-Paulo, te vas a matar y perderemos un buen jugador de fútbol. -bromeé balanceándome en el columpio y el argentino escalaba la pequeña casita de madera por la parte de afuera.
-De pequeño solía hacer esto todos los días, así que soy un experto. -me guiñó un ojo en lo que llego al interior de la casa.
Paulo me había traído a un pequeño parque que había cerca del club donde estábamos, me dijo que quería traerme a un lugar tranquilo donde se pueda hablar con calma.
-¿Qué te gustaría que fuera tu carrera? -aparté la mirada del cielo estrellado y la dirigí a Paulo. Esa fue una pregunta que me tomó por sorpresa.
-Cuando era pequeña quería ser modelo. -reí recordando esos tontos recuerdos.- Pero ahora me gustaría ser periodista deportiva, pero fútbol en la mayoría. -comenté. He visto tantas chicas hacer ese trabajo, logran ir a diferentes países, conocen a los jugadores y tienen la oportunidad de hablar y entrevistarlos, cosa que a mí, me encantaría.
-Modelo... -se quedó en silencio un momento y me miró de arriba a abajo como pudo.- De modelo serías grandiosa, creéme. Todas te tendrían envidia. -se sentó en la parte de arriba del tobogán.
-No lo creo, no tengo nada de práctica. -me encogí de hombros.
-Subí. -ordenó.
Me bajé del columpio y subí por las escaleras a la casita. Me coloqué detrás de Paulo, quien en cuanto llegué se dio la vuelta. Me senté quedando frente a él.
-Hola. -me dijo con su preciosa sonrisa.
-Ciao. -él relamió sus labios por un segundo.- ¿Cómo supiste de este parque?
-Cuando veníamos en el bus, le pasamos por al lado y vi que tenía el club de camino. -explicó. Nos quedamos en un silencio que sorpresivamente era cómodo. De un momento a otro estábamos hombro con hombro, recostados de la madera de la casita, viendo hacía el cielo.
Mi mano estaba recostada al lado de mi pierna, sentí como la mano de Paulo agarró delicadamente la mía y la entrelazó con la suya. Sonreí inconscientemente y apreté nuestro agarre. Él trazaba círculos con su pulgar. Giré mi cabeza para verlo un momento, pero lo que no sabía era que él ya tenía su mirada en mí.
-Tienes unos ojos muy bonitos, Paulo. -dije sin pensar. Se me había escapado de los labios. Él sonrió de lado y se acercó más a mí.
-Vos sos bonita. -se inclinó a mí y dirigió su mirada a mis labios, en ese momento supe lo que iba a hacer. Bajé mi vista esta vez a sus rosados labios naturales. Nos fuimos acercando más hasta que nuestros labios se unieron y se movieron lenta pero sincronizadamente.
Era un beso tierno y cálido, me provocaba una sensación extraña en el estómago. Colocó su mano en mi mejilla y con su pulgar la acarició. Se me escapó una sonrisa, cosa que lo hizo sonreír a él.
-Nunca podría cansarme de besarte, Giselle Alarcón. -dijo entre besos.
-Entonces nunca lo dejes de hacer, Paulo Dybala. -al decir eso, Paulo mordió ligeramente mi labio inferior.
-Si fuera por mí, me quedaría aquí contigo toda la noche, pero lamentablemente debo llevarte devuelta a casa porque mañana tengo entrenamiento. -me dijo en lo que nos separamos. Hice un puchero y me recosté en su hombro, él pasó su brazo alrededor de mi cintura y así nos quedamos un tiempo, hasta que me llevó de vuelta a casa.
...
-Estoy un poco nervioso. -me dijo Isco. Íbamos caminando por el aeropuerto, el partido de los chicos era contra el Bayern y se daría acabo en el Allianz Arena.
Estaba emocionada, era la primera vez que viajaba para Alemania pero los chicos estaban nerviosos.
-No lo estés, verás que todo saldrá bien. -Isco me había ofrecido ir con ellos y yo no dude en aceptar.
-Es cierto, Isco. Tu hermana tiene razón. -Sergio se unió a nosotros. Algunos iban caminando frente y detrás de nosotros sumidos en sus propias conversaciones.
-Es normal que te pongas nervioso antes de un partido. -pasé mi brazo por su cintura y caminamos así.
En el avión me tocó ir junto a Marco, en los puestos de atrás. Ya que mi hermano quiso sentarse con Álvaro y los demás ya tenían su compañero, no tenía de otra.
El avión ni siquiera había despegado y estos dos ya habían subido una historia en su Instagram.
Bloqueé el teléfono y me acomodé en mi asiento.
-¿Cómo te sientes acerca del partido? -le pregunté para romper el silencio. Aún estaban organizando todo en los controles antes de poder despegar.
-Algo preocupado a decir verdad. -me miró.- Pero sé que daremos lo mejor de nosotros. -sonrió. No me había dado cuenta antes de lo guapo que era Marco.- El Bayern Múnich es un equipo muy fuerte, lleno de jugadores espléndidos.
-Puede que sea cierto pero dime ¿en qué equipo estás?
-En el Real Madrid. -dijo frunciendo el ceño.
-Exacto, estás en el equipo que ha sido Campeón de Europa once veces y que actualmente lo es. -comencé.- En el equipo que tiene a algunos de los mejores jugadores del mundo, incluyéndote. Cada uno tiene su talento especial en el campo que los complementa a todos, haciéndolos el equipo más unido y la familia más grande. -no me había dando cuenta que a la mitad de mi pequeño discurso tenía la mayoría de miradas encima y al finalizar todos aplaudieron y silbaron.
-¡Así se habla, pequeña Alarcón! -exclamó Sergio. Sonreí tratando de ocultar mi sonrojo.
-Sergio que te quitan tu puesto de capitán emotivo. -escuché decir a Nacho y todos rieron, incluyendo Sergio.
-Si es ella no me importaría, da mejores discursos que yo. -le respondió.- ¿Qué piensas de darnos nuestros discursos antes de cada partido? -preguntó.
-Lo tendré en cuenta.
-Ella no entrará a los vestidores, os vengo diciendo. -escuché la voz de mi hermano, seguido de abucheos hacia él.- ¡Va, va! pero cuando todos estéis vestidos. -aceptó y yo negué con la cabeza riendo.
-Gracias por eso, Giselle. -me sonrió Marco.
-A la orden. -le devolví la sonrisa.
El avión despegó, me pasé la mitad del vuelo hablando y conociendo a Marco y la otra mitad caí rendida.
-Oye, niña del mal. Párate que llegamos. -unas manos en mis hombros moviéndome sin parar me despertaron.
-¡Isco! -abrí los ojos de golpe, encontrándome con el gilipollas de mi hermano. Me paré de mala gana, recogiendo mis pertenencias. Él solo reía sin parar, burlándose de mí.
-Quita esa cara, Gigi ¡Estamos en Alemania! -sentí los dedos de alguien que por su voz, supe que era Álvaro, hacerme unas breves cosquillas en las costillas.
Caí en cuenta de que estaba en uno de mis países favoritos, sentí emoción y una sonrisa se formó en mi rostro.
-Esa era la cara que quería ver. -Álvaro exclamó. Le dediqué la sonrisa y continuamos caminando por el túnel del avión para luego dirigirnos al bus que nos llevaría al hotel.
Estaba fascinada viendo el ambiente fuera de la ventana, no podía apartar la sonrisa de mi rostro.
-¿Puedo sentarme? -aparté mi vista de la ventana y pasó al dueño de la voz, Lucas, quién se encontraba con su antebrazo recostado a la cabecera del asiento a mi lado, esperando una respuesta.
-Claro. -sonreí y asentí. Quité mi bolso del asiento y lo coloqué en mis piernas, seguido él se sentó. Acomodó su bolso en el piso y me miró.
-Bueno, estamos en Alemania. Un gran partido se espera mañana. -Lucas dijo.
-Tienen que entrenar fuerte hoy y dejar lo mejor de ustedes en el campo mañana. -le respondí con una sonrisa.
-Verdad que tú eres la mejor cuando se trata de alentar. -me miró a los ojos.
-Digamos que sí. -reí para calmar mis nervios, ni siquiera sabía porqué estaba nerviosa.
El bus comenzó a moverse, Lucas y yo nos la pasamos hablando todo el camino. Tuve la oportunidad de conocerlo mejor, era un buen chico. Lo que había dicho Álvaro era cierto, como amigo era genial. La mayor parte del viaje me hizo reír, me contaba anécdotas de su infancia y así, pase un buen rato con él.
-Compartirás habitación conmigo. -me informó mi hermano en lo que cruzamos la puerta del hotel.
-Me imaginé. -todos nos encontrábamos en la recepción del hotel.
-Vosotros tenéis la tarde libre, mañana entrenamos en el Allianz y en la noche es el partido. -avisó Zidane, que a su lado se encontraba Florentino.
Todos comenzaron a dirigirse a sus habitaciones, Isco abrió y entramos.
-Dormiré lo que resta de la tarde.- Isco se tiró en la cama.
-Yo saldré a recorrer Munich. -le dije. Dejé mi maleta a un lado y él solo musitó un 'mjm'.
Salí de la habitación y caminé al
ascensor, apreté el botón y esperé.
-¿Saldrás? -la voz de Lucas se hizo presente en el pasillo, giré mi cabeza y sonreí.
-Sí, Isco está durmiendo y yo no tengo sueño. -el timbre del ascensor avisando que había llegado, sonó. Las puertas se abrieron y entramos.- ¿Tú irás a alguna parte? -pregunté en lo que se cerraron las puertas.
-Pensaba caminar un rato pero ahora como irás igual por ahí ¿me puedo unir? -me miró esperando una respuesta.
-Claro, no hay problema.
hellooo, aún en shock por el clásico ._. sigo diciendo que debieron darle el penal a Cris pero bueno, unas se gana y otras se pierde.
quería avisar que intente meter las champions al hilo de la historia pero no congeniaría porque Paulo estaría en todas partes menos Madrid y la idea es que este en Madrid así que agarrare los partidos de las champions y los metere aquí porque puedo lololol (yo veo como me las arreglo xd) (además no tiene que ser todo igual a la realidad por algo se llama ficción)
voten y comenten si les va gustando la historia!
qué bello sale Lucas ahí, lo amo.