La Boxeadora

By YuehRivelo

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Atenea McCleane. Impulsiva, cínica, irrespetuosa algunas veces, narcisista, soberbia y pretenciosa. La autént... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
¡Aviso parroquial!

Capitulo 13

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By YuehRivelo


Desperté de mi siesta de la tarde, me había despertado temprano ya que mi cita con el doctor Stone era prácticamente al alba, y no la malinterpreten, fui a que me quitara la férula. Después de eso me pareció justo que volviera a mi casa y cómodamente me durmiera lo que resta del día.

A mitad de las escaleras escuche mucho ruido proveniente de la sala, se escucharon varios gritos. No les preste mucha atención y me dirigí a la cocina, tenía hambre. Iba aun medio dormida que no me di cuenta de la persona que estaba en la cocina conmigo.

―Buenos días Atenea― me saludo burlonamente.

Gire la cabeza en su dirección, lo mire unos segundos y después regrese mi mirada hacia el sartén que tenía en frente.

―Buenas tardes Ares― esperen ¿Qué? ¿Qué hacia el en mi casa?― tú... ¿Cómo?

―Jayden nos invitó― tomo el bowl de palomitas, sonrió y salió.

Resople, en que momento mi hermano se hizo tan amigo de mis compañeros de gimnasio. Me serví lo que prepare en un plato y tome una botella de agua, me dirigí con ellos a ver lo que sea que estuvieran viendo. Mientras más me acercaba a la sala mas estruendosos eran sus gritos. Entre a la sala, los chicos y mi padre estaban viendo el partido de los Celtics contra nuestros queridos y adorados Lakers. Me causo mucha gracia sus expresiones de frustración ya que los Lakers iban perdiendo. Iba a tomar mi lugar de siempre a lado del reclinable de papa y cerca del portavasos con hielera, pero, que rayos hacia ella aquí, en mi casa, con mi familia y en mi jodido lugar. ¡Que mierda hacia Naiara en mi casa!

―Atenea quítate de en medio― me reprendió mi padre, me había quedado parada enfrente de la pantalla.

Me hice a un lado, no me senté hasta que se terminó el segundo cuarto dando lugar al medio tiempo. Mi padre noto que no me había sentado.

―Siéntate Atenea, estás en tu casa― ironizo.

―Lo haría pero hay alguien en mi lugar― mire asesinamente a Naira. Esta me miro inocente, que buena fachada.

―Hay muchos lugares Atenea― observe a Jayden, no se le quitaba la costumbre e de hablar con la boca llena de comida.

―Tú, tolero que los traigas a ellos― señale a Chazz y a Ares, sé que era de mala educación, pero era muy necesario― pero a ella...

―Atenea no seas grosera― me riño mi padre, haciendo molestar.

―La grosera es ella― me exalte totalmente― y tú lo has visto Jayden André― mi hermano puso los ojos cuando use su segundo nombre― y te consta lo insolente que ha sido ella conmigo.

―No es para tanto― conspiración, esto era una maldita conspiración en mi contra. Ahora Chazz también la defendía y yo que pensaba que ya éramos amigos― tú eras igual o peor que ella.

Bien dicen que lo más triste de la traición es que nunca proviene de tus enemigos. Suspire derrotada. Los miré sardónica y comencé a reír, pero fue más una risa sarcástica.

―Tienes razón Chazz, bueno mejor dicho tienen razón― se quedaron estáticos en su lugar― yo era pero que eso, era y sigo siendo impulsiva, cínica, irrespetuosa algunas veces y narcisista. Tiene razón, la pobre Naiara nunca hace nada, aquí la única perra mala soy yo.

Me retiré de ahí y fui a la cocina a dejar la comida que ni probé. Subí a mi habitación para cambiarme, me pues algo cómodo, un pants con sudadera de Adidas y unos tenis de Stan Smith. Baje por las llaves del lambo, que para mí desgracia las había dejado en la mesa de la sala. Entre con una cara que daba a entender que no quería que me jodieran. Tomé las llaves y salí lo más rápido que pude, o eso creo.

―¿A dónde vas Atenea McCleane Low?― grito mi padre enfadado.

―A mi maldita rehabilitación― respondí irritada y cerré de un portazo.

Subí al lambo, lo encendí y arranque a todo lo que da cuando el portón principal se abrió.

Le había mentido a mi padre, bueno no del todo, si tenía que ir a rehabilitación, pero eso era más tarde. Solamente andaba deambulando por la ciudad torpemente ya que no tenía a donde ir y mis amigos, ¡rayos! Todos ellos se fueron cuando me sacaron de UFC. Solo había un lugar al que podía ir, lo único que espero es que este abierto.

Llegue, había muy pocos autos estacionados, creo que estaba cerrado. Estacione el lambo y baje con la esperanza que hubiera alguien. Empuje la puerta, no había nadie a simple vista, pero estaba abierto. Escuche un ruido a mi lado y me exalte cuando Lenno salió de las sombras.

―Atenea ¿Qué haces aquí?― lo seguí, se sentó en una banca a lado del ring.

―Yo...― y bien ahora que usaba de excusa― solo... no sabia a donde ir― me sonrió.

―Igual que Maya― lo escuche susurrar y fruncí mi entrecejo― ¿qué sucedió?― Lenno era inteligente, no se tragaría eso de que estaba cerca y decidí venir a saludar.

―Discutí con mi padre y con Jayden― se concentró en mi prestándome atención― peleamos porque ellos creen que sigo teniendo el mismo carácter de mierda que antes― me encogí y reí sin ganas.

―¿Y tú lo crees así?― levante la cabeza para poder verlo a los ojos― tu crees que sigues siendo esa persona que eras años atrás.

―Quizá solo un poco― confesé, no le mentiría― pero siento que si he cambiado, de no ser así, seguiría en mi etapa de negación y no hubiera aceptado tu oferta― reímos los dos.

―Yo también lo he notado― lo mire atentamente― has cambiado, ya no eres esa chiquilla narcisista.

―Ellos no lo ven como tú y yo― me hacía bien hablar con Lenno― sabes, yo no era así― me miro pidiéndome que le contara mas― yo era... se puede decir que una buena persona, todo cambio ese día... el día en que ella nos dejó, cada uno se encerró en su propio mundo y nos apartamos. Cuando tuve edad me fui a Las Vegas, ahí me dieron todo, inclusive un cariño falso, pero yo estaba tan necesitada de él que lo acepté ciegamente. Y creo ese fue mi mayor error, pero mi padre no estuvo ahí para decirme lo que era correcto y lo que no.

―Fuiste a buscar lo que tanto añorabas y que te fue arrebatado de las manos― no me gustaba que me mirara así, con lastima, no quería que sintiera pena por mi― pero debes comprender Atenea que nada se va a comparar con el cariño que te tenía Maya. Eras la niña de mamá― se me escaparon algunas lágrimas, no quería llorar, me dolía hablar de mi madre, pero era necesario hacerlo, si te tragas todo lo que sientes al final terminas ahogándote― los quería por igual a ti y a Jayden, pero ella siempre vio en ti algo más que nadie de nosotros podía ver― sonreí melancólica y secando mis lágrimas.

―Lenno tu que conociste a mi madre, ¿Cómo era ella? Y no me refiero a que, si era buena persona o inteligente, porque eso ya lo sé. Quiero saber cómo era Maya Low en el ring― le pedí que me dijera porque mi madre nunca me llevaba a sus peleas, su excusa era que ese no era ambiente para una niña pequeña.

―Maya era― vi en cómo se perdió en los recuerdos que pasaban por su cabeza― era de las mejores, no había quien se comparara con ella, lo tenía todo, la fuerza, la agilidad, el estilo. Era bestial ir a una pelea de ella, el público se rendía a sus pies― escuchaba admirada― una vez, tu madre iba perdiendo la pelea y cuando fue a su esquina tu abuelo subió, no sabemos exactamente qué le dijo, pero eso pareció revitalizarla, se levantó como si estuviera fresca, traía un corete en la ceja y un ojo hinchado pero aun así no fue impedimento, tu madre saco la casta― sonreí satisfecha― gano la pelea, noqueo a su contrincante en el doceavo round, se hinco llorando, porque supo que estaba perdida. Sin embargo, hubo algo más que la impulso a seguir. Todo el MGM Grand se puso de pie y vitoreaban a una sola voz "Low". Era indescriptible.

―Nunca supiste que le dijo el abuelo― pregunte curiosa, quería saber más.

―Por supuesto que le pregunte a Clayton― espere ansiosa a que me dijera― él le dijo que no se podía rendir en ese momento, porque había una pequeña niña que estaba en casa de su abuela viendo la pelea y que se decepcionaría mucho si la viera perder― estaba sorprendida, no recuerdo esa pelea.

―Era yo― asegure y el asintió― mamá era buena en todos los sentidos.

Lenno se levantó esperando que yo también lo hiciera. Lo seguí hasta su oficina, me pidió que me sentara, tome lugar mientras el buscaba algo en unas cajas viejas que tenía. Rebusco como por tres cajas hasta que encontró lo que buscaba, de la caja grande saco una pequeña, la abrió y contenía varios dvd's. Tomo un y volteo a verme decidido.

―Creo que es momento de que veas esto― coloco el disco en el DVD y comenzó a reproducir lo que fuera que tenía.

―Así es golpea más fuerte Maya.

Contuve la respiración, mi madre estaba golpeando un saco de box y estaba completamente sudada, el que estaba grabando después enfoco a mi abuelo y a lado de el apareció Lenno. Mire a Lenno, y este me indico que prestara atención.

―Bien Maya, vas bien. ¿Qué te parece si subimos al ring?

Mi madre subió con su sparring, hizo varias combinaciones que yo en mi vida podría hacer, Dios era buena, bastante buena. Estaba muy concentrada y de la nada se distrajo viendo a otra dirección, le pidió a su sparring que se detuviera. Vi a mi madre sonreír divertida, pero había algo en sus ojos, a quien sea que estuviera viendo lo hacía con orgullo.

―Mira eso maya.

Mi abuelo sonaba fascinado.

Lo estoy viendo papá, lo estoy viendo y no me lo creo.

―La pequeña golpea fuerte.

Dejaron de enfocar a mi madre y a mi abuelo. Enfocaron hacia donde ellos veían. Me quede pasmada en mi lugar, esas dos coletas castañas, esas mallas deportivas floreadas y esa playera Adidas originals blanca con azul yo las conocía a la perfección. Me habían enfocado a mí, estaba golpeando el saco en el que anteriormente estaba mi madre, reí. Tenía unos cuatro años en aquel entonces, ese saco pesaba más que yo, pero se veía que estaba haciendo un gran esfuerzo. Mi madre había bajado del ring y fue hasta mí, se hinco a mi lado mirándome con gracia.

―Eso es pequeña Atenea golpea con fuerza.

Se me escapo un sollozo cuando la escuche decir mi nombre.

―¿Lo estoy haciendo bien mami?

―Claro que si mi amor, solo hay que ajustar algunos detallitos.

Me ayudo a colocarme de manera correcta.

―Bien, ahora si pequeña boxeadora, muéstrame como lo haces.

Golpeé el saco como si mi vida dependiera de ello, mi madre se reía de mis intensos de querer tirar un saco de 120 libras y mi abuelo no cavia de lo orgulloso que estaba, los demás solo nos miraban divertidos.

Campeona es momento de que descanses, no queremos que te salgan moretones, sino tu padre se enfadara.

Seguí a mi madre hasta el ring donde nos esperaba mi abuelo.

―¿Lo hice bien abuelito?

―Nunca he visto una boxeadora como tu angelito. Eres la próxima gran Low― me beso en la frente y subió al ring

―Nea― me llamo mi madre― siéntate aquí― me ordeno y comenzó a ponerse lo guantes― en un momento más acabare y sabes a donde iremos― la mire maravillada.

―¡Por un helado!― mi madre asintió, beso me cabeza y antes de subir al ring me miro suspicaz

― Pórtate bien.

Subió al ring y lo único que pude hacer fue verla totalmente maravillada. Decir que veía a mi madre con admiración era poco.

El video termino, me quede perdida viendo hacia la nada. Lenno guardo todo de nuevo, me miraba algo preocupado, quizá no era la reacción que esperaba.

―¿Estas bien Atenea?― pregunto cuidadosamente.

―Si... yo.... solo...― mierda no podía articular una oración completa, suspire tranquilamente― gracias Lenno― en verdad estaba agradecida― por mostrarme esto.

―Creí que era necesario.

―Y lo fue, me hizo mucho bien verlo.

Salimos de su oficina y nos encaminamos a la salida.

―Hacia mucho que no escuchaba su voz― dicen que eso es lo primero que olvidas de una persona, el sonido de su voz― es reconfortante saber que tienes eso videos, así una parte ella sigue conmigo.

―Te los puedo entregar todos si quieres― ofreció, pero no los aceptaría.

―Guárdalos tu Lenno― espere a que cerrara el gimnasio― sé que están en buenas manos y cuando sea el momento veremos otro.

Cerro el gimnasio, caminamos por la acera casi acercándonos a mi auto, mire la hora en mi reloj, ya se había pasado mi hora para ir a rehabilitación, un día menos no me iba a afectar. Llegamos hasta mi auto y mire a Lenno.

―Te llevo― ofrecí quitando los seguros.

―No está bien, iré caminando― lo mire tratando de convencerlo de que subiera― es el único ejercicio que hago, me hará bien.

―Como quieras― levante mis manos rendida― nos vemos Lenno.

Subí al auto y me perdí de su vista, era hora del tráfico, tardaría algo en llegar a casa. El tiempo que durará el trayecto me ayudaría para reflexionar. Me había ayudado mucho la charla con Lenno, había sacado algo de toda la basura que tenía retenida, y se sentía bien. Había hablado sobre mi madre, de cuanto la entrañaba y de eso se derivó que Lenno me mostrara un recuerdo que tenía con ella del cual no me acordaba. Me sentía más relajada, más liberada, estaba haciendo un cambio total en mi vida y para eso necesitaba cerrar varios ciclos que ya no encajaban en vida y sabia perfectamente por dónde empezar.

Llegué a casa, el portón principal se abrió y conduje hasta la entrada. Aún están ahí el auto de Chazz y me supongo el de Ares. Apague el motor y baje tranquilamente, mi malestar se había esfumado, me sentía una persona totalmente nueva. Lenno debería ser mi consejero personal.

Entre y ya no estaban en la sala, deje las llaves del lambo en el portallaveros. Escucha varias voces en la cocina así que me dirigí hacia ahí. Están Chazz, Ares y Jayden riendo de algo que dijo Ares. Me acerque a ellos, me vieron y se quedaron callados.

―Hola a ustedes también― tome una manzana del frutero y la mordí.

―Atenea― me llamo Jayden y lo miré― creí que llegarías...

Tragué el pedazo de manzana que mordí.

―¿Mas tarde?― asintió― bueno me perdí por ahí y se me hizo tarde para ir a rehabilitación.

Jayden me observo minuciosamente, inclusive como medida de precaución se alejó un poco de mí.

―¿Ya no estas molesta?― me recargue en la isla, los mire a todos sucesivamente.

―No― si lo estuviera ni les dirigiría la palabra― cuando me fui me plantee seriamente conducir hasta que se le acabara la gas al lambo y quedarme a vivir donde se quedara varado― me rasque la barbilla, era una buena posibilidad, el único que rió con mi ocurrencia fue Ares― pero luego recordé que me comprometí con algo y varias personas esperan algo de mí― incluida mamá.

―¿Estas cien por ciento segura que ya no estas molesta?― volvió a preguntar y negué.

―¿Ni un poco?― pregunto Chazz y lo mire a risueña.

―No― suspiraron aliviados.

―Que bueno, papá está preocupado de que estuvieras furiosa así que fue a comparar tu pastel favorito para pedirte una disculpa.

Se me vino a la mente una imagen de un delicioso pastel de tres leches de chocolate con relleno de mermelada de fresa.

―Suena bien― sonreí de lado― pero será para después.

―¿Por qué?― Ares me miro curioso.

―Tengo que empacar, voy a salir de la ciudad.

Jayden escupió toda el agua que estaba tomando.

―A donde rayos iras― tomo un trapo y trato de secarse― cuando tomaste esa decisión, es por lo de hoy.

―Si tome esa decisión hoy― me miro afligido, quizá pensaba que me iba por nuestra discusión, pero no era así― tengo unos asuntos pendientes que resolver.

―¿Dónde?― que cotilla Chazz. Lo mire suspicaz y el me miraba intrigado.

―Vegas― Sonreí. Jayden me miro alarmado.

―Dijiste que...

―Que nunca regresaría, lo sé― puse lo ojos, recordaba perfectamente lo que dije la noche que llegue a San Diego― tengo que redimirme y hay algunos demonios del pasado que tengo que enterrar― lo mire tratando de que comprendiera― estoy cerrando ciclos.

―¿Y que si ellos no quieren cerrar ciclos contigo?― Jayden pregunto y los tres me miraron esperando una respuesta.

―Lo tendrán que hacer, ellos dieron el primer paso el día que convocaron esa junta― Jayden camino hacia mí y me abrazo protector.

―Solo cuídate, quieres, no dejes que te hagan daño.

―Se lo dices a la persona que tiene un tempano de hielo como corazón― me burle y nos separamos― además ellos saben que no les conviene hacerme enfadar, no de nuevo.




*Atenea de bebé junto a su madre.

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