Grace
Cierro con enfado la puerta de mi habitación, trato de calmar mis emociones porque las luces no dejan de parpadear, las cosas de mi habitación están temblando, voy al baño a lavarme la cara, me observo en el espejo, inhalo y exhalo, pero no sirve las respiraciones, nada hace que se detengan.
Entro a la ducha, sin importarme empapar mi ropa, necesito que se detenga porque siento un dolor punzante en mi cabeza, tengo miedo de lastimar a alguna persona.
—Grace.
Escucho mi nombre, pero no puedo moverme de donde estoy sentada. El espejo del baño explota, suelto un grito.
Los golpes en la puerta se intensifican, pero los ignoro.
—Tranquilízate.
Levanto la vista y me sorprendo al ver a Gwen. Mi respiración se acelera.
— ¿Cómo es que entraste aquí? — preguntó.
Tengo que distraerme para calmarme. Ella no responde, está recitando palabras, solo la observo. Lentamente el dolor de mi cabeza va disminuyendo, como si nunca hubiera existido desde un principio. Mis emociones que estaban alteradas hace un momento se calman.
—Tu ropa esta mojada, te traeré ropa limpia.
Dice Gwen, me quito la ropa para tomar una ducha, quiero estar limpia para poder irme a dormir.
Suspiro al sentir el agua que cae en todo mi cuerpo, paso el jabón suavemente por las partes de mi cuerpo, luego el shampoo, masajeo bien las raíces y saco el exceso de este.
— ¿Qué carajos? —pregunto con sorpresa al ver a Adam entrar al baño cuando estoy colocando acondicionador en mi mano.
Se acerca sin importarle que esté desnuda y este tomando un baño. El solo invade mi espacio, mi corazón se acelera al ver su rostro tan cerca del mío.
— ¿Qué te sucedió en el brazo?
Miro mi brazo y noto un pequeño corte en mi antebrazo, ¿Cómo es que lo noto? El me mira esperando una respuesta. Su rostro muestra la preocupación, pero a la vez siento el enojo que emana de su cuerpo.
—Sus emociones estaban alteradas.
Gwen responde detrás de nosotros. Muevo mi cabeza para verla, ella está en la puerta del baño, la miro con enojo por contarle, pero ella ni siquiera se atreve a verme a la cara.
— ¿Cuál fue la razón? —pregunta moviendo su cuerpo para cubrir mi cuerpo desnudo de Gwen.
No respondo.
—Fue Dove. Hizo que se enojara.
— ¡Gwen!
Gwen se retira, y me deja con él. Niego sin poder creer que me dejo a solas, lo miro y suspiro. Trato de esquivarlo, pero me detiene.
— ¿Qué dijo que hizo enojarte?
—Estoy desnuda.
—Te he visto desnuda antes.
Él me mira con deseo. Mi rostro arde de vergüenza. ¿Cuando me vio desnuda? me excita escuchar eso. Quiero apretar mis piernas, duele allí abajo, si lo hago delante de él lo notara.
—Me encanta que estés excitada por el hecho que te he viso desnuda antes.
Mierda.
— Eres un pervertido.
—Te encanta que lo sea. —me roba un beso y se va.
Cuando termino de cambiarme con la ropa que Gwen me dejo en la cama, decido acostarme, pero no puedo conciliar el sueño, necesito comer algo. Decido ir a buscar comida, trato de no hacer ruido.
Abro la heladera, sonrió cuando encuentro un sándwich. Opto por no sentarme, y me quedo apoyada en la mesada, termino de comerlo y me retiro para irme a mi habitación, pero escucho una discusión. Sé que está mal escuchar a escondidas, pero lo hago, porque la voz que oí es de Dove.
Me escondo detrás de un mueble, desde esta posición la única que puede verme es Dove, pero está tan enojada discutiendo con Adam que no va a verme.
—No voy a irme. Estábamos bien antes de que llegara esa perra.
—Es mi mate, debes respetarla.
—Pero tienes que protegerme, él vendrá por mí.
—Él murió, lo encontramos muerto donde se hospedaba.
¿De quién demonios están hablando? ¿Quién la estaba buscando? ¿Por qué la protegían? ¿Qué están ocultando estos dos?
—No me interesa, soy tuya.
—No lo eres, mi mate es Grace.
Su risa la detesto, si no fuera por la poción que se lanzó a ella misma para que mi magia no funcionara en ella, la hubiera lastimado. Esa fue la maldita razón que mis emociones estaban alborotadas, era una necesidad de lastimar a cualquier persona que se me cruzara, pero la principal razón fue por ella.
Ella se detiene a protestar porque me ve, veo el brillo malicioso y la pequeña sonrisa que suelta cuando se acerca lentamente. Esa hija de puta va a besar a Adam, agito mis manos para alejarla, pero sigue sin funcionar mi magia, ella lo besa. Adam la empuja y se limpia los labios, sonrió.
—Yo me encargo. —digo golpeado su pecho dos veces.
Adam se sorprende de verme.
—Tu poción puede funcionar para que no la utilice magia contra ti, pero lo que no puede funcionar contra ti es esto. —le atino un golpe en el pómulo y otro en su estómago, ella cae al suelo.
Sonrió con suficiencia, odio a Dove.
(...)
Estoy cansada de estar encerrada en esta casa.
Adam me prohibió salir de aquí, dijo que es peligroso. Le advertí que me escaparía, decidió poner guardias fuera de mi habitación y la casa está rodeada de guardias, no hay maneras de huir de aquí.
Hace una semana que sucedió lo de dove, es un alivio que no esté alrededor, sonrió al recordar el golpe que recibió.
Adam al día siguiente llego y comenzó a dar órdenes como loco, no entendía la razón de su cambio repentino. Estoy segura de que no estoy en peligro, es una mentira para retenerme.
—Quiero salir de aquí. —digo a nadie en particular.
Me acerco a la ventana que da hacia afuera, desde aquí puedo ver a dos de seguridad, debo pensar en una manera de salir de la casa. Se me ocurre una idea muy loca, pero voy a intentarlo no pierdo nada.
Abro la ventana con cuidado, salto hacia el otro lado, me agacho cerca de los arbustos para que nadie pueda verme.
Debo ser rápida, ellos huelen la mentira a kilómetros, lo sé por qué no puedo mentirle a Adam. Él dice que es porque lo huelen de lejos.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda!
Ellos me ven y se acercan con seriedad, uno de ellos me mira con sospecha.
—Señorita ¿Qué sucede? —pregunta.
Comienzo a sollozar, y cubro mi rostro para más credibilidad. Ellos pican porque se acercan, uno tocan mi hombro para ayudarme a levantar del suelo.
— ¿Qué sucede?
—Lo tienen a su Alfa. Él está herido.
Es extraño decirle Alfa, pero todos aquí lo llaman de esa manera. Ellos se miran como si se estuvieran comunicando.
—Señorita, él se quedará con usted para protegerla.
Asiento mostrándole que estoy asustada, veo movimientos de seguridad ingresar a la casa. Veo al chico que dejaron a mi cuidado, es fuerte pero puedo derivarlo.
—Oye. Lo siento. —digo, él me mira sin entender.
Lo golpeo en el rostro este no se inmuta, es como si mi golpe no le hubiera causado nada, no se movió un centímetro. Debí de utilizar mi magia. Él me mira con enojo, pero no se mueve. Yo por otra parte retrocedo y comienzo a correr al ver a Adam salir de la casa.
Me adentro a un callejón, hay tres decido por ir por el del medio.
—Te encontraré. —me asombro de oír a Adam en mi mente, me recuerda la vez que nos conocimos.
—Ya lo veremos. —respondo.