HÍBRIDA ©.

By Alannamaidana

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Adam Lébedev alfa de la manada ha buscado por años a su mate, se volvió frió al no encontrarla, luego de unos... More

Capítulo 2.
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capitulo 21

Capítulo 1

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By Alannamaidana

En la ciudad de Londres llueve,  tenía una necesidad. Debía de comprar los medicamentos de mi madre, nos quedaban unos pocos y ella los necesitaba urgente. 

Me puse un abrigo, zapatilla.  Antes de salir comprobé si está estaba completamente dormida. Salí de casa directo a la farmacia más cercana. No traía paraguas, no tenía.  Cuando llegue estaba completamente empapada. 

Me dirigí al vendedor y él me miro con desprecio, arranco la receta de los medicamentos de mi mano, se colocó los lentes para ver lo que tenía que darme. Ya me había acostumbrado a esa mirada en las personas.

Años atrás.

El día que madre se había enterado de su enfermedad fue la última vez que la vi sonriendo. Nosotras habíamos ido al parque de diversión, estábamos caminando al siguiente juego cuando ella se desmayó repentinamente.

Ella fue trasladada al hospital de urgencia y allí se había enterado de que tenía una enfermedad muy grave. Claro apenas entendía lo que estaba sucediendo, solo tenía unos once años. Cuando me entere no sabía de qué se trataba su enfermedad y lo peligrosa que pudiese ser. Ella luchaba día a día con su enfermedad, siempre para sacarnos adelante. 

—¡NIÑA! —exclama mirándome el señor.

—Disculpe ¿Cuánto es?—pregunto avergonzada.  

—Son 100 libras.—siento su irritación, pero no dice nada más.

Me disculpó  nuevamente, le entrego el dinero y salgo del lugar rápidamente. Al salir veo que dejo de llover. Unas cuántas calles después me percato que son oscuras, no hay iluminación. Me da cierto pánico el hecho de oír pasos, miro de reojo.

Veo un hombre pasa hacia la otra calle, me detengo, espero a que mi corazón se calme y sigo caminado, pero al volver la vista noto  que se ubica delante de mí. Los vellos de mi nuca se paran del pavor lo que siento en este momento. Retrocedo lentamente buscando alternativas de escapar de esto, pero me agarra rápidamente del brazo antes de intentar escapar, soy arrastrada hasta un callejón.

—Mira lo tenemos aquí, una linda niña.—habla otro hombre saliendo de las sombras.

 El extraño se cerca a mi cuello y lo besa, lo empujo, pero él me presiona más contra la pared. La pocas luces no me dejan verle bien el rostro, pero lo que si puede divisar fue una cicatriz en su mejilla.

—Por favor, suéltame.—trato de zafarme de aterrorizada.

—No, haré algo que nunca olvidaras.— empieza a tocarme los pechos arriba de mi ropa.

—No, por favor no ¡¡¡Ayuda!!!—gritaba con toda mis fuerzas llena de pánico.

—Nadie te escuchará pequeña zorra.—ríe para después abofetearme fuertemente porque sigo gritando por ayuda.

Comienzo a lanzar golpes, uno le atina en su tráquea dejándolo sin aire, salgo de ahí corriendo, pero el otro tipo me sujeta del cabello arrogándome al suelo. Se sube arriba de mí arrancándome de un tirón el suéter y romper parte de mi pantalón. Forcejeo con él, pero es más fuerte. 

—Agarra sus brazos.—le dice al hombre que golpe hace un momento, él le obedece y sostiene mis brazos arriba de mi cabeza sin posibilidades de poder moverme, pero no me rindo.

—Ya deja de forcejear, que nadie te va a ayudar. —me golpean nuevamente en el rostro.

—Primero te violaré y después probaré tu deliciosa sangre. —dice el otro hombre.

No entendí sus últimas palabras, pero aquello me causo miedo. Sabía que nadie me ayudaría. Esas calles ya nadie transitaba y era media noche. Nadie me escucharía, pero seguía gritando por ayuda.

En la oscuridad se escucha un gruñido aterrador similar al de un animal. Muevo mi cabeza a un costado para ver de donde provenía. Mis ojos están viendo algo que no podía creer. Era un animal enorme, era similar a la estatua que estaba en living de mi casa, es como si había cobrado vida. Mi madre me contó que esa estatua la había traído mi padre de china cuando era pequeña. 

Aquel animal no quitaba la mirada de los hombres que estaban sujetándome. Como es que sé que los estaba mirando, por sus ojos que brillaban en la oscuridad.  El hombre que estaba arriba de mí se levanta de un salto y saca sus colmillos, lo que está pasándome parece sacado de una película de ciencia ficción. 

El animal de dos metros está escaneando mi cuerpo, se detiene donde están mis pechos, y observa el otro hombre que está sujetando mis brazos hace un gruñido estremecedor. El tipo me suelta liberándome, se posiciona al costado de su compañero. De un momento a otro el animal salta, quita la cabeza de uno de los hombres, grito al sentir sangre en mi rostro y mi ropa. El animal esta adelante de mí protegiéndome. 

—Sal de aquí y corre al auto que esta a la vuelta de la calle, allí esta mi beta informa que eres mi mate y que te proteja. Es una orden directa del alfa.— escucho que me dicen en mente, estoy volviendo completamente loca, ahora escucho voces. 

Empiezo a mirar a los lados y no veo nada. Me fregó los ojos, vuelvo a ver y sigue ahí el animal con la persona que me ataco. Él me mira de reojo y vuelvo a escuchar lo mismo. El hombre me repite otra vez, pero no me muevo del lugar. 

—Corre. Ahora.—ordena en mi mente nuevamente.

El otro tipo lo agarra y tira al animal contra la pared. No lo dudo más e inicio a correr donde él me indico. Mi corazón late como si se me fuera a salir, acelero más el paso, Al doblar diviso un hombre en la puerta mirando como si estuviera buscando a alguien. Me le acerco corriendo comenzando a decir incoherencias.  

—Señor, por favor ayúdeme. 

—¿Qué sucede?—pregunta, cuando ve que tengo la ropa rasgada, se saca su abrigo permanece en una camiseta, él me cubre. 

—Hay una animal junto con hombre que tiene colmillos y me dijo que le informe a su beta que cuide a su mate.— No entiendo las incoherencias que le estoy diciendo a este hombre, pero él parece que si porque endurece su rostro

—Quédate aquí, cierra las puertas.— me dirige a la puerta trasera del auto, él se va dejándome en el asiento trasero del auto, obedezco y cierro todas las puertas.

Luego de unos veinte minutos. Oigo pasos apresurados, asomo mi cabeza para ver, veo dos personas acercándose al coche, mi corazón se acelera, mi miedo vuelve.

—¿Dónde está ella? Diablos. Te ordené que te quedaras aquí.

 —La dejé en el auto y ella está bien, solo está asustada.— responde alguien.

Los pasos son más cercanos, apoyo mi cabeza en el asiento rogando que nada me pase y que vuelva el dueño de este coche. Ya ha pasado un largo rato desde que me dejo. Chillo cuando alguien trata de abrir la puerta, pero cubro mi boca. Ahora todo es silencioso, pero sé que las dos personas siguen ahí. 

—Abre. Sé que estás ahí.—ordena una de las personas que esta afuera, su voz me causa escalofríos.

No quiero salir, es mi única seguridad. Levanto la vista para ver donde se encuentran ahora y veo unos ojos rojos mirándome atreves del vidrio polarizado. Chillo nuevamente, retrocedo chocando con la otra puerta.

—¿Quiénes son? No me hagan daño.

 La persona con ojos rojos como la sangre me examina, se endereza. Mira al otro chico de atrás, le dice algo que no logro oír. 

—Adam imbécil la has asustado.—el otro chico con camiseta lo golpea levemente en la cabeza.

—Soy yo, luna ábrame, no le haremos daño.— Habla el otro chico a su lado. 

Limpio mis lágrimas, no recuerdo el momento que comencé a llorar, reconozco el chico porque es el que me ayudo y me dijo que me quedase aquí.  No sé cuantos segundos o minutos pasan que solo me los quedo viendo, cuando estoy segura de que no me harán daño, me acerco a abrir la puerta, pero él tal Adam golpea la puerta y exige que abra la puerta. El amigo lo empuja se miran mal y comienzan a discutir.

Doy una mirada en el auto buscando algo para defenderme de estas dos personas ni siquiera sé quienes son, pero la persona con ojos rojos es la que más me causa miedo.  Sigo removiendo los papeles que hay aquí y finalmente encuentro un arma, jamás he usado una. Esta vez es de extrema urgencia.

Mi plan será apuntarles a los dos, salir de del auto y correr, podre llegar a casa segura de que nada pase, ya que tengo un arma para defenderme y mañana compraré los medicamentos que perdí, bajo el seguro del arma.

Justo ahora han parado de discutir, pero observan el auto atentamente. Elevo el revolver, esta se siente pesada en mis manos, a punto en el pecho.  De un momento a otro el chico arranca la puerta del coche, no me tiembla el pulso y escucho el disparo.

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