¡Maldito Karma! [✓]

Από ComandantePrim

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"Hay probabilidad de que ocurran cosas inesperadas en cada segundo de nuestra frágil existencia" Alba Siles n... Περισσότερα

Prologo.
Booktráiler
1. -¡Dame una A! ¡Una L! ¡Una B! ¡Y otra A!
2. -Cena, arañas y vecinos nuevos.
3.-Opción Lucas descartada.
4- Segunda opción: David
5-Tercera y cuarta descartadas.
6.- Última (¡sorpresa!) descartada.
7-Clases de matemáticas muy caras
8.Empiezan las pruebas
9. ¡Código H-16!
10: Inaceptable.
11: ¡Por las gafas de Stephen Hawking!
12. Tan estúpido como siempre.
13. Tu vecina y amiga Spidergirl
14. Efecto Doppler.
15- Teoría del Caos.
16.-Mi persona (no) favorita.
17-Demostrando teorías (no hacer en casa)
18-El lado más caritativo.
19-Hunter Pov's.
20-Efecto Mariposa
21-¡Mayday!¡Mayday!
22-"No te acostumbres"
23-Campanas.
24-Principio de incertidumbre.
25-¡Maldito Karma!
26- Locura de ascensor.
27- "Are you scared?"
28. El gato de Schrödinger
29-"You're beautiful."
31- Una mañana de locos.
32. Shamy
33.- Caída en picado.
34- La perdición se sirve con palomitas.
35-Spider-memo.
36- Cara de culpable.
37- El teorema de los celos.
38-Resolución de problemas.
39-Boda |1|
40-Boda |2|
41-Culminación.
42-Funcionará.
43-Cállate.
44-Gracias.
45.-Imprevistos en Navidad. P.1
45. Imprevistos de Navidad P.2
Epílogo.
EXTRA 1/2.
EXTRA 2/2

30-La Navaja de Ockham.

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Από ComandantePrim

Capítulo 30. La Navaja de Ockham.

Me quedé callada.

Quizás callada no sea el mejor adjetivo para describir el estado de pasmo y confusión en el que me vi sumida. Abrí inútilmente los labios, para volver a sellarlos sin ser capaz de articular una palabra con sentido. Me había quedado noqueada ante semejante... declaración.

Por primera vez en mi vida no supe como afrontar una situación.

Estaba perdida en una farragosa situación de la cual no podía huir con mis típicos comentarios sarcásticos.

Un revoltijo de emociones afloraron en mi vientre. Todas a la vez. En un violento remolino que me impedía discernir cómo rayos me sentía ante aquello.

Era una mezcla tan contradictoria y complicada que me dejó inservible, solo siendo capaz de clavar la mirada en los ojos azulados de Hunter que después de soltar la joya se había quedado mudo.

Su respiración agitada me golpeaba directamente contra las mejillas y podía apreciar el martilleo de su corazón a través de la fina camiseta que llevaba.

¿Y ahora qué?

Era una pregunta tan absurda como perturbada y crucial.

Y entonces sucedió.

Lo vi a una pseudo cámara lenta.

Pude ver como toda la vulnerabilidad que Hunter había desplegado ante la situación se retraía nuevamente. Su mirada se tornó difusa y se incorporó con lentitud sin despegar sus lacerantes ojos de mí.

Antes de que pudiera levantarme sacudió la cabeza en silencio y dándome la espalda salió de los baños.

Debo admitir que aún necesité un par de segundos para terminar de digerirlo todo e imitar su acto. Me puse en pie, tambaleándome, aún mareada por el alcohol y el golpe en la mejilla palpitante.

Tanteé la zona componiendo una terrible mueca de dolor cuando mis dedos hicieron contacto. El latigazo fue un incentivo que me hizo recordar que debía mantener la compostura.

Presioné los labios, y corrí lo mejor que supe, saliendo del baño y empujando a un par de chicas que parecían muchos más ebrias que yo. A una de ellas se le derramó el contenido del vaso sobre el desastroso ya de por sí de lentejuelas naranjas y amarillas (¿qué clase de persona se pone un top semejante para una fiesta?). Soltó una exclamación ahogada que probablemente fue acompañada por un estridente y barato insulto que no me paré a escuchar.

Salté los escalones que desembocan a la puerta inicial e inicié mi denigrante carrera para seguir al hormonada de mi vecino.

Y así llegamos a mi desastrosa situación de viernes en la madrugada.

Sin nada mejor que hacer que perseguir al tarado del estadounidense después de una situación tan surrealista como embarazosa que aún no sabía qué significaba para mí.

Pararme a analizar mis sentimientos nunca había sido una tarea de mi agrado.

Estaba contrariada, eso sin duda. Y terriblemente confusa.

Pero no podía decir que me molestara del todo.

Era... extraño.

Y aunque me gustaría saber en que postura tendría que volver a hacerle frente a Hunter, estaba más preocupada de lo que podría pasar por su mente minada.

La silueta de su espalda estaba en mi campo de visión y si me esforzaba un poco más, motivando a mi cansado aparato motriz sería capaz de alcanzarlo.

Apenas podía discernir lo que pasaba por mi cabeza como para intentar desentrañar todo lo que estaría vagando por los enmarañados y ponzoñosos pensamientos de mi curioso vecino.

Aspiré una bocanada ronca de aire, permitiéndome un breve descanso cuando Hunter refrenó sus pasos.

El aire fresco de la noche ayudó a aclararme las ideas y enfriar cada centímetro de mi cuerpo. El humo y el calor de la discoteca fue desterrado de mis venas, dejándome mucho menos abrumada que hace unos minutos.

Jugueteé con el móvil entre los dedos, mandando un corto y conciso mensaje a la única persona que podía sacarme de ahí indudablemente.

Armándome de valor comencé a caminar con lentitud hacia Hunter, con la misma sensación de un soldado avanzando por un campo minado repleto de diminutas bombas que podían arrancarle una pierna o con suerte la cabeza de una sola explosión y cesar su sufrimiento.

Sentí la garganta reseca y un incómodo cosquilleo nació en las yemas de mis dedos y se diseminó por mi sistema, acentuando la extrañeza con la que vivía el momento.

Me regañé mentalmente por exagerar tanto, extinguiendo la distancia que existía entre la mole de carne y hueso importada de Estados Unidos.

Despegué los labios, paseando la lengua por ellos, rememorando el discurso que pensaba soltarle. No obstante antes de que algo con coherencia fuese pronunciado por mi parte, Hunter advirtió de mi presencia y se dio la vuelta tan deprisa que no lo vi venir.

Quedé engullida de nuevo en dos iris azules, ahora rodeados de un inyectado color rojo que me revolvió las entrañas.

Lejos del ambiente alcohólico del recinto cerrado detecté un fuerte hedor a cerveza emanando de la camiseta del chico que tenía enfrente.

Perfecto, estaba borracho.

Todo se emborronó en mi cerebro, perdiendo de un plumazo la firmeza con la que tanto esfuerzo me había costado reconciliarme.

—Hunter... —traté de empezar pero silenció mis palabras antes de que tuviera tiempo de encadenar una frase.

Mis cejas se alzaron, hasta el punto de casi tocarse, por la impresión.

—No hables —murmuró en voz ronca, sacudiendo la cabeza— No hables.

—Pero... —mi protesta fue devuelta a mi boca cuando su dedo se presionó contra mis labios.

Hunter volvió a negar y tomó aire.

—Verás, Alba, me gustaría decirte que me arrepiento ahora mismo de todo lo que ha pasado. Pero me pediste que fuese sincero contigo y así lo he cumplido. Y ahora, después de todo lo que ha pasado simplemente... necesito besarte.

Oh.

Abrí los ojos desmesuradamente al escuchar la última frase que me golpeó de pleno en el rostro. No, definitivamente no podía hacerlo.

Quise apartarme pero mis pies estaban adheridos al suelo.

—Una vez me dijiste —su mano se alzó hasta divagar por la piel de mi mejilla sana— que me besabas porque te resultaba conveniente. Pues bien, resulta que a mí no me resulta conveniente, es una necesidad. Es obligatorio.

Traté de apartar la vista, pero tampoco pude.

Todas las barreras que tenía se quebraron con un par de frases despertando las alarmas en el último rincón de mi ser.

—Y lo haré antes de que me pegues una patada en las pelotas.

Una diminuta sonrisa se instauró en mis labios antes de que Hunter estirara los suyos y estos entraran en contacto con mi boca que picó ante el primer roce.

El sabor amargo de los labios de Hunter se entremezcló con el regusto a frambuesa del brillo de labios que había usado.

Era una combinación tan extraña como apetecible.

Casi sin percatarme de las consecuencias en las que me estaba metiendo entreabrí los labios, permitiendo llevar el beso a una mayor profundidad. La mano de Hunter que no estaba trazando líneas difusas en mi barbilla se incrustó en mi cabello, enrollándose en él y moviendo mi cabeza ligeramente hacia atrás.

El contacto fue perdiendo fuerza y Hunter apoyó su frente contra la mía, sosteniendo mi rostro entre sus enormes manos, teniendo cuidado en no rozar mi hinchada mejilla.

Entreabrí los ojos lo suficiente como para comprobar que Hunter tenía los suyos cerrados. Nuestras respiraciones erráticas se entremezclaban y sobre el labio superior del yanqui se podían apreciar el pegajoso brillo que se había corrido por los míos.

Todo aquello era tan surrealista y a la vez se sentía tan jodidamente real.

Era un momento superlativo, en un macro segundo del tiempo que no me permitía racionalizar. Quizás por eso fui yo quien cerrando los dedos entorno a la camiseta del chico volví a apegarlo a mí.

Su nariz impactó contra la mía, pero no tardó ni un segundo en recomponer aquello lo que dejó.

No puedo decir cuanto tiempo permanecimos así. Unidos por un extraño magnetismo y dejándonos saboreamos en silencio.

Desperté de mi trance cuando unos faros rompieron la oscuridad en mis párpados cerrados.

Parpadeé antes de abrirlos y apartarme de Hunter como si de un cactus se tratase.

Tras adaptarme a duras penas al exceso de luz reconocí el coche, incluso antes de que hiciera sonar el claxon.

Tras el cristal de la luna una sonrisa victoriosa y burlesca me fue echada en cara.

Todo el desorden que hasta entonces se había instaurado en mi interior regresó a su orden normal y no pude evitar bufar desdeñosa.

La sonrisa de mi irritante hermano mayor se ensanchó.

Será gilipollas.

La presencia de Hunter a mi espalda no me pasó desapercibida así que moví los pies nerviosamente antes de mover mi trasero hasta el coche aparcado en la carretera.

Abrí la puerta con violencia.

—Ni una jodida palabra de esto.

Marc solo se limitó a seguir sonriendo.

Hunter se deslizó silenciosamente en el asiento trasero. Le eché una ojeada por encima del hombro antes de volverme hacia la carretera.

—¿Qué ha ocurrido?

Marc señaló la discoteca un poco más atrás. Me disponía a contestar cuando me agarró de la barbilla y me hizo girar la cabeza. Mis labios se oprimieron en una mueca de dolor.

—¿¡Quién cojones te ha hecho esto?!

Aparté sus manos de mí de un manotazo.

—Un imbécil, no te preocupes este borracho de aquí atrás le partió la nariz.

Hunter alzó los ojos.

—¿Qué? Mamá nos matará.

Puse los ojos en blanco.

—Mamá no es mi mayor problema ahora. Mira, ¿puedes dejarme quedarte en tu apartamento? Solo esta noche y punto.

Marc analizó mi propuesta antes de contestar.

—¿Quedarte?¿O quedaros?

Me mordí el labio ante su pregunta.

A pesar de todo lo acontecido no podía dejar al chico en las garras del lobo. Tendría tiempo para tratar de comprender la situación más adelante.

Le lancé una mirada amenazadora por debajo de mis cejas murmurando entre dientes:

—Conduce.

—¡Auch!

Pataleé el suelo conteniendo las lágrimas cobardes que abandonan mis ojos. La chica rubia que tenía enfrente curvó los labios y me lanzó una mirada reprobatoria por encima de sus gafas.

—No seas tan quejica, solo es alcohol.

—¿Quejica? Me está brotando el Vesubio en la mejilla a causa de un gilipollas.

La prometida de mi hermano me dio un golpecito en la nariz.

—Exagerada.

—Mi preciosa cara —me lamenté amargamente— es todo un atentado.

Mackenzie terminó de limpiarme la herida y sacudió la cabeza.

—Ya está, anda.

Mascullando insultos me incorporé y me dirigí a la pequeña salita. Cajas de mudanza se apiñaban en las esquinas. Marc había hecho un extraño vendado en la mano del estadounidense que en esos momentos parecía haber sucumbido al alcohol.

—Tendrás que arrastarlo al cuarto. Me quedaré en el sofá.

Marc asintió poniéndose en pies y tratando de arrastrar el metro largo del chico. A juzgar por su cara encontró ciertas dificultades y ante el rechoncho estado de la barriga de Mack prefería ensuciarme las manos yo y ayudarle a moverle.

Tras un par de minutos el cuerpo semi inconsciente de Hunter se derrumbó contra el colchón del antiguo cuarto de mi hermano.

—Iré a ver a Mack.

Asentí despacio y en el instante que me dispuse a irme una fuerza externa me lo impidió. Miré alarmada la mano de Hunter fusionada con mi muñeca. El cuerpo que creía inconsciente se había arrastrado hacia el borde para retenerme.

Soplé los mechones de mi desordenada melena antes de, a regañadientes, disminuir la distancia que no separaba de tal forma que el brazo del estadounidense se relajó.

Tendría que haberme zafado de un buen tirón, pero la fuerza con la que me mantenía quieta era un aviso suficiente como para comprender que eso no era buena idea.

—Hunter -—protesté— estoy cansada y tengo que enviar una tonelada de mensajes de explicación a Honoka, ¿qué quieres?

Los labios de Hunter se entreabrieron, permitiéndome apreciar todavía los residuos de mi ex brillo labial. Apretujé los dedos de la mano libre, inspirando profundamente.

—Hablaremos por la mañana.

—No.

Mis rodillas dejaron de hacer contacto con la superficie rasposa de la alfombra que recubría el suelo para estrellarse contra el colchón. Apenas fui consciente del movimiento mientras duró y la realidad de sus efectos fue mi única confirmación.

Mi cuerpo se desaparramó a un lado de la diminuta cama, siendo apresado por los considerablemente fuertes brazos de Hunter James que hundió la nariz en mi cuello. Su respiración golpeando la piel sensible de mi nuca provocó una reacción en cadena que me erizó hasta el último vello del cuerpo.

Un jadeo confuso escapó de mis labios.

Stay with me —masculló con voz ronca —Sé lo que va a pasar por la mañana, cuando ya no este borracho, cuando únicamente te compadezcas de mí. No vas a huir tan pronto.

—No pensaba huir.

Mi afirmación salió mucho más dudosa de lo que planeaba.

Mentalmente me golpeé la cabeza.

—No pienso arriesgarme.

Su cuerpo se movió a mi espalda de tal forma que quedé acoplada contra su pecho y con la cabeza apoyada precariamente sobre su brazo.

Lancé una mirada a la puerta, casi temiendo que mi impertinente hermano mayor asomara su desconsiderada cabeza con cámara en mano para retratar posiblemente uno de los momentos más confusos de mi vida.

Una extraña sensación de vulnerabilidad me atacó las entrañas.

Dos conceptos chocaron en mi mente con tanta fuerza que me mareaba (aunque quizás los cócteles tuvieran parte de la culpa)

Por un lado mi fuerte sentido común que me avisaba de que aquello era una terrible idea.

Y por el otro, la situación de mi cuerpo que parecía dispuesto a quedarse acurrucado contra él, degustando su olor característico y recostando la cabeza contra su pecho.

¿Qué demonios me estaba ocurriendo?

—De acuerdo —acepté en un susurro— pero solo por esta vez.

Quizás, y solo quizás, intentar entenderlo siguiendo el principio de la navaja de Ockham era lo más adecuado. Dicho principio estipula que ante dos explicaciones en igualdad de condiciones la más sencilla tiende a ser la correcta.

Y aunque me gustaría pensar que realmente estaba empezando a padecer una extraña enfermedad tropical con semejantes síntomas, todo aquello era demasiado enrevesado incluso para mí.

Sencillamente la explicación más sencilla se resumía en tres horripilantes palabras: 

Me gustaba Hunter.

#IAmBack, bueno, he estado ausente estos días a causa de un viaje escolar que organizaba mi instituto a Suiza, y como comprenderéis no he podido publicar. Ya era suficientemente difícil mantener el microondas en la propia habitación xD

Y aunque ahora mismo sigo completamente muerta de sueño y estoy segura de que habrá algún fallo ortográfico... os traigo nuevo capítulo. En serio, tengo mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho, mucho,mucho sueño.

#MalditoKarma regresó nenes, y como ya sabéis lo que me encanta, a comentar como lunáticos por lo mucho que queríais que actualizase.

#Stiles

#Jiles

#Swequi

#M&M

#HunterEsUnAmorYAlbaBuenoEsAlba

#MeDaPerezaEscribirLaNotaYNoSéNiQuePonerSoloQueComentéisYVotéisPrimores

#CERN

#EstamosTodosTullidicos

PD: Hola, Paula, mala gente ^^.

PD2: Pasaros por mi nueva novela, agregadla a vuestras bibliotecas, sé que estáis leyendo esto, desgraciados, Mamá Prim se entera de todo. Se llama "El Teorema de Cox"

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tn mitoshi es una chica que trabaja como camarera por el dia pero por la noche trabaja como prostituta ..... si queren saber mas lean🤣🤣🤣🤣