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Habían pasado varios días desde que llegué a Madrid, solo faltaba un día para el partido de vuelta contra el Bayern en el Bernabeu.
Los chicos habían terminado su último entrenamiento y yo me encontraba en casa sola, esperando a que mi hermano llegara.
Paulo llamaba todos los días pero dejó de hacerlo cuando se dio cuenta de que lo estaba evitando, no me estaba ayudando, necesitaba olvidarlo.
-¡Llegamos! -escuché gritar a Isco desde la parte de abajo. ¿Llegamos? ¿Quién más vino?
Bajé las escaleras y como siempre, Álvaro y Marco se encontraban junto a Isco.
-Hola, chicos. -saludé a los tres. En verdad, desde que Álvaro me dijo que Marco sentía cosas por mí, lo había empezado a notar. Estaba diferente conmigo, él no había sido así antes.- ¿Qué vais a hacer? -me senté en el sofá, viéndolos.
-Veremos una película. -informó Isco.
-¿Vosotros? ¿Viendo una película? No me lo creo. -negué riendo.
-¿Qué tiene? -preguntó con el ceño fruncido Marco.
-Lo único que vosotros hacéis es jugar al FIFA. Por eso me extraña que vayan a ver una película. -Isco sacó de unas bolsas, frituras y muchos dulces.- Pero, ¿sabéis algo? Me quedaré con vosotros. -extendí mi mano y tomé unas papas de Isco.
Los chicos rieron y se sentaron en los sofás que habían, Isco se sentó en uno individual, Álvaro se acostó en uno que era para tres personas y como ya no había donde sentarse, Marco se sentó al lado mío.
-¿Qué vamos a ver? -pregunté. Isco iba navegando por la página principal de Netflix.
-Alguna de terror. -respondió y asentí aunque él no me estaba viendo.
Al final, luego de un buen rato decidiendo que película veríamos, optamos por ver La Noche del Demonio.
Sentí algo removerse a mi lado y me di cuenta que me había quedado dormida. Aun no había abierto los ojos pero comenzaba a sentir que no estaba acostada en el sofá, sino en alguien.
Abrí los ojos lentamente y alcé la cabeza despacio, ahí me di cuenta que estaba acostada sobre el pecho de Marco y que él tenía su brazo alrededor de mi cintura y también dormía plácidamente, como el resto de los chicos en la sala.
Me levanté poco a poco, cumpliendo mi objetivo que era no despertar a Marco. Me puse de pie y me dirigí a la cocina para servirme un vaso con agua.
-Hola. -me asusté al escuchar la voz de Marco a mis espaldas.
-Dios, casi me matas del susto. -me llevé la mano al pecho y él rió.
-Lo siento. -se acercó y abrió la nevera en busca de algo, sacó una cerveza.
-¿Cerveza a esta hora? -alcé una ceja.
-Los demás chicos vienen ahorita. -dijo.
-Pero mañana tenéis partido.
-Lo sabemos, pero será hasta las 23:00 solamente. -se encogió de hombros llevando la botella a sus labios.
-Ah, vale. -asentí no convencida aun. El timbre sonó y escuché murmullos provenientes de la sala, Álvaro e Isco se había despertado.
Fui a abrir la puerta y se trataba de Nacho y Lucas.
-Hola. -sonreí y los dejé pasar.
-Hola, Isquita. -Nacho me revolvió el cabello y puse los ojos en blanco mientras me lo acomodaba. Lucas entró después de él y me miró sonriente.
-Hola, guapa. -me dio un beso largo en la mejilla que me provocó nerviosismo. Otra vez en estas no.
-Lucas. -asentí y cerré la puerta detrás de mí, suspirando.
-Dani y Toni no van a poder venir. -avisó Nacho en cuanto estuvimos todos en la sala.
-Entonces seremos solo nosotros. -comentó Isco encogiéndose de hombros.
-Para mí esto no es una buena idea, tenéis partido mañana. -me crucé de brazos.
-Es en la noche. -después de eso, todos se pusieron a hablar y cada uno tenía su cerveza, todos estaban tomando, menos yo.
-Tomate algo, Gi. -Lucas me extendió su lata de cerveza.
- No incites a mi hermana, te estoy observando. -Isco lo vio con los ojos entrecerrados y yo reí y negué.
- No, gracias. -continué escuchando todo lo que hablaban ellos, sus temas caían desde la Copa mundial del 2014 hasta quien era la tía más guapa de su secundaria.
-Isco, me voy a dormir. -avise y él asintió. Me despedí de los chicos y subí a mi habitación.
-¡Giselle! -escuché que me llamaban del otro lado de la puerta. Fruncí el ceño y la abrí, era Marco.
-¿Qué sucede? -lo miré extrañada.
-Quería saber si me podías acompañar a comprar una pizza.
-¿Por qué no la pedís delivery? -pregunté.
-A esta hora no hacen delivery. -se encogió de hombros.
-Vale. -apagué la luz de mi cuarto, no sabía como decirle que no.
-¿Isco ya sabe que voy contigo? -cuestioné en lo que salimos de casa, ibamos caminando ya que quedaba solo a pocas cuadras la pizzeria.
-Sí, tranquila. -empezamos a caminar en las oscuras calles y comencé a plantearme que hubiera sido mejor venirnos en coche.
-¿Soy yo o la pizzeria está más lejos de lo que recuerdo? -pasé una mano por mi cabello recogido en una cola alta, mirando a los locales, que ninguno era la pizzeria.
-Tienes razón. -concordó Marco, también viendo a su alrededor.
-Opto por que llevemos McDonald's, la pizzeria sin duda ya no está. -dije al divisar la M amarilla al otro lado de la calle.
-Vale, llevemos eso entonces. -antes de cruzar, vi a ambos lados para asegurarme de que no viniera ningún carro, igual el semáforo estaba en rojo. Crucé pero antes de que pudiera asimilar la situacion, mi cuerpo había sido golpeado bruscamente y tumbado hacia el suelo.
Chillé de dolor, mi cuerpo estaba inmovilizado en el piso.
-¡Giselle! -escuché la voz de Marco a la lejanía, luego sentí como me tomaba en sus brazos y colocaba mi cabeza sobre sus piernas.- Giselle, no cierres los ojos. -y fue como si al decir eso, mis ojos empezaron a pesar y tenía una gran necesidad de cerrarlos.- La ambulancia ya viene, no vayas a cerrar los ojos.
Lo último que vi antes de cerrar los ojos, fue el rostro preocupado de Marco y atrás el cielo estrellado.
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apuesto a que ninguna se esperaba estoo, admito que yo tampoco lol, se me ocrrió de último minuto, además este accidente hará que Giaulo se reencuentren...
perdón por tardarme demasiado en publicar, casi un mes diosss, im sorryyy.
