<3 Dedicado a poomslikeSmall_Big_Histories
El cazador a caballo cruzó la espesa y fría nieve, hasta llegar al destino trazado. Miraba de vez en cuando su pequeña brújula.
Tratando de memorizar los diferentes puntos, para así dar la información correcta.
Unos hombres a pie de una vereda le dieron alcanze.
—¡Alto! ¡Identificate! ¡O tu cabeza rodará! —ambos le apuntaban con largas y afiladas espadas.
El hombre quitó la capucha cubierta de nieve, su rostro enrojecido y de mejillas reventadas daban miedo.
—¡Soy Bogdan! ¡Y traigo noticias de Kennya a Mijail!
Ambos le reconocieron de inmediato permitiéndole el paso. El lugar era una pequeña granja abandonada.
O al menos eso parecía desde fuera. Adentro mas de cuarenta y seis ex-cazadores eran atendidos de sus graves heridas, otros calentaban sus cuerpos sobre una fogata improvisada.
Miró a todos sus hermanos y hermanas. Y dudo que pudieran ganar esta pelea.
Más al fondo, donde algunos descansaban en camillas, pudo notar la cabellera semi-canosa del cazador.
Vendaba la pierna de un chico bastante herido. Llevaba la mitad del torso vendado y su pierna estaba rota.
Se aclaró la garganta. Mijail lo miró de reojo.
—Veo que el lobo te dejó llegar con vida. Eso es buena señal —término su trabajo. Y se giró al chico— ¿Les has encontrado no es así?
—¿Podríamos hablar en un lugar menos... ?
Ambos subieron unas escaleras viejas de madera. Arriba había una que otra habitación.
—Antes que nada Bogdan. Quiero que conozcas a unas personas.
Abrió la puerta, y mucho antes de poder hablar incluso, Bogdan ya les apuntaba con el arco y flecha.
En su miraba había desconfianza y sorpresa.
Miró interrogante a Mijail.
—Veo que aún después de lo ocurrido con su adorada Organización, aún levanten las manos contra nosotros... —el hombre de cabellera larga salió de entre las sombras junto con su amigo.
Bajó el arco y sonrió cínico.
—Viejas costumbres son difíciles de eliminar.
Dmitry sonrió pero Sergei aún seguía a la defensiva.
—Bogdan. Ellos están aquí por el Alfa de Steelfang. Al parecer ahora son aliados.
Mijail miró a los tres hombres intermitente. Y bueno, no tan seguro de sus propias palabras.
—Siendo así el caso. Encontré a ambos a pies de las montañas. En una vieja y abandonada cabaña. Ambos parecen estarla pasando "muy bien". Anka esta con ellos. Pero es cuestión de horas para que los rogues les den alcance. Los tres se dirigen al norte. Me han mandado a mí para darte aviso. Y para que estés mas tranquilo. Tu pequeña esta bien.
Ambos lobos se sintieron mas seguros. Su alfa y luna estaban bien. Por el momento.
—Somos muy pocos y la mayoría heridos. La organización se encargó de casi eliminar a la mayoría. Pero supongo los mas fuertes, están aquí —dijo Mijail.
Sergei se adelantó
—¡Sus cazadores están apaleados! ¡No tienen oportunidad contra rogues, seria suicidio! Además los lidera el antiguo alfa Ivanov. Su fuerza es mayor que la de cualquier lobo beta. Por donde lo miren, necesitan nuestra ayuda. De la manada.
—Sergei tiene razón. Ha llegado el momento, de acabar de una vez con este conflicto. Y por vez primera cazadores y lobos, se unirán para terminar esta locura.
Dmitry miró serio ambos cazadores.
—Junto con sus lobos y los nuestros a excepción de los heridos. Alcanzamos los ciento cincuenta. Tal vez haya oportunidad —el castaño de ojos grises sonrió con confianza.
Mijail miró por la ventana.
—Roguemos a los dioses su ayuda.
...
—¡Acaso perdiste la razón! ¡He dicho que no! ¡Te quedarás en esta cueva y no saldrás por nada del mundo! ¡Es una orden de tu Alfa! —Alekséi estaba que echaba chispas. Furioso se cruzó de brazos. Frente a la chica, ella ya enfundada con sus armas, no le prestaba atención. Estaba mas concentrada en acomodar sus flechas.
Se levantó y miro al magnífico hombre con la derrota escrita en sus ojos. Ella sólo sonrió, cálida.
- Soy tu mate y tú mi Alfa. Pero también soy esto. Una cazadora. Y voy a pelear. Por nosotros. Por nuestro futuro.
Le tomó del rostro con sus pequeñas manos. Lo besó con todo el amor que pudiera transmitir. Sus ojos azules brillaron. Y su corazón latió al ritmo del de él.
—Como podría estar tan tranquilo.9 sabiendo que estas en peligro ¡Yo voy a cuidarte! ¡Ese es mi deber! ¡Lyosha es mas que suficiente para acabarlos! —su mirada era dura y no había rastro de miedo, temor o duda. Supo que él daría su vida si así hiciera falta.
Lo abrazo fuerte. Odiaba pensar que algo malo les pasara a los dos. Ambos la habían protegido muchas veces. Pero ahora era su turno de protegerlos.
Kennya salió y afuera Anka le esperaba. Vigilando el sur. Podía sentirlos. Estaban cerca.
—¿Segura que Bogdanov volverá con ayuda?
Anka sonrió a través de los binoculares.
—No subestimes al novato. Es temible cuando lo enfrentas. Lo he visto pelear, y es bastante bueno. Creeme, él vendrá con algunos más.
—¿Problemas sentimentales? —Dijo la chica. Kennya negó divertida.
De pronto a lo lejos, lo que temían se hizo presente. Un puñado de hombres venían a marcha forzada. Sus ropas eran escasas. La temperatura no era un problema para un lobo.
Podía escuchar el latir de su corazón. Cerro sus ojos, y pidió a esa diosa le ayudará en su lucha.
De pronto algo suave rozó su costado. Lyosha le miro con seguridad.
Ahora si se sentía completa.
...
Los caballos galopaba con fuerza. Cazadores, listos para pelear.
Y alrededor de treinta y cinco lobos recorrían a su lado el camino. Como una jauría.
—¡Aún falta por llegar! —grito Mijail al castaño a su lado.
—¡Muy poco maestro. Ya no estamos lejos! ¡Andando! ¡SIN TEMOR HERMANOS!
Mijail fijo su vista al frente.
Dioses cuiden de ella.
Golpeó mas el costado de la bestia apurando su paso.
La tormenta amenazaba con empeorar a cada minuto. El clima se volvía más y más hostil.
Y él en su corazón suplicaba su pequeña estuviera con bien.
Jadeaba y su mirada estaba empañada. La sangre de su frente no era abundante. Pero si lo suficiente para poder empañar su visión.
Tenso el arco. Rodeada de tres inmensos lobos salvajes y bestiales.
Las flechas no serán suficientes. Tal vez deba usar algo mas afilado.
De su costado. Desenfundó una enorme espada plateada.
Si con suerte la clavaba. Serían exterminados.
Uno de ellos, grande y feo se abalanzó. Pero ella lo esquivo bien. Con la espada corto su lomo y la sangre empezó a salir.
De nuevo, otro ataque, y un rasguño en la pierna. Se puso en cuclillas. Y cuando el lobo quiso morder su cuello. La espada plateada entró directa al corazón.
Uno menos. Faltan dos.
...
Los colmillos brillaron, blancos como perlas. Y el rugir del animal sonó potente.
Era impresionante la diferencia de tamaño entre los rogues y el Alfa. Aleksei superaba su tamaño.
Los dos atacaron a la vez, montandosele encima. Mordiendo y tratando de hacer el mayor daño posible.
Lyosha se sacudió furioso cual Toro. Ambos se soltaron. Y de un zarpazo hirió a uno. Ambos comenzaron a morderse entre sí. El enorme lobo tenia clara ventaja. Mordió al rogue y desgarró su cuello.
Claro, no se salvó de salir lesionado de una pata.
Aulló, tratando de llamar o encontrar a su mate. Corrió por entre los árboles, dejando un rastro de sangre en la nieve.
...
El lobo gris peleaba cual león. Uno tras otro fueron cayendo. Lobos muertos y cazadores. Era una verdadera carnicería. Gran parte de la nieve ya estaba manchada con la sangre de los guerreros caídos.
De entre los cadáveres de varios rogues, una mujer apareció. Su cabello negro y largo se había enmarañado y sus ropas estaban algo rasgadas y manchadas con sangre.
Al ver al enorme lobo gris la chica no dudo en apuntarle con el arco ya rotó. Sin importarle el hecho de que ella ya estaba herida.
Ambos se miraron. El Lobo no hacia ningún movimiento que indicará un ataque.
—¡¿Es que no piensas atacar bestia!? ¡Anda!
Pero este de inmediato, cambio. Se convirtió en el hombre que era. Completamente desnudo.
Le sonrió pícaro a la chica.
—Venga tranquila, que estamos del mismo lado muñeca ¡Soy Sergei! ¿Y tú?
Ella quedó con cara de desconcierto y perplejidad.
Cuando se desplomó en la nieve, pues su herida era algo profunda, Sergei corrió a ella. La tomó en brazos. Y la miro, directo a sus labios rojizos. Era hermosa.
Entonces lo supo. El aroma se lo dijo. A mitad de toda esa matanza. Encontró su mate.
...
No supo en qué momento sé quedó sola a mitad del inmenso bosque. Y la sensación no le gustaba para nada.
Estaba herida, cansada y nerviosa.
La noche caía con rapidez dificultando aún mas su vista.
Estaba mareada. Estaba perdiendo sangre de la herida en la pierna. Se rasgo un pedazo de la capa y se hizo un torniquete. Esperando así detener el flujo.
De pronto un ruido la hizo ponerse alerta. Sus sentidos se agudizaron y trato de buscar su origen.
—Así que aquí estabas. Diosa Valí. Esto será mas fácil de lo que imagine.
Una mujer salió de entre los árboles. Su mirada congelaba y su aura era malvada.
—¡Quien eres tú! ¡Que buscas de mi!
—Soy tu peor pesadilla ¡Y lo último que verás en la vida!
Freiya apareció a completar su objetivo.