La Boxeadora

By YuehRivelo

217K 11.6K 732

Atenea McCleane. Impulsiva, cínica, irrespetuosa algunas veces, narcisista, soberbia y pretenciosa. La autént... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
¡Aviso parroquial!

Capitulo 21

6.5K 407 27
By YuehRivelo

No me odien, lamento no haber podido subir capítulos, salí de vacaciones y me deslinde del Internet. El tiempo de espera sera recompensado pequeños saltamontes. :)


No había podido dormir bien, me levante temprano, mi padre y mis hermanos aun dormían. Me puse un top deportivo y unos shorts de chándal, encima una de las viejas sudaderas de mi padre, me quedaba tan grande que cubría gran parte del short, como si no trajera nada debajo, me calce unos tenis, tome mi bolso y salí de mi habitación sin hacer ruido. Hoy no tenía ganas de ir en auto, cerré la puerta de la casa muy despacio, estaba algo nublado así que me coloque la capucha de la sudadera y saque los airpods para colocármelos.

Camine unas cinco calles para poder tomar el bus que me llevaría al M&P, espere unos minutos junto a otras personas. El autobús llego y todos subimos, fui a sentarme hasta uno de los últimos asientos. El camino era algo retirado, me recargue cómodamente sobre la ventana mientras veía como subía y bajaba la gente. Llego mi parada, me levanté del asiento y agradecí al chofer antes de bajar. Me quite los airpods y camine al M&P, las luces estaban encendidas, supongo que John y Lenno estaban dentro. Empuje la puerta y entre, John giro a ver quién había entrado, hizo un gesto de sorpresa.

―Atenea, que haces tan temprano aquí― dejo las manoplas sobre el ring.

―No podía dormir― me miro comprensivo― antes siempre iba al octágono, me relajaba estar ahí― me encogí de hombros.

―¿Lo extrañas?― mire a John, era la primera vez que entablábamos una conversación― el octágono.

―A veces― confesé, extrañaba muchas cosas― pero el ring también es divertido― sonreí, deje el bolso sobre una banca― iré a correr― asintió burlón, sabía que odiaba correr.

Me coloque en el brazo izquierdo por encima de la sudadera la banda para colocar el celular, tome de nuevo los airpods y salí del gimnasio. Camine hasta llegar al malecón, una vez ahí abrí la app Nike+Run, coloque los kilómetros que iba a recorrer y comencé a trotar. Para ser muy temprano había varias personas que al igual que yo corrían y otras que me miraban curiosas, sonreí, quizás se debatían si era de verdad yo o no. Faltando un kilómetro para que terminara, sentí que alguien iba detrás mío, acelere el paso, si era un depravado lo mandaría a la mierda. Ralentice el paso hasta que comencé a caminar, sentí una mano sobre mi hombro, una cosa era que me siguiera por detrás viéndome el trasero, pero se había atrevido a tocarme, me quite bruscamente los airpods y gire molesta con toda la intención de echarle la bronca.

Me quede pasmada cuando vi unos ojos verdes tan penetrantes y esa barba de días, ni que decir del piercing que brillaba al igual que su sonrisa. Iba todo sudado, traía unos shorts y una camisa sin mangas dejando ver en todo su esplendor su brazo tatuado.

―Demonios, ha sido el kilómetro más largo de mi vida― se quejó mirándome divertido― me dejaste exhausto Atenea.

―Así que eras tú el que me estaba siguiendo― lo mire acusatoria. Sonrió inocente haciéndolo ver encantador, flaqueé por un momento.

―En mi defensa, pensé que ya habías notado mi presencia y creí que querías hacerme sufrir el ultimo kilómetro.

Le sonreí. Pobre Zach, si, en efecto, recordaba su nombre y todo lo que había hecho esa noche, los recuerdos en mi cerebro eran tan nítidos que aterraban, no quise decirle a Chazz que si recordaba todo a la perfección porque seguramente se molestaría. Camine con Zach a mi lado, sugirió que nos sentáramos un rato en una banca.

―¿Y que haces tan temprano por aquí?― me miro, yo seguí viendo como rompían a lo lejos las olas.

―No podía dormir, me relaja hacer ejercicio y además es parte de mi entrenamiento.

―Ah, ya veo― vi de reojo su sonrisa socarrona― así que correr a las seis de la mañana es parte del entrenamiento de Atenea Low.

Lo mire desconcertada, comenzó a reírse de mi cara. ¿Cómo rayos sabe el mi apellido? Nunca se lo mencione que yo recuerde. Me mordí el labio nerviosa, bien ya sabía quién era, ahora que procedía, esta situación nunca me había incomodado tanto desde la vez que conocí inesperadamente a la madre de Chazz.

―¿Cómo? Yo nunca...

―Nunca lo mencionaste― me dedico una de sus mejores sonrisas― pero siempre fui consiente de quien eras. De hecho, espere ansiosamente que me lo dijeras o que me lanzaras uno de tus comentarios despectivos.

―No creí que fuera necesario― me quede embelesada viendo el verde de sus ojos comparándolo con los míos― la mayoría tiende a juzgarme inmediatamente cuando les menciono mi apellido.

―Me ofende que me compares con la mayoría― le sonreí― me haces sentir como uno más del montón y no alguien especial.

―¿Qué te hace pensar que eres alguien especial?― brome con él, en respuesta se acercó demasiado.

―Pues― me quede quieta viendo como se relamía los labios haciéndolo ver muy tentador― me ocultaste quien eras, eso quiere decir que te agrado lo sufriente para que no quisieras que te "juzgara".

Jaque mate, este chico sabia jugar muy bien. Sonrió de lado separándose de mí, lo mire retadora. Era todo un deleite estar con él, le gustaba jugar duro y a mí me encantaba que me retaran a jugar. Me levante, ya era hora de regresar. Avance unos cuantos pasos sin despedirme hasta que escuche que me llamo.

―Espera― me llamo, lo mire expectante― te acompaño, quiero ver el centro de trabajo de Atenea Low― lo espere.

Caminamos los ocho kilómetros de regreso entre bromas, charlas y empujones juguetones. Zach me agradaba, mucho, lo suficiente para que fuera parte de mi circulo elitista de amistades. Le conté del estúpido juego «me caso, lo cojo, lo mato» que hicimos Naira y yo, le explique que había estado inmiscuido en eso, me miro pícaro queriendo saber mi respuesta, pero jure solemnemente que eso quedaría solamente entre Naira y yo, así que se quedó con las ganas de saber.

Íbamos caminando por la acera del M&P, a escasos diez metros de nosotros se estaba estacionando un BMW X6, lo miré atentamente, sentí todo el peso del mundo en mis hombros porque yo conocía a la perfección ese BMW. Abrió la puerta del conductor y bajo, puso los seguros y para mi mala suerte miro hacia la acera justo donde estábamos nosotros. Su mirada azulada cayo en mí, me miro contento, pero rápidamente su expresión facial cambio al ver a la persona a mi lado, regreso su mirada enfadada hacia mí. Zach ni en cuanta de lo que pasaba. Chazz camino para llegar a nuestro lado, suspire ofuscada, que Dios me agarre confesada porque Chazz no venía con buena cara ni con intenciones de saludar a Zach.

―Chazz― lo llame cuando llego junto a nosotros, puse mi mejor cara de niña buena tratando de apaciguar su mal humor, pero no lo logre, me miro cabreado― ¿que haces aquí?

―Entreno aquí Atenea― hablo con un tono borde― ¿tú que haces aquí tan temprano?― miro a Zach con las cejas alzadas dándome a entender implícitamente que hacía con él.

―Pues... no podía dormir así que vine al M&P y después salí a correr y me encontré con Zach― miré a mi nuevo amigo esperando ayuda de su parte.

Le indique con la mirada a Zach que me ayudara, que no veía la situación. Asintió entendiendo, miro a Chazz y este le regreso una mirada llena de odio. Zach sonrió malévolo, ignoro totalmente a Chazz posando toda su atención en mí.

―Nea― escuchamos a Chazz gruñir haciendo que Zach ensanchara más su sonrisa socarrona― te veo después, no quiero interrumpir tu entrenamiento― me miro dulcemente, tanto que hasta me lo creí. Dejo un casto beso en mi mejilla y asintió en forma de despedida a Chazz― te llamo después.

Desapareció yendo al lado contrario al que nosotros íbamos. El desleal de Zach había hecho enfadar muchísimo más a Chazz y me había dejado con la fiera. Puse mi cara de perrito regañado con la que convencía al abuelo Clayton con la esperanza de que se apaciguara su mal humor.

―Te vez molesto― me aventure a decir, me miro como si no fuera obvio.

―¿Qué hacia el aquí?

―Bueno pues me lo encontré cuando salí a correr, y se ofreció a acompáñame de regreso― no quería verlo a los ojos porque sabía que me estaba viendo acusatoriamente― estuvimos charlando de él, de mí y de lo que paso el sábado por la noche.

―Espera ¿Qué?― ¡diablos! tierra ábrete en dos y trágame, estaba a nada de ponerse colérico― recuerdas lo que hiciste esa noche― señor juez me declaro culpable de todo cargo― ¡me mentiste!

Me sentí mal, o eso creo, ósea si le había mentido y todo, pero no era para que se pusiera así. Estaba llegando a mi limite. Su sobreprotección me estaba hostigando a tal punto que si seguíamos así lo mandaría a freír espárragos.

―Tampoco es para que te pongas así― le reclame molesta.

Estábamos ridículamente peleando en la calle afuera del M&P, afortunadamente no había ni un alma cerca, solo éramos él y yo. Dejo de caminar en círculos, colocándose de frente a mí, yo de por si era alta, pero Chazz me sacaba fácilmente diez centímetros, sino es que más, el punto es que me sentí intimidada.

―Tienes razón― sonrió cínico, sus ojos se tornaron más oscuros, me miro antipático con cierta repugnancia hacia mi persona― tu eres libre de hacer lo que quieras y yo también, no es para que me ponga así, no lo vale.

Me quede estática en la acera viendo como él entraba al M&P, me moleste conmigo por creer que le debía explicaciones, no éramos nada. Y para el colmo se atrevió a mirarme despectivamente, a mí, a la mismísima heredera del reino del inframundo. Conte hasta cien y entre al gimnasio. Ares estaba hablando con Chazz, me miro ¿decepcionado? sobre el hombro de Chazz. Puse los ojos, Naira llego con ellos y al igual que Ares miro sobre el hombro de Chazz, hizo un gesto reprobatorio en mi dirección. Suficiente tenía como para tener que lidiar con tres personas en mi contra, afortunadamente las fuerzas sobrenaturales del universo me ayudaron.

―Atenea― me llamo Lenno y fui con él.

Entramos a su oficina, solo él y yo. Nos sentamos frente a frente, solo nos separaba el escritorio. Lo mire inquisitoria, no era muy común que habláramos a solas, no desde esa vez.

―Has mejorado mucho dese que llegaste― me desparrame sobre la silla escuchándolo― y yo personalmente creo que ya estas lista.

―¿Para que?― mire los posters que tenía en la pared.

―Para pelear― sonrió, en mi cara no había otra emoción más que la estupefacción.

―Estas bromeando Lenno― negó riendo por mi actitud, me levanté de un brinco y fui a abrazarlo de lo contenta que estaba― no lo puedo creer.

Me explico de que iba la cosa, quien iba a ser mi rival y donde iba a ser la pelea. Dentro de un mes viajaría a Pittsburg junto con él y con John para la pelea. Iba a pelear contra una inglesa, Bárbara Shields. Lenno me enseño unos videos de sus peleas, era muy rápida y sus golpes eran precisos, la chica se veía de mi edad. Me limitaba a decir que era buena porque aún no lo he comprobado en carne propia. Lenno me aclaro que mi entrenamiento a partir de ahora seria más arduo, la pelea estaba en puerta y teníamos un mes para ajustar detalles. Antes de salir de su oficina le pedí que se quedara.

―Lenno, quiero pedirte que esto quede entre John, tú y yo― me miro suspicaz― no quiero que nadie más que nosotros sepa de esto.

―A ellos les gustaría ir a verte― trato implícitamente de convencerme, negué, no cambiaría de opinión. Lenno suspiro derrotado― como quieras, es tu decisión y la voy a respetar. ¿Algo más?

―Podemos cambiar los entrenamientos― me iba a contradecir, pero yo aún no me explicaba bien― quiero entrenar solo contigo, no quiero distracciones.

Uno porque siempre eh sido así, me gusta estar a solas con mi entrenador principal y el auxiliar y dos porque por la discusión que tuve con Chazz y por cómo me miraron Ares y Naira sabía que estaban de su lado, o al menos así lo sentí yo. Lenno asintió a mi petición, acordamos que yo llegaría a entrenar cuando ellos se fueran, ósea toda la tarde y parte de la noche.

Salimos discretamente de su oficina. Me mando por unas mancuernas de diez kilos, me coloqué frente al espejo y comencé a lanzar golpes viendo mi reflejo. John llego junto a mí, traía puestas en sus manos las manoplas de golpeo, me coloqué con los guantes puestos frente a él y comencé a golpear y a esquivar los golpes que él me lanzaba, de vez en cuando me daba instrucciones. Me indico que me detuviera, respiraba entrecortadamente, se apiado de mí y me paso una botella con agua.

―Te noto algo distraída― no lo estaba, solo estaba cansada― te golpeé como tres veces y eso no es normal en ti, te proteges muy bien.

―Estoy bien John, solo algo cansada― respondí.

Mire sobre su hombro, Chazz y Ares estaban golpeando cada uno los sacos. Ares levanto la cabeza y me vio, sonrió a medias y le regrese el gesto, Chazz sabía que lo estaba observado, pero se dio por aludido.

―Si tú lo dices― John giro a ver como los chicos golpeaban los sacos― desde que llego está molesto― ambos nos dimos cuenta como Chazz golpeaba bruscamente el saco― ¿tú sabes por que?

―No John, no sé porque Chazz está molesto― mentí omitiendo toda la verdad.

John y yo continuamos, ya era hora de ir a comer y por lo general siempre íbamos todos juntos a algún lugar. Me senté en una banca, comencé a quitarme los vendajes, de reojo pude ver que Ares se sentaba a mi lado mirando como desaparecían las vendas de mis manos.

―Iremos a comer ¿quieres ir?― levante la vista de mis manos y la pose en la entrada, Naira y Chazz estaban esperando.

Naira miraba directamente hacia nosotros, Chazz esperaba fastidiado a lado de Naira sin siquiera mirarnos, el muy cobarde había mandado a Ares. Me molestaba mucho su actitud insolente, quedo bastante claro o al menos para mí que mi compañía no le iba a ser grata. Giré hacia Ares, le sonreí a duras penas.

―Estoy bien gracias, vallan ustedes― iba a refutar, le di a entender que ya se tenía que ir.

Termine de quitarme los guantes, me quede con la mirada perdida viendo la puerta por la que se habían ido. Lenno paso frente a mi sacándome de mi ensimismamiento y se sentó a mi lado.

―¿Y ese milagro que no fuiste con ellos?

―No tenía hambre.

―Me imagino que tu falta de hambre no tiene nada que ver con el mal humor de Chazz hoy― lo mire, me observaba con una de sus cejas levantada, si supieras Lenno.

―Las cosas coincidieron, no tiene nada que ver.

―Seguro― y no se habló más del tema, Lenno obviamente sabía que mentía― te veo mañana, ve a descansar.

Tome mis cosas y camine hacia la parada del autobús. Había varias personas esperando algunas voltearon a verme cuando llegué, les sonreí y se regocijaron ante mi gesto. Tres autobuses después llego el mío, subí y me senté hasta los asientos de atrás, me coloqué los airpods para deleitarme con la voz de Beyoncé lo que restaba del camino.

Baje rápidamente antes de que el jodido chofer arrancara. Caminé las cinco calles de regreso hasta mi casa, en todo el camino me puse a pensar que ya era hora de «dejar el nido», necesitaba mi espacio, la comunidad masculina en mi casa me ganaba en una proporción tres a uno. Deje el bolso en la barra de la cocina, mi padre estaba parado frente a Hades y no se veía muy contento que digamos. Hades se dio cuenta de mi presencia y me suplico con la mirada por un poco de ayuda, lo siento hermano tus problemas, tus consecuencias, ya era hora de que comenzara a asumir los efectos de sus actos. Mi padre me miro, su cara de enfado se relajó un poco al verme.

―Eh... yo voy de salida, los veo después― salí de la cocina para que papá reprendiera más a gusto a Hades.

Tome las llaves del lambo, pero sería muy atractivo llegar con él, no quería para nada a reporteros siguiéndome y no me podía llevar el jeep el idiota de Jayden se lo había llevado porque su Audi estaba en el taller, no me quedo otra opción.

―Papá― grite a todo pulmón y él igualmente me respondió gritando― me puedo llevar el mercedes― su respuesta fue positiva así que tome las llaves con el llavero de Mercedes Benz.

Hice todo con suma precaución, si algo le pasaba al mercedes de papá posiblemente me quitaría el apellido. Conduje hasta Hillcrest, era un buen barrio y antes cuando recién llegue había ido a ver algunos apartamentos, solo espero que aun tuvieran alguno disponible. Llegue a Warwick, era un edificio donde solo había apartamentos. Estacione el mercedes en un lugar lo suficientemente espacioso para que nada le pasara, baje y coloque los seguros. Entre y rápidamente se me acerco una chica vestida formal con una falda de tubo negra, una blusa de vestir blanca y tacones del mismo color que la falda. Sonrió como si yo fuera lo mejor que le allá pasado en la vida.

―Bienvenida a The Warwick Apartaments― extendió su mano y la tome en forma de saludo― mi nombre es Clarissa Larson ¿en que podemos ayudarla?

―Estoy buscando un apartamento― respondí como si no fuera obvio.

―Perfecto― volvió a sonreír como el gato de Alicia, creo que sonreír así era requisito para trabajar aquí― tenemos varios disponibles, si me permite se los mostrare― asentí tratando de seguirle el paso.

Me mostro varios apartamentos, pero ninguno me convencía, dicen que de la vista nace el amor, pero ninguno de sus apartamentos me gustaba. Clarissa se veía un poco agobiada por mi indecisión, si yo estuviera en su lugar ya me hubiera mandado a la mierda diciendo que ya no había más apartamentos disponibles, admiraba mucho la paciencia de esta mujer. Pasamos a ver el ultimo, abrió la puerta este era muchísimo diferente a los demás y era más grande. Pisos de madera, terraza con una increíble vista, cocina perfectamente equipada, ventanales grandes, me encanto. Podía hacerme a la idea de vivir aquí, en general el edificio no está mal, tenía piscina, un gimnasio, garaje del cual me daban dos lugares, un salón social y estaba jodidamente cerca de varios restaurantes, era el paraíso vivir aquí. Ahora la dura realidad, el precio.

―Le gusta señorita...― espero a que le dijera mi nombre.

―Atenea― repase todo el lugar, me había convencido― quiero saber el precio.

―Este es de lo mejores apartamento― la miré desinteresada, yo pedí una cifra― el alquiler es de $3100 dólares, aunque si usted lo quiere comprar el precio total del apartamento es de $55800 dólares.

Lo pensé, era una posibilidad. En realidad, tenía suficiente dinero para comprarlo, no despilfarre todo lo que gane. La mire decidida, ya era hora de hacer unos cuantos cambios en mi vida.

―Lo quiero.

Continue Reading

You'll Also Like

66.8K 2K 50
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
1.4M 76.2K 72
-Soy una niña buena- susurro adormilada -claro que sí nena - dice daddy acurrucandonos más en la cama. - ahora toma tu biberón baby- escucho a papi...
70.6K 2.3K 43
Mi vida es una auténtica mierda. O eso pensaba, eso pensaba antes de conocer a ese chico.... En cuanto lo ví... Afirmé que mi vida era una mierda.Per...