SARAH
Un resplandor en el cielo nos sacó de nuestra conversación, alzamos la vista y Sam predijo una tormenta, maldición odiaba las tormentas. Las gotas comenzaron a caer con intencidad, ambos corrimos entre risas, él tomó mi mano para que fuera a su apar y me ruborice un poco cuando lo hizo, pero se sintió tan bien porque la palma de su mano era suave y sus dedos se aferraban con firmeza.
Al llegar a la parte delantera de la escuela, aparte rápidamente mi mano de la suya a la vez que noté que nos habíamos quedado sólos.
Quise mandar un mensaje a mi madre pero mi celular se quedó sin batería, me maldije en mis adentros por no haber dejado que cargara por completo. Acomode mi cabello húmedo y me seque la cara.
Los relámpagos iluminaban el cielo gris, haciendo un estruendoso y fuerte sonido que me asustaba, Sam lo notó y me dijo que no temiera, que solo era Thor de mal humor. Solo éste chico pudo animarme en una situación así y la verdad es que me tranquilizó.
Era difícil no mirarlo y perder la razón ,cuando está la lluvia de fondo, y su rostro empapado. Su mano fue a su cabello mojado e intentó acomodarlo, dejando que las gotas se deslicen por su rostro pálido, fue alucinante.
Cuando un relámpago me sorprendió haciendo que saltará en mi lugar, Sam trató de contener la risa pero no pudo, lo fulmine con la mirada diciéndole que no era gracioso, se disculpó y nuevamenre trató de poner una cara seria pero tampoco pudo, su sonrisa se amplió más.
Me acaricie los brazos por el frío y al instante Sam se quitó su chaqueta quedándose en una sudadera gris.
— Pontela —me dijo con una sonrisa maliciosa extendiendo su chaqueta. Rodé los ojos porque era lo más cursi y chicle de la historia— bien entonces muere de frio —habló dejando de extendermela.
— Está bien me la pondré —dije de inmediato, no pensaba morir de frío. Él me la volvió a extender, la tomé de un tirón mientras Sam me sonreía victorioso, me la coloqué y su perfume inundó mis fosas nasales, era un aroma místico y delicioso.
¿era perfume verdad?
— ¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó con dulzura— tengo mi auto a un par de cuadras —contó.
No lo pensé dos veces, no quería ir caminando bajo la lluvia ni quedarme a esperar a que pare.
— Muy bien —accedí rápidamente provocando su risa.
— ¿Vamos? —me preguntó extiendo su mano a mi. Este chico va de más.
— ¿Y crees que tomaré tu mano ,y correremos bajo la lluvia como en una pelicula romántica? —pregunté con sarcasmo poniéndome de brazos cruzados. Lo miré a los ojos esperando su reacción y él tan solo sonrió enormemente.
— Bien, niña gruñona, entonces no te molestará esperarme aquí —dijo a lo que puse los ojos en blanco.
— No tengo opciones para moverme de aquí —solté con sarcasmo. Rió a la vez que salió corriendo bajo la lluvia. No tenía idea si volvería, miré por todas partes soltando un gran suspiro ¿espero que no se le ocurra dejarme aqui esperando y empapada? De todos modos tengo su chaqueta, tiene que volver por ella.
Esperé alrededor de cinco minutos ,hasta que un ferrari color negro se estaciono frente a la escuela, lo miré con el ceño fruncido, hasta que hizo sonar la bozina asustandome , Sam bajó el parabrizas del lado del acompañante y me gritó que entrará, corrí hasta allí lo más rápido que pude, me senté a su lado y me acomode.
— Lindo auto —dije y él me sonrió—¿por qué lo estacionas tan lejos? —le pregunté curiosa.
— Porque no quiero que piensen que soy un presumido —dijo agriamente.
— Ah —fue lo único que logré decir. Le di la dirección y aceleró el auto, el trayecto fue en silencio, mientras acomodaba mi cebello a un lado de mis hombros miré a Sam, quien prendió el estéreo y en ella sonó la canción de The Fray, look after you era una de mis canciones favoritas de esa banda, la canté en voz baja pero Sam logró escucharme.
— ¿Te gusta esa banda ? —me preguntó con el ceño fruncido.
— Es una buena banda —contesté desinteresada.
— Si —me miró— otra cosa en común —habló con una sonrisa satisfactoria, rodé los ojos y me centre en las calles, perdón es una costumbre ese gesto.
Unos minutos después estaciono frente a mi casa, busqué entre mis cosas el libro de biología que debía dárselo.
— Ten tu libro —le digo sin ganas y se lo extendi, él lo tomó y lo puso sobre su regazo, me miró atento mientras abría la puerta del auto.
— Ten un buen fin de semana niña esgrima —dijo antes de que saliera.
— Adiós niño nudista —dije a penas bajo la lluvia y logré escuchar su risa, me quedé debajo el tejado viendo como el auto de Sam se iba alejando, entré a casa y me quite la chaqueta de Sam, maldición olvidé devolverla ,lo olí y su aroma me derritio de placer.
Sentí algo cuadrado en uno de los bolsillos, sé que no debo revisar las cosas de los demás, pero la curiosidad me mató así que hurgué en ese bolsillo, era una caja de cigarrillos y un encededor zippo negro con una calabera blanca, lo volví a meter fingiendo que eso nunca pasó.
Entonces el niño fuma, se cree temible con un cigarrillo en los labios. Me eché a reir por pensar en eso, provocando que mi madre me escuchara y apareciera con unos guantes de cocina.
— ¿Sarah? —preguntó con el ceño fruncido— ¿cómo llegaste tan rápido? Justo iba a ir por ti —dijo mirando extraño la cahqueta.
— Un amigo me trajo —conté sin ganas.
— ¿Un amigo? —preguntó sonriendo con malicia.
— Mamá por favor —le pido que se comporte mientras subía las escaleras.
— ¿Qué? Me encantaría que trageras a alguien diferente a Rachel —dijo con seriedad y volvió a entrar a la cocina.
Entré a mi habitación, me quite los zapatos y la ropa mojada hasta quedar en ropa interior, tomé la chaqueta de Sam y la volví a olfatear, su aroma era tan delicioso. Saqué la caja de cigarrillos y lo abrí, tal vez no debería, ya revisé en su bolsillo ,pero mi curiosidad era mucho más grande que mi razonamiento y se apoderó de mi. Solo se había fumado cuatro de ellos, lo devolví a su lugar y hurgué en el otro, no había nada. Cuando iba a dejarlo, escuché un sonido de bolsa en un pequeño bolsillo ,el cual se posicionaba en la parte superior de la chaqueta, revisé y en cuanto vi el condón no usado lo tiré en la cama y tape mi boca con una mano ¿por qué lleva un condón en el bolsillo? Al parecer es un mujeriego profesional. Lo volví a meter en el bolsillo e hice de cuenta que nunca revisé su chaqueta, me duché y me coloqué el pijama, me recoste en la cama y me puse a adelantar un trabajo de historia ,hasta que mi madre me llamó para cenar. Luego me cepille los dientes y me acomode en mi cama, miré la chaqueta y reí , hasta que me quedé dormida.
SAM
Era domingo por la noche, Matt y yo decidimos salir, él era mi mejor amigos, desde hace ya un par de años, lo conocí en una fiesta, estaba ebrio y me vomitó, los viejos tiempos. Decidimos ir a un bar a beber un poco, mientras me contaba que hacían los chicos en mi antigua preparatoria. Me había cambiado como cinco veces de escuela, algunas por expulsión y otras por no ir, pero no me preocupo, porque mis notas seguían intactas y eran altas.
— Hey Sam ¿notaste a esas chicas como nos miran? —preguntó Matt señalando con su mano, que sostenía su botella de cerveza, a unas chicas al fondo del bar, eran tres, dos rubias y una morena. Las rubias se posaron frente a nosotros y comenzaron a bailar tocándose entre ellas.
— Esoo es chicaaas —dijo Matt alentandolas mientras yo tomaba un sorvo de mi cerveza, hasta que ellas empezaron a besarse seductoramente y Matt se sostuvo su paquete mientras maldecia a lo bajo, provocando mi risa— vengan conmigo chicas —dijo Matt agarrando a las rubias de la cintura y desaparecieron en el baño. Yo me quedé pegado a la barra, la morena me miró y se relamio los labios, se acercó y al ver sus ojos miel, rápidamente Sarah se metió en mi cabeza y no se cómo recordé su hermosa sonrisa.
Solo es una chica con la que me acostaré pronto, solo la estás reservando.
— ¿Quieres ir a un lugar más privado? —preguntó sensualmente a mi oído, tomó mi mano y me llevó a la parte trasera del bar, donde había pocas luces, me besó ferozmente mientras metía mi lengua en su boca, ella gimio cuando subí su vestido. Me pregunto ¿cómo será ése sonido saliendo de la boca Sarah y cómo se vería sin ropa? La morena me apartó y se arrodilló, me bajó los pantalones y el placer que quería me reconforto. Imaginé que la niña egrima era quien estaba de rodillas, y el placer fue más.
Sarah que has hecho que te deseé tan desesperadamente.
Después de todo, eran las tres de la mañana y Matt me dejó afuera de mi casa. Me debía levantar en cuatro horas para ir a la puta preparatoria, por suerte ambos llegamos a nuestras casas casi sobrios. Entré a la estúpida mansión de mi padre y al instante me quite mi sudadera negra y mi camiseta, fui a la cocina por un poco de agua, para poder sacarme ese gusto de alcohol de la boca, cuando entré a ésta, vi a una mujer rubia semidesnuda.
— ¿Qué mierda? —solté con enojo, ésto no me sorprende de mi padre.
— No quería que me conocieras así —dijo tapándose los pechos, entonces mi padre apareció en bata y un vaso con hielo en la mano.
— Ella será tu nueva madre —habló arrastrando las palabras, se acercó a ella y la besó. Que carajo!!.
— Zorras como ésta jamás serán una buena madre y para para tu información ya no necesito una —hablé con furia y ella lo miró con ojos de cachorro.
— ¡Cómo te atreves a insultarla! —me gritó y la abrazo por la cintura. Mal nacido! Tiene suerte de estar ebrio sino le pateria el trasero.
— ¡Tú como te atreves a traer prostituta a ésta casa, al menos respetala aquí vivió una verdadera mujer y no una puta como ésta!¡maldito hijo de puta! —le devolví el grito y me fui a mi habitación hechando humo. Entré y cerré la puerta con fuerza, le di un puñetazo a mi bolsa de boxeo y luego me miré al espejo, me maldije por ser su hijo y golpee el espejo haciéndolo añicos, provocando lesiones y sangrado en mis nudillos.
Me tiré en mi sofá negro y me puse a jugar a la play, busqué mi paquete de cigarrillos, porque fumar era lo único que me relajaba en momentos así, pero recordé que lo había dejado en la chaqueta que le presté a la niña, me maldije nuevamente y busqué uno nuevo.
Me quedé jugando hasta quedarme dormido a las seis de la mañana. Solo una hora para dormir. Maldita sea.