CAPÍTULO 15

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                       SARAH

Me levanté con un poco de dolor de cabeza y no sabía porque si no había bebido nada, vi al oso a un lado de mi, lo observé por unos segundos y suspire hondo, me levanté con mucha pereza, me encontraba  recaída ,necesitaba hablar con Sam, aclarar las cosas ,él me gustaba de verdad, me sorprendió de que haya derramado lágrimas sin pensar. Era horrible ese sentimiento de culpa, le había fallado. Pero por otro lado no fue así ¿por qué me sentía culpable? No fue mi culpa que Augusto me haya besado.
Me metí en la tina con agua tibia y espuma con aroma de rosa, eso me relaja bastante, después del baño me vestí con algo sencillo. No me quedé en casa, iría a hablar con Sam, necesitaba enserio aclarar todo con él, necesitaba que viera que en verdad me gustaba y que era diferente, no soportaría que se quedara con esa imagen mía, porque no lo era y porque lo que pensaba me importaba.
Terminé de arreglar mi cabello y tomé un taxi, recordé la dirección y se la di al amable conductor, me llevó hasta allí y luego le pagué, bajé decidida y caminé hasta el gran portón negro.

— Buenos dias lamento las molestias pero estoy buscando a Sam Whirlan, si está dígale que soy Sarah Elmor —dije tocando el tibre inalambrico con una cámara y alta voz.

— Espere un momento —dijo una voz grabe que salió del alta voz.

                       SAM

Estaba en mi cuarto haciendo pesas ,sin camiseta y sudando, escuchando música a todo volumen, tratando de distraerme, olvidarme de Sarah y de la cita que me dejó plantado, sentía enojo por el beso, pero mal cuando la vi derramar una lágrima . Aún estaba desepcionado y era estúpido sentirme así, si antes solo quería acostarme con ella, Sarah debería ser la despcionada, la niña ingenua que no sabía nada sobre las intenciones de un chico como yo, se notaba a leguas su inocencia.

Sentí que tocaron la puerta y apagué la música, me acomode las vendas de mi mano y la abrí.

— Hay una chica que lo busca dice que se llama Sarah Elmors —dijo uno de los empleados y yo me quedé mirándolo ¿Sarah vino hasta aqui? Que niña tan ingenua.
Tal vez debía hablar con ella y dejar que se explique, porque sabía que ella era diferente que no era esa clase de chica, también quería saber que fue lo que realmente pasó. Aún que fuera un hijo de puta con ella no dejaré que el idiota de Augusto se salga con la suya.

— Déjala pasar y dile que la espero aquí —le indiqué y el asintió para luego irse, volví a entrar a mi habitación y prendí un cigarrillo para matar la ansiedad, después de varios minutos volvieron a tocar la puerta de mi habitación, la abrí y lo primero que vi fueron sus hermosos ojos verdes, Dios mira esos ojos ese cuerpo su cabello es imposible que no quiera hacerla mía.

— ¿Sam? —preguntó Sarah sacándome de mis bobos pensamientos.

— Pasa —le dije friamente y me hice a un lado, ella entró y yo cerré la puerta.

— Vine para que hablemos de lo que pasó anoche —dijo de repente.

— Si ,no te preocupes no es necesario —dije sabiendo su plan de dejarme plantado para ir a la fiesta y besuquearse con el idiota.

— Entonces ¿entiendes que ese beso fue dado sin mi aprobación? —habló tan educada y delicada que me dieron ganas de callarla con un beso pero debía estar enojado, pero no podía si ella me miraba a los ojos.

— Si claro —dije con egoísmo y volví a hacer pesas mientras ella me miraba.

— Sam no quiero estar así contigo, lo siento ¿si? Además tú te acostaste con una chica después de nuestro primer beso y eso es muchísimo peor —dijo algo abrumada y enojada.

— Fue diferente, yo no me acosté con tu peor enemiga y ¿crees que un lo siento arregla todo? —le pregunté ahora si con enojo— un lo siento no me hará sentir bien, me hace sentir aún más idiota —

— Sam solo fue un beso, además ni siquiera le correspondí —dijo desganada.

— ¿Solo un beso? También fuiste con él al estúpido partido —la acuse.

— Si pero solo fui porque quería distraerme —respondió con desinterés.

— ¿Es una broma? —solté forzando una sonrisa— Sarah me dejaste plantado para ir a un patético juego —dije rechinando los dientes.

— ¿Qué? ¿Qué te dejé plantado? —preguntó confundida.

                      SARAH

Esperen un momento, entonces estaba en lo cierto, sabía que tenía algo raro el mensaje, entonces si no fue él ¿quién fue?.

— ¿Tú me enviaste un mensaje donde cancelabas la cita? —pregunté desesperada.

— No —responde enojado— ¿qué mensaje? —

— Éste —le dije sacando mi teléfono , busqué el mensaje y se lo mostré.
Lo miró con cuidado y se pasó la mano por la cara asimilando todo.

— Éste es mi número, pero yo no te mandé el mensaje, fue una hora después de que me pelee con el idiota... —dijo pensativo y me devolvió el celular.

— ¿Y eso qué  tiene que ver? —le pregunté algo abrumada.

— Perdí mi teléfono en la pelea —dijo y yo me quedé mirandolo sin decir nada— alguien fingió ser yo y te envió el mensaje —dijo para luego pararce y tirar su obscuro cabello con sus manos. Entonces en verdad lo dejé plantado, esperen yo no le di mi número de teléfono a nadie, a menos de que sea no , Rachel jamás haría eso, tal vez lo tomaron sin que lo notara y ese alguien pudo ser quien me envió el mensaje.
Me sentí apenada y culpable por dejarlo plantado pero en parte no era mi culpa ,me engañaron. Suspire hondo y miré a Sam.

— Perdón por haberte dejado plantado —me disculpé.

— No te disculpes no tienes culpa, algún idiota solo quiere molestar —dijo rechinando los diente pero se interrumpió cuando me miró.
Su rostro y ojos reflejaron enojo pero había una pisca de maldad, algo me dijo que sabía quién fue.

— Entonces... —dije rompiendo el pequeño silencio que se produjo— te debo una segunda cita —él sonrió a medias, eso me calmó y yo también sonreí. Tenía razón en sus palabras pero de todos modos me sentí mal por haber dejado que me tomara por sorpresa, pues no besa tan bien como creí, sonreí al pensar en eso. Sam se acercó sacándome de mis pensamientos, acarició mi cuello y aquella electricidad recorrió mi cuerpo completo provocando escalofrios, se inclinó y unió nuestros labios en un profundo beso, por autorreflejo llevé mis manos a su pecho y él a mi cintura presionando mi cuerpo contra el suyo, mis mejillas comenzaron a arder mientras sus manos acariciaba mi espalda y me tomaba por la nuca.

— Dime... —habló despegando sus labios de los mios, su respiración estaba acelerada al igual que la mía—él no te puede besar de la misma manera que yo lo hago ¿verdad? —preguntó  con su ego tan sensualmente que mi corazón dio un vuelco.

— Por supuesto que no —negué con la cabeza y él sonrió para luego volver a unir nuestros labios en un beso sencillo pero con una gran sensación de seguridad y anhelo.

Mi Amor PeligrosoWhere stories live. Discover now