que sea lo que esté planeando, yo debo ir con ella sin dudarlo. Quizá debería contarle a mi madre todo esto y pedirle ayuda o algún consejo, sé que ella planearía un mejor plan en cuestión de minutos y este saldría bien.

—Medusa citó a sus nuevos tripulantes en el barranco al anochecer —asentí, está por ponerse el sol, realmente no falta mucho para que todo oscurezca y los secretos de la noche comiencen a asomarse—. Y tú debes ir.

—¿Que yo qué? —sin soltar la daga la hice a un lado, y me enderece en mi incómoda roca que uso de asiento— ¿A caso estás loco? No sé pelear con espadas, ni hacer nada en un barco.

—¿Piensas que eso le importa? Ella quiere una tripulación —ya tiene una, de zombies, pero la tiene, Robin me leyó la mente (no literal) y entonces se corrigió— necesita una tripulación viva, no tengo idea de porqué pero la necesita muy urgente.

—¿Por eso vino a la isla? —realmente lo dudo— ¿Por una tripulación viva?

Robin se encogió de hombros y se puso de pie tomando su pequeña navaja mientras hacía una marca sin forma a un viejo árbol. Lo medité unos segundos y llegué a la conclusión que, si quiero salir de aquí voy a tener que unirme a esa tripulación tarde o temprano, con un suspiro logré que el príncipe ladrón me mirara expectante, inflé mi pecho de valentía y lo miré a los ojos antes de afirmar lo que él ya sabía. Sonrió ladino y siguió haciendo su trazo en el árbol, guardé la daga en mi bota, cubriendo la cuchilla con un pañuelo de tela viejo que siempre cargo.

—Entonces, hagamos esto —me puse en pie y me dirigí hacia el barranco con Robin avanzando a mi lado sin decir nada—. Medusa debe ser muy fea para que la llamen así.

—Es hermosa, más hermosa que Evie —confesó Robin con un tono duro de voz—. Pero su belleza es letal.

—Estoy segura que no puede ser tan hermosa e intimidante al mismo tiempo, Robin.

—Pues ella embriaga, hipnotiza y te abruma con tal belleza —lo miré de reojo, no parecía sentirse atraído hacia ella, sino que bien más se veía como si la admirase de otro modo—. Pero es letal, es peligrosa, es cruel y no teme pelear, es como si estuviera lista para matar.

—¿Ha matado a alguien?

—Y yo que voy a saber —Robin frunció el ceño molesto, se acomodó el sombrero y se colocó la banda en la nariz, que incómodo debe ser traer eso travesando tu cara todo el día.

Llegamos al barranco, al menos donde el último árbol estaba, había un campamento improvisado ahí, los zombies traían madera seca para hacer una fogata al parecer porque lo amontonaban todo junto a la enorme roca, un par más administraban la comido junto al pirata ebrio que vi pasar esta tarde, así que no estaba perdido y llevan escondidos de este lado de la isla. Me sorprendió oír que dos metales se golpearan, intenté asomarme a ver qué sucedía pero Robin no me dejó sacar ni un poco la cabeza, dijo que si me acercaba un poco más los zombies iban a olernos y nos meteríamos en problemas, decidí que lo más sensato era vivir y no dejar que un grupo de zombies piratas (¿o piratas zombies?) nos asesinaran. Vi a un par más de hombres llegar con algunas maletas y acomodarlas junto a la comida que tenían, escuché la risa de una chica que aún no alcanzaba a ver y un par de golpes de metal, supongo que espadas, vi una daga salir volando desde donde se escuchaba la batalla y enterrarse en el hombro de un zombie que acomodaba los trozos de madera, la chica se disculpó llamándolo Seb y él solo quitó la daga de su hombro y la lanzó de vuelta, seguí el camino de la daga hasta que una chica lo tomó. Diablos, sí que entiendo porque creen que es Uma, tiene cientos de trenzas en la cabeza, algunas incluso son del mismo tono de verde que las de Uma, incluso yo hubiese pensado que es la brujita del mar si la viera de lejos, solo que esta chica es mucho más alta y, aunque está bronceada, no se parece en nada a la excapitana de los piratas, aunque se me hace bastante conocida, la he visto antes... ¡Oh por lucifer! ¡Es la bruja de esta tarde! Maddy va a volverse loca cuando sepa que no es una bruja, sino que es una pirata. Y no una de la tripulación del Jolly Roger, sino una perteneciente a un linaje de piratas más peligrosos que el mismísimo capitán Hook en sus épocas de gloria.

—Tengo una pregunta para ti —inicié mirando al ladrón, ni siquiera me miró solo susurro un dispara dándome a entender que hiciera la pregunta— ¿Alguna vez has matado? —Robin me miró desconcertado, supongo que eso es un no, mire de nuevo al campamento donde estaba la pirata entrenando con dos espadas contra un zombie enorme—. Porque tendrás que hacerlo si ella está cerca.

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