Esposa de mi jefe © (Borrador...

Par R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... Plus

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 79

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Par R1Aguirre

Salgo de aquel lugar con una botella de Vodka en manos, sé que no sonaré bien, pero espero que sea un accidente, espero la llamada de los cruzrojistas, de la policía, no lo sé, pero espero cualquier cosa que no sea que Oliver Anderson, mi esposo, me acaba de plantar, prefiero llorar porque esté en un hospital sin un pie, que porque me acaba de plantar luego de hacer todo esto por él.

Yo nunca ¡NUNCA! Había hecho algo así por alguien, y la primera vez que lo hago me plantan, me recargo en la puerta del auto y lágrimas comienzan a correr por mis mejillas, las limpio bruscamente, no, yo no voy a llorar por esta mierda, abro la botella tomando un buen trago, esto no puede estarme pasando a mí.

Subo al maldito auto, no hay ni una llamada de él, ni de ningún número extraño, comienzo a conducir hacia la fiesta del programa, espero tenga una buenísima excusa, demasiado buena, para que yo pueda dejar pasar esto, trago el nudo en mi garganta, pero mi vista se nubla de inmediato, no sé a qué velocidad iré pero espero accidentarme y perder la memoria como aquella chica de la película que Natalie ha visto más de veinte veces.

Llego a la fiesta y comienzo a marcar el número de Natalie, ella si me contesta de inmediato ¿Por qué mejor no fui hombre y me casé con Natalie? Porque lo más seguro es que ya la hubiese cagado como todos los hombres y estuviese soltero rascándome las bolas frente a un televisor bebiendo cerveza.

Acomodo mi vestido mientras entro a aquel lugar, de inmediato miro a Natalie que viene corriendo hacia mí y me rodea con sus brazos, tengo ganas de desplomarme a llorar con mi cabeza enterrada en su cuello, pero no lo haré, tengo mucho que pensar.

—Quiero que me ayudes a buscar un lugar donde quedarme hoy, Natalie, donde Oliver no pueda encontrarme—hablo, Natalie me mira con su expresión de tristeza mientras aparta unos mechones de cabello de mi rostro y asiente.

—Yo me quedaré contigo —dice, tomando mi mano y me lleva hacia un grupo de personas con las que estaba —le pediremos a alguien que se registre por nosotras para que no puedan encontrarnos— saludo a las personas que estaban con ella y ahí está Matt, quién esboza una amplia sonrisa al verme, hace un espacio para que me siente a la par suya, por lo que veo estaba sentado aquí con Natalie.

—No pensé que vendrías ¿No es que tu esposo estaba de cumpleaños? —pregunta, extendiéndome una copa con algo que parece ser champagne. Tomo el lugar a la par de él mientras Natalie camina hacia las bebidas.

—Sí, pero está ocupado —contesto, hasta incluso mi voz está quebradiza, tomo la copa de champagne y la bebo hasta el fondo, quiero emborracharme para olvidarme de esto o para no tener las fuerzas para arrollarlo con mi auto.

—Con todo respeto Alex, pero... ¿Qué clase de hombre está ocupado para su esposa cuando se ha tomado un día entero para prepararle una sorpresa de cumpleaños?

—El mío supongo... espera... ¿Cómo lo sabes? —entrecierro mis ojos y lo miro fijamente, él ríe de manera leve.

—Bueno, Natalie me dijo que tenía que ayudarte, la había invitado a un café pero... me rechazó por... —lo miro curiosa.

—Espera... —interrumpo —¿Invitaste a Natalie a una cita? —cuestiono, mientras abro mis ojos con sorpresa, todo mi gesto es de sorpresa, en ese momento.

—No era una cita, Alex —contesta cabizbajo, mira la copa de champagne en su mano.

—Pues un café, así de la forma que lo dijiste, me suena a una cita —En ese momento, Natalie se acerca a nosotros y me extiende un vaso de ponche de frutas. Lo tomo y ella de inmediato comienza a revolver su bolso hasta que saca su teléfono celular.

—Es David —gesticula —ya regreso —asiento y vuelvo mi mirada a Matthew que está observándola alejarse, no puedo evitar reír, lo que hace que él me mire con intriga, aún con las luces de todos colores iluminando el lugar puedo ver como sus mejillas se han teñido de color carmesí.

—No puedo creerlo, te gusta Natalie —no puedo evitar decirlo, no, es que aún no me lo creo, él mira para todos lados y me hace una seña con su dedo índice sobre sus labios para que guarde silencio.

—Es que... bueno... —balbucea — no... es... que...

—No quiero desilusionarte, pero sabes que es casada ¿Cierto? —enarco una ceja, él mira mis ojos y suspira.

—Lo sé, ya me contó todo, su matrimonio, Las Vegas...

—¿Sabes que estás en la Friendzone...? —interrumpo, yo como siempre, arruinando las ilusiones de todos desde tiempos inmemorables. El ríe y al mismo tiempo bufa poniendo la copa de champagne sobre la mesa.

—Yo no te he afirmado que me guste, Alex —menciona, mostrando esa perfecta dentadura —además respeto las relaciones ajenas, y mucho más los matrimonios.

—Yo no dije que te fueras a interponer, pero sé que te gusta y conmigo no vas a negarlo — me cruzo de brazos mientras me recuesto sobre el espaldar del sillón.

—Y yo... no diré nada al respecto, señora Anderson —señora Anderson, sonrío, pero no una sonrisa alegre, es más bien una sonrisa triste que se disipa casi en instantes, yo no quiero ir a casa y tener que verlo, al menos por un buen tiempo.

—¿Sabes qué? —Matthew me saca de mis pensamientos —tú necesitas bailar para olvidarte de lo que sea que esté pasando por tu cabeza en estos momentos —toma mi mano y casi a jalones me lleva a la pista de bailes si esperar mi respuesta.

—¿Qué? Matt no... —no puedo evitar reír, la música está bien alta y ni siquiera me escucha hasta que llega al centro, no hay tantas personas bailando lo cual es estupendo. Matt toma mi mano y me da una vuelta rápido.

—Vaya vaya, alguien sabe algunos pasos —digo con tono de mofa, el ríe sonoramente y comienzo a bailar con él, y es que aparte de actor, buenísimos en artes marciales, también es buen bailarín, hasta ya se me estaba olvidando que acabo de ser plantada por mi propio esposo.

—¿Lo ves? —se acerca a mi oído y murmura —bailando, se olvida todo lo malo de la vida —sonrío ampliamente mientras asiento, cuando siento que alguien toma mi antebrazo y de manera brusca me separa de Matthew, lo que pasó luego sólo tomó segundos y mi cerebro aún procesa la imagen de Oliver golpeando a Matt a plena fiesta y todos apartándose.

Matt se pone de pie y toma a Oliver de su saco haciéndolo que casi se suba a la barra. Tengo que ponerme entre ellos, sé que Matthew puede lastimar a Oliver, aún no creo esto.

—Ya, ambos, basta por favor—enuncio, al ver que ninguno de los dos se suelta.

—¿Qué? —habla Oliver — ahora vas a defenderlo, que aprenda este idiota a respetar mujeres ajenas —se vuelve a intentar tirar contra él y lo empujo de regreso a la barra.

—Escúchame bien, idiota —habla Matt, acercándose a él, estoy entre medio de ambos ya que están muy de cerca, temo por Oliver —si yo quisiera quitártela, créeme que hace mucho lo hubiese hecho, porque eres tan imbécil de poner en primer lugar tu trabajo y por último a tu esposa —dicho esto, Matt le da un último empujón y Oliver sólo lo observa alejarse sin decir una palabra, de inmediato sus ojos me enfocan y no sé a qué hora los míos se cristalizaron y ya una lágrima está comenzando a salir, él me mira seriamente y toma mi antebrazo.

—¿Qué le dijiste a este imbécil? —cuestiona ¿Y todavía? me suelto de su agarre de manera brusca. Salgo de aquel lugar a toda prisa, no sé si me sigue o no, pero la verdad espero que no, no quiero tener que hablar con él, pero al salir del lugar toma mi antebrazo nuevamente, haciéndome que gire hacia él— Alex, sube al auto que vamos a hablar en casa.

—No Oliver...

—Que subas al puto auto ahora ¡Maldita sea! Estoy trabajando y me encuentro un tipo poniendo sus manos sobre mi esposa —suelto una risa sarcástica, pero es una risa por no llorar.

—Claro... ahora si recuerdas que tienes esposa, me pasé todo el puto día planeando una cena especial para ti y ni siquiera te dignas a aparecer.

—Estaba ocupado ¡Maldición! No te olvidé, simplemente tenía mucho que hacer que se me pasó la hora y cuando miré el reloj...

—¿Sabes qué? —interrumpo— Creo que tú y yo necesitamos un tiempo —ahora si camino hasta mi auto —no sé a dónde putas me iré, pero yo ya no puedo con esto..

—¿Qué? —hace una pausa, volteo levemente en su dirección y ahí está estático, sin mover ni siquiera un cabello, sólo me observa con esa expresión de sorpresa típica en su rostro —¿Qué estás hablando?—ahora si camina hacia mí a paso rápido —Alex detente... ¿De qué estás hablando?

—Que tú necesitas tiempo para terminar lo que sea que estás haciendo y yo no puedo estarte esperando toda la vida —trago el nudo en mi garganta mientras abro la puerta del puto bentley.

—Alex... no, por favor... vamos, hablemos en casa tranquilos...

—Yo no puedo con esto, Oliver — interrumpo, lágrimas corren por mis mejillas, mientras quito los anillos de mi dedo anular —¿Qué te costaba decirme que no ibas a poder? ¿O llamarme para decirme que te ibas a tardar? que me dejes plantada luego que tanto me costó prepararte esa sorpresa ya es el colmo —tomo su mano y deposito ambos anillos en su palma.

—Amor... no... por favor, perdóname... ... —comienza a balbucear e intenta sostenerme — hablemos mañana, descansemos... mañana será otro día...

—Te amo, Oliver. Pero... esto ya no está funcionando —sollozo, mi voz se quiebra, algo se instala en mi pecho e intento detener las lágrimas pero me es imposible, subo al auto y Oliver está ahí perplejo sólo observándome sin decir una palabra.

Pongo en marcha el vehículo, ahora si lágrimas inundan mi rostro sin poder detenerlas, intento limpiarlas pero me es imposible, siempre salen más y más, no sé cuánto he conducido pero en algún punto me detengo y con mi frente sobre el manubrio comienzo a soltar todas esas lágrimas que me estaba conteniendo desde hace mucho.


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