Joshifer: "...a very differen...

By laurwrence

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Colección de one-shots sobre Josh Hutcherson y Jennifer Lawrence. No tienen un orden cronológico. More

Berlín
Pillow talk
87,1 millas
Bienvenida
Frágil
Home, sweet home
Kentucky rain
A broken promise (I)
A broken promise (II)
Easter eggs
Liam's wedding
Del verbo querer
Miedos
Inevitable (I)
Inevitable (II)
New York City
Sunday morning
Unexpected
Little peanut
Our first time
Farewell
Twelve O'Clock
Swear words and Lies
A little chaos

Us against the world

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By laurwrence

El viento suave pero a la vez helado choca contra mis mejillas rasposas por el gélido tacto del aire en mi piel. Me escondo aún más si es posible, entre la gruesa lana de mi bufanda mientras que mi pelo baila haciéndome cosquillas en la zona de la nuca.

Camino con mi fiel compañera al lado, que con sus patitas corre sin parar hasta llegar a nuestro hogar  por el tacto húmedo del asfalto. Sé que se muere por refugiarse en la manta tan calentita que le espera al lado de la chimenea.

Este frío me recuerda que mis vacaciones comenzaron hace poco más de dos días. Las ojeras son parte de mi atuendo por el cansancio de los últimos meses gracias a la promoción de Passengers junto a Chris.

No voy a decir que no estoy orgullosa de haber formado parte de esta producción pero no me siento lo suficientemente llena por dentro. Es una sensación rara que lleva en mi interior desde los primeros días de entrevistas. 

O en otras palabras, aguantar los dolores de estómago al escuchar esas preguntas sobre mi vida amorosa que, por cierto, a nadie le debería importar una mierda.  

A pesar de los años que llevo en este mundo, no soy capaz de encontrarme totalmente cómoda cuando me siento en una silla y dejo que me hagan cuestiones de cualquier tipo. 

Algo que no te esperas, algo que no está planeado y por lo tanto debes de contestar con lo primero que se te pasa por la cabeza. Pero, lamentablemente, yo no puedo hacerlo. Lo único que me queda es callar, sonreír y bajar la cabeza para mirar a otro lado. 

O también contestar con algunas de mis respuestas que al día siguiente se encuentran como lema en varias páginas de internet. Supongo que cualquier cosa que haga o diga va a ser criticada de todas formas, así que en este caso no me preocupo mucho porque resulta que ya estoy curtida en mil batallas.

Pero la debilidad es una realidad. Me hallo exhausta y a la vez encerrada en un bucle que no consigue salir de mi cabeza. Es como si la mente se hubiera convertido en un color oscuro donde no tropiezo con la claridad. Para ser sincera, adoro con toda mi alma el trabajo que realizo; no obstante cada vez me considero menos fuerte para afrontar lo que me viene encima en el momento que hago una promoción de una de mis películas.

Sin embargo y a pesar de eso, me encuentro bien. Pero no bien de estable sino un bien de sentirme descansada al mismo tiempo. El aroma de Kentucky me llena de energía y de optimismo. Estoy tranquila porque sé que estoy en casa y en el lugar donde me siento protegida de cualquier mal. 

Sonrío mientras recojo la correa de Pippi y saco las llaves para abrir la puerta principal. El sonido de éstas hace que mi amada perra empiece a mover su pequeña cola y ladrar con un tono casi insonoro. En estos últimos paseos noto que ella pasa frío así que intento que no duren mucho porque no quiero que se resfríe. 

"Ya Pippi, ya... sé que estamos heladas. ¿Vamos dentro a calentarnos un poco?" pregunto con la típica voz dulce que utilizo siempre a la hora de dirigirme a ella. 

Una vez en el recibidor, Pippi desaparece como alma que lleva el diablo y yo sólo inspiro el olor a chimenea que me tele transporta a mi niñez en estas fechas tan señaladas. Vuelvo a sonreír mientras me quito la bufanda y el abrigo de color gris cuando me dirijo al comedor para acomodarme en el sofá. El ambiente es cálido y agradable por las diferentes luces que me envuelven. 

El fuego de la chimenea y las luces del árbol de navidad se mezclan en las sombras para crear ese espíritu esperado por todos a finales de año. Las mantas de diferentes tamaños y colores decoran parte de los sofás mientras que en la chimenea cuelgan los calcetines rojos repletos de chucherías y chocolates para mis desastrosos sobrinos. 

De repente el móvil me despista iluminando parte de la habitación. La luz es demasiado brillante y por la notificación que aparece en la pantalla, veo que es un mensaje. Más bien una palabra que no consigo leer con precisión. Sujeto el teléfono con pereza sin esperar nada que me pueda sorprender. 

Mi familia se encuentra realizando las últimas compras navideñas por lo que yo decidí quedarme en casa sola por unas horas. Quizás sean ellos preguntándome por algo relacionado con ello, aunque ya les avisé de que no quería ningún regalo en particular. 

"¿Kentucky?" 

Frunzo el ceño en cuanto visualizo la palabra pero en el momento en el que proceso las letras, no me hace falta más. Sé quién es y sé qué es lo que me está preguntando.

"Sí..." contesto sin más y casi sin pensar.

Trago saliva cuando bloqueo el teléfono pero no lo suelto. La luz vuelve a marcharse y noto tanta presión en mi interior que no soy capaz de desgarrarme del aparto. Aprieto con tanta fuerza que mis nudillos se tornan de un color blanquecino y el dolor comienza a ser protagonista en mis dedos. No obstante, eso es lo que menos me importa y a lo que menos presto atención. 

Vuelve el cosquilleo que sólo él es capaz de hacerme experimentar. Es como si hubiera oído su voz preguntándome si me encontraba en Kentucky. Es como si él mismo supiera que estoy aquí, en nuestra casa, sin haberle dicho nada. 

Y la verdad es que después de varios acontecimientos durante el año, hacía mucho tiempo que no le decía nada. Simplemente, le escribo un que a la vez quiere decir muchas cosas. 

a necesito que estés aquí.

a te echo de menos.

a ojalá hubiera sido diferente.

Y una volver a vivir todo lo que sentimos las navidades pasadas juntándonos con nuestras familias. 

Pero como siempre, Josh vuelve a hacer eco en mi ser al encenderse de nuevo la pantalla por una nueva notificación. Suspiro con pesadez y agrando los ojos aún más cuando me contesta con una seguridad que me asusta.

"Abre la puerta" ordena sin prejuicios.

Trago saliva al notar como la garganta se me seca en milésimas de segundo. Debe tratarse de una broma o es que hoy es el día de los santos inocentes. 

Pero no, no es así. 

Cuando me aseguro de que estamos a veintitrés de diciembre y que en Kentucky está a punto de nevar, decido levantarme y andar con precaución hasta el recibidor. 

De repente, los pulmones me fallan e intento inspirar todo el aire que puedo para permanecer tranquila. Y una vez cierro los ojos y dejo caer mi mano sobe el pomo de la puerta, sé que al otro lado se encuentra el verdadero lugar el cual pertenezco. El lugar al que siempre he pertenecido pero no he sido lo suficientemente valiente como para gritarlo a los cuatro vientos.

Josh me sonríe desde el otro lado, con sus mejillas sonrojadas y la piel de la nariz completamente rojiza. Su pelo húmedo por el aguanieve que cae de las nubes oscuras, es tapado por un gorro de color negro que le protege del frío glacial de Louisville. Lleva un abrigo del mismo color y sus jeans ajustados que siempre me gustaron. 

No hace falta que diga nada, sólo me hago a un lado con la intención de dejarle pasar. 

La actitud normalizada por ambas partes después de tanto tiempo sin hablar me asusta. Más bien me paraliza porque estoy acojonada. 

Qué extraña me siento al escuchar el sonido de la puerta cerrarse y sentir como si nada hubiera cambiado. Como si ayer hubiéramos estado en Atlanta celebrando el día de la independencia, como si ayer hubiéramos estado en aquel hotel de París, olvidándonos de nuestras vidas por largas horas. Como si él no tuviera a Claudia y yo no tuviera a nadie que no fuera él. 

El frío en mi cuerpo desaparece y mis extremidades empiezan a descongelarse. Una fuerza irradia mi pecho y parece que mi corazón va a salirme por la boca en cuestión de segundos. No necesita decírmelo dos veces para tener el valor de enfrentarme a esos ojos avellana que tanto aparecen en mis sueños. 

Me siento atraída a él de una manera inexplicable. En realidad siempre ha sido así; el magnetismo que nos une no podrá ser descubierto ni por el mejor científico del mundo. Y me doy cuenta de lo estúpida que he sido por desaprovechar y perderme cada uno de sus abrazos, caricias y besos durante todo este tiempo. 

Josh sigue mirándome y da un paso enfrente indicándome que va a ser él quién dé el primer paso. Yo agacho la mirada como un animal asustado pero vuelvo a levantar el rostro en cuanto veo sus pies cerca de los míos. 

Lo único que nos envuelven son las chispas de la fogata y nuestras respiraciones entrecortadas. La distancia entre nosotros es escasa y su aroma vuelve a adentrarse en mis fosas nasales. Y cuando sus brazos me rodean para perderme en su abrazo, retorno a todos aquellos momentos felices que pasamos juntos. Entre sábanas, entre mantas, entre cojines, entre vestidores, entre habitaciones de hotel. Entre cualquier pequeño lugar al que hacíamos nuestro. 

Me pierdo en su cuello y siento un temblor en su garganta al presionar mis labios en su hombro. Creo que me va a romper la espalda pero aún así extrañaba el sentirme tan así, tan envuelta en su fuerza. El equilibrio que buscaba mi alma vuelve a aparecer con sólo su presencia y yo me reanudo de nuevo al hallar ese hueco que faltaba por llenar en mi interior. 

Es increíble pero eso sólo lo consigue Josh. Nadie más.

Me río al quejarme por un apretón que no esperaba y él decide apartarse rápido para ver si me ha hecho daño de verdad.

"Mierda..." murmura cogiéndome de los hombros.
"¿Estás bien?"

"Joder Josh, ¿en serio?" pregunto con un tono cómico.
"Como sigas así vas a aparecer Hulk un día de estos..."  

"Yo también me alegro de verte, Jennifer" gime él con una sonrisa. 

A mí se me escapa una pequeña carcajada sin embargo vuelvo a quedarme seria por unos segundos. Sin apartar sus ojos de los míos, decido acercarme de nuevo para deshacerme de su gorro de lana y poder ver de nuevo esos cabellos rebeldes que le obstaculizan la frente. 

La reacción de él es de sorpresa y todo parece que se mueva a cámara lenta. Mis ganas de comerle la boca no tardan en aparecer y de inmediato desparece ese pensamiento de mi cabeza. Doy como unos cinco pasos atrás y me quedo con su gorro entre mis manos. Doblándolo y volviéndolo a doblar, como una niña de cinco años que no sabe qué decir cuando le preguntan algo.

"No... no te esperaba aquí" tartamudeo colocándome un mechón de mis extensiones detrás de la oreja. 

"Quería felicitarte la navidad y bueno... un mensaje me parecía un poco cutre teniendo en cuenta que nos encontramos en el mismo estado, así que decidí pasarme por aquí. Incluso Connor ha venido para acompañarme." 

"¿Ah sí?" pregunto mostrando mis dientes.
"¿Y dónde está?"

"Ha ido a visitar a un viejo amigo... más o menos lo que estoy haciendo yo ahora."

Su mirada brillante vuelve a conectar con la mía y parece que su cara se ilumina al decirme lo que quería oír desde que entró por esa puerta.

"Te... te he echado de menos" confiesa casi con vergüenza y acompañado de un suspiro. 
"Te he echado mucho de menos." 

Intento decir algo, lo primero que se me pasa por la cabeza. Pero mis labios se abren de tal manera que las palabras no logran salir de mi propia laringe. ¿Qué se supone que debería de hacer ahora? ¿Lanzarme a su cuello y besarle hasta saciarme por completo de él? No tendría sentido después de... de todo lo que nos ha pasado. 

Pestañeo un par de veces al notar como los ojos empiezan a aguarse y me giro para adentrarme en el salón. Las chispas del fuego siguen en pleno auge y el ambiente parece ser más cálido que antes. Los pasos de Josh me pisan los talones y justo cuando me doy la vuelta para recriminar todo lo que llevo queriendo decirle durante los últimos meses, él me calla con lo que llevaba esperando hace muchísimo tiempo. 

Sus labios aterciopelados chocan contra los míos con brusquedad, pero no con violencia. Es un beso que llevaba tiempo pendiente; un beso que guardaba mil reproches pero mil te quieros a la vez. Yo sólo cierro los ojos y me dejo llevar, saboreándolo una vez más. 

Dios, nada se compara con sus besos sobretodo cuando estoy tan sedienta de él. La succión que Josh crea en mi boca me estremece por completo. El calor empieza a bajar hasta concentrase en la zona más íntima de mi cuerpo y yo gimo totalmente expuesta. 

Sus suspiros llenos de satisfacción se encuentran en mi cuello una vez vuelve a abrazarme con fuerza como si nunca quisiera dejarme ir. Después su lengua traza los lunares que me decoran la curvatura de la zona y me siento desvanecer. 

Cierro los ojos y sólo pienso en lo suya que soy. Y en lo todo que él es para mí. 

Josh ha vuelto y después de todo, se siente tan bien. Me siento humana, me siento persona. Una que padece, que sufre, que llora y que se enamora del hombre que menos me esperaba. 

Sin embargo, él se aparta después de un suspiro que se escapa de mi garganta involuntariamente. Niega con la cabeza con fuerza y pone las manos hacia delante, como si intentara crear una barrera entre nosotros. 

"Lo lo... lo siento. Yo..." bisbisea inseguro.

Me llevo la mano al pecho y agacho la cabeza para deleitarme con la cenefa de la alfombra. No obstante, decido que es hora de actuar y poner las cartas sobre la mesa. Vuelvo a levantar el rostro y me enfrento a él con una valentía que ni yo misma sé de dónde proviene.

"No."

Josh se asombra ante mi negativa y me mira con los ojos brillantes. Parte de su cara está iluminada por el reflejo de las luces de colores del enorme árbol de navidad y si no fuera por la alumbrado tenue diría que tiene los ojos llorosos. 

"No... no te disculpes" consigo decir al fin.
"No te arrepientas porque no lo soportaría."

"Jen, ha sido un impulso" me interrumpe él con convicción.
"No lo debería haber hecho..." 

Me muerdo el labio con ganas de llorar pero sólo asiento e intento que los minutos pasen rápido para acabar con esto.

"... al menos, no sin pedirte permiso" continúa acercándose y cogiéndome de la barbilla. 

Retorno a su mirada verdosa y siento como mi rostro empieza a humedecerse. Sin ni si quiera darme cuenta cierro los ojos y las lágrimas caen, algunas recogidas por los dedos suaves de Josh. 

Tenemos tanto de que hablar. Tenemos tantas cosas que echarnos en cara. Tenemos que hablar en qué momento nos encontramos y qué pensamos hacer. Aunque seguramente todo seguirá igual y yo acabaré yéndome a la mierda. 

Mi visión hace el recorrido perfecto: de sus ojos a su nariz y de su nariz a sus labios. Y así, sin parar. Continuamente. Él traga saliva mientras acaricia parte de mi mandíbula y me observa con determinación.

"¿Desde cuando me pides permiso para algo así?" murmuro con un gesto que le hace reír. 

"Tienes razón" susurra Josh.

Alargo mis brazos para reposarlos en su nuca y acercarlo a mí con rapidez. Una vez nuestras narices chocan, volvemos a sonreír como estúpidos abriendo un regalo de navidad.

Y no hay mejor regalo para estas fiestas que tener a Josh entre mis brazos.

...

El edificio que se encuentra delante de mí es enorme. Casi me siento diminuta mientras observo como las banderas de diferentes países se ondean por el fresco viento propio de un día de Navidad. Estamos a veinticinco y justo por la mañana he tenido comida con toda mi familia. Me siento llena e hinchada pero no lo iba a utilizar como excusa para no venir aquí. 

El mensaje de Josh ayer fue claro. Quiere volver a verme, justamente el día de Navidad. Le he preguntado si se ha vuelto loco pero no. Él mismo ha viajado dos horas en coche para llegar hasta aquí, el hotel de Louisville donde solíamos vernos.

Seguramente su familia se preguntará como es que desaparece en un día tan señalado pero Josh es tan así, tan de sorpresas que nada puede extrañarte de alguien como él.

Desde que vino a mi casa el otro día por la noche, no hemos parado de comunicarnos. Inclusive nos enviamos fotografías de la cena y la comida junto a nuestras familias. En una de las ocasiones me juraba que ya quería estar conmigo y que las fiestas pasaran rápido. Yo le sugerí que no tenía porque esperar a que pasaran las fiestas, así que me citó la noche de Navidad.

Y aquí estoy. Nunca puedo decirle que no.

Entro en el recibidor del hotel y observo la llamativa y preciosa decoración. El árbol es protagonista de la sala y combina tonos plateados con bolas de navidad de diferentes tamaños. Las luces lo rodean y le dan ese toque navideño que tanto me gusta. Camino segura hasta llegar al ascensor, el cual llega al segundo de apretar el botón.

Estoy nerviosa. A pesar de que sé que nadie ha sido capaz de verme, estoy al borde de un ataque de estrés. La música navideña del ascensor mientras subo a la octava planta no ayuda y me pone peor. 

Y cuando menos me lo espero, llego a la puerta con el número que él mismo me indicó en el mensaje de esta mañana. Con mis nudillos, pico en la madera blanca indecisa. Hacía mucho tiempo que no teníamos un encuentro en un hotel y la verdad es que se siente raro. Más bien, siempre nos hemos tenido que esconder pero los hoteles no era uno de nuestros lugares favoritos. 

Josh no tarda mucho en abrirme. Se le ve excitado y con ganas de verme. Y por eso, todos los miedos desaparecen. No importa el lugar, cuando estoy con él todo es tan normal y tan único que me da una paz desmesurada. 

Me coge con fuerza antes de mirar hacia ambos lados del pasillo. Sonrío como una estúpida cuando de repente estoy en el aire y me adentra a la habitación a la vez que me reparte besos infinitos en el cuello.

"Dios... cómo necesitaba esto" casi grita cuando cierra la puerta de la habitación con los pies y me sujeta del trasero.
"No te haces una idea." 

"Creo que sí. Me hago una idea" susurro acercando mi rostro al suyo. 
"Josh..."

Él me besa de nuevo, esta vez mucho menos dulce que antes. Intento meter las manos bajo su camiseta en el momento en que estira de mi labio inferior con sus dientes pero Josh me frena agarrándome de las muñecas. Frunzo el ceño porque quiero más de él en cambio Josh parece estar nervioso y agitado por algo que tiene planeado.

"No, cariño. Aún no" sonríe maliciosamente depositando un mordisco en mi cuello.
"Primero... tu regalo de Santa Claus."

Esta vez me deja parada en la entrada y él se dirige hacia la cama, dónde yace un paquete de mediano tamaño con un lazo rojo. Josh se sienta y da una palmadita sobre el colchón, indicando que quiere que me acerque. 

Agarrando parte de mi vestido negro, me dirijo con sigilo hasta llegar a los pies de la cama. Josh me tiende el regalo impaciente y mueve sus cejas arriba y abajo para que no le haga esperar más.

"Ábrelo" 

"Josh, no hacía falta que..."

"Ábrelo" me interrumpe de nuevo.

Bufo y a la vez inflo los mofletes con el entrecejo fruncido, intentando imitar una cara de enfado. No obstante, su rostro lleno de preciosas y sutiles pecas junto a sus ojos brillantes me hacen reír y estallar a carcajadas. Se ve tan dulce cuando se pone de esta manera que me lo comería de pies a cabeza.

Lentamente, cojo la caja envuelta en un papel de temática navideña y tiro del lazo rojo con precaución. Josh sigue observándome detenidamente con una sonrisa de oreja a oreja.

"Esto no es justo" murmuro antes de desenvolver el paquete al completo.
"Yo no te he traído nada..."

"Vamos, Jen" se queja él.
"No te lo he traído para que tú me des un regalo. Te lo he traído porque..."

Pero yo ya no le estoy escuchando. 

Abro la boca involuntariamente e inspiro todo el aire que puedo. Pestañeo un par de veces para asumir que es una cámara. La cámara que yo pedí en una de las entrevistas para la promoción de Passengers. Era uno de los regalos que más ilusión me iba a hacer pero por desgracia nadie ha caído en ese pequeño detalle. 

Excepto Josh. 

Josh siempre es la excepción.

"...¿Lo ves?" dice de repente.
"Sólo por ver esa cara, ya ha merecido la pena regalártelo." 

Vuelvo a meter el paquete dentro de la caja y lo dejo a un lado para que no me estorbe en lo que intento hacer a continuación.

Josh se encuentra sentado a los pies de la enorme cama y yo me coloco sobre él, poniendo cada pierna a un lado abrazándome a su cintura. Al estar sobre sus piernas, mi torso queda un poco por encima de su cabeza y él me mira desde abajo mientras procura que no note su nerviosismo.

Pero demasiado tarde porque la zona baja de sus pantalones me dice todo lo contrario. La dureza que choca contra mi entrepierna me indica que está igual de dispuesto que yo. O incluso más.

"¿Te pasa algo?" pregunto con cierta picardía.

"No..." contrae su garganta cuando me acerco con lentitud hasta su oreja.
"Estoy, bien."

"Genial... porque definitivamente, tengo planes para esta noche." 

"¿Ah sí?" gruñe mientras su sonrisa se ensancha.

"Sí..."

Esta vez el beso que le regalo es mucho más apasionado que los de antes. Mucho más profundo, mucho más intenso. Tan pronto como nuestros labios chocan, nuestras lenguas se empujan entre ellas mientras que unos escalofríos me recorren por la columna vertebral. 

Del impulso nos caemos hacia atrás, él de espaldas a la cama y yo encima, sin parar de besarle. Intenta atraerme más hacia él cosa que me hace sacar un gemido involuntario de mi garganta. Esta vez es Josh quien no tiene las manos quietas y las cuela por debajo del vestido, agarrándome las nalgas y volviéndome a empujar contra su dureza. La verdad es que yo no me quedo quieta y rápidamente, comienzo a mover mi pelvis sensualmente sobre la zona tan sensible de Josh. 

La intensa respiración se escapa a través de sus dientes y hace que nuestros labios se separen un poco.

"Joder..."

 Le regalo una sonrisa contestándole con la mirada y me inclino hacia abajo para ocultar mi respuesta contra su boca. 

"Me ha encantado..." suspiro en su oreja.
"Es el mejor regalo de Navidad, sin dudarlo."

Vuelvo a incorporarme, pero aún encima de él, y comienzo a jugar con el botón de su pantalón. 

"Aunque... ¿quieres que te cuente un secreto?"

Josh asiente mientras sus ojos me observan desde abajo.

"El mejor regalo de Navidad, eres tú" murmuro mientras introduzco mi mano dentro de sus bóxers y me retuerzo ligeramente encima suyo. 
"Esto se siente mejor..." 

Veo como él cierra los ojos y al mismo tiempo que acaricio su zona más sensible, empieza a reír casi sin poder parar.

"Wow... ¿Jennifer Lawrence siendo romántica y haciendo cumplidos?" dice entre suspiros cortados.
"¿Te... encuentras bien?" 

"Cállate, Josh. ¡Era un cumplido!"

Le devuelvo la carcajada, acercándome suavemente pero sin sacar la mano de su pantalón y le doy un beso mientras él suelta pequeños gemidos insonoros. 

"Vas a matarme" gimotea cuando volvemos a separarnos. 

De repente, no sé cómo ni cuándo, pero ya nos encontramos desnudos y devorándonos el uno al otro. No me acordaba de lo bien que se sentía el tener a Josh entre mis piernas, mis muslos. Los mordiscos suaves pero a la vez brutos que me llevan a un límite que jamás he conocido. 

Y cuando acabamos, me abraza cuando ambos estamos completamente sudados. Me repite lo mucho que me ha echado de menos y me vuelve a besar. Yo me agarro a su pecho mientras él inspira el aroma de mi cabello rubio.

"Ha sido una tortura no poder hacer esto..." deposita un beso en mi frente.
"O esto..." baja su mano y me acaricia parte del pezón.
"Y sobretodo esto..." hasta que llega a la zona de mi trasero y me atrae más hacia él.

Levanto el rostro para mirar su cara risueña y sonrojada por el calor y con mis dedos recorro su barba de apenas dos días. 

Y me doy cuenta de que no puedo estar más enamorada de él. Es prácticamente imposible. Pero lo es, es así. Me da igual lo que tenga que venir en un futuro, porque él y yo estamos juntos. 

Estamos juntos contra el mundo. 

"Te quiero," susurro una vez me escondo en la curvatura de su cuello.

Josh se queda unos segundos callado, sin moverse pero sin soltarme. 

"Yo te quiero más..." 

"Feliz Navidad, Josh" suspiro cuando noto como los ojos se me cierran por el cansancio. 

"Feliz Navidad, Jen."

...

Hola a todos/as!!

Primero: mil disculpas por poner este one-shot cuatro días después de Navidad. No me odiéis, por favor :( pero no pude hacerlo antes. 
Pero no os preocupéis que os lo compensaré de otra manera la semana que viene ;)

Antes que nada quiero aclarar que este one-shot está ubicado en este momento. Es decir, después de todo el maldito pr, Josh y Jen vuelven a encontrarse. Esta es mi manera de escribir el reencuentro después de varios meses... justo en estas fechas.

Y por último, espero que hayais disfrutado muchísisisismo la Navidad y disfrutéis aún más lo que queda. Feliz año nuevo a todas por adelantado, esperemos que el 2017 sea mejor que el 2016 que está siendo una mierda xd

 Besazo enorme y gracias por leer!

Saludos,

Laura.

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