—¿Jordan? ¿Estás bien? Estás llorando— la voz de Sue me sacó de mis pensamientos.
—Uh am... sí, estoy bien— dije limpiando mis lágrimas.
—No, no lo estás, ¿qué te pasa? —insistió.
—Nada, es solo que estaba pensando algo, no es gran cosa, es algo tonto— negué.
—¿No te he dicho que algo que te haga llorar no es tonto?
—Sí ya lo habías mencionado— dije con una pequeña sonrisa al recordar que Sue siempre trata de hacerme sentir mejor.
—De verdad Jordan ¿qué pasa? —se notaba bastante preocupada por mí y la verdad no quería decirle.
—Solo recordé que mi papá me dio permiso para invitarlos a vivir a ti y a Kayden en su casa cuando salgamos de la escuela...
—Genial ¿pero por qué eso te haría llorar?
—Porque yo no estudiaré la universidad con ustedes, les dije a los chicos de mi banda que me esperaran hasta que terminara la escuela y dijeron que sí, entonces pensé en que no tendría tiempo para estar con ustedes y que eventualmente los perdería, por favor dime que eso no sucederá— expliqué abrazándola.
—Por favor— dije con voz quebrada.
—Jordi, eso sólo sucederá si tú lo permites o mejor dicho, si lo permitimos, eso depende de los tres no solo de tí...
—¡Hora de dormir cadetes! —nos gritó duramente la teniente encargada de todas las barracas de las mujeres.
—Podremos hablar de esto en otro momento, ahora hay que ir a dormir porque mañana tenemos que salir— dijo Sue.
—De acuerdo— Jordan asintió y ambas entraron a las barracas.
° ° °
A la mañana siguiente me desperté temprano, las demás chicas aún dormían, pero yo no, tenía algo importante que hacer y no había tiempo que perder.
Me acerqué a la litera de Sue y comencé a sacudirla como Shrek a Fiona cuando ella esperaba un beso.
—¡Ya desperté! ¡Ya estoy despierta! —dijo asustada.
—Qué bien porque tenemos que irnos— respondí en tono burlón. Tomé mi maleta pequeña, en la que solo tenía un cambio de ropa para el concurso, ya que tenía más ropa en casa de mi papá, y mi bolsa de maquillaje, la acomodé en el pasillo frente a mi baúl.
—¿Listas cadetes? —escuché una voz detrás de mí y ambas, Sue y yo, volteamos hacia dónde provenía la voz.
Hubiera preferido que me dieran un puñetazo en el estómago que ver a Vanessa y Jennifer de pie detrás de nosotros con sus respectivas maletas.
—En un momento— respondí sin darles importancia y eso pareció molestarles. —Sue, mejor mátame— dije en voz baja evitando que ellas escucharan y Sue rio fuerte para lograr todo lo contrario.
—Yo cuido tus cosas en lo que te vistes— le dije a Sue en voz baja y esta se fue al baño dejándome sola con las dos enemigas.
Revisé mi teléfono y tenía dos mensajes.
Te extrañamos! 😽
De parte de los chicos de mi banda. Aún tenía esa charla pendiente con Sue y Kayden y no estaba segura de poder aguantarla.
Yo también 😘 ya quiero verlos ✌
Les respondí.
Y era verdad, ya quería verlos, pero al mismo tiempo no quería.
¿Alguna vez has tenido miedo de presentarles tus nuevos amigos a tus viejos amigos? ¿O has tenido miedo de que no se agraden? Yo no, porque mis viejos amigos nunca conocieron a mis nuevas amigas, Kaylee y Jessica, pero ahora que estoy más cerca de reunirme con ellos, presentarles a Kayden y Sue suena como algo indispensable, pero a la vez aterrador.
Revisé el otro mensaje.
Hola Jordan, Jessica me pidió que te dijera que no quiere que la visites y que se molestará mucho contigo si apareces por acá. Lo siento mucho, pero ha estado con un mal humor desde hace algunas semanas y de verdad no queremos molestarla, por favor Jordan, sé que quieres animarla pero en estos momentos no es posible.
Te avisaré cuando todo esté un poco mejor. Gracias por tu ayuda.
Rita.
Ay dios.
° ° °
Ese mensaje había logrado arruinarme la mañana. Es que no lo entiendo, Jessica no era así.
Traté de despejar mi mente de todo y enfocarme en decirle a Joe que no podíamos ir a casa de Jessica. Salí de las barracas y noté el autobús estacionado cerca de la entrada... bueno, supongo que tendremos que ir a otro lado.
Los seis idiotas ya estaban listos y mis amigos también, solo nos estaban esperando a nosotras.
Sue me alcanzó poco después arrastrando su maleta. Le había comentado lo de Jessica y ella me había dicho que dejara de culparme y creo que tiene razón, culparme no le va a ayudar a Jessica en nada. Si tan solo supiera como ayudarla... podría ir y aparecerme en la puerta de su casa, pero no quiero causarle molestias, ella antes era estúpidamente feliz y alegre, pero si la hacías enojar era todo lo contrario, ahora ya ni la reconozco y sinceramente me asusta que se moleste conmigo.
—¿Estás bien? —me preguntó al verme.
—Sí, solo estoy pensando en cómo decirle a Joe— respondí.
—No te preocupes tanto— dijo palmeando mi hombro.
—Lo sé, solo...— suspiré, ¿Solo qué? ¿Solo quiero que todo sea como antes? No, no quiero, Sue y Kayden ahora son parte de mi vida y no los cambiaría. —...Solo quiero ganar este concurso— completé. Es cierto, eso es lo que importa en este momento, ¿Jessica no quiere verme? Está bien, se lo concederé, pero no permitiré que me ganen. —Vamos a pasar la preliminar y les vamos a ganar a las demás escuelas.
—Esa es la Jordan que conozco— ella sonrió.
No pude evitar una pequeña sonrisa. No más Jessica, no más Kayden y Sue, no más Stone y definitivamente no más preocupación por el futuro.
° ° °
O eso creí.
El cementerio de la ciudad.
Lúgubre y calmado, líneas largas de lápidas blancas y grises se extienden por todo el verde campo. Sollozos y dolor es lo único que se respira en este ambiente tan callado.
Eso lo leí una vez en un libro, la verdad no lo había entendido, pero ahora que nos encontramos en un cementerio lo entiendo perfectamente.
¿Por qué estamos aquí?
Regresemos tres días atrás cuando llegamos a la casa de mi papá en la ciudad, éramos casi veinte personas divididas en toda la casa, los seis idiotas eran vigilados constantemente por Joe en la sala, lo otros dos maestros estaban por ahí y nosotros estábamos en la cocina charlando de cosas sin mucha importancia mientras comíamos los dulces de mi papá.
La televisión de la cocina estaba encendida y nadie le estaba poniendo mucha atención hasta que el noticiero comenzó a hablar de otros dos ataques terroristas, uno en Chicago y otro en California, todos volteamos hacia la televisión al mismo tiempo. Decía que había ocurrido en Santa Mónica y mi papá estaba en Los Angeles, lo cual me tranquilizaba un poco.
Saqué mi teléfono y rápidamente le llamé a mi papá, esperé y esperé y no me contestó.
—No te preocupes Jordi, tu papá estará bien, probablemente esté ocupado— mencionó Kayden para hacerme sentir mejor.
—Sí, es lo más probable— respondí guardando mi teléfono.
—¡Chicos! —nos llamó Joe.
Los ocho nos pusimos de pie rápidamente.
—Ya que tenemos libre el día de hoy, pensé en ir a visitar el lugar de la primera ronda— anunció Joe mientras les echaba un vistazo a los seis idiotas.
—Seguro— acepté por todos, lo cual era bastante fácil de hacer ya que nadie tenía ánimos suficientes como para sugerir otra cosa.
Joe y los otros maestros nos hicieron subir al autobús en el que llegamos llevándonos hasta un lugar llamado Viper-Cobra y un par de organizadores nos mostraron el lugar completo.
Me aparté del grupo e intenté llamar a mi papá de nuevo y una vez más me mandó al correo de voz. Comencé a preocuparme bastante ¿qué tal si le había tocado estar en el lugar equivocado en el momento equivocado?
Evité pensar más en eso, ya que si no lo hacía terminaría llorando frente a todos.
° ° °
Después de un tour completo del lugar, Joe nos llevó a comer pizza en el centro. Todos estábamos acomodados en varias mesas juntas pero cada grupo tenía su propia plática. Sólo Jennifer y Vanessa estaban calladas lo cual nos pareció extraño a los no psicópatas.
—¿Todo bien, señoritas? —les preguntó Joe y ellas asintieron frenéticamente.
—Perfecto— Vanessa respondió después de sacudir su cabeza demasiado sospechosa.
—De hecho...— Jennifer se arrepintió de guardar el secreto al parecer. —Hablamos con el gerente del lugar hace un momento y nos dio permiso para que Jordan toque para nosotros— dijo haciendo que todos pararan abruptamente de comer y charlar y me miraran por el segundo más largo de mi vida.
—Dijo que te podía prestar una guitarra si querías— agregó Vanessa dirigiéndose a mí con cara de inocente.
—¿Oh sí? —pregunté sarcástica.
En cualquier otra situación hubiera aceptado con gusto, pero no quería darles el gusto a esos idiotas.
—¡Que cante! ¡Que cante! —comenzaron a animar en coro los seis idiotas y rápidamente se les unieron las demás personas del lugar.
Volteé a ver a Joe por ayuda.
—Puedes negarte completamente Jordan— dijo encogiéndose de hombros.
Por supuesto que eso quería, pero me preocupaba la reacción de los otros estúpidos clientes.
Volteé a ver a Kayden, quien se encontraba sentado a mi lado, como último recurso.
—Puedes negarte o enfrentarte a ellos, es tu decisión, pero ya sabes lo que mi Jordan haría— dijo con una sonrisa de suficiencia.
De inmediato me puse de pie y caminé hacia el pequeño escenario que no contaba con más que una silla, un micrófono, una guitarra acústica y su amplificador, todas las personas que antes estaban ordenándome a coro, ahora estaban aplaudiendo mi valentía de tocar frente a ellas.
¡Ugh!
Me senté acomodando la guitarra en mi regazo y el micrófono lo ajusté a la altura perfecta para mí.
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