— No puedo creer que de verdad estamos aquí...—Dije observando por la ventana al gran bosque que se extendía a los lados de la carretera.
— Pues créelo, Peque, porque así es.
— ¿En que zona estamos? —Pregunté.
— La más segura.
— Si, pero ¿Dónde es eso? —Insistí.
— Eso, es lo más cerca posible de la creadora...
— ¿Qué no murió hace más de un siglo?
— Si, pero reencarnó hace 12 o 13 años, no lo sé... Mamá la conoció, y ella en persona, le dijo que el lugar más seguro para nosotros, siempre seria junto a ella.
— Pero ella reencarno, lo que significa que ya no es ella ¿O no?
— En parte... Mamá dice que ella en si es más que un alma, puede pensar por si sola sin la necesidad de un cuerpo físico.
— O sea que... Más que una rencarnación, ella hizo una posesión ¿No?
— No, Matteo, ella...—Él respiro hondo y se pasó una mano por el rostro intentando despertarse— Ella está en el cuerpo de esa niña, desde el primer día, desde el primer segundo exacto en que ella comenzó a formarse.
— ¿Te refieres a el embarazo de su madre? —Pregunté asombrado.
— Si, a eso me refiero... Es una reencarnación legitima, pero no igual a las demás.
— Oye, y... ¿La veremos? ¿Con ella es con quien vamos?
— Por supuesto que no, quien tiene la mayoría de las veces el control es la chica, y sinceramente no creo que ella sepa siquiera de la creadora...
— Oh, entiendo... ¿Entonces a dónde vamos?
— Iremos, a visitar a una guardiana que vive por aquí cerca... y espero pueda dejarnos quedar, si no, mi otra opción es la casa Hunt, o la casa Collins.
— ¿Y eso dónde queda?
— Por este camino, todas están en lo profundo del bosque. Sinceramente, espero que La guardiana, o los Hunt puedan recibirnos porque no me agradan los Collins...
— ¿Por qué?
— Porque son vampiros, porque son vegetarianos, porque uno de ellos trabaja para el aquelarre de aquí, buscando a la reencarnación con la única misión de matarla a la primera oportunidad.
— ¿Cómo sabes eso?
— Mamá envió información toda la noche, desde que pasamos por el portal y llegamos...
— Oh... ¿No quieres que yo conduzca? Debes estar cansado.
— No, que conduzca Alex.
— ¿Por qué? Yo soy tú hermano, tengo más reflejos que él, estoy más despierto...
— Porque por su culpa estamos aquí, porque durmió toda la noche, porque él puede rastrear mejor que yo a los Hunt.
— ¿Por qué dices que puede?
— Porque Alex, es un lobo. Los Hunt, son lobos... Realmente nunca lo entendí, pero mamá dice que entre especies pueden encontrarse.
— ¿Nosotros podemos encontrar a alguien?
— Si, a los vampiros sangre pura, y a las brujas o brujos.
— Interesante... ¿Cómo se supone que pasa?
— ¿El que?
— Localizar a alguien.
— En nuestro caso, al híbrido, solo podemos detectar, no rastrear. Por ejemplo; Sí un brujo o bruja, se encuentra en el mismo edificio o perímetro que nosotros, sentimos como una vibración, o si está muy lejos, escuchamos algo vibrando.
— Eso es extraño...
— Lo sé...
— ¿Y para los vampiros?
— Una corriente de aire gélido te recorre la espalda. Es más impreciso, ya que, si está cerca o lejos, es lo mismo, no como con las brujas...
— Hum... ¿Cuánto falta para llegar?
— Poco...—Fred le dio un manotazo a Ale en la cara y este despertó...
— Vaya, entre tú y Tara, prefiero a Tara de despertador... —Dijo Alex con una voz algo ronca por haber apenas despertado.
— Si, aja. —Dijo Fred frenando el auto— Yo conduje toda la noche, tengo sueño y tu dormiste casi todo el viaje. —Se bajo del miniván, lo rodeo y abrió la puerta del copiloto— Baja, y conduce. —Alex se desabrocho el cinturón de seguridad y bajo obedeciéndole mientras Fred se subía al asiento de copiloto.
— ¿A dónde vamos? —Pregunto Alex poniendo el auto en marcha de nuevo y yo preste atención.
— Conduce derecho y dobla por el camino de tierra hacia el bosque. —Le indico Fred y Alex asintió siguiendo sus instrucciones.
— ¿Y exactamente a donde iremos?
— Hay tres opciones... —Respondí— lobos, una guardiana, que no sé que es exactamente, y vampiros, pero a Fred no le agrada esa última opción...
— Okey... ¿Las chicas no han despertado en todo el viaje?
— Vanesa despertó hace unas horas, comió algo y volvió a dormirse. Tara se durmió hace apenas una hora. —Conteste volviendo a mirar por la ventana.
— Matteo, quiero hacerte una pregunta: ¿Qué sientes por mi hermana?
— ¿A que viene eso? ¡Auch! —Fred me arrojó una piedrecilla a la cabeza.
No se contesta una pregunta con otra, es de mala educación...
Lo recordare a la próxima si evita que me sigas golpeando así... —Le respondí mentalmente mientras me sobaba la zona afectada por el golpe.
— Matteo, solo responde por favor... —Insistió Alex.
— Bueno, sería un gusto para mi poder responder a esa pregunta...
— Fred, ¿Me traduces? —Le pregunto Alex a Fred quien se rio por lo bajo.
— Lo que sucede, es que Matteo no es como Nesa o yo en el sentido sentimental... Matteo es parte de la mínima población de brujos que nacen sin la capacidad de sentir.
— ¿Qué? —Preguntamos Alex y yo al unísono.
— Oh, lo siento peque, se supone que tú no debías saberlo, pero... Bueno, ya es tarde.
— Fred, no estoy entendiendo... —Dijo Alex con un tono confundido.
Fred, creo que estoy igual que Alex... —Fred pareció ignorar mis palabras pues no dijo nada.
— Cada brujo como Matteo, puede elegir tener un corazón, este, sin excepción, es un colguije que queda a la altura del corazón sobre el pecho, y al estar en contacto con la piel, le permite al brujo o bruja sentir como cualquier otro ser, sentir emociones de todo tipo ... Mamá le dio un colguije a Matteo, y le ordeno jamás quitárselo y protegerlo como si su vida dependiera de ello...
—¿Por qué? —Pregunto Alex con aparente curiosidad.
Si ¿Por qué, Fred?... —Volvió a ignorarme.
— Porque queremos demasiado a Matteo como para dejar que algo así le suceda... —Respondió Fred con un semblante un tanto gris.
— ¿Podrían dejar se hablar como si yo no estuviera aquí? Porque estoy aquí... —Dije algo molesto.
— De acuerdo. —Fred se desabrocho el cinturón de seguridad y se giró a verme— Ahora, te diré una de todas las cosas que mamá ha tenido que ocultarte por ser pequeño.
— Espera ¿Me ocultan cosas? —Pregunte sorprendido y algo irritado.
— Si, más de las que te imaginas, pero ahora cállate y déjame hablar. —Asentí y me crucé de brazos— Cuando naciste, mamá estaba feliz, al igual que toda la familia, pero cuando notamos que tú no reías, no llorabas, no te molestabas ni enfadabas; Que tú no sentías... —Fred cerro los ojos y respiro hondo, como si intentara recordar con más precisión— Mamá comenzó a buscar en todos sus libros, algo que le hiciera entender porque tu naciste así y nosotros no...
— Lo recuerdo... —Susurre mientras por mi mente pasaban vagas imágenes de grandes estanterías con libros antiguos.
— Lo supuse, pero déjame seguir contando. —Sentí y le preste atención.
— Una pregunta: Si ustedes pueden hablar mentalmente ¿Por qué no lo hacen? Porque no creo que sea apropiado que yo sepa esto... —Dijo Alex mientras doblaba por el camino de tierra.
— No lo hacemos porque Matteo comenzara eventualmente a recordar cosas y eso hace que la conexión se corte. Ahora, no me vuelvas a interrumpir. —Alex asintió y siguió conduciendo— Mamá encontró un antiguo libro, que le perteneció hace siglos a un brujo un tanto particular...
— ¿Qué tan particular?
— Fue el primer hibrido de brujo... Era parte del linaje lobo, pero jamás llego a transformarse.
— Dime que no... —Fred asintió y alce las cejas en sorpresa— Pero no pertenecemos a ese linaje ¿Verdad? —Fred negó y suspire de alivio— De acuerdo, prosigue...
— Él no podía sentir, desde su nacimiento, al igual que tú, y en ese libro relato como mediante varios hechizos e investigaciones en distintos tipos de magia, logro modificar de tal forma su talismán, que este le permitió sentir emociones.
— Se creo un corazón... —Fred asintió e inconscientemente tomé el colguije entre mis dedos.
— Mamá nos pidió a papá y a mí que trajéramos todo el contenido de la bóveda y lo lleváramos arriba.
— Apropósito, que había en la bóveda. —Pregunte con curiosidad.
— La herencia de papá; Piedras preciosas. —Contesto Fred con tranquilad, como si fuera lo más normal del mundo— Mamá te puso frente a ellas, tu solo las miraste como si distinguieras algo, elevaste tu mirada concentrándote en algo que nosotros no podíamos identificar, y segundos después algo comenzó a moverse en la bolsa hasta que un diamante de sangre salió de esta y fue a parar a tus manos. —Saque el colguije y se lo enseñe a Fred.
— Es este ¿Verdad? —Fred asintió y volví a guardar el colguije.
— Mamá tomo la piedra y papá te tomo en brazos, para que tu enseguida te lazaras a los míos —Relato él con una pequeña carcajada— Mamá se encerró en el sótano por una semana, y cuando salió, tenía tu collar con el colguije en las manos, además de sueño, hambre y ojeras —Comento Fred con algo de gracia provocando la risa de Alex y yo—Ella te puso el colguije y lo escondió bajo tu ropa, rosando tu piel justo como ahora, y nos ordenó a todos cerciorarnos de que siempre llevaras el collar con el colguije rosando tu piel, repetirte siempre que jamás te lo quieras.
— Lo recuerdo... Hasta el día de hoy los chicos se burlan de mi porque no me quito el collar en las duchas. —Fred reprimió una carcajada y cerró los ojos un momento.
— Okey, le dijimos a mamá que eso pasaría, pero aun así insistió en que jamás te lo quitaras.
— Ahora muchas cosas tienen sentido... —Reflexione en voz alta— Fred ¿Qué sucedería si dejo de usar el colguije?
— Te obligamos a volver a usarlo.
— No, ya en serio ¿Qué sucedería?
— Algo muy malo... Pero no dejaremos que eso suceda.
— ¿Es tan malo que no quieres decirme de que se trata? —Fred asintió.
— En parte... No es el lugar indicado para decirte eso, además, en cualquier minuto las chicas pueden despertar y... Prefiero que por la seguridad se nuestro sobrino, y la de Tara, que ninguna de ellas se entere aun...
— Entiendo... ¿Algún día me lo dirás?
— Seguramente... pero no será entre estos días. —Fred me sonrió y se volvió a su asiento.