Habían pasado más de cinco días en donde Abner ninguna de las veces me había llamado. Es extraño porque en ningún momento tuvimos nuestras diferencias. Y eso ocurrió aquella noche, luego de enterrarme de que la deuda de Eren había sido liberada. Luego de haber estado en el parque con aquella mujer extraña. A partir de ese momento Abner comenzó a actuar extraño.
-bien, Drake se durmió. ¿Te quedas?- mire el reloj de muñeca, el cual siempre llevo. No había pasado aun diez minutos.
-está bien- caminamos de la mano hacia la habitación. Cerró lentamente la puerta de su dormitorio en sus espaldas. Se acerco a mí y enseguida, estampo mi cuerpo bruscamente contra la pared. –E... espera- mordía mi cuello con desesperación. –Drake... -
-duerme con auriculares. De todos modos, no hagas ruido y déjame a mí hacer esto- volvió a mi cuello, esta vez no era como la primera vez que tuvimos, era más lujurioso.
-no dejes marcas- dije en suspiros. Me recostó sobre la cama colocándose sobre mí. Miro mis ojos un momento. Pude ver su brillo, pude notar su perfección en el. -¿pasa algo?-
Musito con sus labios negando.
Beso mis labios con suavidad, como si recordara aquel momento de nuestra primera vez.
-Ezra. Quiero que siempre me mires con esos ojos. Quiero que me sonrías siempre con esa sonrisa. Quiero que me acaricies de esta manera. Quiero que sigas siendo de esta manera conmigo-
-¿Por qué no dices?- acaricie su mejilla. Su piel suave. Entrecerró los ojos.
-no es nada en especial, bueno, quizás te lo digo porque es más que especial- recostó su cabeza sobre mi pecho. En ese momento estaba más que extasiado. Estaba... enamorándome.
-idiota. Soy yo quien debería decirlo- llevo mis manos a sus labios, ahí deposito un beso con sus suaves labios. Su calor, había quedado grabado en mi piel con su huella.
-ese olor- me hizo reír el hecho de que huela la manga de mi camisa. Parecía un perrito.
-¿Qué haces?- dije entre risas.
-ese olor. ¿Por qué cambiaste tu colonia?- enseguida se aparto de mi. Su mirada extrañada me sorprendió.
-no lo hice- acerque mi nariz a la manga de la camisa. Aquella fragancia, era la misma que de la mujer extraña del parque.
-¿con quién estuviste?- ¿de nuevo con sus dudas? Me entristeció al saber que no confiaba en mí.
- no estuve con nadie. Solo hable con una mujer en el parque. No hice mas nada. ¿Por qué no confías en mi aun?- lleve mis manos a los ojos, lleno de rabia. ¿Cómo es que no puede confiar en mí? ¿Será que las palabras no alcanzan? ¿Será... que de verdad no puedo ser confiable y me ve de esa espantosa manera? Sus ojos. Su brillo había cambiado, esta vez su ceño fruncido tenían una pequeña arruga, como si me odiara.
-no es eso. No lo entiendes- se sentó a los pies de la cama con sus hombros erguido cabizbajo. Sus manos sostenían su cabeza. Como si perdiera toda dignidad ante mí.
-Abner- me acerque para levantar su cabeza a la altura de mis ojos, pero él se aparto bruscamente.
-no Ezra. No estoy de humor. Creo que debes irte- ¿hice algo malo? No lograba entender de qué manera, pero aun así logre hacer enojar a Abner, otra vez.
Es mi culpa por ser de esta manera, poco confiable.
Y desde ese día habían pasado cinco días. Ninguna de esas veces me llamo, me vino hacer una de sus visitas a mi departamento. Cinco días, en los cuales no descubría que había hecho mal.
-¿Por qué no lo llamas tu?- Josh miraba apenado mientras llevaba una taza de café a sus labios. Se encontraba sentado frente a mí con sus piernas cruzadas. El minuto que llevábamos descansando, fue el justo y necesario para contarle a Josh y así poder pedirle un concejo. Al parecer el tenia experiencia en este tipo de cosas y siempre se encontraba risueño. Fueron muy pocas veces que lo vi con desgano.
-¿Qué parte no entiendes de que está enfadado conmigo, no entiendes?- sus labios apenas se ampliaron unos centímetros haciendo notorio una sonrisa irónica.
Dejo su tasa en la mesa dando un pequeño golpe contra ella.
-¿y tú que entiendes con, si no sabes, pregunta?- odiaba que me contra digan. Aunque siempre pareciera que yo mismo hago las cosas más complicadas de lo que son. –vamos ¿Qué esperas? Llámalo ahora- arque sus cejas retándome a hacerlo. –ahora-
-está bien, está bien. No me molestes- suspiro mientras trataba de sacar mi celular del bolsillo. Marque el numero de Abner y antes de llamarlo, quede mirando la pantalla del celular pensando en si era lo correcto. –Creo que no puedo hacerlo- acosté mi cabeza sobre la mesa con el celular sobre la misma.
De manera imprevista, Josh quito el celular de mi mano y presiono llamar. –Ahora la tienes fácil- enseguida volvió a su turno saliendo de la sala de descanso.
-¿Ezra? Ahora estoy un poco ocupado. Llama luego...- se escucho por el parlante del teléfono.
-espera. No cuelgues- mi pecho comenzó a temblar gracias a las fuertes palpitaciones, se sintió como una repentina punzada en el cuerpo, haciéndome tragar saliva de los nervios.
-¿pasa algo?- esta vez era yo el que dejaba una pausa preocupante en el ambiente.
-no es nada. Solo... necesito verte. Iré luego de que salgas del trabajo ¿está bien?- ahora él, una pausa, me dejo más que en claro que era una duda. Abner lo dudaba.
-está bien. Ahora debo colgar. Nos vemos luego- quede mirando la pantalla del celular. Algo me decía que si lo veía este día, sería la última vez. Lo presentía. No sé el porqué y de qué manera. Mi cuerpo comenzaba a temblar sin explicación. Estaba nervioso, estaba preocupado.
Me encontraba apoyado sobre un mástil de publicidades que se encontraba en la entrada del lugar. Trate de pensar en otra cosa que no fuera mi temblor en el cuerpo. Pensé en la publicidad de auto. Pero luego me acorde que era idéntico al de Abner y me volví a preocupar. Observe de lejos a una anciana que iba de la mano con su nieto. Debo confesar que ser anciano es un miedo que no controlo. Llegar a tal edad y quedar solo, me preocupaba, nuevamente mi pensamiento fue Abner.
Mi pierna comenzó a moverse de forma desesperada mientras miraba el reloj de muñeca. Ya tendría que estar saliendo. Comencé a magullar mi dedo pulgar a mordiscos, esperando a que una silueta conocida apareciera a lo lejos. Ahí estaba, con su celular en su oreja y su mirada enfadada, como la de la última vez. Cruce mis brazos y trate de no notarme nervioso.
-¿estás bien?- ¿Qué si estoy bien? Tengo miedo. Aun así negué con la cabeza, sentía que si hablaba, mi voz sonaría temblorosa. Un nudo estrujándose se sentía en mi garganta.
Caminamos hacia su auto. Ambos viajamos a ningún lugar en particular de forma silenciosa. Yo estaba más que incomodo, y estaba seguro de que Abner también lo estaba, no dejaba de acomodar su corbata y suspirar. O más bien parecía ser algo de lo que quería hablar, pero aun no se animaba a decir.
Paramos en el estacionamiento del parque, el silencio seguía, hasta que no pude seguir ocultándolo.
-¿hay algo de lo que quieras hablarme? Abner...- ninguna respuesta, se encontraba mirando hacia al frente sin decir nada. Una gota de sudor bajo por su mejilla. Si, el también estaba nervioso, incluso más que yo. -¿pasa algo? Abner... por favor, contéstame-
Solo negó.
-las cosas están complicadas, pero ese es mi problema- una lagrima recorrió la mitad de mi rostro desasiéndome del nudo en mi garganta.
-¿lo dices enserio? Ayudaste a mi primo y no tenias nada que ver con sus problemas. ¿Ahora dices que es tu problema? Si tan solo me dijeras lo que ocurre yo...-
El grito que perforo mis oídos haciéndome dar un salto de susto sobre el asiento.
-¡no te entrometas!- observe su rápida y constante respiración mientras mis lagrimas comenzaron a salir con mayor fuerza.
-no lo haré- susurre bajando del auto.
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hola! que les pareció el cap? no olviden de comentar y votar. su opinión es lo mas importante para mi. últimamente estoy floja de inspiración, así que espero que me den fuerzas.
saludos a zai y espero que hayan disfrutado de este cap.