Pequeña promesa © [#1]

psycholozy

1.3M 123K 13.3K

❝Mi corazón es tuyo, rómpelo, destrúyelo, no importa, porque seguirá siendo tuyo. ❞ TERMINADA. Primer libro d... Еще

Epígrafe
Sinopsis
Reparto
Prólogo
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Final | Parte 1
Final | Parte 2
Pequeña promesa
Nota final
Extra | Un millón de estrellas

Capítulo 49

11.8K 1.3K 118
psycholozy

— ¿Quién te dejó entrar? —pregunté, parpadeando repetidas veces en un vago intento de controlar las lágrimas que peligraban con salir de mis ojos.

Logan me regaló una mirada cargada de pesar y yo, con miedo a que Sophie Rosie saliera de mi habitación y encontrara a Logan, caminé en dirección a él con la clara intención de sacarlo de aquí.

—Eso no importa. —negó con la cabeza al tiempo que daba un paso más cerca de mí.

No me moví, al ver que no temía por su vida y ser golpeado por Sophie Rosie, empecé a inquietarme, mi hermana estaba en mi habitación, tendría que buscar otro lugar para que ella no se encontrara con Logan.

—Debes irte ahora mismo, mis padres podrían llegar en cualquier momento y Sophie Rosie nos puede escuchar—advertí en voz baja—. En este momento tú no eres una de sus personas favoritas.

Él hizo un movimiento con la cabeza en dirección a las escaleras, ignorando mis palabras. No estaba muy segura de querer estar a solas con él, sin embargo, Logan empezó a deambular hacia la primera planta, vigilé que Sophie Rosie aun estuviera en mi habitación y cuando la vi descansando en la cama, seguí a Logan.

Empecé a caminar con lentitud, retrasando el momento, era bastante extraño que él estuviera en mi casa luego de desaparecer del campo de fútbol como si de un fantasma se tratara.

Logan no se detuvo hasta estar en la cocina, supuse que en esa parte de la casa tendríamos tiempo para que él se fuera o se escondiera si era necesario.

— ¿Podría tomar un poco de agua? —pidió, tranquilo, no le respondí porque, si lo hacía, terminaría echándolo yo misma.

Logan no podía entrar a mi casa, ponerme de los nervios y pedirme sin parecer afectado en lo más mínimo como yo lo estaba.

Él estaba burlándose de mí, apreté los labios y buscando una pizca de paciencia tomé un vaso limpio del cajón y luego fui a la nevera para servirle algo de agua fría.

Al tener el vaso lleno, se lo extendí, el chico frente a mí bebió el líquido como si llevara días, o semanas, sin que algo refrescante para su garganta, eso logró apaciguar mi molestia.

Fruncí el ceño y analicé su aspecto desaliñado, Logan parecía estar más delgado, había marcas lilas que resaltaban bajo sus ojos, su cabello estaba largo y él odiaba llevarlo de esa forma.

La última vez que habíamos hablado, él poseía golpes en su rostro y ahora tenía una apariencia desgastada, me preocupé un poco por lo que le pasaba, Logan había dejado de ir al instituto hace más de un mes.

Algo estaba mal con chico de excepcionales ojos azules y cabello negro como la noche, pero no me atreví a preguntar por ello, en su lugar dije:

— ¿Qué estás haciendo aquí, Logan? —pronuncié, cuando terminó con el líquido frío del vaso, él respiró profundamente.

Tenía muchas preguntar para él, sabía perfectamente por qué estaba aquí. Logan me había mostrado sus pruebas, pruebas de un juego sucio y secreto del que yo había hecho parte.

Cuando nuestras miradas coincidieron vi como sus ojos azules estaban apagados, sin brillo o las chispas que solían tener cada vez que me miraba, siempre fueron tan expresivos y ahora verlos convertidos una fina capa de hielo, logró destrozar un pedazo de mi corazón.

No era fácil olvidar un año a su lado, Logan había estado para mí y yo para él, por eso él estaba aquí, porque sabía que tal vez yo lo necesitaba y por la misma razón no estaba huyendo de él, porque yo quería escucharlo y él quería ser escuchado.

Por eso habíamos estado juntos, porque nos queríamos y siempre sería así.

—Quería saber cómo estabas —respondió, retirando su mirada de la mía—. Además, sentí la necesidad de verte antes de irme —confesó, me mantuve en silencio—. Sí, lo sé, es algo estúpido de mi parte y mucho más por lo que hice, pero en serio quería verte.

Su frase se repitió en mi mente. ¿Había escuchado bien? ¿Logan pensaba marcharse?

— ¿Te irás? —mi voz sonó baja, él asintió como respuesta—. ¿Qué? ¿Por qué?

Sentí como un vacío se hacía presente en mi estómago, estar viviendo esta situación era nuevo para mí, justo ahora Logan y yo nos estábamos tratando como dos desconocidos y a mí, Nicole Marie Jones, no me gustaba estar mal con las personas y menos con alguien que quise tanto y me quiso de regreso.

—Te contaré un secreto, Nicole —dijo, logrando robarme una sonrisa—. Pero debes prometerme que no le contarás a nadie. —me señaló con su dedo índice, abriendo mucho los ojos, dejándome apreciar el hermoso color azul de ellos.

—Sé lo que es un secreto, Logan —le recordé—. Y, por lo tanto, sé que no debo decírselo a nadie. —me reí.

Él sonrió abiertamente, achinando sus ojos en el proceso.

—Chica lista —halagó—. De acuerdo, voy a confesarte que aquel día en la cafetería, cuando me senté junto a ti, pensaba derramarte mi soda porque Matteo había sugerido que sería muy romántico —comentó—. Usó la historia de una chica rubia derramando una malteada en el chico que le gusta.

Me carcajeé al escucharlo, eso sonaba como algo que Matt diría.

—Me suena familiar esa historia —le aseguré—. ¿Pero por qué no usaste esa tantica?

Él llevó una de manos a mi rostro y perfiló mi nariz con su dedo de manera delicada, mis mejillas se sonrojaron y se calentaron aún más al estar bajo el intenso rayo del sol. Nos gustaba pasar tiempo al aire libre, a su lado todo era agradable.

—Eres muy hermosa para derramarte soda encima —contestó—. Además me gusta mucho más tomar soda que despedazarla.

Entrecerré mis ojos ante su respuesta.

—De acuerdo, pero aun no entiendo por qué me dices todo esto, Smith. —dije, me sentía muy impaciente e intrigada por saber que pasaba por su mente.

Me sonrió una vez más y, tomando mi mano derecha entre las suyas, dijo:

—No quería hacerlo porque deseaba conquistarte a mi manera —reveló, sin despejar su mirada de mis ojos—. Y creo que funcionó.

Le sonreí, el rubor de mis mejillas no desapareció.

— ¿Por qué estás tan seguro de eso? —lo desafié.

Logan se acercó un poco más a mí, a mi rostro y en lo único que pude pensar fue en sus labios tocando los míos.

—Porque ambos, en este momento, deseamos solamente una cosa. —susurró, con tono tentador.

Y me besó sin pensarlo dos veces.

Y yo el correspondí gustosa.

Siendo víctima de ese recuerdo, en este momento, entendí que jamás, en lo que quedaba de mi vida, podría odiar a Logan, aun conociendo sus secretos y haber recibido directamente al pecho las consecuencias de sus errores, yo nunca podría odiarlo y eso me hizo sentir tranquila.

Sin embargo, saber que se iría hizo que un mal sabor, algo amargo, se acentuara en boca, me había concentrado en mí, en pensar en lo que era bueno para mi bienestar y sabía que era lo correcto, pero Logan y sus sentimientos nunca pasaron mi mente, ¿Qué había sucedido con él? ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué no había vuelto al instituto? ¿Qué ocultaba? Y, lo más importante, ¿Con qué clase de demonios estaba lidiando este chico?

No lo sabía, jamás me molesté en averiguarlo, fue imposible no sentirme responsable y afectada por su cambio, no estuve para él y comencé reprocharme por ello, mi consciencia era demasiado débil e inocente como para dejarlo ir y no saber si realmente era lo que él quería o simplemente deseaba huir como había demostrado que estaba haciendo.

—Este lugar ya no es mi hogar, Nicole. —susurró, apoyando su espalda al mesón de la cocina y cruzándose de brazos.

Asentí, haciéndole saber que entendía sus motivos.

— ¿Volverás a Canadá? —cuestioné y, sorprendiéndome, sonrió débilmente al escucharme preguntar.

—Creo que jamás debí regresar aquí en primer lugar. —soltó.

La tristeza que había en sus ojos removió algo en mi interior, haciéndome sentir culpable, todos se alejaron de Logan cuando se descubrió lo que tenía con Kim y nunca pensé cómo todo esto podría afectarle, en cómo la estaría pasando él.

La soledad no era buena compañía para nadie y yo lo sabía perfectamente.

—No debes ser tan duro contigo mismo, Logan. —repliqué, él negó con la cabeza, en evidente desacuerdo.

—Todos fueron duros conmigo y sé que lo merecía —respondió él—. Aun lo merezco, por eso no puedo estar en un lugar en el que ya no soy bien recibido.

Él entendía por qué estaba en esta situación, Logan lo quiso así, fue imposible no imaginar una realidad paralela, una en donde él jamás hubiera caído en las garras de Kim, una en donde, ni él ni yo, tendríamos que lidiar con un corazón roto.

Podríamos ser parte de una realidad paralela en donde él y su engaño no hubieran dado paso a mis sentimientos por Oliver y podría seguir creyendo que sólo era cosa de niños.

Pero no estábamos en un mundo paralelo.

—Entiendo. —desvié mi mirada y traté de enfocar mi atención en algo más que no fuera el chico frente a mí.

La tensión se podía sentir, Logan suspiró con pesadez, como si se preparara para continuar con el motivo por el cual estaba aquí.

—Yo te hablé de unas pruebas la última vez que te vi, Nicole —murmuró, a la espera de mi reacción—. Y también las mencioné en los mensajes que te envié hoy.

Mi pecho ardió, preparándose para el siguiente golpe, así que cerré mis ojos, controlando el caos que aún se encontraba justo ahí, en el centro de mi corazón.

—No es buen momento para hablar de eso, Logan. —pedí.

Sin embargo, eso no lo detuvo, parecía decidido a hablar sobre ello. Abrí mis ojos enfocando la ventana frente a mí.

No creía ser capaz de verlo decirme que siempre lo supo y que trató de advertirme.

—Pero debo hacerlo, debo decirte la verdad —vociferó él, dejando de apoyar su cuerpo al mesón y acortando la distancia entre nosotros—. Al principio deseaba dejarte tranquila, era lo justo por haberte lastimado, pero luego Kim apareció en mi casa diciendo que ella sabía que Oliver ocultaba algo y que debíamos descubrirlo, ponerlo en evidencia, yo le creí —contaba, mis ojos picaron, preparándose para lo que estaba por decir—. Pensé que si lo hacía tendría una oportunidad contigo, pensé que estaba haciendo lo correcto, pero no lo hacía por ti, lo estaba haciendo por mí, porque yo te necesitaba, Nicole, yo te necesito.

Negué frenéticamente y busqué alejarme de él.

—Basta, por favor.

Él insistió.

—Escúchame, te lo pido —su tono de voz se escuchaba mortificado, no respondí así que Logan tomó mi silencio como una afirmación—. No estoy aquí para pedirte que vuelvas conmigo —aseguró—. Estoy aquí porque era lo correcto decirte que lamento hacerte pasar por esto, no era el indicado para decírtelo, pero ya era tarde para arrepentirme.

Me rehusaba a contestarle, no creía que él me buscaría para darme explicaciones, al parecer Logan Smith no quería seguir siendo parte de un recuerdo doloroso.

El nudo en mi garganta se apretó.

—Además de verte y como sé que ya lo notaste, vine hasta aquí, corriendo el riesgo de que tu padre me viera o que Sophie Rosie me golpeara, a pedirte perdón —bromeó, abrí la boca dispuesta a protestar—. En verdad lamento haberte lastimado, lamento haberte causado tanto daño, Nicole, tú no lo merecías, ni lo mereces —mis mejillas recibieron el mar desbordado de lágrimas proveniente mis ojos—. Me arrepiento de haber sido tan estúpido como para jugar con una persona increíble y maravillosa como tú.

Dio, nuevamente, un par de pasos hacia a mí, tomó mis manos entre las suyas y continuó:

»Sé que un perdón no es suficiente para remediar todo lo que hice, no espero que todo vuelva a hacer como antes, yo simplemente quiero que lo sepas, quiero que tengas claro que es algo que me persigue todos los días, algo de lo que en verdad me arrepiento. —balbuceó, conectando su mirada con la mía.

Luego, con algo de temor y esperando a que yo lo rechazara, sujetó mi rostro con sus manos y limpió las gotas saladas que se deslizaban por mis mejillas.

No podía responder, no sabía que decirle, no esperaba esto.

Tenerlo frente a mí, disculpándose, viéndolo como realmente era, rompió toda la voluntad que tenía.

Y justo frente a mí noté que estaba el chico del cual alguna vez estuve enamorada.

—Logan, estoy bastante sorprendida —le hice saber—. Y sólo puedo agradecerte —me miró confundido, así que proseguí—: Gracias por ser honesto conmigo y disculparte, gracias por todo en realidad, hasta por los malos ratos, me enseñaste muchas cosas y también quiero que sepas que no te odio o algo parecido, simplemente ahora eres una persona que estuvo presente en mi vida y tomó otro camino. —sonreí, viendo como algunas lágrimas salían de sus ojos.

E hice lo mismo que él había hecho conmigo, él estaba aquí para limpiar mi llanto, yo estaba allí para limpiar el suyo.

El alivio que se reflejó en sus ojos, aligeró la tensión que se había tornado entre nosotros y sin soltar mi rostro, se acercó, besando mi frente con dulzura, cerré los ojos al sentir sus labios rozar mi piel y lloré en silencio una vez más.

Lloré por lo que fuimos.

Lloré por lo que ambos habíamos destruido.

Lloré por el final que le habíamos dado a nuestra historia.

La sensación de liberación y tranquilidad volvió con un poco de amargura cuando sus manos abandonaron mis mejillas y con una sonrisa triste se limitó a decir:

—Es hora de irme —informó—. Espero de corazón que el idiota que te acaba de lastimar no te pierda como lo hice yo. —agregó, en resultado a sus palabras mi mirada se nubló.

Me reí con ironía.

—Ya todo acabó, Logan.

Me acarició el rostro una última vez.

—Eres valiosa y muy inteligente y, Dios, créeme que sé muy bien que lo eres y Oliver también lo sabe —me dijo—. Decide bien, decide en base a lo que has sentido y vivido con él.

Suspiré y sin dudar respondí:

—No hay nada que pensar o decidir —le aseguré—. Terminó, Logan y no hay vuelta atrás.

Asintió, no replicó, solamente dijo:

—Adiós, Nicole, cuídate mucho.

Sin decir más y sin darme una última mirada, giró sobre sus talones, seguía sin saber cómo rayos logró entrar a mi casa, pero así como llegó se fue, en silencio dispuesto a desaparecer de mi vida.

Y entre lágrimas, sonreí.

Sentir esa carga fuera de mis hombros y, de alguna manera, también de mi vida era demasiado liberador.

Confirmé que perdonar lograba aliviar el alma, la mente.

—Adiós, Logan. —murmuré para mí.

Luego de un rato largo en el que estuve mirando fijamente la puerta principal de mi casa, caminé de regreso a mi habitación, encontrándola vacía, sin embargo, sobre la mesita de noche estaba mi teléfono, revisé las notificaciones encontrado algunos mensajes de Sophie Rosie.

Rosie Sophie: Volveré tarde, Matt quería verme. Te quiero y te traeré mucho helado, lo prometo.

No entendía en que momento había salido y si me había visto con Logan, pero ya había tenido mucho por hoy, necesitaba un respiro.

Necesitaba dormir.

Me acosté y apenas mi rostro tocó la almohada, caí profundamente dormida.

— ¡Vamos, Nicole! —gritó la voz dulce de un niño—. ¡Debes atraparme! —reí, al tiempo que corría más rápido.

El inmenso parque estaba lleno de niños jugando al igual que nosotros, Oliver era veloz, pero no más que yo.

— ¡Te atrapé! —grité emocionada, tocando su hombro.

Salí a correr para que Oliver no me atrapara de vuelta ya que ahora era su turno, sin embargo, no pasó mucho cuando sentí su mano en mi espalda ejerciendo un poco de fuerza, logrando desequilibrarme. Sin verlo venir me tropecé con la raíz de un árbol, cayendo de lleno contra el camino rocoso.

El ardor en mis rodillas no se hizo esperar y el niño frente a mí me observó preocupado al ver las gotas de sangre comenzar a invadir ambas heridas. Me quejé y gimoteé evidentemente asustada.

— ¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! —articuló, con lágrimas en sus ojos castaños.

Y, aunque me sentía asustada, no entendía por qué él lloraba y yo no.

—Te juro por el meñique que no quería lastimarte, Nicky —se arrodilló frente a mí y, con gentileza, revisó mis rodillas justo en donde se tornaban rojas, sus pequeños dedos delinearon la zona afectada y buscó algo en el interior de los bolsillos de su sudadera—. Siempre traigo banditas de ositos.

Con ayuda de las tiernas pegatinas hizo que el dolor en mis rodillas fuera disminuyendo.

Levantó su mirada, sus ojos cafés expresaron culpa así que, en un suave susurro, dije:

—Gracias. —sonreí y él también lo hizo.

Respiré hondo, despertar con esos recuerdos fue un completo tormento, nunca había sentido un lunes tan triste y oscuro como lo era este.

No odiaba los lunes, pero, este lunes en especial, no era mi mejor día.

No tenía ni la más mínima intención de levantarme de mi cama, aunque sabía que tenía que ir a la escuela, mamá había ingresado hace menos de cinco minutos para despedirse, tenía que ir a la oficina junto con papá para ver los papeles del nuevo negocio.

Al parecer la cena de anoche con los White había sido un total éxito para su sociedad.

Me alegraba por ellos.

Giré sobre mi cuerpo viendo mi apreciado mural y, para mi suerte, las letras con tiza blanca seguían allí, mis ojos se querían cerrar nuevamente.

¿Debería borrar su mensaje de mi mural? Lo observé una vez más y tragué saliva.

No, no podía borrarlo aunque quisiera y me odié por ello.

Me cubrí con mis mantas una vez más, lista para volver al mundo de Morfeo y, cuando estaba a punto de quedarme dormida, nuevamente la alarma sonó, gruñí en desacuerdo hacia el aparato con los ojos cerrados.

Decidida a ignorar la repetitiva melodía seguí en mi intento de dormir.

Lamentablemente la alarma no se detuvo y parecía que había aumentado el volumen.

Resignada retiré mis cobijas, levantándome, busqué mis babuchas de peluche bajo la cama y, tomando mi mantita de bebé para ponerla sobre mis hombros como lo hacía cada mañana, salí de mi habitación.

Caminé por el pasillo dirigiéndome al baño, pero decidí hacer una parada en la habitación de mi hermana y confirmar que se encontraba en casa ya que anoche no la había escuchado llegar, lo que vi en el interior de la recámara de Sophie Rosie me hizo arrepentir al instante de entrar sin tocar antes.

— ¡Por un demonio! ¡Mis ojos! —grité, volviendo a cerrar la puerta.

Escuché la risa burlona de Matt.

— ¡¿Qué no te enseñaron a tocar antes de entrar?! —cuestionó el castaño, estando en el interior de la habitación.

«No, no, no, exijo que en este mismo instante borres esa imagen de tu mente, Nicole. »

— ¡Eso no aplica cuando pienso que voy a encontrarme con mi hermana y no con tu trasero! —emití en respuesta. Escuché como se reía—. ¡Me has causado un maldito trauma, Matt!

— ¡Y eso que ya lo afeité! —siguió diciendo para molestarme.

Me estremecí al imaginarlo.

— ¡Dios, cállate!

Pero Matteo Wood siguió burlándose de mí, negué con la cabeza teniendo una sonrisa dibujada en mis labios y volví a mi habitación tratando de no imaginar lo que pasó entre Sophie y Matt anoche o esta madrugada o lo que sea.

¡Jesús! Eso estuvo intenso, como Emma cuando deseaba un libro nuevo.

Olvidando con éxito el pequeño incidente, ingrese al cuarto de baño para darme una ducha. Mis ánimos ya no estaban por el suelo gracias a Matt y su trasero lampiño, pero no estaba segura de querer ir al instituto y, lo que eso implicaba, encontrarme con el bonito y traidor rostro de Oliver.

Sin embargo, eso no era justificación suficiente —pensaban mis padres— como para no ir a la escuela.

Y no planeaba decirles que el dulce hijo de sus socios y amigos de universidad había jugado su hija menor.

No, no, Charlie James Jones no le agradaría eso.

Abrí la llave del grifo, colocando el agua a temperatura tibia.

Pasando unos diez minutos cerré la llave y salí para arreglarme rápidamente. Así que, tomando mi vestuario habitual del armario y recogiendo mi cabello en una trenza, bajé a la primera planta y seguí el exquisito olor a comida que estaba impregnado en el aire.

Me encontré una vez más con Matteo al entrar a la cocina, cuando notó mi presencia, me sonrió burlón a lo que respondí rodando los ojos.

El castaño estaba preparando el desayuno, me acerqué a él para servirme un poco de lo que había cocinado: fruta, huevos batidos y pan junto con chocolate caliente.

—Vaya, Matt —alardeé—. ¿Quién diría que Sophie Rosie adiestraría a un chico sin correa como tú?

Se carcajeó al escucharme.

—Hace maravillosas con sus manos. —se encogió de hombros.

— ¡Eres asqueroso! —me quejé.

Tomé un pedazo de pan tajado y saqué la nutella que Sophie Rosie escondía sin éxito de mí, luego de untar un poco el pan lo llevé a mi boca, sentándome en las sillas cercanas a la isla, junto frente a Matt.

— Y dime, ¿Qué tal va todo? —preguntó, dejando el plato con fruta frente a mí.

El sonido de la ducha llenó el silencio al tiempo que escaneé al castaño con la mirada.

Sophie Rosie ya le había contado, podía apostar sin ninguna duda.

—Bien, ¿y tú qué tal? ¿Estuvo movida la noche? —sonreí un poco. Al menos ya no tenía ganas de llorar y eso era una buena señal.

Y esperaba que siguiera así cuando viera a Oliver en la escuela.

Matteo negó divertido con la cabeza ante mi comentario socarrón.

—No hablaré de mi vida sexual contigo, Nicole, pero te aseguró que no soy precoz. —comentó.

Me reí con fuerza al escucharlo.

— ¡De acuerdo, de acuerdo! —volví a reír.

—Ahora, volviendo al asunto —dijo y llevé un pedazo de papaya y melón a mi boca—. Sabes que puedes contarme lo que quieras, lo que sea a cualquier hora del día, ¿verdad? —Asentí y él continuó—: Soy tu amigo, ¡No, espera! Soy tu hermano —se corrigió—. Estoy para ti y no me gustaría verte mal, Nicole.

El nudo en mi garganta hizo su gran aparición

Suspiré tratando de controlar mi instinto de echarme a llorar sobre Matt.

—Estoy bien, estoy un sesenta por ciento segura —respondí, Matteo me regaló una mirada asesina y mi voz empezó a sonar algo inestable—. Está bien, puede que no esté tan bien como digo que estoy. —agregué, bajando la mirada.

Él detuvo sus movimientos y me regaló toda su atención.

—No te obligaré a contarme, además creo que ya es evidente que sé lo que te sucede —se sentó frente a mí—. Sólo te diré que sería bueno que escucharas la versión de Oliver —dejé de mirar mi comida para observarlo—. Aunque creas que no hay una explicación, te aseguro que la hay, un tanto extraña, pero la hay —sonrió—. Y no me opongo si lo haces sufrir un poco por idiota. —guiñó uno de sus ojos, solté una carcajada que terminó siendo un sollozo.

—Matt, creo que no hay explicación válida que me haga cambiar de opinión —repliqué para sorpresa suya—. Lo que sea que Oliver te haya dicho, yo no estoy lista para escucharlo y no sé cuándo lo estaré. —susurré.

Miró expectante, para luego asentir con la cabeza, se levantó para volver a lo que hacía.

—Es tu decisión y yo te apoyaré con lo que sea que desees hacer. —aseguró.

Le sonreí agradecida.

—De hecho, te apoyaremos. —agregó Sophie Rosie, abrazándome por los hombros.

Me sentí protegida con ellos ahí, dándome ánimo, palabras de aliento.

Pero me fue imposible no pensar qué era lo que Oliver deseaba decirme porque, si había entendido bien, él ya era consciente de que yo sabía todo.

Él quería darme una explicación, sin embargo, ¿Yo estaría dispuesta a escucharla? 


Продолжить чтение

Вам также понравится

4.3M 362K 59
Un malentendido lleva a Brenda a enemistarse con el chico más popular del curso. Pero Lucas no es tan malo como parece, ni ella está tan loca como él...
5.4K 417 80
Para esos casi algo que me rompieron el corazón Para todos esos amores que deje atrás y para aquellos que nunca podré olvidar Para todas las personas...
73K 4.7K 33
𝑻𝒆 𝒐𝒅𝒊𝒐 , 𝑻𝒆 𝒂𝒎𝒐
Enamorada de una super estrella Hanna Rodriguez

Подростковая литература

828K 50.3K 42
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...