capítulo 3

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-¿Segura que no prefieres quedarte aquí a descansar? -volvió a preguntar Isco antes de salir

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-¿Segura que no prefieres quedarte aquí a descansar? -volvió a preguntar Isco antes de salir.

-Sí, Francisco, estoy segurísima. -puse los ojos en blanco. Ya era como la enésima vez que me preguntaba lo mismo.

-Okay, entonces vámonos. -salimos de la casa y nos subimos al carro para dirigirnos a casa de Álvaro.

Luego de unos minutos ya nos estábamos estacionando en el garaje.

-Nada de hablar con hombres. -Isco me advirtió antes de tocar la puerta.

-La mayoría allá dentro son hombres. -le respondí viéndolo mal.

-Entonces habla con la minoría.

-Solo toca en bendito timbre, Román. -dije fastidiada.

-No me digas así. -se cruzó de brazos.

-No me hagas hacerlo. -alcé una ceja retándolo.

-Bien. -suspiró y tocó el timbre, unos segundos después apareció Álvaro detrás de la puerta.

-¡Llegaron los Alarcón! -gritó emocionado.- Hola, chicos. Ya Alice llegó. -nos dejó pasar. En lo que volteé, Isco y Álvaro habían desaparecido, genial.

Visualicé a Alice sentada en uno de los sofás y decidí acercarme.

-¿Giselle? -Alice me vio confundida y emocionada a la vez.- ¡Hola! Tanto tiempo sin verte, Gigi. -se levantó del sofá y me abrazó.

-Feliz cumpleaños, Ali. -le deseé y ella sonrió.

-¡Gracias! -me tomó del brazo y me llevó a la cocina. Donde habían menos personas.- ¿Hace cuánto llegaste? -me preguntó, tomando dos vasos de plástico de la mesa.

-Llegué hoy. -comenté. Ella dejó de servir el líquido en el último vaso y me miró impresionada.

-¿Hoy? ¡Deberías estar descansando! -me entregó el vaso y le di un sorbo luego de agradecer.

-No podía perderme tu cumpleaños. -le dediqué una sonrisa y me abrazó.

-Aww, gracias por venir, Gigi. -reí ligeramente.

-Iré al baño y vuelvo. -avisé y ella asintió.

Estaba sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que había chocado contra alguien, además de derramar toda mi bebida en su camisa, salpicando un poco en mí.

A veces me preguntaba por qué era tan torpe.

-Oh Dios mío. Lo lamento demasiado. - no quería levantar la mirada y enfrentarme con la persona que seguramente estuviera disgustada por mis torpes actos.

-Deberíamos dejar de encontrarnos así. -ese acento y esa voz... Alcé la cabeza.

-Paulo. -fue lo único que dije. Sus ojos verdes me veían y sonrió.

Rivals // Paulo Dybala Where stories live. Discover now