—No era tu responsabilidad, pero no tenías porque separarte de ella —escucho decir.
La cabeza me duele a más no poder, sin embargo abro los ojos con dificultad para encontrarme con Arely y José al frente mío.
¿Qué sucedió?
—Lía, ¿cómo estás? —Mi amiga se acerca a mí, sentándose a un lado mío de la cama.
—Bien... ¿Por qué? —Pregunto sin comprender.
Miro a José y éste me mira con una mueca. Trato de recordar algo, pero nada viene. Sólo el haber ido a esa "fiesta" con Arely, y haber bebido un trago solamente.
—Lía, ¿no recuerdas? —Esta vez pregunta él.
— ¿Qué pasó anoche? —Sueno asustada. Y en verdad lo estoy, ¿qué hice? Tengo miedo de que me digan que cometí una fuerte tontería.
—No es nada grave... —Es interrumpida por José.
— ¿No es grave? —Casi grita—. Casi un maldito abusa de ella, ¿y tú dices que no fue grave?
¿QUÉ?
Lágrimas salen por inercia, niego repetidas veces con mi cabeza. No puede ser posible, no, no.
— ¿Q-Qué dices? —Lo miro—. ¿Es una broma? —Me dirijo a Arely—. ¿CIERTO? —Me levanto de la cama, aventando todo. Es una broma, lo es.
—No, perdón Thalía, fue mi culpa haberte dejado sola, pero gracias a José no te sucedió nada —mira hacia abajo.
—Yo.. No, no puedo creerlo —estiro de mi cabello. La frustración es inmensa, estuvieron a nada de abusar de mí y yo no recuerdo nada. ¿Otra cosa peor en la vida?
—Lía, estás bien y eso es lo único que importa, no te sucedió nada —José trata de tranquilizarme, pero no es posible.
—Sólo no le digan nada a mi hermano y a mi mamá, si es que no lo saben aún —suplico.
— ¿Por qué? —Pregunta él.
—Porque no, sólo prometanlo por favor.
—Está bien, cuenta con eso amiga.
— ¿José? —Lo observo, éste niega con la cabeza y me mira también.
—Thalía, yo no puedo ocultarle algo así a tu mamá —niega de nuevo—, trataré, pero ella debe saberlo.
—Gracias de todos modos.
~*~
Me cuesta asimilar lo que me estuvo apunto de suceder, estuve a nada de pasar a ser una víctima más de esta sociedad que se vuelve un caos día a día. Si José no llegaba, yo estaría lamentándome el resto de mi vida. Supongo que debo agradecerle, porque no lo he hecho en todo el día. Por un lado quiero hacerlo porque debo, por el otro mi orgullo no me permite. No quiero ser una malagradecida, sin embargo no quiero ser yo quien tenga que ir a hablarle.
— ¿Papá en que me convertí? —Miro al cielo. Yo no era como soy, recuerdo que era esa chica alegre y feliz de la vida, sin tratar mal a nadie. ¿Ahora? Siento que soy alguien con resentimiento, fría y mala con cierta persona. Y no quiero seguir así... No más.
Debo cambiar, ser la misma que era, y no ser como soy en estos días, no quiero ser este monstruo por el que me estoy por convertir.
— ¿De verdad necesito ayuda? —Me pregunto en voz baja. Parece una locura, pero quizá si la necesite.
—Depende de cuál, si yo puedo te ayudo —aparece frente a mí.
¿Es que acaso se la vive escuchando las conversaciones de los demás?
—Que raro tú metiéndote en mis pláticas —levanto una ceja.
—Me es inevitable —se encoge de hombros.
—Parece que te encanta aparecer de la nada, y más a mí.
—Supongo que sí —sonríe esta vez—. ¿Cómo estás?
—Bien, creo —contesto—. Oye... Yo, yo quiero darte las gracias —muerdo la parte interna de mi mejilla.
— ¿Por qué? —Arquea ambas cejas.
«NO HAGAS ESTO DIFÍCIL MALDITA SEA.»
—Tú sabes porqué —ruedo los ojos.
—No, no sé Thalía.
—De acuerdo, gracias por preocuparte por mí e ir a esa fiesta y salvarme de haber sido violada —lo suelto todo le golpe.
—No tienes que agradecer, lo haría siempre —se acerca.
«Oh, no te acerques MÁS.»
— ¿Por qué? Yo no te he tratado bien, ¿por qué eres así?
— ¿Así cómo? —Frunce la frente.
—Oh Dios, haces todo difícil. Olvidalo, olvida lo que dije, ¿bien? —Me alejo pasos de él, caminando hacia la puerta para ir a mi habitación, pero su mano en mi brazo me lo impide.
—Lía, hablemos —casi suplica.
—Pero sueltame —lo hace—. ¿Qué quieres hablar? —Pregunto con fastidio.
—Bueno, quieres ayuda, ¿en qué? ¿Puedo ayudarte en algo?, ¿te sucede algo en la escuela?
—Demasiado interés —arqueo una ceja ahora yo—. Lo siento, pero no puedo hablarlo contigo.
— ¿Por qué? Creéme que estoy dispuesto a ayudarte en lo que sea
—Creéme que no puedes —niego—, pero gracias José.
—Cualquier cosa cuentas conmigo, sea como seas —sonríe.
"Es un lindo, admitelo Lía."
—G-Gracias... Y, ¿tú quieres contarme algo? —Si, cambio de padecer tan rápido.
—Pues no, no tengo nada interesante, un viejo jamás tiene algo bueno que hablar —se burla.
— ¿Un viejo? Oh vamos, ¿qué edad tienes?
— ¿Recuerdas que me dijiste anciano? —Hace una mueca, a modo de indignación—, y tengo 30.
—Anciano x3, tenía que decírtelo en muchos números —bromeo—. Eres joven aún, supongo —me encojo de hombros.
—Sigo sin entender eso de los numeritos, esas modas no las conozco haha.
—Te quedaste en tus años —suspiro—, ¿no eres de México verdad? Es que tu voz no me suena a como los de aquí —Admito que su acento es lindo.
—Soy colombiano —sonríe una vez más—, me vine a México hace un par de años con mi hermana —comenta.
—Oh mi... Me gusta el acento colombiano, y supongo que el país debe ser lindo también.
—Sí quieres puedo darte un tour algún día por Colombia, te enamorarás, al igual que yo estoy enamorado de tu país —guiña un ojo.
—Estaría bien —sonrío también.
Quedamos en completo silencio, y a decir verdad no sé que más hablar. Sin embargo no me incomoda en lo absoluto.
Observo mis manos para no tener que mirarlo a él, sinceramente me da algo de pena tener que verlo a la cara, no sé muy bien el porqué pero así es.
—Ya casi es navidad, ¿te gustan éstas épocas? —Pregunta después de unos largos segundos.
Dudo que responder... La navidad no me llama mucho la atención ahora, menos cuándo no tendré a mi ser más querido para compartirla con él.
—Mmm, ¿la verdad? —Asiente—. No, desde que mi papá se fue ésta casa es demasiado apagada, me explico, no es lo mismo, Humberto también cambió, creo que todos cambiamos así que no.
— ¿Cambiaron? No te pido que superes la perdida de Ricardo, pero estoy más que seguro que a él le encantaría ver siempre a su familia unida —susurra lo último.
— ¿Aún estando tú? —Hago una mueca, él hace lo mismo.
—Bueno no, pero... —Lo interrumpo.
—No importa, José, al fin y al cabo ya eres parte de la familia, me guste o no —encojo mis hombros una vez más.
Aceptar la realidad, no queda de otra, ¿cierto?
~*~
5 días después...
Diciembre 20, 2014
Mamá regresó hace tres días, en su viaje a Argentina se demoró demasiado y llegó días después, sin embargo lo primero que hizo fue organizar la cena para noche buena junto a la hermana de José, Carolina. Cuándo la miré entrar casi me moría de la vergüenza, la traté de zorra cuando ni siquiera sabía quién era y por algo insignificante que me aturde recordar.
Lo único bueno es que ese día Arely estará conmigo, y lo agradezco demasiado, me ayudará a comportarme bien enfrente de los padres del prometido de mi madre. Se escucha tan raro llamarlo así, José queda mejor.
— ¿Lía me ayudas? —Humberto aparece en mi campo de visión con una caja grande en manos—. Debemos terminar de decorar el árbol —me sonríe.
—Claro —me pongo de pie, poniendo mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón.
—Mira, acá están las cajas de los regalos que mamá trajo, sólo colocalos y que se miren bien, yo termino lo demás —apunta hacia mi derecha. Giro mi rostro donde mi hermano me indicó y tomo las cajas pequeñas envueltas de papel navideño.
Las acomodo, haciéndolas lucir bien y llamativas y colocándolas de la más grande a la más pequeña.
—Faltan los míos, así que deja espacio —bromea.
— ¿Cuántos son, uno sólo para ti? —Bromeo también.
—Son dos —responde—, yo me doy regalos siempre tontis —me avienta una esfera.
—Supongo que también faltan los míos —digo.
—Y los míos —grita desde el fondo de la cocina—, ¿Lía puedes venir a ayudarme, por favor?
Ruedo los ojos y voy hacia donde supongo él está, hay dos cajas algo grandes frente suyo junto a unas cuantas bolsas de regalo también. ¿Piensa darle regalos a todo mundo?
—Yo llevo las bolsas —las tomo—, porque supongo que esas cajas deben pesar, ¿no? —Sonrío.
—Demasiado, Sami pidió cosas pesadas —ríe también.
Mi relación con José cambió un poco en estos par de días, tampoco es que diga que tenemos la mejor comunicación entre ambos, aunque aveces me sigue cayendo mal. Se siente tanto en confianza, que me llama Lía bipolar, no se lo permití, sin embargo lo hace. Ha decido dejar en secreto lo ocurrido aquella noche, y yo no puedo estar más agradecida con él.
—Sami debe ser un amor, muero por conocerla y ojalá no se parezca al ogro de su tío —hago cara de espanto.
—Que mal, porque está igual de preciosa que su tío —contesta egocéntrico.
—Pero que ego, Dios —suelto una carcajada—, ¿eres preciosa? —Frunzo el ceño.
—Tú entiendes —rueda los ojos.
Dejo las bolsas de José aún lado de los demás regalos, y debo admitir que jamás estuvo así de lleno el árbol en casa de obsequios.
—Humberto, si quieres yo termino —le pide a mi hermano, este asiente y se baja del banco para que José pueda hacerlo—. Ten, ¿me tomas una foto? —Me extiende su teléfono—. Es para instagram jeje.
—Claro —tomo su teléfono, él se pone en posición y saco la fotografía—, listo —le regreso el aparato.
—Wow, me encanta, gracias —se baja del asiento y se acerca para darme un abrazo.
Me quedo en estado de shook, sin saber si responderle el abrazo o no, pero lo hago, lo abrazo también...
Se separa de mí, y nuestros rostros quedan a pocos centímetros de distancia, podría jurar que casi me besa...
AAAAAAH GRITO DE LA EMOCIÓN!!! ¿QUIÉN MÁS TAMBIÉN? CREO QUE ES EL CAP UN POCO MÁS LARGO *mel podrías dejar de gritar, gracias* bien, perdón jejsjjs ¿Les gusta la navidad? ¿qué opinan del capítulo👀?
(si hay algun error lo corregiré luego)
30 votos y sigo, si sí, chantaje xd
Por cierto hoy es mi cumple años 🎉🙈 - a nadie le importa mel- *se va corriendo y llorando*
La/os quiero 💘