Cuentame la historia de como el sol amaba tanto a la luna que moría cada noche para darle un respiro.
Daryl Dixon, el solo era un hombre sin destino, un alma viajera llevada por el viento, un corazón masacrado necesitado de un poco de fé, una máscara de furia que ocultaba su verdadero yo, pero como cualquier otra persona, el encontró a su luna;
Carol Peletier, una pieza de porcelana frágil y sensible con un león dormido dentro de ella, Carol estaba demasiado rota para el gusto de Daryl, aún así nada impidio que se acercara a cuidar su espalda, un descuido y fue entonces cuando la perdió por primera vez
Juró que la protegería, contra viento y marea, derribaría cualquier dragón guardián, le daría su ultimo aliento, lamentablemente el destino nunca quiso ponerle aprueba, tal vez porque lo decía muy en serio o porque sería en vano.
Definitivamente, el no era un héroe, nunca logró serlo, ni lo haría después mucho menos en la clase de mundo en el que viven
Y cuando ella era valiente y fuerte, mucho más que el, llego el diablo, por momento creyó que era culpa de ese hombre estar ahí en primer lugar, pero era mentira, también intentaba sobrevivir como un líder tirano a quién deseaba arrancarle los ojos lentamente
Matar a un asesino, no era cosa nueva, matar a un psicópata tampoco lo era, desear hacerlo lo fue en definitiva
¿Andaba por ahí amenazando a ratones con miedo que no sobreviven cuando un oso es más peligroso? Grave error.
Carol estaba en peligro y por primera vez el tenía la oportunidad de salvarla, no podía desperdiciarlo
Sintió el impacto, justo en el pecho y como el mismo golpe lo mando al suelo, sobre su linda luna
Ella lloraba, sus diminutas lágrimas caían en su rostro y mojaban su camisa ¿Porque lo culpa? Lo haría mil veces más. Maldita sea, el hubiera acabado consigo mismo si ella perdiera su respiración
Y la amo, la amo hasta que su corazón dejo de latir, para darle un día más al suyo.