Tratos con el diablo II

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En el barco todo seguía igual, nada había cambiado, excepto que por las noches no había más batallas, Angélica fingía no importarle el paradero del Brig Unicorn, pero en realidad estaba aterrada que algo le hubiese sucedido a su hija, aunque no temía por que hubiese muerto, sino de que descubriera la verdad de su naturaleza o peor aún, que por culpa de ello esté en peligro.

Había intentado contactar con ella en sueños pero algo le impedía llegar hasta ella, como si una enorme pared que no logra atravesar estuviera entre las dos. Días sin saber nada de su hija, sin ver el hermoso y pequeño barco a su lado, sin presenciar cada noche una batalla donde la única ganadora era Medusa... estar tanto tiempo separada de su hija sin tener noticias de ella la volvía loca, Angélica siempre supo que en algún punto tendría que separarse de Medusa, aunque no se sentía lista para hacerlo, nunca se habría imaginado que eso sucedería antes de llegar siquiera a su primer destino, sabía el peligro que corrían al ir a los mares de Auradon, pero nunca previno aquella tormenta que las hizo separarse.

—Capitán —el zombie bautizado cómo Z entró al camarote donde la pirata seguía dando vueltas al asunto —. La carta ha sido recibida, tendrá una respuesta en los próximos días.

—Bien —Angélica cerró el libro que hojeaba desesperadamente y fue a por el siguiente—. Trae una botella de ron, y que nadie no autorizado dejé la nave, hemos perdido hombres en la tormenta.

—Y una nave, señora.

—Así es.

La capitana llevaba cuatro días tratando de encontrar a su hija por todos los medios, no le importaba si el barco se había hundido y con él todos sus tripulantes, solo le importaba que la joven pirata que dio alegría a su vida los últimos diecisiete años estuviera con vida, aunque con los fracasos de intentar encontrarla esa última chispa de esperanza estaba por extinguirse, solo le quedaría una opción, esperar a que Medusa volviera por su cuenta. Z salió del camarote cerrando la puerta detrás suyo, estuvo al menos veinte minutos hojeando todos los libros de magia negra, brujería y wicca que tenía en su poder, ya no sabía cuál más utilizar ni qué hacer para conocer el paradero de Medusa. Tanto tiempo estuvo sumida en sus pensamientos que solo pasaban de ser malos a ser peor cada uno, temía por la vida de su única hija, del pequeño angelito que le regaló la vida y que no estaba dispuesta a dejarla ir; alguien golpeó la puerta demasiado fuerte y con tanta insistencia, que Angélica no tuvo más opción que dejar pasar al que llamaba, ni se inmutó cuando escucho los pasos hasta llegar cerca suyo, ni una mirada dirigida, no le interesaba lo que sea que tuviera que decirle, supo que no era un zombie cuando no hablo desde que entró para informar nada, Angélica se lamentó por ello porque en verdad necesitaba embriagarse para olvidar un poco la angustia que se instaló en su pecho.

—Señora, quiero ser voluntario para ir en busca del navío perdido de mi capitán.

—¿Porque querrías hacer tal cosa, maestre...?

—Luv —respondió el marinero detrás de Angélica, sin dudarlo supo que era el joven cocinero quien venció a su hija la última noche que estuvo a bordo—. Y quiero ir porque estoy realmente preocupado por Rusty, es un buen amigo y único hombre de la tripulación que conocí antes de...

—Antes de que fueses atacado por el Venganza —completó Angélica mirándolo apenas un poco de soslayo sin dejar de buscar el modo de encontrar a su hija—. Lo entiendo, son mis acciones de las que hablamos, de mis decisiones.

Por alguna razón Angélica sabía que Peter no solo quería saber sobre el paradero de Rusty, sino que estaba preocupado por Medusa, ella y Peter habían sido buenos amigos tiempo atrás sin importar las diferencias de edad que tienen. Durante un tiempo temió que el joven rubio fuese quien rompiera el hechizo que mantiene a Medusa oculta del mundo, más nunca existió tan fuertes lazos entre los dos, quizá se debía al hecho que Medusa solo sentía atracción por él más nunca hubo interés mayor, sus miedos de que tuviera al eklegména en su nave se esfumaron luego de que la pequeña Medusa intensificó su pasión por las armas y las joyas, al igual que su altanería fue creciendo y el cocinero se alejó de ella.

El destino de Medusa || Harry Hook  #PGP2020Where stories live. Discover now