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-Pasa, no te quedes ahí parado. -sonreí de lado y lo dejé pasar. Admito que aun estaba sentida por lo que me había dicho la vez que terminamos. Sabía que era la verdad, pero no debía decírmela tan crudamente.
-¿Tu hermano? -preguntó sin más. Ni siquiera una muestra de emoción en su cara.
-Hola, para ti también. -cerré la puerta de mala manera, me había molestado. En tal caso debería ser yo la que tiene el derecho de estar así.
-Hola, Giselle.-me miró cortante.- ¿Dónde está Isco?
-Duchándose. -respondí sentándome frente al televisor otra vez.- Te ofrecería algo, pero ya que estamos siendo maleducados, no hace falta. -puso los ojos en blanco y me dio la espalda.- Oh, maleducados e inmaduros. Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad. -dije irónica y me puse de pie para alcanzar el control que estaba en la mesa al lado de la pared, pero en cuestión de segundos, el cuerpo de Marco acorralaba bruscamente el mío contra la pared.
Lo vi a los ojos asustada y con la respiración agitada, la mirada que él me dedicaba era una que jamás había visto en Marco.
-Marco, suéltame. -dije sin apartar mi mirada, con la voz temblorosa.
-Deja de meterte conmigo, Giselle. -amenazó.
-O si no ¿qué? -reté, a veces me daban ganas de abofetearme.
-Tú verás. -se acercó a mí, los pasos de mi hermano por las escaleras provocaron que Marco se alejara de mí y colocara una sonrisa de oreja a oreja al ver a Isco.- ¡Hermano! -se acercó a él y le dio un abrazo de saludo.
Isco venía vestido para salir.
-¿A dónde vas? -le pregunté.
-Vamos a salir a tomar un rato. -informó Marco como si nada.
-No te pr... -mejor me callé y miré a Isco. No me gustaba mucho la idea de quedarme sola en casa y de noche.
-No te preocupes, volveré temprano. Quiero descansar mañana para volver a los entrenamientos bien. -se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla para luego marcharse.
Suspiré y me senté en el sofá de nuevo para seguir viendo Friends, era tan adictivo.
...
Abrí los ojos lentamente, me había quedado dormida en el sofá, la televisión aún seguía prendida y era la única luz que iluminaba la sala. Vi la hora pero por alguna razón todos los relojes estaban detenidos.
Super extraño.
De repente escuché pasos en la parte de arriba de la casa, supuse que era Isco así que decidí ir a la cocina a por un vaso de agua y luego irme a dormir.
-¿Isco? -llamé luego de dejar el vaso en el lavaplatos. Lo volví a llamar mientras subía los escalones pero aun seguía sin obtener respuesta.- Deja de joder, Isco. No es gracioso. -una mano tapó mi boca y me tiró al suelo. Intenté ponerme de pie pero no pude porque la persona que no podía verle la cara, me tenía cogida por los pies. Comencé a gritar y a removerme.
