Aria:
– Hey fenómeno de circo – espeto Jackson mientras daba pequeños saltos por el pasillo.
Sip, así me llaman mis adorables compañeros de clase, desde niña siempre fui peculiar, una curiosa, problemática, prefería los legos a las muñecas, los videojuegos al maquillaje ¿ahora? Prefiero los libros al internet, era inquieta, excéntrica, adoraba teñir mi cabello de lila, mi armario estaba lleno de cómo le diría mi madre: ropa sin sentido, discutía con cualquier persona que irrespetara la naturaleza, le llevaba la contraria a cada profesor, tenía múltiples perforaciones en mis orejas y un piercing colgando de la parte interna de mi labio superior.
En este pueblo de Edimburgo tan conservador las personas no están acostumbradas a ver a chicas como yo, pero es lo más normal que ellos conocerán de mi.
– Hola Jackie – conteste tratando de sonar indiferente, de repente la puerta de su casillero se abrió abruptamente asestándole un golpe en su frente, ups.
Él retrocedió aturdido acariciando su cabeza exclamando un «¿qué carajos?» yo solo solté una risa inocente, a veces podía controlar esos pequeños impulsos.
En fin, desde niña todos me trataban diferente y no tenían idea de cuánto podía serlo.
Solo tenía a mi mejor amigo Dylan O'Brien, él valía más que mil amigos, nuestra amistad empezó en primer grado cuando el pequeño hiperactivo me lanzó su libreta en la cabeza y desde entonces es la única persona en la que confío, bueno, aun así no soy capaz de contarle más de lo que veía, desde que me di cuenta de mi, ehm, ¿condición? he tratado de esconderla lo máximo posible, aunque últimamente podía sentir como la sangre y algo más como se aceleraba en mis venas.
Ugh dejaré de pensar en eso.
Vi a Dylan en las puertas del instituto corrí hacia él y lo abrace, me levanto del suelo como siempre, bese su mejilla y le hice cosquillas. Después de un rato de risas nos dirigimos a nuestra primera clase.
– ¿Qué tal tu verano Aria? – me preguntó cuando entramos al salón.
– Dormir, comer, tumblr, lo normal ¿y el tuyo? – agregue tomando asiento en las mesas ubicadas en el centro del salón.
– Yo al menos jugué fútbol – sonrió, nuestra profesora Melissa entró seguida de un chico alto, vestido de negro y con la capucha de su sweater sobre su cabeza, apenas podía ver sus ojos, pero detalle un azul celeste clavado en mi y me estremecí, a diferencia de los demás me observo con sorpresa e interés, fascinado como si yo fuera un raro espécimen, fruncí mi ceño incomoda y él bajo su vista.
– Buenos días alumnos, él es Luke Hemmings su nuevo compañero, espero lo reciban muy bien. – dijo ella mientras procedía a dar la clase y él bajaba la capucha de su sweater, sonreía incómodo, a los lados de sus labios se formaron unos tiernos hoyuelos, wow, sí que era lindo.
Todas lo miraron y le dedicaron sonrisas seductoras, no podían ver a nadie bien parecido sin coquetearle, así que rodé mis ojos.
Se sentó justo detrás de mí, pude sentir sus ojos clavados en mi nuca, no estaba acostumbrada a recibir este tipo de atención, normalmente me miraban como si fuera un bicho raro y ya.
Pero él no.
Dylan se volteó inquieto, mi amigo no podía resistirlo era un curioso innato.
– Hey Luke, soy Dylan – dijo simpático – ella es Aria – y me fastidio con su codo, mi reflejo fue golpearle en la cabeza con la palma de mi mano.
Luke rió llamando mi atención.
– Que hippie tan violenta – repuso el rubio mientras yo me volteaba para verlo, el chico olía a tierra húmeda y pasto recién cortado. Mmm curioso.
Definitivamente mis pantalones acampanados me hacían lucir como una hippie.
– No la has visto molesta, no es para nada "paz y amor" – agrego Dylan riendo.
– ¡Oigan estoy justo aquí! – señalé fingiendo estar molesta.
– Lo sabemos, es difícil ignorar a alguien con el cabello lila – y me despeinó. Luke solo me miraba y reía, su labio inferior estaba perforado por un arito negro, me encantaba ese tipo de piercing, quede hipnotizada viéndolo y cuando me dedico una media sonrisa reaccione y me sonroje.
Había algo en él, algo diferente que no sabría explicar. Era como una fuerza o energía que chocaba contra mi.
Pasó el día en el instituto y el rubio estaba en todas mis clases, siempre hacia lo mismo: sentarse detrás de mí y observarme.
Era algo perturbador si soy honesta.
Al llegar el almuerzo me encontré con Dylan solo compartíamos la primera clase juntos, y ya lo extrañaba, él escogía todo lo que ofrecía la cafetería parecía una aspiradora cuando comía, con un trozo pan en su boca se dirigió a la mesa donde estaba sentado Luke solo, yo lo tome del brazo y lo detuve.
– O'Brien espera – dije mordiendo mi labio, si que estaba inquieta.
– ¿Quiee paashu? – exclamo con una cara divertida, rodé mis ojos y quite el pan de su boca.
– Ese chico es extraño incluso para mí, me pone nerviosa – susurre acariciando mi nuca, recordé cómo clavaba su mirada en mí en cada clase, así que me estremecí. Había algo más, una sensación dentro de mí que gritaba “Aléjate de él”.
– Vamos Aria, no te gustaría que te rechazaran por ser rara, además ser nuevo siempre es difícil – agrego tratando de parecer serio, cosa que no dio resultado.
– Eh, ya me rechazan y no me importa. – me encogí de hombros – Además, hará muchas amigas muy pronto. – eso era totalmente obvio, un rubio, ojos azules con un acento extranjero, de hecho, las chicas de este lugar se han tardado en coquetearle.
– Entonces no seas como esos idiotas que te juzgan sin conocerte. – agrego volteándose con todo y bandeja – Tú puedes ser su primera amiga – susurro sobre su hombro sin entender lo que de verdad quise decir. Así que se sentó con él. Yo golpee mi rostro con mi mano, pero al final lo seguí exasperada.
Esta vez no fue tan incómodo, aunque Dylan domino casi toda la conversación, era increíble comía como una bestia y hablaba sin parar, Luke era de pocas palabras, reía de vez en cuando y yo solo participaba para agregar detalles a las historias de mi amigo.
De repente se calló y se levanto.
– Necesito ir al baño a vaciar el tanque – declaro Dylan.
– Exceso de información. – respondí arrojándole una papa frita.
Ahora que estábamos solos era incómodo de nuevo, sentado frente a mí, solo me miraba con verdadera curiosidad.
Entonces hizo algo que me sorprendió, colocó su pulgar en mi labio superior y lo levanto con delicadeza, me dedico una sonrisa y yo me puse nerviosa, sus ojos no dejaron mis labios.
– Ahí está, sabía que no lo había imaginado, lindo – repuso mientras retiraba su mano. Sabía que se refería a mi perforación, el frenillo, era mi favorita, no pude evitar sonrojarme.
Yo era una persona impulsiva, me encantaba fastidiar a la gente tocando sus caras, haciéndoles cosquillas y esas cosas, podía hacerlo sin conocerte y creo que esa es otra razón por la cual no le agradaba a los demás, que una extraña de cabello lila invadiera tu espacio personal no era una buena forma de empezar el día.
Pero él había invadido mi espacio, él comenzó, yo no, así que también toque el piercing de su labio.
– ¿Duele? – pregunte. Luke me sonrió y bajo sus ojos celestes a mis dedos, todavía acariciaban su arito negro. Los retire apenada.
– No mucho ¿qué hay del tuyo?
– Este dolió más – y retire mi cabello para que pudiera detallar la barrita negra que iba de un lado de mi oreja al otro.
– Son de plástico – observó – ¿no te molestan? – agrego mientras jugaba con el piercing de mi oreja, cuando terminó sacudí mi cabeza.
Nah, el plástico era precisamente mi mejor amigo, después de Dylan claro, desde niña no había tenido experiencias muy agradables con el metal, (agh deja de pensar en eso Aria).
Decidí que este chico era simpático, mi mejor amigo tenía razón, no debí juzgarlo, ya que al fin encontré a alguien con quien hablar de estas cosas en este aburrido y "tradicional" pueblo, Dylan no podía ni ver una aguja y por mas que le suplique nunca me acompaño cuando quería hacerme uno. Aún así la voz dentro de mí no se callaba, por lo que decidí ignorarla, a veces era algo paranoica.
– ¿No tienes otro? – pregunto con interés, así que retire mi cabello de nuevo para mostrar mi otra oreja, tenía la típica perforación que se hace en la parte superior.
Antes de que pudiera decir algo, Dylan volvió y continuamos con la escena anterior donde él no se callaba.
Pero esta vez solo miraba mi plato sonrojada, tenía el presentimiento de que el chico nuevo y yo teníamos aun más cosas en común que nuestro interés en las perforaciones.