Camino por los pasillos al lado de Kyle, en un silencio aplastante. No dejo de jugar con mis dedos nerviosamente. Si de por sí me dio miedo escuchar mi nombre, casi me cago en todo cuando vi quién me llamaba: Brythel.
¿Qué cojones está haciendo aquí? Bueno, algo me dice que su naturaleza narcisista no pudo evitar querer formar parte de este atroz 'proyecto'. No había pensado en ella en lo absoluto desde que llegué a este lugar. Sin embargo, ahora que lo pienso no debería sorprenderme. Es decir, su madre es alguien importante aquí, ¿no? Era de esperar que con la actitud que se carga esta niña también quisiera seguir sus pasos.
— ¿A dónde vamos? —pregunto en un susurro, para que sólo Kyle me escuche.
Si bien no le agrado mucho, prefiero hablar con él que con Brythel.
—No lo sé —responde cortante.
— ¿Por qué nos llamaron? —insisto.
—Lo desconozco.
— ¿Qué hace ella aquí? —Apunto a Brythel.
—Sé tanto como tú, ¿oíste? —dice con fastidio—. No tengo idea de lo que quieren. Y a ella jamás la había visto.
—Sabes que puedo escucharlos, ¿verdad, Kathery? —ladra la rubia sin voltearse, pues va delante de nosotros—. Vaya, estás en todas partes.
— ¿La conoces? —me pregunta Kyle, enarcando las cejas.
—Puedes culpar a tu madre, quien prácticamente me secuestró —siseo enfadada, ignorando al castaño.
Casi puedo ver como Brythel pone los ojos en blanco.
—Creéme, no tenía otra opción —dice sonando aburrida—. No eres precisamente la persona más interesante del mundo, obviamente no te habría traído si no hubiese sido necesario.
— ¿Qué tiene que ver que sea interesante o no? —cuestiono indignada—. Además, me trajeron aquí porque conocí a Ethan. No podían arriesgarse a que me fuera por ahí a contarlo. Era sólo cuestión de tiempo hasta que descubrieran su paradero y, por ende, el mío. Me trajeron por que sabía demasiado, no tiene nada que ver con mi personalidad —argumento, demostrándole que no tiene nada que ver conmigo.
Yo no debería estar relacionada con todo esto. Desde qué conocí a Ethan, sabía que me estaba metiendo en algo grande, algo importante. Claro que nunca imaginé que ocurrían tantas cosas, nunca se me pasó por la cabeza todo lo que ahora sé y hay momentos en los que incluso me cuesta asimilarlo. Pero estaba casi segura que podría llegar alguna autoridad una vez que se descubriera sobre Ethan. En ese entonces era el único chico de la Tierra para mí, por supuesto que se sabría de su existencia en algún punto.
Sin embargo nos atraparon porque el muchacho se había escapado. Por supuesto que lo estaban buscando. Y una vez que lo vieron conmigo, decidieron que no podían permitirse ningún riesgo. Yo podía abrir mi bocota e informarle a todo el mundo que los chicos no estaban extintos; que había conocido a uno y convivido con él. Entonces se habría armado un escándalo. Y obviamente ellas no quieren eso.
Así que heme aquí, por una jugarreta del destino en la que conocí a Ethan y me enteré de... bueno, de toda esta mierda.
—Me mata lo ingenua que puedes llegar a ser, Kathery —se burla Brythel, sacándome de mis cavilaciones—. Debo admitir que es una conclusión lógica. Es decir, es evidente que usaste la cabecita y lo que parloteas tendría sentido... Si fuera cierto.
Frunzo el ceño, sin comprenderla.
— ¿Qué significa eso? —pregunto molesta.
—Todo a su tiempo, Kath —escupe mi nombre, a la vez que se detiene frente al Salón de Experimentación.
Insisto, este lugar no me gusta. Me da una sensación horrible casa vez que estoy frente a la puerta. Los hombros de Kyle se tensan y sé que ambos quisiéramos salir corriendo justo ahora. Pero no lo hacemos y en su lugar seguimos a Brythel en cuanto se abre la puerta.
Dentro del lugar están Brianna, Mirla y mi madre, la cual se ve pálida como el papel.
— ¿Mamá? —Frunzo el ceño por su expresión.
Ella posa sus ojos en mí, pero no dice nada. Tampoco parpadea, simplemente me mira. Y no puedo descifrar lo que siente.
—Hola, muchachos —saluda Mouhley, mostrando todos sus dientes en una sonrisa—. Tomen asiento, por favor —dice a la vez que apunta hacia un par de sillas pegadas a la pared.
—Estoy bien así, gracias —contesto tajante.
Kyle no dice nada, pero se cruza de brazos y no se mueve.
—Como gusten. —Se encoge de hombros—. Igualmente, puedes responder nuestras preguntas parada.
Noto como mamá se estremece en su lugar y casi parece querer golpear a Brianna, por la forma en que aprieta la mandíbula con tanta fuerza.
— ¿Consideras que tienes una alimentación balanceada, Kathery? —cuestiona la rubia, sacando una tableta y preparándose para anotar mis respuestas.
—Uhm... ¡Auch! —me quejo al sentir un pinchazo en el brazo derecho.
Mirla acaba de sacarme sangre y sostiene la jeringa llena con mi líquido rojo.
—Todo parece indicar que sí —informa dicha mujer al obtener los resultados que arroja el análisis instantáneo que realiza el instrumento.
— ¿Tienes alguna cardiopatía, problemas con los pulmones o anomalía genética grave?
—Eh... No.
— ¿Realizas algún tipo de ejercicio físico?
—Pues...
—Está perfectamente sana —me interrumpe mi madre, con voz temblorosa—. La he cuidado bien.
—Excelente —dice Brianna y apaga la delgada tableta para después doblarla hasta que cabe en el bolsillo de su bata—. Entonces está en buenas condiciones para comenzar las pruebas.
Mi corazón se acelera y un mal presentimiento se instala en mi pecho.
¿De qué buklot está hablando?
—No —se queja mi madre—. Están locas si creen que pueden...
—Shh, Nadya. Ya hablamos de esto —la interrumpe Mirla, mirándola con fastidio.
Mamá aprieta la mandíbula y la fulmina con la mirada, pero no replica.
—Kyle ya sabe en qué consiste, y a ti te iremos explicando poco a poco —continúa diciendo Brianna, como si algo de lo que saliera de su boca tuviese sentido.
—Espera, ¿ella qué tiene que ver con esto? —pregunta Kyle, apuntándome y frunciendo en ceño.
Eso mismo me pregunto yo.
—Tal vez debí preguntarte primero, no podemos dar nada por hecho —ignora la pregunta del chico—. Sí sabes cómo va el protocolo, ¿cierto? —lo cuestiona, mirándolo atentamente en busca de su respuesta.
—Sí —sisea—. Sé cómo va su protocolo de mierda.
—No deberías hablarnos así, niño —lo reprende Mirla—. Habla con respeto a tus superiores, ¿es que no te hemos educado bien?
— ¿En serio quieres que discutamos sobre el respeto y lo que no se le debe hacer a otras personas? —escupe Kyle con un tono irónico—. En verdad no creo que desees llegar ahí.
Mirla aprieta los labios y entrecierra los ojos, lista para replicar pero es interrumpida:
—Bueno, qué gusto que sí sepas qué hacer —dice Mouhley—. Solo tendremos que encargarnos de Kathery.
—Esperen, ¿de qué se trata todo esto? —pregunto, retrocediendo poco a poco—. ¿Qué es lo que quieren de mí?
Sigo caminando en reversa hasta que mi espalda choca contra algo. O mejor dicho, alguien. O bueno, no sé en qué categoría entre Brythel.
—¿No le explicaste, Brythel? —cuestiona Brianna, haciendo una mueca.
—Es que estaba aburrida, madre —contesta la rubia, la cual ahora se encuentra detrás de mí—. Debiste escuchar las conclusiones ilusas que sacó, te habrías muerto de la risa —agrega para después soltar una carcajada.
—Por todo lo santo, no podrías ser más estúpida —escupe la mujer, haciendo que Brythel se calle de golpe.
Por Dios, nunca la había escuchado hablarle así a su hija.
Brythel camina hacia el otro lado de la habitación, cruzada de brazos pero con la cabeza alta. Y con una mueca en el rostro, se queda callada.
—Al parecer las neuronas de mi hija no conectan bien y te trajo aquí a ciegas —habla Brianna y se encoge de hombros—. Yo quería ahorrarme las preguntas y el posible drama emocional, pero no se podrá.
— ¿A qué te refieres? —pregunto, sin poder evitar el ligero temblor de voz.
—Bueno, probablemente te estás preguntando porqué te necesitamos para las pruebas...
—Pues no tiene mucho sentido que quieran hacerme sus mierdas cuando yo solo estoy aquí por... equivocación.
Una sonrisa ladeada hace aparición en su rostro y sacude la cabeza ligeramente, viéndome como si fuera ilusa.
— ¿Eso es lo que crees? ¿Por equivocación?
Bufo fastidiada y me acerco a ella.
—Ya corta el buklot, Brianna —digo sintiéndome enojada—. Sé que fueron esa noche a mi casa porque sabían que Ethan estaba ahí —acuso por fin—. No tengo idea de cómo fue que se enteraron o cómo le hicieron para irrumpir y pasar la capa de seguridad nocturna, pero sé que fueron por él. Y por supuesto no podían arriesgarse a dejarme libre —escupo—. Les valió una mierda y me llevaron a mí también. Ya lo sé, así que puedes saltarte esa parte.
Mouhley parece estar a punto de reírse de mí, conteniendo una carcajada. Sonríe ampliamente y se cruza de brazos. Esa expresión en su rostro no me agrada, no parece prometer nada bueno.
—Linda, no podrías estar más equivocada —dice y niega con la cabeza, sin despegar los ojos de mí, causando que un escalofrío me recorra la columna—. Si esa noche llegamos a tu casa y te llevamos con nosotras no fue por Ethan. —Se encoge de hombros—. Fue por ti. —Me apunta y se acerca más a mí, hasta que queda a escasos centímetros—. Esa noche fuimos por ti, para llevarte a ti.
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YISUS! Casi olvido la nota de la autora 😱😂
Lamento la demora, amores míos.
Sucede que acabo de comenzar con la universidad y me ha quitado tiempo e inspiración.
Les ruego sean pacientes conmigo porque les prometo que hago lo mejor que puedo. 🙏🏻
¡Gracias por leer!
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Les mando un súper abrazo de oso 🐻 y les agradezco infinitamente el apoyo.
Nos leemos luego ❤️😘