Adicción Prohibida

By DidiGee89

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Lexa es camarera en una discoteca de ambiente en Nueva York, le encantan las mujeres e ir de cama en cama dis... More

1. Me llamo Lexa
2. Bang, bang
3. Y entonces, ¿a qué esperamos?
4. Hasta siempre, Clarke Griffin
5. Eres la novia de mi hermano...
6. ¿Pretendes emborracharme?
7. ¿Qué ha pasado?
8. Dos semanas
9. ¿Qué cojones te pasa, Clarke?
10. La última vez
11. 25 días
12. I just wanna feel your body on me
13. Sobrepasada
14. ¿Crees que debería hacerlo?
15. Espera, ¿me has escuchado?
16. WOW
17. ¿Te arrepientes de haberlo hecho?
18. ¿De qué querías hablar?
19. Miedos
20. Placeres ocultos
21. El juego de Clarke
22. La reina del drama
23. Dangerous Woman
24. ¿Pilladas?
25. ¿Estás loca?
26. Te estoy rompiendo
27. Never forget you
28. 5
29. El regalo de cumpleaños
31. Ain't my fault
32. Perfect Illusion?
33. Confesiones
34. Pídeme que pare y lo haré...
35. ¿Le quieres?
36. ¿Dónde estabas?
37. ¿Cuáles son tus intenciones?
38. ¿Hablar hablar o...?
39. 7 billetes
40. ¡Nos vamos de compras!
41. La primera cita (I)
42. La primera cita (II) El juego
43. La primera cita (III) El premio
44. Cita diurna
45. ¿Por qué te has hecho esto?
46. Be the one
47. No sé qué más hacer
48. Despacito
49. ¿Qué pasó ayer?
50. Despedida
51. Distancia
52. ¿En serio no ha pasado ni un mes?
53. Sorpresas
54. Nervios
55. Aprender a perdonar
56. How would you feel...
Epílogo

30. Recaída

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By DidiGee89




           

La primera reacción de Clarke es querer apartarse de ella, pegarle un empujón y después otra sonora bofetada por la desfachatez de besarla, pero eso es lo que la mente de la rubia quiere hacer, pero su cuerpo, su cuerpo no está por la labor, su cuerpo, y sobre todo sus labios, se han dejado llevar en cuanto Lexa los ha rozado con los suyos. No, ni siquiera ella puede entender su reacción, no quiere eso, no lo quiere, quiere alejarse, gritarle, pero no, una vez más, como hace casi cinco años atrás, su cuerpo la traiciona de la forma más ruin, y en vez de alejarse, sus labios se abren dándole permiso a la lengua de Lexa para invadir su boca, algo que la ex camarera no duda en hacer en cuanto nota ese suave gesto de apertura y permiso.

Lexa no es consciente de qué le ha llevado a besarla así, quizá el reencuentro, quizá los nervios por volverla a ver cuándo pensaba que no lo haría jamás, quizá sus ojos azules y su profunda mirada, quizá ese vestido negro tan provocativo, o quizá haya sido la bofetada lo que la ha encendido de esa manera, o quizá simplemente sea por el hecho de que Clarke siempre ha conseguido excitarla con su simple presencia, y eso por lo visto, no ha cambiado con el tiempo. Porque sí, la necesidad que siente de ella sigue ahí, pese a huir, pese a la distancia, pese a los años, sigue necesitando sentirla entre sus brazos, sentir como su lengua batalla con la suya en una danza lenta y sensual, sentir como su boca lo invade todo sin poder resistirse a ello. Y sí, está sorprendida porque Clarke no la rechaza, pero ya se preocupará de eso más tarde, ahora solo quiere dejarse llevar y volver a sentir eso que tanto ha echado de menos, eso que solo Clarke Griffin es capaz de hacerla sentir, y eso lo sabe muy bien, lleva años buscándolo en otras, cientos de mujeres que han pasado por sus brazos, cientos de camas deshechas en las que Lexa solo buscaba encontrar lo que Clarke conseguía darle, hasta que por fin, con ese beso lo entiende, ninguna mujer podrá hacerle sentir lo que siente en ese mismo instante, solo ella, solo esa mujer que dejó escapar por miedo y cobardía, solo ella que ahora batalla contra sus labios para no separar ese apasionado y salvaje beso, ni siquiera para coger oxígeno.

Clarke sigue gritándole mentalmente a sus manos que empujen a la ex camarera y detengan esta locura, pero lejos de eso y haciendo caso omiso a su petición, sus manos han cobrado vida propia y se encuentran acariciando la espalda de Lexa por debajo del albornoz a la vez que la empujan hacia su propio cuerpo. Cuando por fin se creía desenganchada de la adicción que más problemas le ha traído en su vida, se da cuenta de cuan equivocada estaba, aunque también sabe que esa recaída le va a costar muy cara en un futuro no tan lejano. Oh Dios, nunca pensó que el despecho y la rabia pudieran saber tan bien, esos labios, esos besos, esos gemidos que Lexa suelta cada vez que su lengua embiste contra la suya, son lo último que necesita para perder del todo la cordura.

La rubia empieza a dar pasos haciendo que Lexa tenga que retroceder, pero ni siquiera en esa danza extraña pueden separar los labios la una de la otra. La ex camarera sonríe de lado sobre los hinchados labios de Clarke cuando adivina sus intenciones al notar detrás de sus piernas uno de los sofás de aquella sala. Se deja caer sentada en él y nota como todo su cuerpo entra en combustión espontánea cuando Clarke se sienta a horcajadas sobre ella, sintiendo en sus desnudas piernas el roce de la ya húmeda ropa interior de la rubia.

-         Joder inspectora Griffin, podría correrme solo notando lo mojada que estás – susurra sensualmente en su oído, haciendo que toda la piel de Clarke se erice.

Lexa lleva sus labios hasta el cuello de Clarke, mordiendo, besando y lamiendo el punto exacto que recuerda que la vuelve loca, y vuelve a sonreír de lado sin separarse de su piel al oír el excitante y ronco gemido que se escapa de los labios de su amante cuando, bajando el vestido en un movimiento rápido, introduce uno de sus pezones en su boca.

-         ¿Me vas a dejar follarte, Clarke? – pregunta mirándola a los ojos, que están más negros que nunca por el calentón del momento, sin dejar de jugar con su lengua en ese ya duro pezón.

-         Cállate y hazlo – suelta Clarke sobre su boca haciendo que separe su rostro unos segundos de su cuerpo, cogiéndola por la nuca, empujándola contra sus labios.

Lexa baja lentamente una de sus manos, que hasta ahora reposaba en la baja espalda de la rubia, y separando un poco sus piernas, la introduce por debajo de su vestido, apartando a un lado sus braguitas y acariciando desde atrás su sexo, cerrando los ojos al notar la abundante humedad inundando sus dedos. Clarke gime en su garganta, haciendo que toda ella retumbe, mientras no deja de besarla desesperadamente, devorando con ansia y avidez esos labios que consiguen enloquecerla hasta perder la capacidad de controlarse.

Aunque no es la mejor de las posiciones, bueno, al menos no la más cómoda, Lexa llega perfectamente a la entrada del sexo de Clarke, así que después de dedicarle unos segundos de atención al centro de éste, decide dejarse de preámbulos e introduce poco a pocos dos dedos en su interior.

Clarke gime de nuevo en su boca, pero esta vez separa sus labios para mirarla intensamente a los ojos, el verde y el azul se clavan el uno en el otro, diciendo todo lo que las palabras son incapaces de pronunciar, mientras Clarke empieza a moverse lentamente sobre el cuerpo de Lexa, ayudando a las embestidas de ésta, cabalgando sus dedos de una manera tan jodidamente sensual, que la ex camarera siente que no necesita ser tocada para tener un orgasmo en ese instante. Y así pasan los minutos, el silencio solo es interrumpido por los gemidos y las respiraciones alteradas de ambas, que siguen mirándose intensamente, alternando esas miradas con besos igual de desesperados que el primero que se han dado esa noche.

Clarke empieza a notar como todo el calor se instaura en un solo punto de su anatomía, y sabe que está cerca, que unos segundos más cabalgando esos dedos mágicos harán que llegue a uno de esos orgasmos intensos que solo Lexa sabe regalarle. La agarra del pelo estirándolo hacia atrás, haciendo que la ex camarera se excite aún más por el gesto, y devora otra vez y con más ganas sus labios, dejando incluso que ambas lenguas batallen en el exterior de sus bocas, hasta que atrapa su labio inferior con sus dientes con tanta fuerza que el labio de la ex camarera empieza a sangrar un poco. Varios minutos después, Clarke se corre como nunca entre sus dedos, todo su cuerpo tiembla y en un último espasmo se deja caer, su rostro se esconde entre el hombro y el cuello de Lexa, intentando recuperar la respiración después de tan intensa y placentera sensación.

Lexa sale de su interior haciéndola temblar una última vez, y lleva sus dedos a su boca, degustando los restos de ese orgasmo, gimiendo placenteramente y cerrando los ojos al notar el delicioso sabor de la rubia mezclándose con su saliva y los rastros de sangre que aun corren por el interior de su boca después de la pasional mordida de Clarke. Los ojos de Clarke se abren de par en par dilatándose de nuevo, ese gesto le parecería obsceno si lo hiciera otra persona, pero en Lexa, es jodidamente sexy.

-         No sabes lo que he echado de menos tu sabor – dice al abrir los ojos, encontrándose la oscurecida y hambrienta mirada de Clarke.

De nuevo se quedan en silencio mirándose sin hablar. Lexa, pese a su pose de seductora, se siente confundida, excitada, muy excitada de hecho, pero no entiende cómo se han podido dejar llevar tan fácilmente. Quizá ese siempre ha sido el problema, que con Clarke siempre es todo incontrolable e impredecible.

La rubia por su parte, cuando se dispone a dejarse llevar otra vez besándola, ve el anillo en su dedo, ese anillo que su prometido le regaló hace tan poco. Y entonces la cordura vuelve, vuelve a la realidad, vuelve a ser la mujer que es fuera de esos brazos que tanto consiguen enloquecerla y hacerla olvidarse de todo. Aumenta la distancia que separa sus labios de los de Lexa, que ya está con los labios expectantes esperando a ser besados de nuevo, y frunce el ceño al ver cómo Clarke se aleja de ellos.

-         ¡Mierda! ¡Joder! – exclama Clarke resoplando, levantándose rápidamente y colocándose bien el vestido, como si hubiera salido de un trance, empieza a maldecirse en voz alta.

-         Clarke, espera – Lexa también se levanta, intentando llegar hasta ella que se aleja a pasos agigantados acercándose a la puerta de salida.

-         ¡No! Déjame, tengo que salir de aquí – agarra el pomo dispuesta a salir, nota su corazón latir a mil por hora, sólo quiere alejarse de su adicción, quiere negarse a sí misma lo que acaba de hacer y huir despavorida de la situación.

Pero Lexa es más rápida que ella, y agarrándola del brazo, consigue hacer que gire en sí misma y la acorrala con su cuerpo contra la puerta aún cerrada.

-         No te vayas... - susurra muy cerca de sus labios.

-         Tengo que hacerlo Lexa, esto es un maldito error – mira sus labios, casi incapaz de permanecer alejada de ellos.

-         Pues es un error delicioso que repetiría mil veces – susurra de nuevo a milímetros de rozar sus labios.

Clarke cierra los ojos, sintiendo el calor del aliento de Lexa golpeando sus labios, está a punto de caer, siente tal necesidad de besarla que su labio inferior tiembla. Pero esta vez su mente gana a su cuerpo y consigue empujar a Lexa, alejándola de ella. Sin siquiera mirarla, abre la puerta precipitadamente y escapa despavorida, dejando atrás a una excitada y confundida Lexa, que se debate entre seguirla o dejarla marchar.

¿Qué acaba de pasar? ¿Cómo han acabado follando salvajemente encima del sofá después de discutir? ¿Por qué no puede controlarse cuando la tiene delante? Creía que cinco años bastaban para alejarla de su mente, ella, que se ha pasado sus últimos años de cama en cama, ganándose la fama de la seductora y rica empresaria de la noche que hace con las mujeres lo que le da la gana, pero no, con Clarke siempre ha sido diferente, con Clarke no puede controlarse, no actúa racionalmente, solo siente, siente necesidad de ella, siente el ansia por estar dentro de ella, siente su corazón latiendo desmedido, siente su mente en blanco sólo dejándose llevar...y esta vez no, no piensa dejarlo ahí, aunque huir fuera su especialidad, algo le dice que ese encuentro no ha sido fortuito, que el destino se ha encargado de juntarlas de nuevo por algo, no solo para darse cuenta de que sigue siendo incapaz de apartarse de ella si está cerca, si no para ser consciente de que haga lo que haga, Clarke siempre seguirá siendo su perdición, esa mujer que no solo la enciende y enloquece, esa mujer que consigue acelerar su corazón y hacerle sentir mucho más que simple deseo, su primer y único amor, que ahora regresa a su vida y esta vez, no está dispuesta a ser la cobarde que fue y dejarla marchar otra vez.

Clarke sigue andando a pasos agigantados apartando a la gente en la pista, hasta que llega hasta sus amigas que paran de bailar en cuanto ven su respiración acelerada.

-         Vámonos, ¡ahora! – exige Clarke hablando más alto y rápido de lo que pretendía.

-         ¿Qué ha pasado? – pregunta Nhyla con toda su inocencia, recibiendo otra vez un codazo por parte de Raven.

-         He dicho que nos vamos – repite la rubia, apartando a sus amigas y yendo hacia la salida rápidamente.

Octavia niega con la cabeza cruzándose de brazos, para después seguirla junto a las demás.

Permanecen en silencio hasta que llegan al hotel después de un paseo a pie, o mejor dicho, a zancadas, ya que a Clarke parece haberla poseído un rayo. Cuando llegan a sus respectivas habitaciones, Clarke entra en ella como alma que lleva al diablo y Nhyla, Harper y Raven miran a Octavia que se queda parada en la puerta. Se gira hacia ellas y en un susurro pronuncia.

-         Mañana os cuento, ahora descansad, creo que a mí me toca una larga noche.

Las chicas se despiden en un abrazo y Octavia entra en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella, viendo a Clarke sentada en la cama con la mirada perdida.

-         ¿Vas a contarme qué ha pasado o te vas a quedar ahí como una estatua? - se cruza de brazos, mirándola con una ceja alzada y una expresión dura en la cara.

Pero su expresión cambia en cuanto Clarke no puede reprimir más las lágrimas y empieza a llorar, llevándose las manos al rostro intentando contenerlas, algo que por supuesto, no consigue.

Octavia se sienta a su lado, pasando un brazo por sus hombros, acercándola a ella, permitiéndole que llore sobre su hombro.

-         ¿Tan mal ha ido? – pregunta intentando de alguna manera calmar a Clarke, pero ésta solo alza la barbilla y la mira con los ojos rojos y brillantes cubiertos de lágrimas.

-         La he...vuelto...a cagar... - apenas logra entenderla entre tanto sollozo – me odio, joder, me odio – esconde su cara en el cuello de su mejor amiga.

-         Dime que le has cruzado la cara – le agarra de la barbilla para que vuelva a mirarla.

-         Sí...lo he hecho – afirma a la vez con la cabeza.

- ¡Esa es mi rubia! – Octavia le sonríe, haciendo que Clarke también lo haga - ¿Y entonces? ¿Por qué te odias tanto?

-         Porque después de eso... - respira hondo intentando no llorar más – me ha besado.

-         Jodida camarera...dime que le has pegado otra bofetada y por eso has salido de esa manera.

-         Quería hacerlo, realmente quería, pero...

-         Mierda Griffin, dime que no – se levanta precipitadamente, mirándola con una reprimenda desde lo alto.

-         Joder, soy una puta imbécil – se deja caer en la cama totalmente, tapándose la cara con una mano y resoplando.

-         ¿Has dejado que te besara? – pregunta en un tono enfadado, con las manos en las caderas, girándose incapaz de mirarla.

-         He dejado que me hiciera mucho más... - vuelve a sentarse en el borde de la cama, dirigiendo su mirada hacia el suelo.

-         ¿Qué? ¿Cómo que mucho más? ¿Qué quieres decir con mucho más? – se gira de nuevo encarándola, incrédula, mientras Clarke resopla mirándola.

-         No me hagas decirlo... - resopla tocándose el pelo.

-         ¿No eras tan mayorcita? ¿No podías con esto? Dios Griffin, no debí dejarte ir.

-         Soy imbécil joder, es tenerla delante y volverme una adolescente hormonada, pierdo completamente el control...pero es que es tan...tan...y me hace sentir tanto que...ha sido besarme y cómo si el tiempo no hubiera pasado, o cómo si todo lo que sentí cuando se fue hubiera desaparecido.

Sin darle tiempo a reaccionar, Octavia se acerca a ella y le propina una fuerte bofetada. Clarke lleva una mano a su sonrojada y dolorida mejilla y la mira fijamente con una mirada amenazante.

-         No me mires así, te la mereces, ¿te estás escuchando? Me estás diciendo que en vez de plantarle cara y escupirle todo lo que me dijiste en su día que pensabas de ella, has dejado que te metiera la lengua hasta la campanilla.

-         Octavia...no solo me ha besado, de hecho nos hemos besado, las dos, y...bueno... ¡Oh joder! No puedo ni decirlo – se tapa la cara con las dos manos, resoplando.

-         ¿Me estás diciendo que habéis follado? – Octavia alza la voz, alucinando con lo que escuchan sus oídos.

-         ¡Oh joder! – repite con la cara hundida en las palmas de sus manos, intentando ahogar todo lo que siente.

-         Primero provoca que engañes a su hermano, tu novio por aquel entonces, y después de abandonarte y dejarte llorando por los rincones, cinco putos años después, en una casualidad que ni yo aún me creo, en una ciudad lejana a la nuestra, tienes la oportunidad de enfrentarte a ella por fin ¿y dejas que te manipule de esa manera? Tú no eres una adolescente hormonada Clarke, tú eres tonta, eso, o por mucho que tengas a un macizorro como prometido esperándote en casa, sigues igual de enamorada de esa cabrona que cuando te dejó plantada, porqué si no, no entiendo que te hayas dejado llevar de esa manera – lo suelta todo de golpe, casi escupiéndolo, siente rabia por su amiga, porque ella lo vivió todo, vivió lo mal que lo pasó por culpa de esa mujer, y teme que vuelva a pasar, que vuelva a dañarla, ahora que parecía que todo volvía a su cauce en la vida de la rubia – Dios Clarke, ahora mismo quiero matarte.

-         Y yo quiero morirme...pobre Finn...él no se merece lo que le he hecho – vuelve a resoplar, tocándose el pelo de nuevo, los nervios y el arrepentimiento recorren todo su cuerpo.

-         ¿Y Bellamy en su día sí se lo merecía?

-         No, por supuesto que no. Joder...maldita Lexa Woods...otra vez, lo he vuelto a hacer... - y lo peor de todo, y lo que más la reconcome, es que sabe perfectamente que volvería a hacerlo una y mil veces más, porque aunque quiera negárselo, Lexa es su perdición, su adicción, esa adicción de la cual por mucho que quiera o por mucho tiempo que pase, nunca va a conseguir desengancharse – me odio, me odio mucho – se tapa la cara con las manos otra vez, haciendo que sus palabras reboten en ellas.

-         En serio Clarke – Octavia camina de un lado a otro por la habitación – es para matarte.

-         Por favor...Octavia...para... - dice entre las lágrimas que atacan de nuevo.

-         Vale, tienes razón, lo siento, siento ser tan dura contigo, pero es que joder Griffin, que yo ya he vivido todo esto, que sé cómo va a acabar la cosa, que sé cómo vas a acabar tú – se acerca a Clarke y se agacha frente a ella – no quiero que vuelvas a estar jodida por su culpa, no quiero que te rompa otra vez.

-         Tranquila, no pienso volver a verla, Barcelona es muy grande, esto ha sido una casualidad que seguro no volverá a pasar, no quiero nada de ella, no quiero tenerla delante, quiero olvidarme de esto, quiero volver a mi vida tal cual estaba, disfrutar de este viaje con vosotras, casarme con Finn cuando volvamos y tener una larga y feliz vida juntos.

-         Esa es mi Clarkie – se lanza a abrazarla y acaban cayendo ambas en la cama.

Dejan de lado la tensión entre risas, Octavia le hace cosquillas provocando que Clarke se ría sin parar, dejando de llorar por fin y abrazándose una vez más.

-         Anda, ponte el pijama y vamos a dormir, que estoy agotada – Octavia le da una palmada en el culo a Clarke antes de levantarse de la cama e ir al baño.

Clarke mira hacia el techo una vez está sola, suspirando, intentando creerse sus propias palabras, intentando creer de verdad que puede seguir su vida sin más después de ese encuentro con Lexa, y en el fondo, muriéndose por volverla a ver, aunque eso no piensa decírselo a su mejor amiga.

*****

Después de una larga noche moviendo hilos para poder averiguar la información que necesita, ahí está, apoyada en el mármol de la recepción de aquel hotel, después de seducir y sobornar a la recepcionista, por fin ha conseguido que le diga en que habitación está la rubia, y sin pensarlo dos veces, se mete en el ascensor dispuesta a todo.

Llega hasta la puerta de la habitación, y resopla moviendo las manos, intentando sacar todos los nervios que siente, no sabe cuál va a ser su reacción al verla, solo espera que no sea tan mala cómo está imaginando en su mente. Escucha voces dentro y justo cuando va a picar, la puerta se abre.

-         Hola Octavia – saluda tímidamente al ver la cara de enfado que pone de golpe la amiga morena de Clarke al verla.

------------------

Bueno, bueno, bueno...¿Os lo esperabais?

Parece que aunque Clarke quiera negarselo es incapaz de controlarse con Lexa y sigue enchochaíta perdida y parece que Lexa esta vez está convencida de no dejar escapar a Clarke...¿Que pensáis vosotros? ¿Merece Lexa una segunda oportunidad? ¿Clarke será capaz de perdonarla? ¿O no querrá ni verla cómo le dice a Octavia?

Y hablando de Octavia...¿Creéis que ha sido normal su reacción con Clarke? ¿Cuál va a ser su reacción al ver a Lexa? ¿Estamos ante un posible asesinato? hahahaha

Dejadme vuestras opiniones, teorías y votos, cuanto más haya de todo, antes actualizaré!!! Gracias a todos y cada uno de los que habéis dejado algo por aquí! Os aprecio mucho y me ayuda mucho con la inspiración!! Sobre todo quiero leer teorías para saber si vais bien encaminados o por el contrario vais a acabar matándome hahahaha

Nos leemos!!!!

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