Mi vida sin ti

By Eriada-Casbeks

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Algo horrible ocurre en la vida de Castle y Becket, ella sufrirá un accidente mortal. ¿Cómo afrontará su vida... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo

Capítulo 5

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By Eriada-Casbeks

"Aquello que llamamos rutina,

está repleto de nuevas propuestas y oportunidades"

Paulo Coelho

.
Richard Castle nunca había sido tan metódico en ninguna de sus investigaciones, como lo estaba siendo con la de los casos que había investigado Kate, pensando que quizás arrojaran alguna luz sobre su muerte. Recordó con cierto sentimiento de culpa, las veces que ella le había pedido ayuda para hacer el papeleo y él se había negado a hacerlo.

Cada día llevaba su portátil a comisaría donde había abierto una base de datos, en la que iba archivando todos los casos, con su número de registro, clasificados, según el estado en que estuviese el culpable del mismo. Algunos habían fallecido, otros seguían en prisión. Otros pocos en libertad condicional, y los menos habían sido liberados, pues habían cumplido sus condenas. Todavía le quedaban muchos casos por revisar, pero se había auto impuesto esa tarea y la cumplía a gusto, pues necesitaba tener en todo momento la mente ocupada.

Había establecido una rutina en su día a día. Se levantaba temprano, para aprovechar bien la mañana. Lo primero que hacía cuando salía de su casa, era ir el cementerio. Visitar la tumba de Kate a diario, le proporcionaba un poco de consuelo. Cada día le llevaba una nueva rosa roja que sustituía a la del día anterior. Se sentaba durante un rato y hablaba con ella, contándole cosas de como transcurría su vida sin ella, como por ejemplo, que le había cumplido la promesa y no había bebido ni una gota de alcohol desde su muerte o los casos en los que había trabajado el día anterior. Hacía lo mismo cada día. Ir al cementerio, después a la comisaría y a media tarde volver a casa.

Poco a poco y a medida que pasaba el tiempo y tal como le dijera su madre, se fue acostumbrando a la ausencia de Kate, aunque todavía no había llegado a poder recordarla sin dolor. Aun se le humedecían los ojos, más de una vez cuando pensaba en ella y por supuesto tampoco era feliz.

Pero esa aceptación de lo que había pasado le dio una cierta estabilidad que aprovechó para volver a escribir. Tenía a medias, una novela de Nikki Heat, su primer impulso fue matar al personaje, al fin y al cabo su musa estaba muerta, pero por otra parte se sentía incapaz de acabar con ella de la misma forma que hizo con Derrick Storm. Así que se puso las pilas y para gran sorpresa y alegría de Gina terminó la novela que tenía entre manos tal como tenía en mente.

Se la llevó a su editora, a quien le encantó, pero cuando ésta le dijo que empezaría con la campaña publicitaria, él le pidió encarecidamente que no contase con él para un lanzamiento multitudinario, que solo estaba dispuesto como mucho, a una sencilla presentación del libro. Todavía no se sentía preparado para enfrentarse con las prensa y con sus fans.

Lo que Rick realmente quería era escribir la siguiente y última novela de la saga, para de alguna forma acabar con Nikki Heat y los tristes recuerdos que le traían. Tenía el argumento en mente y sabía perfectamente como quería terminarla. Pensaba que si la acababa pronto, podrían promocionarla las dos a la vez y así él mataba dos pájaros de un tiro y se evitaba las campañas publicitarias y todo lo que conllevaba la presentación de un nuevo libro, que tantos recuerdos le traían de Kate.

La penúltima novela de Nikki Heat, se presentó un soleado sábado a mediodía, en la terraza de un conocido hotel neoyorkino. Acudieron la prensa especializada y bastantes invitados, y aunque hubo un cóctel después de la presentación, fue un evento tranquilo y sin grandes pretensiones, tal como Castle había pedido, para disgusto de Gina, que al ver a su ex marido tan triste y demacrado supo a ciencia cierta que la gallina de los huevos de oro, que era el escritor en su rol de codiciado soltero, conquistador y ligón había pasado a mejor vida, junto con su musa.

Lo que ella no podía suponer era que aquel nuevo look con ropa negra y ese aire de tristeza y melancolía que lo acompañaba, había despertado el interés de muchas fans, que se sintieron irremediablemente atraídas por él.

El libro se empezó a vender muy bien, Gina insistió en que tenía que hacer algunas firmas de libros, él sencillamente no quería, pero tanto Martha como Alexis, le insistieron en que le vendría bien cambiar de aires, y muy a su pesar, sobre todo por tener que interrumpir sus visitas diarias a Kate, además de tener que dejar la investigación a medias, aceptó hacerlas.

Gates no le puso ningún problema, al contrario, le aliviaba que dejara de ir unos días, sobre todo porque llevaba un ritmo que estaba viendo que se le iba a acabar el trabajo en breve y ella no sabía que podría hacer para seguir manteniéndolo ocupado.

Poco a poco pasaba el tiempo, hacía ya cuatro meses de las muertes de Kate y Jim. Castle había empezado a escribir la que sería la última novela de la saga de Nikki Heat, la llevaba bastante adelantada, lo mismo que los archivos que investigaba. Ryan y Esposito también investigaban por su cuenta, pero era como si dieran palos de ciego, pues por más que indagaban no conseguían dar con ninguna información importante. Tanto los dos detectives, como el escritor estaban más que desesperados, viendo que pasaba el tiempo y no conseguían averiguar nada.

En poco más de tres meses, Castle acabó su última novela con Nikki Heat como protagonista, se la presentó a una sorprendida Gina y esta que no tenía ni idea, de que esa sería la última de la saga, puso el grito en el cielo, cuando leyó el final del libro.

No sé porque te pones de esa manera – dijo Castle – a ella no la he matado.

Ya lo sé – dijo airada – pero es casi lo mismo, tus libros se están vendiendo como rosquillas en estos momentos, se ha filtrado la noticia del fallecimiento de tu musa, y ese aire melancólico que tienes últimamente nos ha venido muy bien para las ventas.

Es eso precisamente lo que no quiero – dijo molesto – que se utilice la muerte de Kate para dar publicidad a los libros. La saga de Nikki Heat se termina en este libro, el final queda abierto, quien sabe a lo mejor algún día ella vuelve a la investigación.

Y es que Rick aunque no había matado al personaje de Nikki, si lo había retirado de la investigación. Después de resolver el truculento caso que protagonizaba su última historia, se iba con Jameson Rook, al que le salía un interesante trabajo en Hawái, para escribir un artículo sobre un caso de corrupción, por lo que ella decide acompañarlo, dejando la policía, al enterarse que se ha quedado embarazada y se iban los dos a vivir a la paradisiaca isla.

Una interesante y elaborada novela policiaca, que termina como una burda novela romántica – ironizó Gina.

La novela romántica es un género tan respetable como cualquier otro – dijo Rick con tono seco – no me vayas a decir que tu editorial no publica novelas románticas, porque sé que no es verdad, y además que un libro tenga un final feliz no le resta calidad literaria, si lo has leído con atención, verás que dejo una puerta abierta, para una posible vuelta de Nikki Heat.

Sí, pero a ver como se lo toma tu público.

Que se lo tome como quiera, es un buen libro y eso es lo que hay.

De acuerdo, como hace poco que lanzamos el otro libro, quizás podríamos esperar unos meses para lanzar esta última novela…

De esperar nada de nada – interrumpió Castle – cuanto antes mejor, quiero cerrar ya el tema de Nikki Heat, no puedes hacerme esperar para el lanzamiento.

Pero, entiende que…

No entiendo nada – volvió a interrumpirla – entiéndeme tu a mí, quiero terminar con esto, ya, así que invéntate lo que sea para lanzar el libro, aunque sea tan seguido del otro.

De acuerdo, empezaremos ya la campaña publicitaria, para el lanzamiento del libro – y mirándolo molesta, por no haberse salido con la suya – ahora si vas a tener que dejar que hagamos la publicidad que se merece el último libro de la saga y dejar que la hagamos como yo crea conveniente.

De acuerdo – dijo con resignación – pero nada ostentoso ni estrafalario.

No te preocupes, tu nueva imagen está vendiendo bastante, parece que a tus fans les ha gustado ese halo de misterio que te envuelve últimamente.

Agradecería mucho que no frivolizaras con el dolor que siento por la pérdida de Kate – dijo con un tono más que molesto.

Lo siento – dijo ella, sin sentirlo mucho realmente, ya que lo que le interesaba eran las ventas y el Castle triste y de luto que se prodigaba últimamente le estaba reportando pingües beneficios.

Bueno – dijo él queriendo irse de la editorial lo antes posible para volver a la comisaría, a donde no había ido todavía esa mañana – ya me vas avisando con lo del lanzamiento, pero no hagas nada sin que yo dé el visto bueno que te conozco.

Y salió de la editorial para dirigirse a la 12th, que era donde realmente quería estar, siguiendo con su investigación particular.

En menos de una semana, Gina le presentó el calendario de actividades que tendría que llevar a cabo para el lanzamiento del libro. Aunque hacía poco que había salido el otro, propuso un novedoso eslogan y además de lanzar el último libro, relanzó el anterior que iba ya por la segunda edición.

Así que Castle no tuvo más remedio que ir a la presentación, acudir a varias firmas de libros en distintos puntos del país e incluso hacer un par de entrevistas en programas de televisión. Los dos últimos libros de Nikki Heat, empezaron a venderse como rosquillas.

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oooooooooooooooooooooooooo

.
"De todos los dones que nos han hecho,

el de la vida es sin duda el más precioso."

Mohandas Karamchand Gandhi

En Santa María Beach, Kate también se acomodó a una rutina, que la hacía sentir un poco más tranquila. La gente del pueblo aceptó a la pareja sin problemas, y alguna que otra vez fueron invitadas a casa de algún vecino y ellas se vieron en la obligación de corresponder a las invitaciones. Eran muy discretas en todo momento.

Pam empezó a pintar y Kate se asombró porque realmente lo hacía muy bien. Ella por su parte exprimió sus recuerdos y empezó a hacer pulseras, pendientes y collares con los materiales que le había proporcionado. Además recolectaba piedrecitas y conchas de sus paseos diarios por la playa que también utilizaba en sus trabajos.

Acudía al médico con regularidad y este le confirmó, lo que ella más deseaba, que el hijo que estaba esperando sería un niño, al que ella enseguida empezó a llamar su pequeño Ricky.

Casi dos meses después de que se establecieran allí, llegó Jim Becket para quedarse a vivir con ellas. Lo sacaron del piso franco una semana después que a Kate y lo llevaron a una granja en Montana, donde permaneció hasta que lo llevaron a California. Kate se alegró mucho de volver a ver a su padre, lo había echado de menos y lo necesitaba con ella en esos duros momentos.

Se sorprendió al verlo con un nuevo look. Tenía el cabello más largo y se había dejado barba, lo que le daba un aire bastante interesante. Él excusó su nueva apariencia alegando que le habían aconsejado que tuviese un aire más desenfadado en su aspecto, pero sonrió feliz cuando su hija le dijo que estaba muy guapo y que su nuevo aspecto le sentaba muy bien.

Por su parte, ella seguía manteniendo los cabellos cortos y rubio platino, Pam también se daba buena maña con la peluquería y era ella quien le mantenía el peinado. Había adquirido un saludable color tostado en sus paseos por la playa sin llegarse a poner excesivamente morena, pues Kendra le aconsejó que tuviese cuidado con el sol, en su estado. Así mismo había ganado algo de peso, ya que después de sufrir una fuerte anemia, Mark se puso muy serio con ella y le dijo que si no comía como era debido, corría serio peligro de perder al niño o que este naciera con problemas.

Jim se estableció con ellas, durante su estancia en la granja había descubierto que le gustaba trabajar la tierra y no se le daba mal, por lo que además de plantar varios tipos de flores en el jardín, sembró un pequeño huerto, que lo tenía entretenido la mayor parte del día.

Kate seguía la trayectoria de Castle en su página web y en toda la prensa que sacaba alguna noticia de él. Lo conmovió verlo tan triste, visiblemente más delgado y siempre vestido de negro, aun así le pareció más guapo y atractivo que nunca. Más de una vez, estuvo tentada a llamarlo por teléfono, por el solo hecho de oír su voz, pero le dio miedo y fue capaz de contenerse.

Se enteró de la publicación de la nueva novela, que tuvo ocasión de leer cuando llegó su padre, ya que se la traía de regalo. La leyó en un día, como siempre le pasaba con sus libros, se sumergió en la lectura y no pudo parar hasta que lo terminó.

Suspiró aliviada y sorprendida al terminarlo, estaba totalmente convencida de que en aquel libro, alguien acabaría con la vida de su alter ego de alguna manera, y leer que no moría le produjo cierto alivio.

Siguió todo lo relacionado con el lanzamiento del libro por internet. Se hizo una autentica experta en buscar información. Incluso una fan colgó una firma de libros en YouTube. Menos mal que su padre estaba ya allí con ella, pues pasó unos días, realmente tristes y bastante deprimida, seguir por la prensa la vida de Castle, y verlo siempre acompañado de una sonriente Gina, a la vez que tan atento y educado, atendiendo a sus fans, le hizo llegar a temer que él la olvidaría pronto y eso estaba llegando a desquiciarla.

Afortunadamente su padre fue capaz de ayudarla a calmarse y sosegarse, verlo de nuevo, aunque fuese en el ordenador, le había llegado a provocar más de una crisis de llanto.

Estaba de algo más de ocho meses ya, cuando leyó en prensa que en unos días se lanzaría la última novela del escritor Richard Castle, sobre Nikki Heat, con la que acababa la saga. Le extrañó que hubiese salido tan pronto después de la anterior, ella mejor que nadie sabía lo que Castle, tardaba en escribir sus libros y así lo comentó con su padre.

Seguro que Castle me ha matado ya en este libro – dijo con lágrimas en los ojos – querrá olvidarme definitivamente. Es increíble, lo pronto que ha escrito otro libro, cuando estaba conmigo tardaba casi un año en hacerlo.

Cuando estaba contigo, no escribía porque pasaba la mayor parte del día siguiéndote – razonó Jim – ahora que no te tiene, tiempo es lo que le sobra, por eso se habrá aplicado en la escritura.

Me olvidará – susurró ella – y no puedo culparlo.

Él cree que has muerto, escribir sobre ti, debe hacerle daño – quiso consolarla su padre.

¿Y sobre quien escribirá después de Nikki Heat?, ¿Quién será su nueva musa?, me entran ganas de gritar, solo de pensar que encuentre a otra mujer que le inspire lo que yo le inspiré.

No te olvidará tan fácilmente, y ten por seguro que después de este libro, va a tardar en publicar otro, ya verás.

No sé si podré aguantar todo esto.

Claro que podrás, sobre todo por este muchachito – dijo mientras acariciaba el abultado vientre de su hija, piensa que cada día que pasa, es uno menos que queda para que volváis a estar juntos.

Esa es otra, ¿Cuándo demonios va a ser el maldito juicio?, ¿tanto tiempo necesitan para prepararlo?

Si hija, esto es un lento proceso, son muchos los cargos contra ese malnacido, y es mucho lo que se tiene que preparar, porque es mucho lo que está en juego. ¿Por qué no damos un paseo por la playa y te hago alguna foto para tu álbum de recuerdos para Rick?

Bueno, voy por la cámara.

Y se hizo algunas fotos, de perfil, o con la blusa levantada para que se le viese el vientre. Era tal su afán de que Castle pudiese llegar a compartir con ella toda esta experiencia que no solo se fotografiaba ella, sino también el pueblo, la casa, la playa, los cuadros de Pam, el jardín y el huerto de Jim, así como la artesanía que se dedicaba a hacer y que se había convertido en su nuevo medio de vida.

Se acercaba el día en que se publicaría el último libro de Nikki Heat. Seguía un foro por Internet sobre lectura, que tenía un reloj que contaba el tiempo que quedaba, para el día H, como les dio por llamarlo. Cuando llegó el día, solo pudo ver la publicidad y el anuncio de la gran fiesta de presentación que se haría.

Al día siguiente ya pudo verlo por internet, en esta página a la que se había suscrito, pusieron un video. Volvió a verlo triste y como siempre vestido de negro, flanqueado por Gina y Paula, lo que le molestó bastante. Escuchó sus palabras con atención, sobre todo cuando contestó las preguntas que le hicieron los periodistas. Muchos le preguntaron por ella, y el accidente que provocó su fallecimiento, él siempre contestaba educadamente y se desviaba del tema, respondiendo solo a las preguntas relacionadas con la novela y con el inesperado final de la misma.

Para frustración de Kate, el video terminaba con la rueda de prensa, aunque el autor del mensaje donde se había colgado el video, que era más que evidente que había asistido al evento, decía que después hubo una recepción durante la cual se vio al escritor siempre en compañía de atractivas fans. Cuando terminó de verlo, Kate echaba literalmente humo por las orejas, estaba indignada y su indignación se convirtió pronto en una llantina que atrajo la atención de su padre que se acercó a ella preocupado.

Hija, por Dios, te vas a enfermar.

Es que no lo soporto, verlo ahí con otras mujeres, me descompone.

Pero, ¿es que no le has visto la cara? – preguntó su padre – ese hombre parece un muerto en vida, se ve claramente que está ahí porque no tiene más remedio, y no porque le apetezca.

¿Tú crees? – preguntó entre hipidos – la verdad es que en las últimas fotos que he visto de él, ya nunca sonríe como solía hacerlo. Siempre he adorado su sonrisa.

Por supuesto que si – dijo Jim abrazándola y pensando que nunca se hubiese podido imaginar que su Katie fuese tan sensible, pues siempre había demostrado ser muy fuerte.

Yo no sé lo que me pasa – intentó disculparse.

Pues que estás embarazada y sensible, además de estar pasando por una situación muy difícil – intentó disculparla su padre.

Esto solo me ha pasado con él – siguió explicando – siempre lo he celado mucho, incluso cuando no éramos más que amigos, me molestaba mucho que mirase a otra mujer.

Eso era porque has estado enamorada de él desde siempre, cariño – dedujo su padre sin mucho esfuerzo – aunque no te habías dado cuenta.

Lo necesito papá, necesito verlo, tocarlo y sentirlo – suspiró entre lágrimas – necesito que me abrace para sentirme segura y saber que todo va a estar bien.

Y lo estará, hija, lo estará, ya ha pasado la peor parte, cuando menos te lo esperes, todo habrá acabado.

Ni siquiera sabe que va a tener un hijo – suspiró.

Mejor así – dijo Jim – imagínate que lo hubiese sabido, su desesperación por tu pérdida, se habría visto aumentada por haber perdido también a su hijo. Por el contrario, imagínate su alegría, cuando te recupere y se entere además que tiene un hijo.

Nunca me va a perdonar que lo haya abandonado de esta manera, nunca – volvió a sollozar.

Créeme hija, cuando Rick se entere que estas viva, a lo mejor se enfada un poco al principio, pero después será el hombre más feliz del mundo y recuperará esa sonrisa que tanto te gusta.

Después de hablar con su padre, se sintió un poco más consolada y a petición de este apagó el ordenador, y se acostó pues ya era tarde.

Al día siguiente salió con Jim a pasear y llegaron hasta la tienda del pueblo, que entre las cosas que vendía, había también libros y revistas, pero para su disgusto, el último libro de Castle, aún no había llegado hasta allí, lo que la hizo maldecir en silencio a aquel pueblecito perdido y atrasado, que ni siquiera tenía una librería. Le dijeron que aun tardaría unos días y amablemente le ofrecieron el anterior, por si le interesaba.

Siguieron paseando por el pueblo y saludando a muchos vecinos que se encontraron por el camino. Ya todos conocían a Jim y les parecía estupendo que hubiese decidido retirarse a Santa María Beach, en compañía de su hija y dedicarse a una vida más tranquila.

Terminaron en una pequeña y artesana tienda de ropa infantil bastante alternativa para el gusto de Kate, donde vendían peleles, monos, camisetas todo muy moderno y de estridentes colores. A ella no le gustaba especialmente ese tipo de ropa para un bebé, pero no tenía más remedio que comprar allí algo de ropa para su niño, pues no tenía otro sitio a donde acudir, mientras le decía a su padre por lo bajini, que no quería que su niño fuese un hippie, que ella quería un niño, vestido de bebé, lo que provocó la sonrisa del ilusionado futuro abuelo.

En días posteriores y en vista que el libro tardaba en llegar, se dedicaba a meterse en foros de lectura que lo único que hacían era ponerla más frenética, cuando leía comentarios sobre el inesperado final, que algunos calificaban de ñoño, mientras otros decían que les había gustado pues dejaba una puerta abierta, pero sin decir como acababa pues no querían desvelarlo a futuros lectores.

Por fin, casi tres semanas después fue Pam la que le trajo el ansiado libro, que ella le agradeció, cogiéndolo y yéndose al jardín a sentarse en una hamaca para empezar a leer.

Fue la dedicatoria lo que primero le llamó la atención, pues decía: "Para Kate, mi mejor amiga, mi musa, mi compañera y mi gran amor. Ojalá que nuestro final hubiese sido como el de esta historia. Nunca te olvidaré, te amaré eternamente. Rick"

Rompió a llorar, sin poderlo evitar, y entre lágrimas empezó a leer el libro. Tuvo que parar para tranquilizarse. Estuvo allí hasta que empezó a oscurecer y Jim salió a buscarla, para reñirle diciéndole que se metiera para la casa, que empezaba a hacer mucha humedad y que además tenía que comer algo.

Cenó un sándwich y un vaso de zumo, mientras seguía leyendo. No paró hasta que terminó. Cuando leyó el final y comprendió por completo la dedicatoria, volvieron a saltársele las lágrimas. Esta vez su padre, se sentó junto a ella, abrazándola y tratando de darle algo de consuelo, hasta que se tranquilizó lo suficiente, para dejarse acompañar hasta su habitación y acostarse.

Esa noche Jim, se quedó junto a ella, sin soltarle la mano, hasta que se durmió, pensando que cuando era pequeña, era capaz de soportar el miedo a la oscuridad como una prueba de valentía y era ahora, ya de mayor cuando por primera vez le había necesitado para que velase su sueño.

CONTINUARÁ…

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