Summary; Daryl es un adolescente típico de la epoca no muchos quieren o pueden acercársele, pero la linda chica de la florería no puede evitar darle una flor en las mañanas.
El joven Daryl Dixon tomaba el camino más largo para llegar tarde a la preparatoria, vivía su vida encerrado en su mundo con sus grandes audifonos tupidos de Metallica o Radiohead, Ugly kid joe, incluso su gusto culposo, Harry Styles, todo era normal, hasta el día que abrieron la florería: cheeroke rose. Así de simple pero a el le causaba gracia por alguna razón desconocida
De todas maneras le daba igual quién llegase al vecindario, ese no era asunto suyo.
No era
Mientras esperaba el bus escolar sintió unos leves golpecillos en su hombro y decidió ignorarlos, pararon por un segundo, luego, volvieron con más insistencia, frustrado giró sobre sus talones para enfrentar su molestia, no podía negarlo, lo había cautivado en ese instante;
Una chica, solo unos centímetros más pequeña que él, tenía el cabello rojizo y rizado recogido en una cola de caballo, además traía puesta una blusa de franela y jeans de mezclilla con unos converse, que podía decir su especialidad es notar los detalles.
-Te he visto pasar todas las mañanas - ella comenzó tímidamente la charla con ambas manos escondidas sospechosamente detrás de su espalda - Y por alguna razón me das una extraña chispa de intriga y curiosidad, pero siempre estás gris...
¿Gris? ¿Que quería decir con eso? ¿debería tomarlo como una ofensa? ¿realmente le importaba lo que está chica que sin miedo alguno por su apariencia se había acercado a el por primera vez?
Su rostro era neutro, lo sabía porque no sentía ningún músculo de su cara moviéndose, estaba completamente serio. Pero a ella no le importaba así que con una sonrisa y segundos de vagar la vista por la avenida, saco una de sus manos, la derecha para ser exactos, extendiéndole una flor margarita y el la aceptó sin dudarlo. Las conocía por que la Sra Grimes era una aficionada a la jardinería y le enseño todo lo que el había querido saber
Sin que él lo pensará la comisura de su labio se inclinó un poco en una sonrisa cercana a una mueca, de igual manera eso la dejo satisfecha - Mi nombre es Carol...
-Daryl Dixon - se apresuró a decir antes de que le preguntará, apenas teniendo un tiempo a solas se golpearía hasta olvidar que la interrumpió pero a... Carol eso no pareció incomodarle pues le brindo una sonrisa el triple de linda
Ojala el bus nunca hubiese llegado o le hubiera invitado un café, pero el hubiera no existe.
Al día siguiente Carol interrumpió su camino para darle una rosa cherokee, era más bella que la ilustrada en el logotipo del local, las semanas pasaron, los meses pasaron
Y Carol no solo le daba un ejemplar, cada día era uno distinto, todo hubiese sido perfecto si no fuese por las vacaciones, los primeros quince días de julio camino por ahí únicamente para que esa preciosa pelirroja le diese su flor
Hasta que en el décimo día, Carol no estuvo ahí y para el décimo cuarto el salió con la familia Grimes de vacaciones, rezando porque ella también se hubiese tomado las suyas
Cuando volvió de Alabama dos meses después para el comienzo del último semestre decidió darle una sorpresa, esta vez él le llevaría una flor, así que fue al supermercado y compró la más hermosa que pudieran ofrecer pues no se comparaban con las de la florería
Era una bella rosa roja era tan frágil pero lucía fuerte y saludable justo como Carol
Llegó quince minutos antes de que los Anderson abrieran, no se desespero el pensaba que valía la pena, espero y espero, hasta que los padres de Carol se estacionaron en frente de la florería, la radiante pelirroja no estaba en el asiento trasero en su lugar había una joven negra de rastas que paso de largo su prescencia en la acera
Los padres de Carol no lo hicieron.
—Hijo, Carol murió hace tres semanas...
Entre lágrimas se marchó, no quedaba nada más que la flor de supermercado muy pegada a su corazón, en el lugar de Carol Anderson.