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¿De verdad? -exclamé riendo.
-Te lo juro. -ambos seguíamos riendo mientras comíamos de nuestros helados, puede que hiciera frío pero a un helado nunca se le dice que no.
-No te creo que hayas hecho eso. -terminé mi helado y solté una última risa.
-Tienes helado en... -acercó su pulgar a la comisura de mis labios.
.¿Qué? -por inercia iba a llevar mi pulgar también a mis labios pero Lucas ya lo tenía ahí, removiendo lentamente lo que tenía en la boca.
-Listo. -sonrió de lado y yo aparté la mirada apenada.
-Gracias. -comenzamos a caminar y hablábamos, no era por ser paranoica ni nada por el estilo pero sentía que alguien nos veía y nos seguía, pero traté de no tomarle importancia.
Luego de un rato decidimos regresar al hotel ya que estaba oscureciendo y comenzaba a hacer frío. En el camino de vuelta uno que otro fan paraba a Lucas para tomarse una foto o que le firmara algo, a mí algunos me preguntaban que si yo era la hermana de Isco y yo simplemente sonreía y asentía.
-Nos vemos. -me despedí de Lucas en lo que el ascensor nos dejó en nuestro piso.
-¿Nos vemos en la cena? -cuestionó.
-No creo, tengo algo de sueño pero igual veré si voy. -él asintió, guiñó un ojo y entró a su habitación que compartía con Álvaro.
-¡Álvaro! -escuché quejar a mi hermano desde el interior del cuarto, fruncí el ceño y entré. Solté una carcajada al ver lo que esos dos estaban haciendo.
Estaban jugando Monopoly, sí, de verdad.
-¡Gigi, Álvaro me quiere dejar en bancarrota! -Isco hizo un puchero, me senté en el piso a su lado y miré a Álvaro.
-¿Seguro que no estás haciendo trampa como siempre? -alcé una ceja, él a veces se tomaba las cosas muy en serio, por eso me gustaba molestarlo.
-Como aquella vez que se quedó en casa y estábamos jugando con mamá y papá y este tío se pone a robarle euros al banco. -Isco y yo reímos. Cuando nos dimos cuenta de que Álvaro estaba tomando dinero del banco, solo nos reíamos de él entre nosotros porque su cara era muy graciosa.
-Dejad de molestarme, joder. -el madrileño soltó de mala gana el dinero falso y se cruzó de brazos, mirándonos.- ¿Qué me veis? -imitó mi anterior acción de levantar la ceja.
-Das risa cuando te molestas, tío. -se burló Isco. Me sentí mal por Álvarito así que gateé hasta él y al estar en una distancia razonable, me tiré encima de él provocando que cayera de espaldas al suelo, conmigo arriba.
