Capitulo 17

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"Déjame entrar a tu interior. Déjame ver tu color.
Déjame ver... esencia.

Y derribar de una buena vez los muros entre tu piel y mi piel"


Narra Aleksei



La noche había caído, y ambos estábamos refugiados en esa derruida cabaña a mitad de la nada. En medio del inmenso bosque.

El sonido del viento silbaba como la flauta de un sátiro.

La llama de la fogata calentaba nuestros cuerpos y iluminaba el lugar. El ruido que hacia la brasa al tronar entre las llamas era tranquilizador. Era solitario.

Arrojé más leños a la chimenea mugrienta y llena de escombros. No era un hotel cinco estrellas, pero al menos estábamos lejos de la Orden.

Al ver las llamas danzar, mis pensamientos volaban, inquietos.

Al fin la tenía para mi ¡¿Que esperaba entonces?! ¡Ya esta! ¡Es mía! No más obstáculos entre ambos.

La mire de reojo. Su rostro era iluminado por las llamas. Era muy hermosa. Y su cabello largo y enmarañado,le daban un aspecto tierno y salvaje. Era una guerrera al final de cuentas.

Un gemido y sus ojos se abrieron. Revoloteando sus gruesas pestañas. Se incorporó de apoco. Me acerque a ella.

Me miró. Y le sonreí.

—Bienvenida al mundo de los vivos ¿Que tal la siesta? —hizo una mueca graciosa. Estaba somnolienta.

—He tenido noches mejores ¿Ah? Acaso tú... ¿No piensas matarme? —me pareció gracioso que lo dijera con esa expresión.

—Creo que esa pregunta me toca hacerla a mi ¿no creés? Eres una cazadora.

Ella ladeo su cabeza y murmuró.

—Lo era. Ahora no se que es lo que soy —sus ojos se perdieron en las llamas. Melancólicos.

En cierto modo la entendía. El sentirse alguien que no encaja. Mi padre siempre se encargó de recordarmelo.

—Bueno eso es un alivio para mi. Estoy a salvó. Anda preciosa... ¡Anímate!

Al menos sonrió un poco. Eso era muy bueno. Ya no parecía temerme.

—¿A salvó? ¿Bromeas? Vi como Mica se asusto al ver tu lobo es obvio que es todo lo contrario. De hecho a mi también me asustó. No habíamos visto a un Lobo tan grande como el tuyo.

—Siento mucho si te asuste desde el principio. Es solo que Lyosha.... Se descontrola con facilidad. Es difícil mantenerlo quieto.

Entorno sus ojos.

—¡Vaya que sí es temible! ¿Lyosha? ¿Ese es su nombre? Suena lindo.

—Bueno es el nombre que eligió él mismo —la mire a los ojos y ella me evitaba constantemente. Me molestaba. Deseaba que me mirará como lo hacía con el cazador imbecil ése.

—¿Deseas comer algo? Debes estar hambrienta.

—Y mucho —su voz sonó tan cálida. Acerque el pedazo de venado. Ella lo miró dudosa.

Kennya: Cazadora de Lobos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora