CAPÍTULO 14

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(Martin Garrix is Leo)

SAM

Mis presentimientos eran ciertos, estaban besándose, no sentí enojo ni ira si no desepción, pero por otro lado quería romperle la cara a ese idiota, aquello hirió mi orgullo y por supuesto mi ego, eran sensaciones nuevas para mí, ahora sabía lo que era sentirse desepcionado de alguien, mi mundo con ella decayó.

Preparé una cena, COCINÉ MALDITA SEA ¿PARA QUÉ? PARA QUE ME DEJARA PLANTADO ESPERANDOLA DURANTE TRES MALDITAS HORAS ,MIENTRAS ELLA DE FIESTA Y BESUQUEANDOSE CON EL PUTO IMBÉCIL QUE DETESTO, TODAS ERAN IGUALES, NUNCA SE CONFORMAN CON NADA. Sarah me miró y yo tan solo la observé serio, salí de allí y me dirigí a mi auto, tenía un nudo en la garganta y otro en el pecho, era extraño y me molestó aún más por sentirlo. Sarah me agarró del brazo antes de que entrase a mi auto.

- SUELTAME!! -le grité y ella se sobresalto- creí que eras diferente -dije y su mirada se entristecio.

- Hablemos porfavor -pidió pero solo abrí la puerta y le arroje el oso que había ganado en el parque para ella, cayó a sus pies y una lágrima se deslizó por su mejilla, subí a mi auto y me largue, sin rumbo aceleraba, golpee el volante un par de veces para liberar la presión, me dirigí al viejo club nudista donde siempre me reunía con la pandilla. Soy integrante desde los quince años, se preguntaran qué es lo que hacía en esa pandilla, pues ellos se dedicaban a traficar droga y armas , yo por otra parte era uno de los sub lideres junto a Leo ,el hijo de Martin el lider principal, Martin y yo teníamos una relación casi de padre e hijo y a Leo no le agradaba, lo noté en varias ocasiones, pero aún así éramos grandes compañeros. Mi trabajo era simple, torturar por información, lo hacía de una manera tan dolorosa y cruel que no querían meterse con nosotros, nadie de otra pandilla sabía que era yo, Martin se ocupó de matar y amenazar a los que sabían, era el más joven de la pandilla ,junto a Leo que tenía casi mi misma edad .En esa pandilla saqué una obsesión con las armas de todas clases, no me drogaba opté por algo más lento, los cigarrillos.
Gracias a las carreras clandestinas que corría de pequeño, siempre escapabamos de la policía, ellos nos consideraron fantasmas, no dejábamos hullas ni testigos.

Llegué al club y bajé del auto, saludé a Mark con un asentimiento de cabeza, él era quien siempre estaba asegurando la puerta, me la abrió y yo entré, caminé entre los hombres con trajes y mujeres desnudas, todas me saludaron pero solo conserve mi cara de enojo, fui por el pasillo y entré a la sala vip de Martin, estaba sentado en una mesa hablando con Leo, viendo a las chicas desnudas bailar frente a ellos, me acerqué y tomé asiento junto a Martin.

- Linda camisa galán -se burló Leo y yo lo asesine con la mirada.

- No empiezes Leo ,no estoy de humor -le dije y me serví un poco de vodka.

- Tenemos que eliminar a ese idiota -dijo Martin enojado.

- ¿A quién? -pregunté mirando a las chicas bailar.

- ¿Recuerdas a Derek? -preguntó el rubio y yo lo miré, Derek era un gran peleador, logré aprender varios golpes de él.

- Si, el nuevo -respondí.

- Creemos que trabaja para Evans y que fue él quien hizo desaparecer la mercancía que enviamos el mes pasado -habló Martin y bebió el vodka de su vaso, lo observé con el ceño fruncido, ya que Evans era uno de nuestros enemigos, otra gran decepción, crei que Derek podría considerarlo como un compañero.

- ¿Quieres hacernos los honores? -preguntó Martin.

- Muy bien -dije y bebí un trago- ¿límites? -pregunté encendiendo un cigarrillo.

- Ninguno, Derek es duro, deberás usar la fuerza mayor -comentó Martin.

- Yo me encargo -solté y nos levantamos ,fuimos al típico cuarto de tortura que teníamos en una especie de sótano, las paredes blanca de mármol para poder lavar la sangre, una silla donde atamos a la persona y un estante con mi bolso negro en él, dentro tenía mis herramientas de tortura.
Cuando vi a Derek en esa silla me dio un poco de pena, pero me enojó que nos haya traicionado, pensar eso hizo que esa pizca de pena desapareciera, que les digo era frío en todo sentido.
Tomé el bolso y Derek me miró con la cara ensangrentada indicando que le dieron una paliza. Me coloqué mis guantes negros y sus ojos reflejaron miedo.

- Sam no lo hagas por favor -dijo llorando cuando abrí el bolso.

- Entonces confiesa -le dije pero él se quedó en silencio, eso me indicó que no era de fiarse, saqué un martillo de mi bolso y él negó con la cabeza, Martin y Leo estaban parados detrás de mi viendo. Rompí cada dedo de sus manos pero Derek se negaba a decir algo. No tenía piedad en definición de ésto, estaba tan enojado con Augusto que imaginé que Derek era él y por eso mi enojo se centró en hacerlo sufrir, saqué dos dagas de metal que en cada extremo tenía cables conectados a un interructor, clavé las dagas en cada uno de sus muslos y lo encendí dándole descargas que lo hacían retorcer.

- ESTÁ BIEN SE LOS DIRÉ -gritó llorando cuando lo apagué por un momento, Martin se acercó y él lo miró con temor- Evans quería su mercancia para obtener más... -tartamudeo con su voz rota.

- Dinero -lo interrumpi y Derek asintió.

- La policia arrestó a varios de sus distribuidores y vendedores, perdió una cantidad grande de ella, é-él se enteró de sus ganancias y decidió robarles -contó mirando el piso. Martin suspiró y me miró, asintió y yo volví a encender el interructor solo por diversión.

- Hay que recuperarlo -dijo Martin decidido mientras yo y Leo caminamos a su lado- hay que recuperar la mercancía, ese maldito me las pagará -soltó rechinando los dientes.

- Tal vez ya lo vendió, no será tan idiota de aún tener ese cargamento -calculé y ambos me miraron.

- Tiene razón ya la vendió a los rusos, esos idiotas hicieron una fiesta hace dos semanas, y vaya que estuvo buena -dijo Leo con una sonrisa.

- Entonces recuperemos nuestro dinero, ese maldito quiere guerra y se la daré -dijo y asentimos.

- Bien, ya hice mi trabajo ahora me voy -dije sin ganas caminando hacía la puerta.

- Ten cuidado, recuerda... -

- Siempre usa tu intuición -lo terminé y él asintió confiado.
Fui a casa ,donde me duché y me acosté en la cama en boxers y mirando el techo, me quedé dormido pensando en aquella imagen de Sarah besando a Augusto, y por razones extrañas me sentí desepcionado y dolido, algo enojado y totalmente estúpido.

SARAH

Cuando vi a Sam irse mi corazón se retorcio, miré el oso tirado en el suelo y lo levanté, unas lágrimas salieron de mis ojos, Dios ¿por qué todo me sale mal? Sacudi un poco al oso el cual tenía un poco de tierra y lo abracé fuerte. Estuvo mal dejar que besara, ni siquiera me dejó hablar, era una mezcla de frustración y tristeza.

- ¿Sarah? -preguntaron a mis espaldas y volteé, era Auguto quien me miró con el ceño fruncido- ¿estás bien? -me preguntó acercándose a mi.

- No -lo detuve- será mejor que me vaya-dije con la voz rota y comencé a caminar ,salí de la propiedad con el oso apretado entre mis brazos y pecho, solté algunos sollozos antes de llegar a casa.
Vi el enojo y el dolor en sus ojos, aunque su cuerpo y sus palabras digan una cosa yo descubría otras cosas a través de sus ojos, estaba enojado pero sus ojos reflejaron también dolor.
Él en verdad me gustaba y mucho para que yo llorara así y sentir el dolor de haberle fallado, jamás lloré por un chico, bueno solo una vez, y era mi primo, porque se mudó a Roma.
Al llegar a casa entré a mi habitación me quite la ropa y me duché, me metí en mi pijama y luego a la cama, me acosté abrazando fuerte al oso, sentí el aroma de Sam impregnado en el peluche, mis lágrimas comenzaron a caer nuevamente, pero mi orgullo las secó , estaba mal y algo confundida por Augusto, me quedé pensando en el rostro de Sam cuando vio que Augusto me besó y también pensé en Augusto que estuvo muy nervioso antes de besarme, la sensación no apareció, tal vez sea el hecho de que me lo robó, no ah hecho nada para merecerlo, solo lo tomó con descaro.
No fue lo mismo, no sentí lo mismo de cuando besé a Sam por primera vez.
Me quedé pensando hasta las dos y media de la mañana, cuando me quedé dormida sin darme cuenta.

Mi Amor PeligrosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora