The one that got away [Yoon G...

By mgmazzoni

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- ¿Quieres jugar a un juego, Yoon Gi? - ¿Qué juego? - Se llama "¿Qué tal si?" Yo comenzaré... - Paris se acom... More

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By mgmazzoni

- ¿Quieres jugar un juego, Yoon Gi?

El aludido volteó, con su mirada seria pero resplandeciente, para mirarla.

- ¿Qué juego?

- Se llama "¿Qué tal si?" Yo comenzaré... - Paris se acomodó entre sus brazos para quedar de costado, cara a cara. - ¿Qué tal si el tiempo se detuviera esta noche? ¿Qué tal si el despertador nunca sonara mañana y yo no tuviera que irme?

El muchacho la apretó en un abrazo para plantar un beso en su frente y, sin separar los labios de su piel, le oyó susurrar:

- ¿Qué tal si nos casáramos? – La pregunta la tomó desprevenida y tuvo que levantar la vista para estar segura de que no había escuchado mal. Él le mostró una media sonrisa y continuó: - ¿Qué tal si tuviéramos hijos? ¿Qué tal... si nos quedáramos por siempre juntos?

- Yoon Gi...

- No vayas, Paris – la interrumpió, dejándola muda -. No vayas a Estados Unidos. Quédate conmigo, múdate a Daegu conmigo. Encontremos la forma de hacer que funcione, ¿eso es lo que querías escuchar? – Lo vio apoyarse sobre su brazo para incorporarse y la joven lo siguió. – Hagámoslo. Casémonos. Vive a mi lado, ya nos encargaremos de lo demás. ¿Qué dices?

Sabiendo que su voz no le funcionaría por la emoción, se limitó con hundir una mano en el cabello oscuro de Yoon Gi y estirar su cuello lo suficiente para besarlo en señal de afirmación que él comprendió, volviendo a rodearla con los brazos y recostándose de nuevo en el suelo.

- Regresaré a Daegu en una semana con Nam Joon – le informó después de unos minutos -. Usaré unos días para acomodar algunos asuntos con el trabajo y el apartamento, y luego iré a Seúl a buscarte. Quiero estar allí cuando se lo digas a tus padres, no voy a dejar que lo hagas sin mí. - ¿Cuán más perfecto intenta ser? – Podríamos casarnos allí o en cualquier lugar que tú quieras, no importa. Tal vez no sea una boda grande y elegante, pero tendremos a nuestros amigos al menos para acompañarnos. Después – continuó, evidentemente emocionado -, podríamos volver aquí para pasar una especie de luna de miel, antes de que el frío comience. Alquilaremos una cabaña sólo para nosotros y miraré todas las películas clásicas que tú quieras, aunque no aceptaré "Casablanca". ¿Qué te parece esa idea? O, si ya estás cansada de la costa, nos dirigiremos a las montañas. Tendré que cerrar mi Jeep con la cubierta pero-

Paris se apresuró en callarlo al posar un dedo en sus labios y dijo:

- Debemos regresar. Tengo frío.

- Ah, al ass eo.

Se vistieron, intercambiando miradas cómplices y risas, y caminaron hacia la cabaña de Yoon Gi, donde sabía que Nam Joon no estaría en toda la noche, para prepararse una taza de café cada uno y luego acostarse bajo el tibio cobertor de su habitación. Por fortuna, Paris recordó haber preparado las maletas el día anterior por lo que probablemente sus amigos se darían cuenta que no pasaría allí la noche y, en la mañana, la pondrían en el coche de Seok Jin antes de dirigirse a la estación de autobuses donde tenían boleto para el primer viaje a Seúl.

Serían quizás dos semanas hasta que volviese a ver a Yoon Gi así que aprovecharía sus horas restantes hasta que su teléfono le indicase que era hora de partir. ¿Sería dolorosa la despedida? Ahora que tenían sus planes ya hechos, ¿era necesario que se preocupase? Él lucía decidido, incluso más que ella, y no le preocupaba que pudiese cambiar de opinión; no obstante, ¿qué sucedería a partir de entonces? ¿Qué les diría a sus padres? Había pasado toda su vida esperando por la oportunidad de largarse de aquella casa, pero no los odiaba tanto como para hacer algo que los decepcionase. ¿Debería elegir entre ellos y Yoon Gi? No puedo, admitió. No puedo escoger. Además, ¿volvería a ver a sus amigos si se mudaba a Daegu? ¿Estarían de acuerdo con su decisión? Suponía que cualquier opción sería mejor que desaparecer a otro país por un año, ¿pero casarse? Es una locura, reconoció al mismo tiempo que sentía al muchacho removerse, aunque sin mover el brazo en el que ella tenía apoyada su cabeza. Lo encontró observándola con sus ojos oscuros y perlados, los cuales parecían delineados por el grosor de sus pestañas, y se dejó colmar por aquel bienestar que sólo él lograba hacerla sentir.

- Te amo – musitó, repitiendo las palabras más honestas que diría jamás.

- Yo también te amo, Paris.

- ¿Estás cómodo? – Se elevó unos centímetros para dejar su brazo libre. - ¿Estoy lastimándote?

- Estoy bien.

- Podría moverme.

- No te atrevas – expuso con seriedad.

Recostó su cabeza una segunda vez y estiró una mano para buscar la suya por debajo de las sábanas, lo cual fue sencillo ya que Yoon Gi notó sus intenciones y se la entregó.

- Lo que tenemos aquí es la definición exacta del momento perfecto.

- Ne...

- Estoy feliz – soltó sonriente -, ¿tú estás feliz?

- Muy feliz.

- ¿Feliz pero poco conversador?

- Sólo intento procesar el hecho de que esto es real.

- Es real. – Él sonrió con expresión algo cansada y besó la palma de su mano. - ¿Sabes lo que creo que necesitamos? – inquirió al darse cuenta que parecía estar a punto de dormirse – Una canción. Nuestra canción. Romántica pero no triste o melodramática, ¿sabes?

Al atisbar cómo asentía con la cabeza, la muchacha estiró su mano para buscar su teléfono.

- Entonces – habló al tener su dedo sobre el botón de reproducción -, de ahora en adelante, pensarás en mí y en este momento cada vez que escuches... esta canción.

Una vez oprimió el botón, I'm a believer de Smash Mouth resonó en los parlantes.

- ¡Esta no será nuestra canción! – se negó al instante Yoon Gi con los ojos abiertos como platos.

- ¿Waeyo? ¡Es perfecta! – rió - Y es graciosa, así que nadie se lo esperaría.

- Dame eso, escogeré otra.

- Then I saw her face, now I'm a believer – cantó mientras alejaba el teléfono de sus manos -. Not a trace of doubt in my mind.

- No dejaré que las personas piensen que consideras nuestra relación como la de Shrek.

- Aniyo. – Volvió a alejar el móvil y le sacó la lengua. – Eso sucede cuando me das el permiso de escoger una canción y dejas que una mujer tenga el poder de elección.

Se burló de él entre risas hasta que la canción terminó y, cuando amenazó con ponerla una segunda vez, Yoon Gi se lanzó sobre la joven para quitarle el teléfono, arrojarlo al suelo con cuidado para que no se rompiera y tirar de ella para que quedara acostada encima de su cuerpo. Se quedaron en esa pose, separados por unos pocos centímetros y sintiendo el aliento del otro chocar en sus rostros, hasta que el castaño enredó sus dedos en su cabello e hizo un poco de presión para hacerla bajar la cabeza para besarla. ¿Algún día se cansaría de probar el sabor de sus labios? Al pasar algunos minutos, quedaron uno al lado del otro, fundidos en un fuerte abrazo, y Paris pudo sentirlo tararear la canción de piano que había escrito para ella.

- Detesto pensar que debes irte mañana – le oyó murmurar contra su cabello.

- Ne, yo también. – Apretó sus brazos a su alrededor y plantó un beso cerca de su cuello. – Pero será por poco tiempo, ¿ne?

- Así es. Por poco tiempo...

Paris aprovechó ser la única despierta en la mañana para poder tomar una ducha en el baño de la cabaña, sabiendo que Nam Joon también dormía profundamente en su habitación, se vistió con la muda de ropa ya seca después de la pelea de agua de la noche anterior y se preparó una rápida taza de café caliente mientras se escribía con Ji Min, quien le anunció que la esperarían con el coche en frente de la cabaña en diez minutos. Ató su cabello en una coleta alta al mismo tiempo que entraba en el cuarto de Yoon Gi para hallarlo durmiendo de costado, con el cabello alborotado, sólo con unos pantalones. Se permitió saborear de su imagen antes de usar una mano para mover con delicadeza su brazo e inclinarse hacia su rostro para besar su mejilla y acercarse a su oído.

- Annyeong – lo saludó.

El aludido tardó unos segundos en abrir definitivamente los ojos y se estiró sobre el colchón.

- Annyeong... - ronroneó con una voz grave y ronca que le erizó la piel.

- No tienes que levantarte – se apresuró en decirle al notar que se sentaba.

- Estás vestida. – Él la miró de arriba abajo confundido. - ¿Por qué estás vestida?

- Mi equipaje está en el coche – explicó -. Jin hyung y los demás me esperan afuera.

- ¿Te esperan afuera? Ani – se negó, haciendo a un lado el edredón para ponerse de pie y caminar por la habitación -, dame cinco minutos. Me vestiré y te despediré en la estación.

- Aniyo.

- Serán cinco minutos – insistió el joven -. Tomaré un abrigo y unos zapatos.

- Aniyo.

- No el abrigo, sólo zapatos.

Paris lo detuvo al tomarlo por el codo y quedaron enfrentados.

- No tienes que venir.

- Te irás a Seúl. – Yoon Gi frunció el ceño sin poder comprender. – Debo acompañarte a la estación y despedirme, no quiero hacerlo aquí. No lo haré.

- Aniyo.

- Debo decirte adiós.

- Aniyo.

- ¡Te vas a Seúl! ¡¿Quién sabe cuándo volveré a verte?!

De la misma manera que ella había estado conteniéndose, Yoon Gi tampoco fue capaz de soportarlo más tiempo y ambos atestiguaron el instante en que los ojos del otro comenzaban a llenarse de lágrimas. Ella se había decidido por realizar la despedida en la cabaña porque no estaba segura de poder aguantar el llanto si debía verlo despidiéndose cuando estuviesen saliendo.

- Lo harás – masculló, tratando que su voz no se entrecortara -. Está planeado, ¿recuerdas?

- ¡Pero tendré que esperar semanas antes de poder verte!

- Si vienes conmigo... - dijo con la cabeza gacha – no podré subirme al autobús.

- Pero...

- Te llamaré cuando llegue, lo prometo. Y podremos vernos en unas semanas, ¿ne? Todo está arreglado ya. – Barrió las lágrimas de sus mejillas y acomodó su cabello con las manos, intentando mostrarse serena frente a él. - Sólo debes recordar que debes volver a buscarme en dos semanas o te obligaré a mirar "Desayuno con diamantes" conmigo. Y créeme, jamás volverás a ver a Audrey Hepburn de la misma manera después de escuchar mi imitación.

Se calmó al notar que había logrado hacerle sonreír y luego se unieron en un fuerte abrazo que, en otra ocasión, ninguno de los dos se habría atrevido a romper.

- Te amo, Paris.

- Eso es mucho mejor que todo lo que tenía preparado para decir – admitió, parpadeando para evitar seguir derramando lágrimas -. Lo único que pude pensar fue en hacerlo con un exagerado acento satoori.

- Habría sido una buena forma.

Yoon Gi la tomó delicadamente por las mejillas, mirándola con fijeza a los ojos por unos segundos, y la besó con un cuidado y cariño que logró expresar todo lo que las palabras no podrían antes de acompañarla hasta la puerta y dejarla partir por su cuenta en dirección a la camioneta, donde sus amigos la esperaban. Se subió en la parte trasera junto a Jung Kook y bajó al vidrio de la ventana para poder saludar al muchacho con una mano, a lo que él no respondió. Todo estará bien, Yoon Gi, le hubiera gustado decirle, pero el sonido del motor encendiéndose la hizo callar. Quiso recostarse en el asiento para no tener que observar a la dolorosa imagen de él en el marco de la puerta cuando un grito de su parte le llamó la atención. El castaño corrió hacia el coche antes de que pudiese avanzar, se inclinó para quedar a la altura de su ventana y, con la respiración acelerada, recitó:

- "Hoy me considero a mí mismo el hombre más afortunado sobre la tierra."

La besó una última vez y se alejó unos pasos para dejar que el coche emprendiera camino por la carretera al mismo tiempo que Paris esbozaba una enorme sonrisa.

- "El orgullo de los yanquis" – reconoció la cita de la película.

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