capítulo 16

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-¿Qué haces aquí? -agarré con fuerza la chaqueta mientras miraba a Claudio caminar hacia mí. 

-Me aseguraba de que hubieras encontrado la chaqueta. -se acercó con pequeños y lentos pasos hacia mí. 

-Sí, bueno. Ya la encontré y bajaré a dársela a Paulo. -me dirigí a la puerta, esquivándolo, pero su mano se envolvió en mi muñeca, miré el agarre  y luego lo miré a él. 

-¿Qué coño haces? Suéltame. -traté de zafarme pero su fuerza no se comparaba a la mía. 

-¿Por qué no nos quedamos aquí arriba un rato? -cuando comenzó  a acercarse más a mí, yo echaba pasos para atrás hasta que quedé entre el italiano y la pared. 

-Claudio, déjame ir, por favor. -rogué sin mirarlo. Mi vista estaba plasmada en la puerta, deseando que entrara alguien a salvarme de este momento. 

-Non ti preoccupare, bella. -pasó una mano por mi mejilla y los nervios aumentaron. Podía sentir mi corazón acelerarse al punto de crear un nudo en mi garganta.

-No me toques. -agarré su muñeca para apartar su mano de mi cara pero él hizo un movimiento, provocando que él terminara agarrando mi mano y la colocara arriba de mi cabeza.- Voy a gritar. -advertí, tratando de sonar amenazante, pero al parecer no funcionó, ya que simplemente se rió. 

-Nadie te va a escuchar, amore mio. -acercó su rostro al mío,  mas yo lo giré, gran error porque llevó sus labios a mi cuello. 

-Aléjate de mí. -comencé a dar movimientos bruscos para frustrarlo, pero sus manos agarraron firmemente mi cintura. 

-Quédate quieta, mierda. -aprovechando de que mis manos por fin estaban libres, lo empujé con fuerza y corrí a la puerta. Cuando estaba apunto de abrirla, su mano se envolvió en mi antebrazo, dándome la vuelta y haciendo que quedara totalmente cerca de él. 

-¿Gigi? -escuché la voz de Paulo al otro lado de la puerta.  Se escuchaban pasos, como si estuviera caminando por el pasillo. 

-No vayas a llamarlo ¿capisci? -susurró cerca de mi oído, con tono amenazante. 

-Mírame. -lo reté y sin apartar mi vista de la suya, grité:.- ¡Aquí estoy, Paulo! -automáticamente Claudio me soltó, alejándose de mí. Recogí la chaqueta del piso y justo en ese momento llegó Paulo, gracias al cielo. 

-Hey, ¿qué hacés acá? -se acercó a mí con su preciosa sonrisa, y con ella dándome tranquilidad. Sabía que estaba protegida junto a él. 

-Estaba buscando esto. -alcé la chaqueta. 

-¿Para qué? -frunció el ceño. Ahí supe que Paulo no había dicho nada y Claudio lo había inventado todo.  

-Es que tenía algo de frío y Claudio me dijo que tenías una chaqueta aquí arriba. -le dediqué una rápida mirada al italiano que nos veía en silencio con los brazos cruzados. 

Rivals // Paulo Dybala Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum