Olympics (五輪) ʲⁱᵏᵒᵒᵏ

By Neccuxi18

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❝ ㅡDime, ¿en qué eres bueno?ㅡ El chico frente a él parecía pensativo. Decidió ser más específicoㅡ ¿Anillas, s... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo Final
Taehyung
Agradecimientos + Nuevo fanfic + Otras cosas
Importante.

Capítulo 18

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By Neccuxi18

Había guardado aquella pregunta para sí mismo durante tanto tiempo que ya había perdido la cuenta. Pero lo había preguntado sobriamente y estaba seguro que podría recordar la respuesta. 

— ¿Qué día? — Jungkook le respondió igual de sobrio, sorprendiendo al castaño. Aquel chico era inmune al alcohol, ¿o qué?

— Las nacionales. — Dijo en voz baja, apegándose más al menor para hacer de la conversación más íntima, como algo que solo ellos dos sabrían. Para su sorpresa, Jungkook rompió en risas, dejando atónito al mayor. No estaba ebrio, pero al menos un poco le habría hecho efecto.

— Oh, eso… — Dijo al fin. — Nada que no sepas ya, hyung.

— Me gustaría saber la historia completa. — Comentó él.

— ¿Qué te hace pensar que la hay?

— No lo sé, lo presiento. — Jungkook rio alto de nuevo, contagiando una sonrisa al castaño.

— Todo lo que puedo recordar ahora mismo es a un hipócrita, una mentirosa, a un hombre que odio y a una mujer muy débil. — Dijo contando con sus dedos y dejando la botella de lado. — Luego esto. — Jungkook hizo la seña de un golpe con las manos. — Luego esto. — Juntó todos los dedos de una mano con todos los otros dedos de la otra mano. — Y luego esto. — Dio un aplauso. — Boom. Luego…mucho dolor, mucho dolor. Ojos, por todos lados. El hipócrita, la mentirosa, el hombre y la mujer. Eso fue lo que pasó. — Jimin ya no sabía si aquello había sido una sobria historia en la que tendría que machacar su mente para poder entenderla o alguna estupidez provocada por el alcohol en la mente del pelinegro.

— Está bien, creo que entendí. — Jungkook asintió, complacido.

— Una historia triste, ¿no es así, hyung?
— Sí.

— Ahora tú, hyung.

— ¿Yo?

— Sí, tú. — Dijo Jungkook riendo otra vez. Retiraba sus palabras, estaba completamente ebrio.

— ¿Qué quieres saber? — Indagó mientras inspeccionaba cuanto alcohol contenía la botella de Vodka.

— ¿Por qué me odias tanto? — Jimin se sorprendió por la pregunta. Había una razón, claro que sí. Había una razón por la cual había hecho de los primeros días de Jungkook en su gimnasio un auténtico infierno. Y él estaba en el humor para revelarla. Lo que no sabía, era si Jungkook estaba lo suficientemente sobrio para escucharla.

— Yo no te odio Jungkook. No, de ninguna manera. De hecho yo…

— Pero sí lo hacías, antes. ¿Por qué? — Interrumpió él. 

— ¿Estás sobrio?

— ¿Estoy sobrio?

— Mierda, no lo estás.

— Mierda, no lo estoy.

— Aun así, pienso que deberías saberlo.

— Debo saberlo. — Jimin le ignoró.

— Un nombre. Kim Seokjin.

— …

— Un chico muy parecido a ti. Era muy consistente. Venía a los entrenamientos todos los días, llegaba temprano. Recuerdo que pasaba mucho tiempo con Namjoon, era muy raro. En fin, el chico era bueno, como persona y como gimnasta, grosero, descortés y malcriado como tú, pero bueno al fin y al cabo. Era un dios en el caballo con arcos. Fue uno de los primeros chicos a los que entrené, hace ya un par de años cuando apenas había conseguido el gimnasio. Todo iba muy bien, quería llevarlo a las nacionales, pero… de repente todo salió muy mal.

— ¿Qué pasó con él? — Preguntó Jungkook cuando vio cómo la mirada del mayor se había perdido en la nada. Jimin respondió en un hilo de voz.

— Se lesionó… Brazo roto, en tres partes. Todo fue mi culpa. Te juro que si él me hubiera dicho lo cansado que estaba, yo no le hubiera dejado ir a ese campeonato.

— Lo siento mucho. Debe ser duro para un entrenador.

— Fue más que duro. Desde ahí todo fue de mal en peor y no es como si antes de aquello las cosas estuvieran demasiado bien… Pensé que estaba siendo bueno. No, no lo era lo suficiente. Le obligué a hacer ejercicios tan difíciles y forzosos antes del campeonato, que simplemente le llevaron al límite. Le obligué a continuar incluso cuando él no podía más. Debí haber visto las señales. Con el entrenamiento se había vuelto débil y frágil y se enojaba con cualquier cosa que Namjoon le dijera. Aquello me irritaba, quería que él fuera el mejor.

— Oh, vaya…

— Eso no fue todo. Lo más terrible comenzó luego de que escapara de las terapias. Me dijo que quería que le ayudara, que le entrenara. Y yo accedí. Vino a entrenar cada día, aún con su brazo en ese estado. Le dolía horrores y tenía mucho miedo a lastimarse, pero él no se quejó… y Namjoon me odió cuando no hice nada para detenerlo. Me encantaba que tuviera tanta determinación, estaba fascinado con toda esa fuerza voluntad. — Jimin sonrió y luego volvió a borrar toda expresión. —  Nunca se recuperó, su brazo no sanó bien y no pudo volver a sostenerse sobre él nunca más. Me di cuenta muy tarde de que todo lo que hacía sólo le provocaba dolor. — Jimin le miró. — Cuando te vi cruzar por la puerta del gimnasio, pensé haber visto a Jin, aún con el yeso en su brazo derecho. Te lesionaste y aún venías a por más, justo como él. Te odié desde el primer momento en que te vi, porque no podía pensar en cómo alguien podía ser tan estúpido y masoquista. Cómo personas como tú y Jin podrían serlo.

— Jimin, yo…

— Pensé que si te trataba mal, descartarías el volver a la gimnasia, no quería que terminaras como Jin. Aquel primer día… lo siento tanto, y — yo sabía que tendrías miedo de hacer barras. Y aunque tu padre me dijo que estabas perfectamente bien, no podía evitar pensar en qué pasaría si en vez de ayudarte, todo lo que hacía era empeorarte. Incluso hubo un tiempo en el que me odié a mí mismo por no poder evitar ayudarte; me odié porque tampoco podía evitar querer que fueras el mejor, pero estaba tan preocupado por ti. Por eso busqué tu número entre los archivos del gimnasio y te llamé aquella noche, estaba preocupado de haberte lastimado, cuando te tiré del potro. Por eso te compré ropa, quería redimirme y empezar de nuevo viéndote como Jeon Jungkook, no como Kim Seokjin. Por eso encargué esto. — Jimin buscó en su maleta deportiva con el corazón latiéndole a mil. Colocó la extensión de tela frente a los ojos del menor. Grabando cada reacción, cada brillo que adquirían los ojos del chico, en sus recuerdos. Jungkook tomó la chaqueta entre sus manos, con ojos brillantes. El jodido uniforme del equipo. — Lo siento, lo siento tanto. Todo lo que te hecho, todo lo que te he dicho. Lo siento. No eres como Jin, ahora sé que estás bien…sé… yo sé que eres genial. No, eres asombroso, increíble. Eres muy bueno en anillas y en barras y tú... tú… — Jimin no pudo continuar con su torpe discurso emocional, ya que fue interrumpido por unos fuertes brazos rodeando su cuerpo.

— ¡Gracias, gracias! — Dijo apretando al castaño aún más.

— No, espera… Jungkook, estoy tratando de decirte algo…

— Ayúdame a ponérmelo. — El menor se levantó de su lugar entusiasmado. Jimin suspiró cansado.

— Claro. — Se levantó junto a él mientras intentaba calmarlo. Jungkook saltaba emocionado de un lado a otro y él no sabía cómo detenerlo. Al final sólo optó por ponerle la chaqueta a la fuerza y caer rendido en la cama otra vez. 

— ¡Soy miembro de PJG! — Gritó a todo pulmón. Jimin sonrió al escuchar las siglas de Park Jimin Gymnastics salir de su boca. En realidad, él no había elegido el nombre. Lo había elegido su padre antes de morir y no había tenido el corazón para cambiarlo, así que se quedó.

— Es extraño para alguien tan famoso como Jeon Jungkook mencionar una compañía tan pobre.

— ¿De qué hablas?, PJG es lo mejor que hay, aunque su entrenador sea un idiota.

— ¿Estás sobrio?

— No lo sé, ¿lo estoy? — Jimin lo miró por unos segundos, para luego darse cuenta de que Jungkook era la persona más sobria de esa habitación en aquellos momentos.

— ¿Estuviste fingiendo? — De repente, toda la euforia de la recámara bajó como la temperatura en invierno y dio paso a un silencio sepulcral.

— Quería evitar ser un cuentacuentos.

— Entonces…

— Sí que puedo embriagarme, pero el alcohol hace mella en mí mucho después y no sé por qué. 

— Mentiste.

— Quería que me acompañaras a beber. También quería ver cómo te embriagabas, pareces ser un borracho interesante.

— Me siento enojado.

— Puedo ver eso.

— Ven aquí. — Jimin le hizo señas con un dedo y Jungkook se acercó dando saltitos. —  ¿Por qué no me dices de una vez lo que pasó? En las nacionales y hoy también.

— Te dije que quería evitar ser un cuentacuentos.

— Fui un cuentacuentos pensando que estabas ebrio, ¿por qué no pensar lo mismo tú también? — El pelinegro permaneció en silencio. — Se supone que mañana no recordarás nada sobre Kim Seokjin… porque estabas ebrio.

— Tú no estás ebri — 

— Lo estoy, sí que lo estoy. — El menor dudó por unos segundos. Sabía que luego de lo que iba a decir su relación con Jimin cambiaría inevitablemente. Al final se encogió de hombros. Jimin estaba ebrio y no recordaría nada de aquella conversación en la mañana.

— El día de las nacionales, mis padres pelearon. Fue la pelea más grande hasta el día de hoy, aunque pelean todos los días. Yo estoy acostumbrado, pero aquella discusión había sido tan fuerte que quedará en mi cabeza por el resto de mis días. Mi padre, es el hombre más cruel del universo, aquella mañana debatía sobre qué hacer con el dinero de la medalla de oro cuando ganara las nacionales y el montón de cosas que haría con él; un hombre al que en verdad odio. Mi madre, es la santa más benevolente que haya caído del cielo. Una hermosa mujer, muy buena y amable. Aquel día intentó revelarse contra mi padre y sus principios, no estando de acuerdo con que se llevara lo que yo había conseguido con esfuerzo, pero al final él le golpeó tan fuerte que le dejó inconsciente. Una mujer muy débil. Luego de esa pelea, mi padre me hizo entrenar como nunca antes, enviándome completamente fatigado a las nacionales. Estaba tan cansado que apenas y veía lo que tenía al frente. Mi examigo, Kim Taehyung, me ayudó todo lo que pudo, me socorrió desde que llegué al lugar hasta que fue mi turno para competir. Tenía tantas esperanzas en mí y me deseó romperme una pierna. Mi exnovia, Lee Suji, a la que ambos apodamos como Halla, me dio un beso de buena suerte, la amaba, enserio la adoraba. Al principio de mi rutina tenía los ojos de todo el mundo puestos sobre mí. Todo estaba saliendo muy bien. Luego de eso, la imagen a continuación se repitió en mi cabeza durante los próximos 4 años. Mi mejor amigo, Kim Taehyung, besando a mi novia, Lee Suji. Resbalé desde metros de altura y caí de lleno sobre mi hombro. No importó cuantas colchas hubiera debajo, el ángulo de mi brazo había conseguido un 99.9% de posibilidades de fractura. Aun cuando agonicé de dolor, aun cuando lloré con todas mis fuerzas y supliqué por ayuda, nadie se movió. Ellos tampoco se separaron. Ojos, por todos lados. El hipócrita… y la mentirosa.

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