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-Me alegra verte sonreír de nuevo. -Paulo se acercó a mí, deje lo que hacia y lo miré.
-Debo superarlo en algún momento, y por lo menos los cogieron y se hizo justicia. -le dediqué una cálida sonrisa.
-¿Tu hermano va a venir? -indagó. Le tuve que contar a Isco lo que había pasado pero sin que se lo contara a nuestros padres, así que decidió venir por unos días.
-Sí, pero solo se quedara unos días y ya. Solo para ver como estoy. -le comenté. Él llegaba hoy por la tarde.
-¿Querés hacer algo mientras llega? -propuso.
-¿Qué tienes en mente? -me senté en el sofá, esperando la respuesta.
-Si querés podemos salir y dar una vuelta en el carro. -se encogió de hombros.
-Vale. -sonreí.- Déjame cambiarme y ponerme algo cómodo para salir.
-Bueno. -asintió y yo fui a la parte de arriba para bañarme, vestirme y hacer el resto de las cosas.
En este pequeño tiempo que había pasado, pude superar parcialmente lo que había ocurrido; aunque no me gustaba mucho quedarme sola en la casa. Me quedaba solo una semana aquí en Italia, por más que quisiera estar en Madrid, no podía dejar Turín, me enamoré profundamente de esta ciudad... y tal vez de alguien en especial .
-Ya estoy lista. -dije en cuanto llegué donde estaba Paulo, viéndose bien como siempre. Me vio y me dedicó una sonrisa.
-Que hermosa te ves hasta sin arreglarte tanto. -relamió sus labios.- Olvídalo, te ves preciosa de todas las formas. -no pude evitar sonreír y sonrojarme notablemente.
-Basta, me haces poner nerviosa. -le di un leve golpe en el hombro, y en ese preciso momento él se paró y agarró mi brazo para acercarme a él.
-¿Estás nerviosa ahora? -nuestros rostros estaban increíblemente cerca que podía sentir su respiración.
-No... -dije en un susurro apenas audible.
-Probálo. -sonrió de lado y yo me mordí el labio, dejando mis nervios de lado.
-¿Seguro? -rocé nuestros labios.
-Ahora sí. -respondió seductoramente.
-Vale. -terminé de unir nuestros labios y él, como siempre, no tardó en coger el liderazgo del beso.
-¿No te querés quedar a terminar esto? -preguntó jadeando al separarse un poco de mí.
-Nop. -dejé un pico en sus labios y me separé para coger mi cartera, salir de la casa y esperarlo en el carro, dejándolo atrás con las ganas.
-Algún día terminaremos eso. -dijo en lo que se montó en el asiento del piloto y dándole vida al motor.
-Algún día. -dije sonriente mirando por la ventana.
