ℓα ℓσвα ףυє αмαвα α ℓσѕ ∂яαgσ...

Da D-Aqua

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" -¿Por qué? ¿Por qué? - Se preguntaba ella con un hilo de voz - ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué de... Altro

·Prólogo·
·I·
·II·
·III·
·IV·
·V·
·Especial 1: Baños termales·
·VI·
·VII·
·VIII·
·IX·
·X·
·Especial 2: Cambio de sexo·
·XI·
·XII·
·XIII·
·XIV·
·Especial 3: En la Actualidad·
·XVI·
·XVII·
·XVIII·
·XIX·
·XX·
· AVISO ULTRA-MEGA-IMPORTANTE ·
·XXI· Parte 1
·XXI· Parte 2
Mini-Pausa
· XXII ·
Suspensión definitiva (Leer hasta el final)
· XXIII ·
·XXIV·
· XXV · Parte 1
· XXV · Parte 2
· Especial a la Carta - Parte 1·
· Especial a la Carta - Parte 2 ·
· XXVI · FIN ·
· Final Zeno ·
· Final Kija ·
· Final Shin-Ah ·
Mini-Pausa... Otra vez 😅
· Final Jae-Ha ·
· Final Todos ·
· Final Gu-En ·
· Final Soo-Won ·
· Final Yoon ·

·XV·

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Da D-Aqua

AVISO: Leer hasta el final.

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Tras la aparición de los ciudadanos de la aldea, los habitantes se encargaron de liberar a los caballos y mantener los explosivos a buen recaudo mientras que la princesa y compañía se adentraban al hogar del peliblanco.

Yona, Kija y Hak –yendo detrás de la pelirroja como buen guardaespaldas– se adelantaron por los emocionados aldeanos que deseaban cuanto antes que sus señores llegasen a la villa del Hakuryuu. El resto, Mio, los Dragones y Yoon iban los últimos.

-No tengo muy buenos recuerdos aquí... –susurra el menor a regañadientes.

-¿Y eso? ¡Ni que te hubieran encarcelado! –Ríe despreocupado Zeno llevándose los brazos a la nuca.

El genio desvía la mirada pues el rubio sin saberlo ha dado en el clavo.

-Miu... ¿Estás bien? –Pregunta Shin-Ah tocándole el hombro.

-No te preocupes, mi inmortalidad hace que me recupere más rápido de lo normal.

-No tienes por qué ser tan considerada, puedo llevarte sobre mi espalda si quieres~ –Ofrece Jae-Ha.

-Por ahora se andar, así que gracias, pero... –alarga la "e"– no.

-En algún momento caerás ante mis encantos naturales –aparta su coleta a un lado coquetamente.

-Lo que tú digas –responde ella sin ganas y rueda los ojos.

· · ·

Al rato el resto llegó aunque los ciudadanos no se percataron de su presencia ya que estaban adorando a Kija y a Yona. Hak, que estaba al lado de la chica, de vez en cuando tenía que apartar a alguna persona por querer acercarse demasiado a la pelirroja.

-Ni se han dado cuenta que hemos aparecido –dice Jae-Ha colocando una mano en su cintura.

-Es normal, ha vuelto el Dragón blanco junto con la reencarnación del rey Hiryuu, están emocionados –menciona Zeno–. ¡Anda! ¿Eso de ahí es una jaula? –Lleva una mano a su frente en forma de visera.

A Yoon le recorre un escalofrió por la espalda y se esconde detrás del peliverde.

Mio a todo esto miraba a su alrededor, había pasado mucho tiempo desde la última vez que vino y era extraño, el lugar había cambiado pero a la vez no, difícil de explicar.

-¿Miu? –Shin-Ah ladea su cabeza poniéndose en frente de la chica.

-¿Eh? Hm... –Piensa en algo rápido, no quería volver a preocuparles por sus recuerdos– Hace calor, ¿no te parece?

El enmascarado levanta los hombros.

-Eso debe ser porque estas acostumbrada a andar con menos ropa... –Jae-Ha se acerca y pone sus manos en los hombros en la chica– ¿Quieres que te desvista?

-Vaya –Zeno coge una de las muñecas del peliverde y habla con un tic en la ceja–, ya veo que el Ryokuryuu aprovecha lo más mínimo para meter baza.

-¿Estás mostrando tu verdadera naturaleza, Zeno? –Pregunta éste levantando una ceja divertido.

Jae-Ha intenta quitarle la capa a Mio pero a la vez que lo hace, Zeno realiza alguna maniobra para dejar el ropaje de nuevo en su sitio. El ceño de la peliazul va arrugándose cada vez más y más, le estaba hartando ya ese estúpido jueguecito, Shin-Ah al darse cuenta hace el signo de las manos para calmar y Yoon se aparta porque ve venir el enfado.

-¡Se acabó! –Mio se aparta y ella misma se quita de golpe el manto– ¡¿Podéis comportaros de una maldita vez?!

Ella escucha un silencio inmenso, nota cientas de miradas en su espalda y poco a poco va girándose sobre sí para ver de quienes se tratan. Cuando lo hace, divisa a los aldeanos quietos observándola fijamente, detrás de estos están Kija, Yona y Hak, el cual este último se lleva una mano a la cara; ella empieza a sudar muchas gotas al ver la que ha liado con su grito. Primera impresión por los suelos.

O eso es lo que pensaba hasta que de repente todos ellos estaban de rodillas frente a ella. Mio se echa para atrás levantando una pierna y los brazos con los ojos como platos, el resto pestañea de seguido al no saber que mosca les ha picado.

-¡Es ella, es ella!

-¡Debemos avisar de inmediato a la Abuela!

-¡Deprisa, que alguien la traiga!

Aprovechando la distracción se vuelven a agrupar todos.

-¿Qué les pasa? –Cuestiona Mio intentando gesticular lo menos posible.

-¿Sinceramente? No lo sé –responde Kija.

-Parece como cuando conocieron a la princesa –manifiesta Hak rascándose una oreja.

No pueden continuar conversando, un chillido desde la otra punta de la aldea se iba acercando a ellos junto con una gran humareda. La piel del peliblanco se vuelve casi como el color de su pelo al reconocer la voz de aquella persona y antes de poder reaccionar, un altar andante con una anciana encima de éste se coloca frente a Mio con los ojos bien abiertos.

La mujer mayor con sus ojos celestes empieza a inspeccionar con total detalle a la peliazul de pies a cabeza, ésta se siente intimidada y cuando ella se rehúye desviando la vista para preguntarle a Kija que estaba ocurriendo, la senil con un movimiento rápido agarra sus mejillas y la pone casi frente a frente con la suya, mirándola intensamente a sus pupilas.

El nerviosismo le va aumentado cada segundo que pasa, que esa señora tan pequeña pudiera generarle esa sensación de respeto le estaba llegando a cansar pero no iba a volver a apartar la mirada, esta vez iba a aguantar hasta el final, quería ganar aquel duelo. Su semblante cambia a uno imperturbable y prosigue sin parpadear hasta que la centenaria se echa hacia atrás y concluye el reto.

Mio se pone recta con cierto aire victorioso aunque eso dura poco ya que al momento la anciana ha posado las manos en sus senos y ha comenzado a masajearlos. La boca de la bicolor emula un vaivén en forma de risa exaltada mientras que la de su grupo se ha desplomado en el suelo.

Al poco deja sus pechos y empieza a toquitear cada parte de su cuerpo con gran agilidad, Mio continua con la misma expresión sin entender nada. Kija, muy abochornado, se enerva y decide hablar.

-¡Abuela! ¡Por favor, estese quieta!

Ésta al escuchar la voz del joven se detiene de inmediato y sus ojos se iluminan al verle.

-¡Kija, nieto mío! ¿Cuándo volviste?

-¡¿Ni siquiera se había percatado de mi presencia?!

-¡Si está también la reencarnación de Hiryuu! –Yona al escuchar esto saluda con la mano con una sonrisa nerviosa.

-¡¿Me está escuchando?!

-¡Esto es magnífico! ¡Tantos años esperando y al fin los dos habéis coincidido en esta vida! –Continúa la señora.

-¿Eh? –Mio vuelve en sí– ¿De qué estás hablando?

-¡Está claro! –La anciana junta las manos de la peliazul y el peliblanco, este último se pone tenso al contacto– ¡De vuestra boda!

Unos puntos van apareciendo encima de sus cabezas y hasta que no llega al tercero, no se dan cuenta de lo que ha dicho.

-¡¿Eh~?! –Gritan al unísono.

-¡Abuela! ¿Qué cosas dice? –Pregunta abochornado.

-¡De la leyenda, por supuesto!

-¿Cuál? En la de los 5 dragones no pone nada de... –Hak es interrumpido.

-¡Esa no! Es otra de este pueblo, ya la contaremos cuando el casamiento se haya realizado... –Cierra los ojos durante un rato, tanto tiempo que dudaban ya si seguía respirando o qué, hasta que los vuelve abrir y grita– ¡Deprisa! ¡Tenemos que preparar la celebración cuanto antes!

Muchos de ellos obedecen al instante y corretean de un lugar a otro pensando cómo deberían hacerlo.

-¡Abuela! –Llama de nuevo– ¡Esto no va de esta manera! ¡Ni siquiera hemos dado nuestra opinión al respecto!

-¿Por qué? Ella cumple con todas las características, por lo tanto es la elegida para casarse con el Hakuryuu. Tendrías que saber de sobra cuanto tiempo hemos esperado para esto.

-Pero... Tampoco tenemos que obligarla por una tradición nuestra, estoy seguro que ella en ningún momento... –Kija es interrumpido por las palabras que menos se esperaba por parte de la peliazul.

-De acuerdo, acepto.

Mio tiene las manos detrás en su cadera y con sus talones se balancea mientras que el resto del grupo la observa tan sorprendidos, algunos tanto que parece que los ojos van a salir de sus orbitas.

-¿Eh? ¡¿Eh?! –Exclama el peliblanco al entender lo que ha dicho la chica.

Como su familia esta soqueada, decide hacer un corrito y explicar lo que tiene planeado.

-Vamos a ver, el pueblo entero está muy ligado a las leyendas y esas cosas, por lo que si nos negásemos Kija podría contraer malas consecuencias y retrasarnos con el objetivo. Así que lo mínimo que puedo hacer es decir que sí y así avanzar antes.

Los Dragones suspiran aliviados y Kija con algo de decepción.

-¿Y si quieren que os quedéis aquí para "consolidar" vuestro matrimonio? –Pregunta Yoon.

-Les diríamos la verdad, que no podemos porque primero va ayudar a Yona –Responde Mio.

-¿En serio que no te importa hacerte pasar por mi... –se inquieta con solo pensarlo– novia?

-No, lo tomaré como un juego y como yo detesto perder, haré mi mejor esfuerzo.

El carraspeo de una voz les hace girarse y es la anciana que está de brazos cruzados esperando la confirmación. Mio coge del brazo a Kija y lo arrastra hasta colocarse delante de ella.

-¿Cuándo será la ceremonia? ¡Estoy deseando que el gran Hakuryuu sea mi hombre! –Deja caer su cabeza en el cuello del peliblanco y entrelaza sus dedos con los de él, a lo que éste comienza a hiperventilar.

La mujer los mira fijamente como si supiera que están ocultando algo, Mio continua con su papel de enamorada mientras que Kija cada vez se pone más nervioso al tenerla tan cerca y que su abuela los descubra.

-¡Que así sea! –Manifiesta contenta–En cuanto el día será mañana al atardecer, queremos que sea cuanto antes pero también que esté a vuestro nivel... –Se voltea y habla con los aldeanos– ¡Esta noche nadie dormirá hasta que no esté todo montado! –Ellos responde con un "¡Sí!" a la vez– ¡Estoy segura que seréis muy felices!

Mio ríe tontamente y con disimulo lleva una mano a su espalda y levanta un dedo indicando a su grupo que el plan va en marcha.

-¡Ah! Querida, ahora en breve deberás pasar por las costureras para que te puedan hacer el vestido a tu medida.

-¡Claro!

La abuela se marcha junto con los hombres que hay bajo el altar y hasta que no desaparece de su campo de visión ellos no se sueltan.

-Por fin... –Suspira Mio y se separa.

-Gran actuación –menciona Hak.

-Si, por un momento llegué a creer que de verdad querías casarte con él... –dice un poco desanimado Jae-Ha.

-¡Zeno tiene envidia!

-Hay algo que... me perturba –susurra Shin-Ah.

-¿Y a vosotros tres que os pasa? –Ladea la cabeza la peliazul cruzando los brazos.

-Mio –la nombrada se gira para escuchar lo que quiere decirle Kija–, te quiero pedir disculpas de antemano... Puede que mi abuela llegue a sobrepasarse contigo y por eso...

-No tienes por qué, tampoco es que esté haciéndolo como una obligación ya que la idea fue mía. Además, puedo notar el amor incondicional que tiene tu abuela hacia a ti y eso por alguna razón me hace feliz –sonríe.

El peliblanco quiere continuar hablando, sin embargo una chica viene y pide a Mio que la acompañe para empezar con el traje, ella se despide y la sigue.

-Kija –Jae-Ha se pone al lado de él y coloca una mano sobre su hombro–, si después de esto no consigues avanzar es que eres un tonto por no aprovechar tu oportunidad.

Él se limita a callar y mirar hacia abajo, aunque lo que pasara a continuación fuese una farsa puede que dentro de ello pudiese ganar algo. Aprieta los puños y eleva la mirada al frente.

· · ·

Después de un rato –que a ella le pareció eterno–, Mio sale de la sala y decide dar una vuelta mientras que espera a que la abuela la llame para hacer según le habían dicho "unas pruebas" las cuales no tenía ni idea de lo que tratarían. Sumergida en sus pensamientos no se da cuenta y se choca contra alguien, a esta persona se le cae un cesto de flores y una máscara, cuando levanta la mirada se encuentra con unos ojos ámbar.

-Shin-Ah, ¿qué haces con esto?

-Hm... –se agacha, coge su antifaz y se lo coloca– Me habían dicho que lo llevara a los decorados...

-¿Tu también estás ayudando? –Se pone a su nivel– Oye, ¿qué te parece si hacemos unas coronas?

-¡Pukyuu! –Una ardilla emerge de la nada entre el montón de flores y Mio se asusta.

-¡Ao! ¡Qué susto! –Ríe– Bueno, ¿Qué me dices? Parece que ella está por la labor –señala al animalillo.

El peliazul asiente despacio y se van a un sitio más despejado para ponerse manos a la obra.

· · ·

-Y esto lo pasas por aquí y... ¡Tachan! –La bicolor coloca casi en la cara de su hermano la creación que había terminado– ¿Lo ves? ¿A que es bonito?

-Sí...

-Ahora hazlo tú. Toma –le da algunas flores.

Los minutos pasan y antes de que Mio acabara, Shin-Ah ya había finalizado.

-¡Vaya! Los Seiryuu siempre serán hábiles con las manos... –Pone morritos– Te ha salido mejor que a mí.

El enmascarado parece no estar presente, tanto de que ni se percata de que Ao está intentando comerse su corona.

-¿No te ha gustado hacerlo? ¿Te estoy aburriendo? –Se rasca la cabeza.

-No, no es eso...

-¿Entonces?

-No lo sé... Desde que me dijiste de hacer algún día esto estuve esperándolo con ganas, pero... ahora que estamos aquí haciéndolo no me siento bien... Es como sí la finalidad de esto fuese otra que la de pasar un momento juntos...

-¿A qué te refieres?

-Miu... Si nos hubiese tocado a todos una familia como la de Hakuryuu, y ellos te dijeran que tendrías que casarte con alguno... ¿A quién de los cuatro elegirías, sabiendo que no volverías a ver a los otros tres?

-¿Eh? ¿A qué viene esa pregunta tan extraña? Esto no es propio de ti –ríe tomándoselo como una broma.

-¿Me... escogerías a mí?

Al estar en campo abierto, el viento mece el cabello azul de la chica a la vez que hace volar a algunas florecillas sueltas.

-¡Hermanita~! –Zeno salta sobre la espalda de Mio abrazándola– La señora te anda buscando.

-Ah... Gracias por avisarme –se alza, dejando al rubio sentado–. Seguid haciendo coronas, bueno... si es lo que queréis, claro.

-¡Oh, cuánto tiempo! ¡No te preocupes, Shin-Ah y Zeno se encargaran de hacerlo!

La peliazul se despide con la mano y pensativa va a buscar a la centenaria.

-Seguro que la hermanita estará hermosa con un vestido de novia... –Fantasea con un leve rubor– ¿Verdad?

El enmascarado no responde, solo aprieta con fuerza el conjunto de flores haciendo que algunas caigan, Zeno se percata de ello.

-Últimamente estás cogiendo más confianza en ti mismo, Zeno se alegra por eso –sonríe y el peliazul posa su mirada en él–. Aun así... tendrás que aprender a medir tus palabras para no poner en un aprieto a una persona importante para ti aunque quieras una respuesta clara cuanto antes... –Cambia de actitud para mejorar el ambiente– ¿Cómo se hacía esto? –Piensa en voz alta y lleva una mano a la cesta para coger una flor, sin embargo se topa con algo peludo– ¡Ah! ¿Qué haces ahí, Ao? ¡Parece divertido! –Mete sus manos en el cesto y refriega su cara en él.

Shin-Ah no ha entendido al pie de la letra lo que ha dicho Zeno, sin embargo ha captado el mensaje. A partir de ahora mediría antes sus palabras antes de decirlas.

· · ·

De camino, la cabeza de Mio está hecha un lío, ¿a qué había venido eso de repente por parte de Shin-Ah? Ella quería estar con todos, ¿por qué solamente elegir a uno? Desde hacía ya un tiempo discutían por ella y eso en ocasiones le llegaba a molestar, si eran hermanos tendrían que estar juntos y no por separado, ¿por qué tanto enfado porque no se quien había pasado más rato a solas con ella?

-¿A dónde vas tu sola, prometida?

La peliazul eleva la mirada a un árbol y ve a Jae-Ha subido en éste, que al momento baja para colocarse en frente suya.

-¿Te has escaqueado?

-Digamos que no me agrada colaborar en algo que no me conviene.

-Que yo sepa el terminar cuanto antes hará que podamos irnos y continuar con el objetivo de Yona.

-Ya, pero el ver ese suceso es lo que no me hace gracia... Por lo que cuanto más tarde, mejor.

-¿Ah? –Realiza una mueca de incomprensión– No sé por qué motivo debería molestarte el casamiento, aquí lo primordial es llegar a la casa del monje ese.

-No me puedo creer que aún no lo hayas entendido con lo perspicaz que eres... –estrecha contra él a la chica y comienza a besar su hombro– Aunque sea una farsa, me duele.

-Que manía tienes con hacerte el ligón –rueda los ojos.

Jae-Ha frunce el ceño y la separa un poco para poder verse cara a cara, el rostro de enfado en el peliverde sorprende a Mio.

-¡¿Cómo puedo demostrarte que lo que digo es verdad?!

-¿Qué te pasa? Que yo sepa eres el "Amador de las mujeres", es lo normal, ¿no?

-¡Ese título se puede ir a la mierda! ¿Cuándo fue la última vez que me viste coquetear con una mujer que no fueses tú? ¡¿Eh?! ¡Dímelo!

Ella va a responder al instante pero cae en la cuenta que ha pasado bastante tiempo desde la última vez, como que lo más reciente que recuerda fue momentos antes de que él cayera bajo la droga del Nadai en Shisen.

De repente un objeto blanquecino choca de pleno con la cabeza del peliverde tirándole al suelo, Mio se gira para ver al agresor y ve a la anciana en el altar sin su gorro, el cual está al lado de Jae-Ha llena de piedras.

-¡Ella ya está comprometida, no la lleves por el adulterio! ¡Encerradle!

Esta mujer era una bestia, la chica estaba empezando a sentir lastima por él.

-No, no, no, espera. Él es mi hermano, no estaba intentando hacer nada malo conmigo.

-¿Cómo? –Se le queda mirando fijamente– ¡Lo siento! ¡No le había reconocido señor Ryokuryuu! Espero que algún día pueda perdonarme... –Antes de que Jae-Ha pudiera decir algo, coge a Mio del brazo y la arrastra con ella– ¡Vamos, querida! ¡Tu futuro esposo te espera en la sala!

El peliverde se lleva la mano a la zona dañada mientras que ve como la bicolor va desapareciendo de su campo de visión.

-Ojalá te lo haya dejado un poco más claro... –Se toca la herida– ¡Auch! Espero que no me salga un chichón.

· · ·

-Hm... ¿Y de qué trata todo esto? –Pregunta Mio sentada a lo indio al lado de Kija el cual se sienta correctamente.

-Pues constará de unas preguntas y algunas pruebas que tendréis que realizar ambos y así saber cuánta complicidad hay entre vosotros.

-No sabía que esto pasara en las bodas del pueblo... –Susurra Kija.

-¡Por supuesto que no! ¡Esta ceremonia es la más importante de todas por lo que es necesario!

-Bueno, bueno, ¿podemos comenzar ya? Dentro de nada anochecerá y tendremos que dormir pronto para estar mañana en plena forma.

-Tienes razón, querida. Bien empecemos... ¿Cuándo y cómo os conocisteis?

-Hace unos meses y de casualidad, ¿verdad, amor? –Mio posa su mirada en el peliblanco para que asienta, pero al escuchar ese mote cariñoso se pone tan nervioso que ni contesta– Esto es una de las cosas que más me gusta de él, es tan inquieto como el primer día y eso me enternece demasiado~ –Refriega su cara en el hombro de Kija y a éste le recorre un escalofrió que le hace enderezarse.

-¡Nunca había visto a mi nieto de esta manera! ¡Le debes gustar mucho!

-¡A-Abuela!

-¿Por qué reaccionas así? Estáis comprometidos, es lógico que la quieras, ¿no?

La peliazul por abajo le pellizca en la pierna, indicándole que no cometa más errores como ese.

-Y eso es, pero como ya sabrás es demasiado tímido~

-Vaya, que lo es, tanto que respecto al tema del amor llegué a pensar que no le interesaban las chicas.

-¿Qué?

-Continuemos, ¿habéis tenido ya un... acercamiento? –Eleva las cejas repetidas veces.

-Sí, nos besamos una vez, fue un momento mágico –Mio coloca cada mano en su propia mejilla y gira la cara de un lado a otro pareciendo que se avergüenza.

-¿Y tú Kija, que sentiste?

-Pu-pues... –Con la uña de su garra rasca su moflete y mira hacia otro lado– Fue... la mejor sensación que he experimentado toda mi vida, más que cuando mi poder de Dragón obtuvo su totalidad –se tapa la boca ante tal confesión.

-Si dices eso, es que aún no os habéis acostado... Bueno, mejor, así vuestra pureza habrá llegará hasta el día de la boda.

Kija comienza a tartamudear, su abuela había dicho a los cuatro vientos delante de la chica que le gustaba que era virgen, no podía sentirse más abochornado. Mientras tanto, a Mio le causa gracia que ella piense que continua siendo "limpia", mejor así.

-Pero eso sí, como por la noche después de la ceremonia no escuche gritos, no salís de ahí hasta que lo hayáis hecho.

La peliazul se limita a reír forzosamente y el peliblanco esconde su cara entre sus manos de la vergüenza.

-¿Podríais hacer una demostración? –Los dos abren los ojos como platos ante tal atrevimiento– No me refiero al sexo, aunque si deseáis que esté presente para ayudaros a mí no me importaría. Lo que quería decir es que si podéis daros un beso, cuando los dos aceptéis vuestra unión tendréis que finalizarlo con uno.

-¡¿Por qué?! ¡Lo único que se hace es que el hombre le de un beso en la frente a su mujer indicando protección, no un beso en los labios!

-¡¿Cuántas veces tendré que repetirte que esta ceremonia no es una común?!

Ahora Mio entendía porque Kija tenía la manía de levantar la voz cada vez que le molestaba algo, había sido enseñado por su abuela.

-¡Pero es demasiado! ¡Cómo vamos a hacer algo así delante de...! –Las palabras de Kija son selladas por los labios de la chica sobre los suyos, este al darse cuenta de su cabeza empieza a salir humo.

-¡Me gusta esa iniciativa! Sin embargo, ha sido un simple beso de niños, ¡que sea algo más adulto! ¡Más apasionado!

-Que exigente... –Piensa ella.

La peliazul extiende los brazos y coloca las manos en el suelo con la cabeza alzada, hace un movimiento para que se acerque pero éste niega con rapidez todo rojo. El comportamiento de Kija estaba haciendo más complicada la cosa pero tampoco podía culparle, ella la había traído a todo ese enrollo casi a la fuerza, era normal que actuara así.

Mio coge la mano del peliblanco, le transmite toda la tranquilidad que necesita y consigue calmarlo un poco. Cuando ya lo nota preparado, va acercando su rostro y casi al final es él quien avanza, no obstante...

-¡Esperad! –Del susto los dos chocan sus frentes y soban su parte dañada– Ya veo que el apoyo que os dais y eso es una de las cosas fundamentales de un buen matrimonio. Que con solo tocaros las manos podáis transmitir al otro lo que necesita es increíble... podéis dejar lo del beso para mañana por la tarde, o si queréis dároslo antes no hay ningún problema. Iba a continuar con más preguntas y pruebas subidas de tono, pero esto ha sido suficiente para mí.

-¿Cómo? ¿A qué te refieres con subidas de tono? –Pregunta Kija empezando a alterarse.

-Es la hora de cenar, os veo en el banquete.

Rápidamente unos hombres vienen con el altar y se la llevan, dejando al joven con la palabra en la boca.

-¡Perdona por todo lo que te ha hecho pasar mi abuela! –Hace una reverencia.

-Tranquilo, ha sido divertido –hace el gesto de calma sonriendo.

-¿Divertido? ¿Lo has encontrado... divertido? –Se alegra al ver que no le ha disgustado y eso es un punto a favor para él.

Mio asiente y se incorpora haciendo unos estiramientos.

-Tengo mucha hambre... –Se palpa la barriga– Vayamos con el resto.

-¡Si!

Los dos salen de la sala con un buen ambiente a pesar de que hayan tenido que pasar por un momento supuestamente incómodo para dos personas que no son pareja de verdad.

· · ·

La cena fue asombrosa y eso que dijeron que ésta al lado de la de mañana no sería nada, así que los más comilones se entusiasmaron al escuchar eso.

Después de reposar la comida, el grupo decidió irse a dormir pronto. Esa noche Kija dormiría en su habitación, Yona y Mio en otra y Hak con Yoon y los Dragones en otra.

Las chicas ya cambiadas se disponen a dormir juntas, pero la pelirroja tiene ganas de hablar.

-¿Estás nerviosa?

-¿De qué?

-¡Mañana te casas!

-¿Has olvidado que todo es una farsa?

-Ya, lo sé, pero aun así... ¡es algo emocionante!

-Bueno... si tú lo dices –coloca sus manos detrás de su cuello flexionado los brazos.

-¿Nunca has pensando en contraer matrimonio?

-¿Y tú? Yo creo que Hak y tú haríais una buena pareja.

-¡¿Eh?! ¡¿Qué cosas dices?! –La princesa se molesta y Mio nota como sus mejillas se vuelven rojas a pesar de la penumbra– No desvíes la pregunta y respóndeme –morritos.

-Pues... La verdad es que sí, incluso de pequeña lo juré con alguien... –suelta una risilla– Y ahora que lo pienso, es como si mañana fuese a cumplirlo de alguna manera.

-¿Cómo? –Yona se percata y abre los ojos– ¿Con el primer Hakuryuu?

-Exacto.

La princesa se queda callada pues piensa que ha mencionado un tema tabú para Mio.

-Ahora en serio, os veo a ti y a Hak juntos, ¿queréis que después de todo esto os case yo misma?

-¡Mio! –Exclama con la cara del mismo color de su pelo mientras que Mio le saca la lengua.

Segundos más tarde las dos estallan a risas, se abrazan y se disponen a dormir.

· · ·

El transcurso del día fue muy movido, excepto para los novios ya que les dejaron dormir de más hasta un par de horas antes para vestirles y recordarles algunas cosas que tendrían que hacer o decir en la ceremonia.

Yona y compañía les habían dado algunos trajes para la ocasión y tantos ellos como todo el lugar era de color blanco. Ya estando todos sentados frente al altar esperaban a que llegaran los prometidos.

-A lo mejor se ha arrepentido de todo este juego y se ha ido corriendo... iré a buscarla –Jae-Ha se alza pero Hak lo coge y lo vuelve a sentar.

-No contradeciría un plan y menos si es uno que ha dicho ella –manifiesta Hak con la mirada puesta en el arco del altar.

-¡Seguro que la hermanita estará guapísima!

-Lo único bueno de todo esto será verla de novia... –susurra el peliverde colocando una pierna sobre la otra y manteniendo su barbilla con la mano.

-Shin-Ah, ¿has traído las coronas de flores para Mio y Kija? –Cuestiona Yoon y él asiente– A ver.

Primero saca una muy bien hecha y preciosa, que a pesar de que todo sea de color blanco estas flores tienen ciertos toques azules que hace que posiblemente sea la más bonita de todas.

-Esa debe ser la de Mio, ¿a qué si? –Pregunta Yona y él vuelve a decir que si con la cabeza.

-¿Y la de Kija? –Continúa el menor.

A continuación saca una realizada malamente y cuyas flores están pochas, tanto que parece que hay bichitos dentro.

-Creo que es su manera de expresar que no le hace gracia este matrimonio –comenta Jae-Ha.

-Como se dé cuenta de los insectos... ¡va a ser muy divertido! –Exclama Zeno acompañado de una risa.

-Siento cierto rencor hacía Kija... –Susurra el genio.

De pronto ven a la gente levantarse y ellos deciden imitarles, por el camino aparece la abuela con los hombres y la colocan en el centro del altar para que pueda hablar.

-Hermanos y hermanas, como ya sabéis hoy estamos reunidos para conmemorar la unión más importante de nuestra historia. El actual Hakuryuu ha podido coincidir en esta vida con la mítica chica de pelo azul y ojos bicolores –el grupo presta más atención para enterarse bien–. Antes de continuar demos paso al novio.

Kija aparece con un kimono blanco sin mangas y abierto por el pecho con unas pulseras ancestrales que llegan hasta los dos antebrazos y dos colgantes que al parecer simbolizan al Dragón rojo y blanco. Se le ve apuesto pero lo que le hace verse más atractivo es el rubor que tiene en las mejillas y su mirada nerviosa.

-¡Que guapo está! –Menciona Yona.

-No digas eso, que sino cierto escolta se molestará –incordia Jae-Ha.

-Yo al menos no voy a ver como la chica que quiero se va a casar con otro.

El peliverde siente una flecha clavada en su corazón y agacha la cabeza, con un aura de depresión.

Kija llega al altar y se pone a la izquierda de su abuela cabizbajo.

-Levanta la cabeza, hoy no es día para esconderla –él se irgue y al toparse con la mirada de su grupo la desvía hacía su familiar–. De verdad... ¡No sabes cuánto he estado esperando esto, y encima con ella! –Sus lágrimas se colapsan y no paran de salir.

-Abuela... –la abraza enternecido por la emoción que emana.

-No puedo empezar ya llorando si aún no os he casado... –se seca rápidamente– Venga, sin más dilación que entre la novia.

Los segundos pasan, tanto que se convierten en minutos y la desesperación aumenta por parte de la centenaria y los aldeanos.

-A ver si al final Jae-Ha tenía razón... –dice Zeno.

-¡Lo sabía! ¡Me fugo con ella, adiós! –Hak lo detiene cogiéndole de la manga.

-Debe haberse... entretenido con algo.

-Hm... –Todos miran al frente para escuchar a la anciana– Bueno, supongo que debe haber alguna razón para que...

-¡Lo siento! –Exclama una voz.

La gente se gira hacia la procedencia de ese grito y que ven a una chica que viene corriendo cogiéndose de las faldas. Es vestido es pomposo y le llega hasta los pies con una gran cola y largas mangas; su escote es de forma de corazón y se sujeta en el cuello con una tela blanca que hace que parezca un collar. Todos están maravillados ante la belleza que desprende aun llegando de la forma que viene, los Dragones directamente se han quedado sin palabras.

-¡Lo siento! –Repite otra vez colocándose a la derecha de la abuela– Me entretuve mirando una cosa y...

-¡No te preocupes! ¡Ya estás aquí y es lo que vale! –La energía que despunta la anciana la contagia– Ahora que estamos todos podemos continuar... –Cierra los ojos y después de un rato los abre– Desde hace siglos, incluso milenios, la historia del rey Hiryuu y los guerreros Dragones ha sido el pan de cada día para nosotros, ya que uno de ellos fundó esta aldea, vivió y murió justo aquí. La cuestión es que hay una conexión entre la muerte del primer Hakuryuu y la chica que tenéis frente a vosotros –el grupo hace una mueca de incomprensión mientras que Mio realiza una de asombro–. Según los que presenciaron los últimos instantes del original, éste menciono algo sobre una chica de pelo azul y ojos bicolores diciendo que nunca declaró su amor por ella. Unos días después del entierro, los médicos que estuvieron con él, transmitieron al pueblo que en las últimas semanas estuvo hablando de su juventud junto a sus hermanos y ahí nombraba a una tal "Mio" que recibía esas mismas características y que él mismo confirmó que estuvo enamorado de ella desde que la conoció. Es por eso que los siguientes Hakuryuu han ido soñando con esta chica hasta obtener el poder completo, pues habían recibido también el amor que sintió él por ella esperando a encontrarse de nuevo en otra vida. ¡Y al fin, 2.000 años más tarde... aquí les tenemos!

Kija poco a poco va girando su cara para encontrarse con la de Mio y cuando la hace dos ríos surcan de sus lagrimales sin emitir ningún sollozo.

-Él... ¿Él realmente me amó? –Dice en un tono inaudible.

A pesar de que lo ha dicho casi en un susurro la ha escuchado y se lanza a abrazarla, cubriendo con su dorso el rostro de la chica para que no la vean llorar.

La abuela sonríe con disimulo al haberse percatado de algo y carraspea la voz para continuar hablando.

-Han esperado por mucho tiempo, así que no les hagamos perder más... ¡Traigan las coronas!

Shin-Ah que no se había enterado, es avisado por Zeno con un toque y se levanta de golpe. Se pone en frente de ellos dos y Mio secándose los restos, se separa de Kija para que se lo puedan colocar bien.

El enmascarado le entrega al peliblanco la corona más bonita y éste se la coloca sobre su cabellera azul. Ella mira hacia arriba intentando ver sus flores y sonríe al ver lo hermosa que es.

-Muchas gracias Shin-Ah, me encanta –sonríe con los ojos rojos y cristalizados.

El peliazul va a hacer el amago de acercase a ella pero la señora al ver la intención, sigue hablando.

-¡Ahora el del novio!

El Dragón azul con más parsimonia le da a Mio el de Kija y al verlo en esas condiciones se queda extrañada, ya que en realidad él las hacía mucho mejor como la que llevaba ella. Restándole importancia lo sitúa en la cabeza de "su prometido" y cuando lo hace ve como un gusanillo sale de una de las flores y al recordar la fobia del chico intenta aguantar la risa con una mueca graciosa.

-¿Qué pasa? –Pregunta el peliblanco.

Mio se tapa la boca y con los mofletes inflados de procurar no soltar una carcajada niega la cabeza con energía.

-Dicho todo esto y con las coronas ya puestas, os declaro bajo el mandato del Rey Hiryuu y los cuatro Dragones, marido y mujer. Podéis consolidar vuestra unión con un beso... ¡Los pintores de atrás, ya me estáis inmortalizando esto en varios cuadros!

El momento más importante ha llegado y Kija siente como sus manos sudan del puro nerviosismo y sus orejas arden de lo rojas que están. Mio, aparentemente calmada respecto al tema de antes, le observa esperando a que se tranquilice. No quiere volver a ponerle en un aprieto cuando el día anterior estaba con su abuela en la sala así que se envalentona y se va acercando a ella.

La peliazul sonríe de lado al ver que por fin ha dejado su timidez a un lado y ha avanzado más como hombre. Para no parecer que él hace todo el trabajo ella también se aproxima, sus napias se rozan y justo cuando ya pueden notar la respiración de cada uno, un bicho cae de la cabeza de Kija y se queda en la nariz del peliblanco. Éste al verlo se queda de piedra y al momento se tira a la superficie y comienza a rodar del miedo, Mio no lo soporta más y estalla en carcajada, sujetándose el estómago y dándose golpes con la mano libre en la pierna, ahora estaba llorando de la risa.

Los presentes por casi se caen de sus asientos tras ver esa escena poco prevista, mientras que el grupo imita a la "novia" y se desternillan.

Ella se limpia las lágrimas y decide en ayudar a su ahora "marido", se pone de cuclillas a su nivel, aparta con cuidado el gusano y lo deja en la tierra. Kija se comienza a limpiar la cara sobre su ropaje que está más pálida que su pelo. Mio ríe y se acerca a él.

-¡No me toques! ¡He sido ensuciado por ese endemoniado ser! ¡Te contagiaré!–Pone los brazos en forma de cruz para que no haya contacto.

-Hay que ver... –suspiro– Ven aquí, idiota.

La peliazul se deshace del bloqueo y estando sobre el pavimento lo besa. Esta vez es más profundo que el anterior, no es solo un mísero roce sino que durante unos segundos los dos juguetean dulcemente con los labios del otro y por un momento olvidan que están rodeados de gente. Cuando ella se percata se separa dejándole a él con ganas de más –por lo que había notado por la expresión de su cara– y en cuanto se gira para mirar a las personas, estas saltan emocionadas por la unión.

La anciana salta a ellos y los inunda con sus lloros, Kija procura consolarla mientras que Mio posa su atención al cielo, el día acaba de llegar a su fin y el crespúsculo anuncia el inicio de la fiesta y el convite.

-Promesa cumplida, ¿no, Gu-En? –Piensa y sonríe de lado.

· · ·

En la hora de la cena, algunos hacían malabares o cosas llamativas para animar el ambiente al mismo tiempo que degustaban la comida.

Mio y Kija estaban en una mesa especial cuyo largo era el mayor de todos, en un principio no dejaban que nadie se sentara junto a ellos no obstante, al tanto insistir de la chica para que viniera su familia les había dejado quedarse.

-¿Es que vais a dejar de lado el casamiento de Mio y Kija solo por la comida? –Dice con malas pulgas Jae-Ha que no comprende cómo pueden comer los otros dos Dragones como si nada tras ver el acontecimiento.

-¡Yo me conformo con alimentarme mientras veo lo guapa que está la hermanita!

-Esa conformación no sé si tomármelo como un rasgo positivo o negativo... ¿Tu qué opinas, Shin-Ah? –El enmascarado también come pero de espaldas a la "pareja" para no verles– Bueno, al menos sé que no soy el único que se siente así.

-¡Paso! ¡Dejad paso! –El pequeño altar se abre entre la muchedumbre para llegar a ellos– ¡Al fin! –La dejan frente a los recién casados y los hombres se apartan– ¿Cómo lleváis la noche?

-¡La comida es estupenda! ¡Podríamos haber hecho una doble boda! –Comenta Mio con los ojos brillantes.

La anciana ríe ante la broma de la eterna joven.

-A partir de ahora siempre te divertirás con ella, Kija. Por cierto, hablando de diversión... Como ya estáis casados os tocará dormir juntos desde ya.

Los cuatro Dragones que justamente estaban bebiendo, lo escupen al mismo tiempo al escuchar sus palabras.

-¡¿Cómo?! –Exclama todo rojo Kija limpiándose los restos.

-¿Te parecería normal no hacerlo? Que mencionando lo de "hacerlo" tenéis que salir mañana de la habitación habiendo tenido un coito al menos, y si aguantáis podéis hacer tres, cuatro, lo que queráis.

Jae-Ha y Zeno dejan caer sus frentes en la mesa y se escucha un gran ruido, no estaban preparados para algo así. Shin-Ah, que es un ingenuo de la vida los observa sin comprender. Y en cambio, Kija comienza a toser tan fuerte de la impresión que se le ha secado la garganta.

-¡Traed "el agua especial"! –Ordena la anciana.

-¿"Agua especial"? –Repite Yoon por lo bajo.

Al momento se lo entregan junto a dos tipos de cáliz, los llenan de este líquido y se lo dan a la "pareja".

-Bebedlo, esto mejorará el escozor de la garganta~

-¿Y este color rosado? –Pregunta Kija inseguro.

-Por algo es "el agua especial", por su color y sus funciones. Venga, tomáoslo.

-Pero si yo no... –manifiesta Mio.

-También sirve para que tu estomago se agrande y puedas seguir comiendo.

A la peliazul esas palabras le sobran y cuando los dos se disponen a beber, Jae-Ha se lo quita a Kija y Zeno a Mio, beben casi la mitad y al saborearlo hacen una mueca de asco.

-¡Eh! ¡Que nos lo ha dado a nosotros! –Se queja el peliblanco y pega un gran sorbo de lo que antes era su recipiente– ¡Vaya! Sí que tiene un gusto peculiar... pero mi garganta se siente mejor.

Shin-Ah aprovecha el despiste y pega un trago del vaso que sujeta Zeno, éste no hace ninguna muestra de desagrado.

-Dejadme un poco, quiero seguir comiendo –Mio ingiere lo escaso que queda de ese licor y saca la lengua al notar lo agrio de la bebida.

Toda esta escena ha transcurrido tan rápidamente que la abuela no le ha dado tiempo a reaccionar.

-¡No! –Grita alargando la "o" y esto llama la atención de los Dragones y Mio– ¡Solo tenían que beber ellos dos!

-¿Eh? ¿Y eso por qué? –Cuestiona la princesa.

De repente empiezan a caer dormidos según el orden de la ingesta y cuando la última cae, Yona, Hak y Yoon se colocan alrededor de estos preocupados.

-¡¿Qué narices es esa "agua"?! –Pregunta el menor exaltado.

-Hm... –el guardaespaldas olisquea el cáliz– Yo diría más bien que es un tipo de droga.

Los tres posan su mirada en la anciana exigiendo una explicación y ella suspira cansada.

-Prefiero denominarlo como "ayuda" en vez de estupefaciente...

-Había dicho antes que es especial por sus funciones, ¿verdad? ¿Cuáles son? –Interroga Yona.

-No he mentido, es cierto que humedece la garganta y ensancha la barriga si quieres comer más, pero... –la miran esperando que continúe– Lo que más hace es activar la parte carnal de una persona una vez que despierta del sueño que más desea–ríe nerviosa.

Hak y Yoon se miran entre ellos con varias gotitas de sudor en su frente y después observan a los futuros peligros que descansan por ahora plácidamente en la superficie. Les iba a esperar una noche muy movidita.

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Holiwi! >w<

Ya estoy aquí una semana más dándoos la tabarra :v

Bueno espero que os haya gustado el cap. creo que he echado algunos toques de humor pero podría haber "explotado" más a la Abuela, pero meh esto es lo que ha salido xD

Los siguientes 5 capítulos trataran sobre los sueños que tienen cada uno y es aquí cuando necesito vuestra colaboración una vez más y es...

¿Queréis que escriba lemmon?  ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Os pregunto porque yo nunca he escrito algo así y como vosotros también formáis parte de esta historia, quiero vuestra sincera opinión al respecto. No creo que hiciese un hard, para nada, sino algo más sutil.

A la vez que me respondéis a eso también me gustaría que comentarais diciendo con quien queréis primero, osea en plan: "Sí lemmon con Shin-Ah" y el que más nombréis de los 4 será el próximo del que escriba, y el siguiente será sobre el segundo más mencionado y etc, etc. Me explico, ¿no? xD

Y ya que estoy me encantaría darles las gracias a: @KatherineWolf9 y @AlanaAozora ya que desde el principio me comentan en todos los caps. 

Y tambien por supuesto a las del capítulos anteriores: mizorethedark@Yllear_@JaquelineSilva731 y @vampiresa_nephilim

No tenéis ni idea de lo mucho que me generan vuestros comentarios a hacía mi persona, aunque suene cursilón es lo que me hace continuar querer escribiendo.

Va, no me enrollo más que sino me emosiono ;v 

Xauxau! <3




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