Si todo lo que quieres es tenerme, no te bastará con sorprenderme,
guarda tus diamantes y regálame mejor tu corazón,
si buscas en mi algo verdadero,
no compres lo que puede ser sincero,
si tanto me quieres ponle a tus palabras mucho más acción,
lléname de amor.
Lléname de amor- HaAshUna fuerte pelea se escuchaba por todo el departamento. Taiga gritaba a todo pulmón a su tierna prometida y esta le respondía de la misma manera agresiva, sin dejarse intimidar y viceversa. Mientras tanto, un pequeño peli azul trataba de hacer que sus amigos entraran en razón, pero al parecer eso no funcionaria, la pareja prefería gritarse el uno al otro antes de detenerse a hablar y resolver sus problemas como la gente civilizada.
—¡Estoy harto de esto, tu siempre tomas las decisiones sin siquiera consultarme!
La pequeña chica trato de contener su enojo en lo más profundo de su ser, pero fue inevitable no responder.
—¡Yo solo intento obtener lo mejor para nosotros!
—¡¿Piensas que lo mejor para nosotros será mudarnos de ciudad después de la boda, solo para que tu obtengas un poco de aumento en tu gran sueldo!, ¡Pues estas equivocada, porque yo me quiero quedar aquí! Eres egoísta. —grito nuevamente Taiga.
—¡¿Egoísta?! ¡¿acaso es egoísta pensar en nuestro futuro?! — respondió la más bajita.
—¡No es nuestro futuro! ¡es solo TU futuro! —recalco Taiga con un gesto de desagrado en su rostro.
—Kagami-kun, Momoi-san, deberían calmarse un poco.
La pareja ignoró olímpicamente al chico de cabello celeste para seguir con su pelea, este solo se limitó a soltar un suspiro y repetirse en su mente, una y otra vez "paciencia Tetsuya, paciencia. La paciencia hace al maestro, ah no, eso no tiene nada que ver"
—¡Es igual como cuando decidimos comprar el departamento, ya habíamos elegido uno, pero a último momento a ti no te gusto y decidiste comprar uno más caro y que quedará demasiado cerca de tu trabajo, sin consultarme! —la pelea poco a poco se hacía más reveladora y parecía que continuaría por horas, de no ser por un carraspeó que provenía de una voz más profunda los interrumpió.
—¿Interrumpimos algo? —cuestionó el moreno con una sonrisa, junto a él se encontraba Kise.
Los dos al parecer acababan de llegar, pero en verdad no había sido así, habían llegado desde hace unos minutos, pero como eran la pareja más cotilla, decidieron permanecer en silencio un poco más y escuchar parte de la pelea que acontecía en la casa de Tetsuya.
—¿Da-Dai-chan?
La peli rosa susurró cuando miro al recién llegado, una sonrisa se hizo presente en su rostro al ver a su mejor amigo de la infancia parado justo frente a ella. El moreno devolvió el gesto, mirando a su pequeña amiga, ahora convertida en toda una mujer.
—Satsuki, hace tanto que no te veo. Mírate, ya creciste un centímetro más.
Los viejos amigos se acercaron y se fundieron en un cálido y confortable abrazo. Al separarse los dos se sonrieron y Satsuki llevo su vista hacia el chico rubio parado frente a la puerta, cuando lo vio atentamente inmediatamente lo reconoció, se trataba del chico que había conocido aquel día cuando se reunió de nuevo con Kuroko para planear la boda, pero recordaba que ese chico no tenía un prominente vientre, vaya, sí que las cosas cambiaban en dos meses y medio.
Aomine noto que su amiga miraba atentamente a Kise, intentando reconocerlo. El moreno se alejó de la chica y se posó al lado de su bello esposo.
—Satsuki, él es Kise Ryouta, mi esposo. —el nombrado sonrió y saludo a la chica.
Aomine se presentó con Taiga y al terminar se dirigió a Kuroko para saludarlo como siempre lo hacía, con un fuerte golpe en la espalda. Aomine elevo su mano en el aire y justo en ese momento el grito Kise resonó por todo el lugar.
—¡Noooo! —él moreno rápidamente entendió, no podía golpear a Kuroko porque el pequeño se encontraba embarazado. Sustituyo el golpe en la espalada por dos tiernos golpecitos amistosos. Después todos miraron confundidos a Ryouta por el grito anterior, el rubio se puso nervioso e hizo lo primero que se le vino a la mente—. ¡Nooooooche de paz, nooooche de amor! Todo duerme en derredor, entre los astros que esparcen su luz. Bella anunciando al niño Jesús, brilla la estrella de paz... ¿No?
Todos miraron mal al rubio y la tención inundo el ambiente, haciéndolo pesado e incómodo para todos. El sonido del timbre rompió la burbuja de incomodidad, Ryouta podía jurar que había escuchado un suspiro de alivio de ellos presentes al no tener que soportar más el pesado ambiente.
—Yo voy. —dijo el rubio, pero fue interrumpido por su esposo.
—No mi amor, yo voy, no te muevas mucho. —el rubio asintió con una sonrisa y beso ligeramente a Aomine. Mientras que Aomine abría la puerta los demás decidieron ir a la sala para tomar asiento.
— ¡Hola! —saludó Kouki al entrar a la habitación, seguido de Akashi quien cargaba a su pequeño niño de piel pálida que lloraba desconsoladamente. Rápidamente Tetsuya se puso de pie y corrió hacia los recién llegados, saludo con un abrazo y tomo a KouSei en brazos.
—Mio. —susurró Kuroko.
Como si de magia se tratara el pequeño dejo de llorar cuando se dio cuenta que su tío lo cargaba y recargo su pequeña cabecita en el hombro de este, Tetsuya tenía una natural aura tranquilizadora. Akashi soltó una sonrisa, Tetsuya amaba a los niños.
Kuroko llevo al nene al centro alfombrado de la sala y comenzó a jugar con él y Nigou que descansaba ahí. La pareja soltó un suspiro y se dedicaron a saludar a los presentes y después tomar asiento. Minutos después el timbre volvió a sonar, esta vez eran Himuro y Atsushi acompañados del guapo niño pelinegro de nombre Noa. El proceso se volvió a repetir, Kuroko corrió hacia su sobrino y lo llevo a jugar. El tiempo paso y el timbre sonó por tercera vez, dando la bienvenida a Kazunari y Shintaro.
—¡Hola! —un energético Takao saludo, mostrando su enorme vientre, producto de sus gemelos.
—Takao-kun, bienvenido. —Kuroko se levantó del suelo con un cansado KouSei en brazos y tomo asiento junto a Takao.
Los once presentes se pusieron a hablar entre ellos. Lo único que se escuchaba en el lugar eran murmullos de:
Te acuerdas cuando...
Cuando dijiste que...
Aquella vez que...
—¿Recuerdan cuando solíamos bailar Gee de SNSD? —preguntó Takao recordando su adolescencia, llena de bromas, tonterías, risas, consejos, amistades sinceras y, sobretodo, muchas girl bands de Kpop.
— ¡Claro que sí! Recuerdo que hasta Akashicchi la bailaba — el rubio miró al pelirrojo, este solo se sonrojo en respuesta y asintió lentamente—. ¡Vamos Akashicchi, báilala!
Después de mucho insistir el pelirrojo acepto y ante la mirada atenta de todos los presentes comenzó a bailar la canción representativa de su juventud, aunque ninguno lo quisiera admitir.
—Cambiando de tema, ¿Quién ordeno la comida?
—Creo que decidimos que Kise lo haría. —dijo Furihata. El rubio abrió la boca sorprendido.
— Yo le hable a Takaocchi y le dije que él debía de ordenarla. —se justifico el rubio.
—Y-Yo, hable con Himu-chan y le dije que el ordenara la comida. — el pelinegro apunto a Himuro.
—Yo le llame a Furihata y le dije que el ordenara la comida para hoy.
Todos se apuntaban los unos a los otros, en busca de quien debía de haber ordenado la comida. Hasta que un suspiro los callo a todos. Se giraron a mirar a Shintaro quien tecleaba ágilmente en su teléfono.
—Bueno, si hola, recuerdas que te dije que tal vez necesitaría un pedido para once personas hoy, si lo necesitare. Gracias. —el peliverde termino la llamada y con una pequeña sonrisa hablo-. Solucionado.
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La plática amena entre los presentes se vio interrumpida nuevamente por el timbre.
—Wao, esa comida sí que es rápida. — murmuró Tetsuya antes de levantarse y dirigirse a la puerta, todos los invitados se quedaron callados en busca de escuchar algo pero nada, hasta que un grito de emoción lleno los oídos de todos—. ¡Shige!