La Boxeadora

By YuehRivelo

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Atenea McCleane. Impulsiva, cínica, irrespetuosa algunas veces, narcisista, soberbia y pretenciosa. La autént... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
¡Aviso parroquial!

Capitulo 11

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By YuehRivelo

Maldita sea la hora en la que me deje influenciar por Jayden, ya eran once de la noche cuando a mi hermano le dio un antojo de embarazada. Me arrastro con él para ir por una jodida hamburguesa y a esa hora McDonald ya estaba cerrado, no nos quedó de otra que comprar las hamburguesas en un puesto de mala muerte.

La nauseas de las embarazadas no son nada en comparación con las mías, esa jodida hamburguesa, desde que el hombre gordo y sudado con mugre en las uñas me la entrego supe que algo andaba mal. Tan mal que estoy tirada en mi cama con un bote a mi lado para poder vomitar, si tanta era mi enfermedad que no podía llegar al baño que tenía a escasos cinco metros.

Hoy llegaba Lenno, se supone que tengo que ir al M&P, pero no puedo con mi alma, necesitaba de un lavado de estómago.

―Buenos días― Jayden entro sonriente, se acercó a las cortinas y las abrió, dándome toda la luz en la cara― hoy es un hermoso día, porque no te has levantado aún.

Como se atrevía a violar mis aposentos aun sabiendo que es su culpa que me sienta a morir.

―Estoy tirada en la cama porque...― ¡oh no! Aquí viene.

Tome rápidamente el bote y vacié todo el contenido de mi estómago, cuando termine puede ver la cara de asco de Jayden.

―No me mires así, todo esto es tu culpa.

―¿Por qué mi culpa?― se molestó, pero yo lo estaba más.

―Por tu jodida hamburguesa con millones de parásitos.

Me miro como perrito regañado, pero para su mala suerte conmigo no servía esa mirada.

―Es muy tarde para decir que lo siento― me miro inocente.

―Que den Jayden― cerré los ojos.

―No seas ridícula, ahorita busco algo para que te sientas mejor.

Supuse que iría a comprar algo o por un doctor yo que se. Siendo sinceros no se puede esperar mucho de alguien que siente que se muere cada que le da un resfriado.

―¡Papá!― el grito de Jayden me asusto, lo mire molesta. Ahora tenía dolor de cabeza, y para mi mala suerte el gran Maxwell también respondió gritando― Atenea se siente mal.

Tomé una de mis mil almohadas y sin que se lo esperara le di un golpe a Jayden. Me miro desconcertado por mi acción.

―No era necesario que gritas bestia.

La puerta de mi habitación estaba abierta sin embargo mi padre toco, cuando nos vio a los dos peleando nos reprendió con la mirada y se nos unió.

―¿Qué sucede?

―Atenea tiene náuseas y mareos― Jayden lo miro preocupado, solo era un jodido dolor de estómago no es para tanto. Tomo aire, en su cara solo había seriedad― creo que esta embarazada.

―¡QUE!― no se quien se exalto más, si mi padre o yo.

Jayden salió corriendo riéndose, sin embargo, no se salvó del zapato que le lanzo mi padre, le dio justo en la cabeza y por un momento creí que caería de boca.

―¿Te sientes muy mal?― me miro tiernamente, como hace mucho no lo hacía.

―Necesito un lavado de estómago― comete dramáticamente y mi padre rio.

―Igual de dramática que tu madre― sonrió― llamare al doctor Stone.

Mi padre salió de mi habitación. Trate de arreglarme un poco para verme algo decente para cuando llegara el doctor Stone. Espere a lo mucho media hora cuando tocaron la puerta, es él pensé. Me acomode en la cama, el doctor Stone entro con una sonrisa tan impecable como la de los modelos de la pasta dental. Casi chillo emocionada por verlo, no llevaba la típica bata con la que estaba acostumbrada a verlo ni el molesto estetoscopio, traía puestos unos jeans y una playera negra que se amoldaba a la perfección con sus bien trabajados brazos y su torso.

―Hola enferma― se jacto de mí.

―Hola doctor― sonreí bobamente.

―¿Y? esta vez que paso― se sentó en mi cama.

―Jayden me llevo a comer a un lugar de dudosa procedencia― se rio, me gustaba hacerlo reír― creo que me hizo daño la comida.

―Bien― rebusco algo en su maletín, ni cuenta me di que lo traía con el― tómatelas― me entrego unas pastillas color rosa, las mire asqueada― te servirán para tus náuseas y el dolor, de todas formas, vendré más tarde a revisar como vas, no vaya a ser una infección por parásitos― asentí.

―Gracias.

―No hay de que― revolvió mi cabello, pero no me queje, cuando lo hacia él era lindo― te veo más tarde Nea.

Salió y cerró la puerta tras de él, me tomé las pastillas y me dormí un poco. Una hora después ya me sentía con las suficientes fuerzas para levantarme e ir a darle una explicación a Lenno de porque no podía entrenar hoy. Me puse un short y una blusa de tirantes y mis nmd, hoy hacía mucho calor y con la ropa que escogí estaría más fresca. Baje esperando ver a mi padre, pero no había nadie en casa. Tome las llaves del Jeep, antes de salir me detuve, una gran idea paso por mi mente, regrese y cambie las llaves que tenían en el mando de los seguros el toro de color dorado. Pase por la puerta que llevaba al garaje subterráneo, en una esquina estaba cubierto, le quite el cubre carros, quite los seguros y me monte en él. Encendí el motor, como extrañaba ese rugido.

Salí de casa y conduje hacia el M&P. Llegue obscenamente rápido, creo que excedí los límites de velocidad, hacía mucho que no conducía a esta bestia, estaba fuera de ritmo y por eso creo que se me paso el pie en el acelerador. Me estacione con sumo cuidado de no rayar la belleza que traía. Baje y entre al gimnasio. Chazz y Jayden estaban boxeando en el ring, Lenno les daba instrucciones a ambos, mientras John estaba por los sacos con Naiara y Ares. Jayden me vio de reojo y se detuvo.

―Mira quien decidió venir― se burló y como toda buena señorita le mostré mi prefecta manicura del dedo de en medio.

―Atenea― me llamo Lenno― Naira ya está calentando, ve tú también.

―Si sobre eso― la mire nerviosa, y no sé porque lo estaba― no voy a entrenar hoy.

Lenno se me quedó viendo esperando una explicación de mi parte y como la adulta madura que soy lo mejor que se me ocurrió fue acusar a Jayden.

―¡Es su culpa!― mi hermano me reprendió con la mirada― por su culpa no puedo entrenar.

Lenno ahora miraba a Jayden esperando una explicación.

―Bueno Lenno lo que pasa es que Atenea esta― se calló para darle más suspenso― embarazada.

Lenno lo miro sorprendido, Chazz escupió el agua que había bebido y Naiara y Ares dejaron de golpear los sacos. Ahora si me había sacado de mis casillas. Me subí molesta al ring, le quite los guantes a un estupefacto Chazz y me los ajuste rápidamente. Me acerque ferozmente a Jayden, me sonrió sínico como si no lo fuera a golpear, pero como había dicho antes estaba lo que le sigue de molesta. Lo golpe tan fuerte que se tambaleo hacia las cuerdas, me miro rabioso porque lo golpeé. Lenno intento que paráramos, pero ninguno de los dos cedía.

―No Lenno, déjame darle la paliza que se merece este bocón.

―Cuida tus palabras Atenea que sigo siendo tu hermano mayor― se jacto de su jerarquía en el árbol genealógico de nuestra familia.

―Pues no lo parece― lance tres golpes de los cuales solo conecte bien uno.

Ahora teníamos cinco espectadores, debía ser algo digno de ver. Esta pelea era mejor que la de Sugar Ray contra Thomas Hearns, digo no todos los días ves peleando a un McCleane contra otro McCleane. Si creían que por ser mujer Jayden no me golpearía déjenme decirles que estaban muy equivocados. M e dio un golpe que me saco el aire. Le sonreí insolente haciendo creer que no me había afectado su golpe. No sé cómo rayos terminamos en la lona prensados, ninguno soltaba al otro, solo que esta vez él tenía las de perder. Rodamos de una forma que la posición en la que quedamos fue más cómoda para mí, y si aún tenía el toque aproveche y le aplique una llave armbar.

―Ríndete― le gruñí.

―¡Jamás!― comenzó a quejarse.

Si no se rendía de la presión que estaba ejerciendo podía romperle el brazo.

―Jayden― lo amenace, un simple movimiento brusco de mi parte y su hueso tronaría.

―Estaba bien, está bien, tu ganas― lo solté y rodé sobre la lona para ponerme de pie, Jayden movió su brazo quejándose― rayos Atenea me duele el jodido brazo.

―Te lo advertí― lo reñí.

Mire hacia donde estaban los demás, parecían conmocionados. No decían nada y ya comenzaba a preocuparme. Me recargue en las cuerdas y los mire.

―Eso fue...― Chazz no podía articular una oración completa.

―Increíble― Ares salió de su estupefacción y me miro fascinado― que demostración, que belleza, que calidad.

Mire risueña a Ares, me aplaudió como si hubiese ganado el campeonato de peso gallo. Jayden se recuperó o al menos eso parecía y al igual que yo se recargo sobre las cuerdas.

―No le alimentes más el ego― refunfuñó.

―Bien chicos después de esa demostración todos a entrenar― nos ordenó John, todos se quejaron.

―Rápido y de buena manera― me burle de ellos, yo no iba a entrenar, mi estómago estaba en proceso de desintoxicación.

Mi hermano ayudaba a Ares y a Chazz, ellos aún tenían problemas cuando boxeaban contra él, al parecer su talón de Aquiles eran los boxeadores zurdos. Dieron las cinco de la tarde, y no se veía para cuando volviéramos a casa. Entonces recordé que el doctor Stone dijo que pasaría más tarde, me levante exaltada, me acerque al ring para hablar con Jayden.

―¿Ya casi terminas?― pregunte algo ansiosa.

―No, todavía tenemos que...

―Ah bueno entonces te espero en la salida― ni siquiera preste atención a lo que me dijo.

Jayden me miro estupefacto desde el ring, le dijo a Chazz que pararían por un momento, bajo y se acercó a mí. Moví mi pie nerviosamente. Jayden se paró justo en frente de mí y me observo para ver si había algo mal conmigo.

―¿Se puede saber que rayos te pasa?

Mire a nuestro alrededor esperando que nade anduviera de entrometido, todos estaban en sus propios asuntos, pero aun así no me arriesgue y me acerque mas a Jayden para poder susurrarle.

―Stone ira hoy a casa― mi hermano me dedico una mirada picara, no es lo que él pensaba― él ira a ver como sigo.

―Si claro― comento sarcástico― desde cuándo Stone se preocupa de más Atenea.

―Soy su paciente favorita― alardeé― como sea ya hay que irnos― pedí ansiosa.

Jayden suspiro y puso los ojos, subió de nuevo al ring y les dijo a los chicos que tenía que ir ser. Sonreí internamente. Hasta que escuche esas trece palabras.

―Chicos quieren venir a mi casa a ver el juego de los padres― los invito, sin siquiera preguntarme.

―Claro― aceptaron los dos.

Que más da, el daño ya estaba hecho. Espere a que los chicos se cambiaran para poder salir. Venia riendo entre ellos, de que me perdí, en qué momento se hicieron tan amigos. Los miré curiosa, esperando que me dijeran algo y lo único que obtuve como respuesta fue que comenzaron a caminar sin mí. Salimos, Jayden se detuvo de golpe y choque con él.

―En que llegaste― busco con la mirada el jeep, sonreí socarrona.

―En esa belleza de rines deportivos― señale el Lamborghini Reventon estacionado dos autos delante de su Audi.

Su boca hizo una perfecta o, Ares y Chazz también giraron a ver, Ares silbo sorprendido. Mi Lambo tenía ese efecto sobre las personas.

―Sacaste el lambo― camino hacia él y Chazz, Ares y yo lo seguimos.

―Pague millón y medio por él, se me hacía injusto tenerlo encerrado.

Después de que Chazz, Ares y mi hermano inspeccionaran cada detalle del deportivo por décima vez, los reñí diciéndoles que se nos hacia tarde para ver el partido, pero a mi valía un comino el juego de los padres, yo tenía mis propios asuntos.

―¿Atenea se pueden ir contigo?― mire a Jayden mordazmente.

―Oh no amigo― abrí la puerta del piloto― tú los invitaste, tú los llevas― me monte al auto y lo encendí, baje el vidrio y pose mi vista en Jayden― y no se olvide llevar comida, te veo en casa― subí el vidrio y arranque.

Maneje como Toretto en un cuarto de milla, estacione el auto y baje rápidamente, entre corriendo, mi padre estaba en la sala y se me quedo mirando inquisitoriamente. Subí de dos en dos los escalones hasta mi habitación, me despojé rápidamente de mi ropa y me metí directo al baño. No sabía a que hora llegaría el doctor Stone por ende cada minuto era crucial y yo quería estar presentable para cuando el llegara.

Me puse una playera color borgoña que decía "Champagnemami" y unos skinny jeans, y por último unos human race de color borgoña de la colección de Pharrell para Adidas. Me hice una coleta alta ya que casi no me gusta traer el cabello suelto, me mire en el espejo y me gusto lo que vi. Tocaron el timbre y baje con la esperanza de que fuera el doctor Stone, me lleve una gran decepción cuando vi que eran los chicos. Me hice a un lado para que pasaran, no pase por alto el hecho de que me hallan escaneado descaradamente. Papá los vio y los saludo simpático, hoy andaba de buenas.

Dejaron la comida sobre la barra y entraron a la cocina para preparar todo para el partido. Me senté a esperar que trajeran la comida. Ares llego con vasos y Chazz con platos, mi hermano y mi padre traían la comida, pusieron todo en la mesa del centro y cada quien tomo su lugar, obviamente el sillón reclinable era de papá.

El partido comenzó, los padres iban perdiendo por una carrera en la quinta entrada. Me gustaba ver diferentes deportes, pero lo mío era más el futbol americano y el basquetbol. Kris Bryant bateo un home run, y se escucharon quejidos de mi padre y los chicos. Tocaron el timbre, ninguno hiso el intento de levantarse, estaban tan abstraídos que me imagino que ni escucharon. Me levante y fui a abrir de mala gana. El doctor Stone no se podía ver más atractivo, parecía que acababa de salir del gimnasio y de inmediato se vino hacia aquí, traía una playera Nike pro y un short.

―Hola Nea― no hice ningún amago de moverme― ¿puedo pasar?― me miraba divertido

―Si claro― desperté de mi estupor y me hice a un lado.

Camino y yo detrás de él, dándome una muy buena vista, ese short ocultaba un buen trasero. Me picaban las manos por tocarle. Legamos hasta la sala y de no ser por el grito que pego mi padre le hubiera pellizcado el trasero al doctor Stone. Mi padre giro a vernos.

―Stone― lo llamo y los chicos también giraron a vernos― que haces por aquí.

―Vine a ver como seguía Nea.

―Ya está mejor doc.― Jayden sonrió perverso― yo diría que mucho mejor.

Lo señale con el dedo amenazándolo. El doctor Stone vio que teníamos dos invitados más y los fue a saludar.

―Hola― le extendió la mano a Ares y este la tomo― William Stone, soy el doctor de la familia.

Hizo lo mismo con Chazz solo que este le vio la mano receloso, por un momento creí que no lo saludaría, pero si lo hizo. Se vio más bien obligado a hacerlo. Los anuncios en terminaron y regresaron al partido. Pensé tristemente que el doctor Stone ya se tendría que ir, entonces mi padre me hizo un gran favor.

―Stone porque no te quedas― iba a replicar, pero nadie le dice que no a Maxwell McCleane, bueno solo yo― el juego está empatado, ven siéntate.

Hoy la suerte estaba de mi lado, William se había sentado a un lado de donde yo estaba, si no fuera porque ellos estaban presentes hubiera reído como loca. Fui a sentarme a su lado, definitivamente disfrutaría mucho el resto del partido.




*Habemus capitulo. :)

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