A.D.A.N

LaJodidaAutora

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Sinopsis: El doctor Oskar Kaufmann está obsesionado con descubrir los secretos del genoma humano. Cree que al... Еще

PRÓLOGO
Una Compleja Solución
Emil
Algoritmos
Atlas
Becky
Mike
Neonato
Kai
Un Pequeño Problema...
Pinocho
El "Hada Madrina" de Kai
Eugenesia
Superhéroes y Ratas
¿Una Esperanza o una Amenaza?
Experimento
Entre verdades y mentiras
Un arrebato de ira
Sentimientos
COMUNICADO A MIS LECTORES
El segundo "Adán"
Un Héroe muy Singular
¡Un chico excepcionalmente normal!
Un Resultado Inesperado.
Retornando de la Muerte
Un Enemigo Mayor
El Chico "Problemas"
El Trato
Un "loco" muy adorable
Placebo
Amor Platónico
Un Inesperado revés
El Hombre Bicentenario
Amor y Dolor
N/A: Más allá de la Ciencia Ficción...
Kaidan
Indefensión
AVISO IMPORTANTE
*** ¡LEE ESTO! ***
¡Entérate!

"La chica que te gusta"

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LaJodidaAutora


—¡Atlas! ¡Tranquilo! ¡Mantente respirando! Eres fuerte, estarás bien...

El animal iba en el asiento gimiendo de dolor, pero aún respiraba. Mientras conducía, Kai ponía su mano sobre su cabeza y le hablaba para mantenerlo tranquilo. Al llegar al hospital, el joven besó al perro en la frente.

—No quisiera dejarte pero debo ir por el doctor Kauffman. ¡Volveré! ¡Lo prometo!

Dejó las llaves pegadas del vehículo, sabía que posiblemente tendría que entrar y salir rápido del hospital. Kai se sentía un poco abrumado por todo lo sucedido y por verse completamente solo sin estar muy seguro de lo que haría. Nunca había estado en un hospital y su única experiencia con este tipo de lugares era lo que conocía de las series de TV o las películas. Al entrar al área de "emergencias" se vio un poco confuso con todo lo que sucedía allí, y pudo presenciar aquello que el doctor Kauffmann trataba de solucionar a través de la ciencia: La fragilidad humana.

Kai miraba sorprendido a los diversos heridos, algunos de accidentes bastante graves que ingresaban en ese preciso momento y otros enfermos que requerían atención médica urgente. El joven observaba todas aquellas escenas casi en Shock, hasta que una doctora viéndolo allí de pie con expresión confusa, atrajo su atención:

—¡Hey! ¿Buscas a alguien o necesitas ayuda?

—¿Yo? Eeeehh... ¡Busco a alguien! Un hombre, Oskar Kauffmann. Tuvieron que traerlo aquí con una herida de bala. ¿Sabe algo?

—¿Cuándo sucedió eso?

—Anoche, le dispararon en el estacionamiento del centro comercial ubicado al este de la ciudad.

—¿Anoche? Yo acabo de llegar y ayer estaba libre. ¿Ves aquella enfermera que está allá? ¡Pregúntale a ella! Seguro si fue ingresado aquí estará en el registro.

Kai le agradeció y saliendo de la sala de "Emergencias" se acercó a la recepción del hospital. Pero en ese momento percibió algo que le hizo retroceder, así que sentándose en una de las bancas rodeado de gente, se puso su gorra y sobre esta la capucha de su hoodie. Bajó la cabeza y estuvo atento allí mirando a su alrededor. Entonces vio entrar a los hombres que le seguían, pero estos estaban más preocupados en ese momento de que atendieran a su líder, quién venía con el brazo literalmente "colgando" en tiras luego del ataque de Atlas.

El hombre gritaba de dolor y de inmediato atrajo la atención de médicos y enfermeras presentes que procedieron a trasladarlo a la sala contigua. Pero uno de los hombres, un moreno alto de cabeza rapada se acercó a la recepción y preguntó por Kauffmann haciendose pasar por un amigo.

—Está en la sala de hospitalización. Sólo suba al primer piso al fondo del pasillo. —Le indicó la enfermera.

—¿Sabe si un chico vino a visitarle? Un adolescente de unos quince a dieciséis...

—No. Sólo ha recibido una visita hasta el momento y es alguien mayor.

El hombre se dirigió entonces al ascensor. Kai escuchando esto se alarmó, así que viendo la escalera corrió hasta ella intentando llegar primero hasta Kauffmann. Pero al subir casi se topa con su enemigo y este a su vez dio un paso atrás al ver a unos oficiales de policía discutir con un médico residente.

—¡No está! ¡Ya he preguntado por él y al parecer se fue! Estamos repletos de emergencias el día de hoy, somos pocos y no nos damos abasto para atenderlos a todos y menos para vigilar que los pacientes "no se escapen"... —dijo en alta voz el médico que era cuestionado por los oficiales.

—Ese hombre es testigo de un crimen. ¡No debieron permitir que escapara! —Uno de los oficiales se encontraba muy contrariado por lo sucedido.

Al escuchar esto, el hombre que buscaba a Kauffmann regresó al ascensor. Entretanto, Kai estaba preocupado ya que no sabía a donde estaba su mentor, ni cómo podría localizarlo. Permaneció un rato más en la escalera dando tiempo que el hombre y los oficiales se alejaran de allí. Minutos después ingresó a la habitación y sólo estaba la cama vacía.

—¿Y ahora qué se supone voy hacer? ¡Mike! ¡Tengo que llamarlo!

Kai pensó en él y sabía que tenía que dar con un teléfono e intentar llamarlo. Salió en cuanto pudo y regresó al auto. Al ver a Atlas notó que había dejado de gemir...pero tampoco respiraba ni reaccionaba.

—¡Atlas! ¡Atlas!

Kai comenzó a llorar sobre el lomo del animal, pero unos minutos después se calmó, se secó las lágrimas con la manga de su hoodie y respiró profundo. Atlas era un A.D.A.N. y si él había regresado de la muerte, su amigo peludo también lo haría. Abrazó a su perro y encendiendo el auto huyó de ese lugar.

Recordó que cerca del banco donde Kauffmann solía ir hacer sus transacciones había un teléfono público. Se estacionó cerca y sacando unas monedas de su bolsillo marcó el número de la casa de Simmons. Tardó un poco en responder, pero al tercer intento escuchó su voz.

—¡Mike! ¡Soy yo! Kai... Pasó algo...

—¿Kai? ¡¡Kai!! Espera un momento...

En ese momento Simmons estaba frente a Kauffmann que al escuchar el nombre del joven se acercó a su colega y este le entregó el teléfono.

—¿Kai? ¿Estás bien?

—¡¡¡Doctor Kauffmann!!! ¡Al fin! ¿Dónde está? ¡No se imagina por todo lo que he pasado!

—¡Espera, Kai! Necesito que me escuches atentamente: NO puedes volver a llamar ni debes buscarme. Descubrieron el proyecto A.D.A.N. y están tras ti. Todo lo que sucedió fue premeditado. Yo estoy bien y debo hacer algunas cosas, mientras tú debes mantenerte oculto, no puedes dejar que te atrapen... ¿Me oíste?

—¿QUÉ? ¿Pero qué voy hacer? ¡Esos hombres quieren matarlo! ¡Yo debo estar a su lado!

—¡Kai! ¡Kai! ¡Tranquilízate y escúchame! No puedes estar conmigo, no me busques. Lo más seguro es que me estén vigilando, quizás están escuchando esta conversación, no lo sé. Harás lo que te diga, tú tienes la capacidad para sobrevivir y no puedes dejar que te atrapen. Yo los mantendré alejados de ti, les daré lo que buscan pero mientras... ¿Recuerdas la chica de la que me hablaste? ¿La chica que te gusta? Yo te reñí por eso la semana pasada. Ve con ella.

—¿Chica? ¿Cuál chica? ¡No tengo idea de lo que habla!

—Recuerda Kai. Tú no puedes olvidar. Cuando sea seguro, yo te buscaré. ¡Cuídate!

Y Kauffmann terminó la llamada. Apagó el teléfono y de este modo se lo entregó a su colega.

—¿Por qué hiciste eso? ¡Debemos ir por él! —Le grito Simmons.

—Eso es justamente lo que ellos esperarían. Kai tendrá que vérselas solo. Es un chico inteligente, sé que no me defraudará, sabrá arreglárselas, se adaptará a la situación.

—¿Entonces Kai, que nunca ha estado solo en su vida y no conoce nada del mundo real va a valerse solo allá afuera con esos hombres peligrosos tras él? ¿Esa es tu forma de cuidarlo, Oskar?

—Él estará bien. Cualquier cosa es mejor para él a que termine encerrado en un laboratorio siendo el experimento de esa gente. Ahora esperemos que pueda convencerlos de dejar a Kai en paz...y ya sé cómo hacerlo.

Kauffmann entonces se dirigió a la puerta de la residencia. Simmons le siguió intrigado.

—¿Qué piensas hacer?

—Iré a la farmacia a comprar unos calmantes y luego iré a la estación de policía a hacer el reporte del robo y pretender que todo esto no es más que un hecho delictivo común. Ponte en contacto conmigo cuando tengas la respuesta de estas personas.

—¿Y si su respuesta es negativa?

—Supongo que irán a matarme. No pienso huir y si eso los aleja de Kai no opondré resistencia.

Diciendo esto salió de la casa de su colega.

***

Minutos después Kauffmann se encontraba detrás de una señora esperando pagar por una revista que leía, un litro de leche y pediría unos calmantes en la farmacia. Al llegar su turno se acercó al mostrador y le dijo a la joven los nombres de los analgésicos que buscaba. La chica se los trajo, pasó la leche y la revista por el lector y le dijo el precio a pagar:

—Son setenta y seis con noventa y cinco. ¿Cuál es su medio de pago?

—American Express. —Kauffmann le extendió la tarjeta de crédito y su identificación.

La joven tomó la tarjeta y al ver el nombre se sorprendió. Miró entonces al hombre mayor frente a ella con la boca abierta.

—¿Usted es... "Oskar Kauffmann"? ¿El de verdad?

—Necesito pedirte un gran favor. Podrían estarme siguiendo y viendo nuestra conversación, así que fingiremos que sólo estoy pagando estas cosas. El joven que te salvó la vida necesita ayuda. Él vendrá a buscarte.

—¿Está en problemas?

—Sí. Y está solo.

—Lo ayudaré, sólo dígame que tengo qué hacer... —respondió la joven.

CONTINUARÁ...

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