- Escapad -
Al llegar al pueblo, Aritz preguntó:
- ¿Qué ha pasado?
Yo le respondí:
- Hemos matado a algunos del grupo de Lander, nos defendimos.
Aritz nos dijo preocupado:
- Joder, ¿antes no íbais a buscar suministros verdad?
Unai nos dijo:
- ¿Os han seguido? A parte, puede que sepan dónde nos asentamos, si eso es así, vendrán, y esto será una masacre.
En medio de la charla, Izaro dijo:
- Nos estamos quedando sin comida, deberíamos ir a buscar más, y también armas.
Catherine dijo:
- Aspirinas, si podéis traer aspirinas, por favor hacedlo.
Denise la dijo:
- Hoy saldré.
La dije:
- Voy contigo Denise.
Ella me contestó:
- ¿Te crees que voy a hacer algo? Estoy con vosotros.
Yo la dije:
- No he dicho eso, Denise.
Ella me respondió:
- Pero lo piensas.
Diego, Unai y Izaro también se apuntaron, nos fuimos a un coche, al entrar, Markel nos dijo:
- Si ocurre algo, avisadnos mediante el walkie.
Yo le contesté:
- Lo mismo digo, estad alerta todo el tiempo.
Al salir, Unai se puso al volante, y Izaro nos dijo:
- Creo que hay un pueblo cerca, habrá farmacia, y con suerte, no habrá sido saqueado.
Yo la respondí:
- Iremos, lo saquearemos, y volveremos, debemos estar en el pueblo, Lander y su gente pueden atacarnos en cualquier momento.
Denise nos dijo:
- Si no nos vamos del pueblo, Lander y los suyos, lo más probable es que nos ataquen, y son más.
La dije:
- Si lo hacen, pelearemos.
Unai me dijo:
- Jon, si te quedas, me quedaré contigo, pero, solo te digo, que si peleamos, gente morirá.
Le contesté:
- Ocurrirá, lo que tenga que ocurrir.
Al de unos minutos, llegamos al pueblo, nos bajamos y comenzamos a saquear. Al de dos horas saqueando, encontramos medicamentos, también comida. Estabamos lejos del coche. Diego dijo:
- Mierda, comienzan a venir caminantes, tenemos que irnos echando hostias.
Nosotros, comenzamos a correr hacia el coche, los podridos aparecían por todos lados, para nuestra sorpresa, al llegar al coche, la zona estaba infestada. Nos habían rodeado, Izaro dijo:
- Joder, estamos muertos.
Había un callejón con un muro medianamente alto. Fuimos corriendo a él, pero era demasiado alto, Diego nos dijo:
- No hay tiempo, os ayudaré a subir, vamos.
Le dije:
- Tío, no.
Él insistió, y nos gritó:
- ¡Escapad ya! ¡No hay tiempo, vamos!
Diego ayudo a los demás a subir el muro, el último fui yo, los caminantes nos pisaban los talones. Le dije a Diego:
- Gracias. Pero tu también subirás.
Al subir arriba del muro, le intenté dar la mano a Diego, pero no pudo alcanzarla, los muertos lo devoraron, él, dio su vida para salvar la nuestra.