- ¿De qué hablas, Rubén? – no entendía nada.
Suspiró y se apoyó en la mesa, mirándome fijamente.
- Jenni me lo ha contado todo…
- ¿De qué? Rubius explícate mejor, por favor. – le pedí.
- ¿Por qué coño no me hablaste del bullying que sufriste? – parecía enfadado.
Ahora sí mataría a Jennifer, ¿por qué le habló de eso sin mi permiso? No, no y no, esto no podía permitirlo.
Me quedé inmóvil, sin hablar, arrepentida. No quería volver a revivir una faceta de mi vida.
- ___ contéstame. – desvié la mirada y me cogió la mano. – Rojiza yo… No quería hablarte con ese tono, por favor mírame. – y tras un esfuerzo lo hice, miré esos ojos verde oscuro. – Lo siento tanto por lo que sufriste…
- No, no lo sientas, te lo pido. – sonreí de lado. – Si lo haces, puede que me trates diferente a cómo me tratas ahora, como por ejemplo con pena. No quiero que cuando hables de mí a tus amigos o a alguien pienses en la “que sufrió bullying”. Por eso no te lo dije, no quiero que sientas pena por mí. Lo fui superando gracias a One Direction y a… - me hacía vergüenza decirlo – ti. – miré mis manos, sonrojada.
- ¿A mí? ¡Si yo no te conocía! – dijo sorprendido.
- Tus vídeos. – no lo miraba - Tus vídeos me alegraban cada día, cada vez que subías uno. Me hacías reír igual o incluso más que ahora. Me sacabas una sonrisa cuando estaba mal. A veces estaba llorando de tristeza y después de entrar en youtube podía estar llorando de risa. No hice ninguna estupidez gracias a ti. – esta última frase la dije intercambiando miradas. – No sabré cómo agradecerte lo mucho que has hecho por mí, me has salvado la vida, Rubén Doblas.
En un abrir y cerrar de ojos, se levantó y se sentó a mi lado, sin dejar de mirar y me abrazó, con mucha fuerza. Derramé un par de lágrimas, lo justo para que no se enterase. La verdad es que me quedé muy bien al decirle todo esto, era algo que tenía planeado confesarme desde hace mucho tiempo. El abrazo duró más de 40 segundos. Al separarnos, Rubén tenía una sonrisa de comprensión en la cara.
- Eres tonta. – solamente dijo.
Me quedé atónita, ¿después de todo lo que he dicho me dice tonta?
- ¿Qu…?
- Eres tonta porque me has hecho llorar mientras te abrazaba. – me fijé en sus ojos, estaban un poco rojos, muy poco. – Nunca antes había pensado en que mis vídeos hubieran salvado a una persona de la muerte. – se apoyó al respaldo de la silla y miró al techo. – No sabes lo feliz que me acabas de hacer, rojiza. ¿Por hacer el gilipollas he salvado una vida? Dios, no parece creíble – lo último se lo murmuró para sí mismo pero lo oí.
- No, Rubén, no, por ser tú mismo. – apoyé mi cabeza en su hombro y el acarició mi pelo. – Gracias, de verdad.
Rió.
- No puedo aceptar esas gracias, charmander.
Lo miré, ¿acaso me había llamado como un pokémon?
- ¿Charmander? ¿En serio? –rió y volvió a recostarme en un hombro, rodeándome con sus brazos.
- Sí, porque tu pelo me recuerda al fuego que tiene charmander en la cola. Tú eres charmander.
- Por eso prefiero ser Charizard – dije cortante haciéndole reír.
- Te gustan los pokémons, ¿eh?
- Sí – le sonreí.
Nos incorporamos bien, mirándonos sonrientes.
- Yo soy Mewtwo – después rió maléficamente.
Yo también reí a carcajadas.
- Anda, vamos, Mewtwo noruego. Jenni nos estará esperando. – me levanté e intenté arrastrarle, pero era más fuerte que yo y me lo impidió.
- Joooo, yo quiero pollas – me dijo como un niño pequeño.
- WTF?! – empecé a reírme y todo el local me miró, él se unió a mi risa y salimos los dos con dolor de estómago de tanta risa.
Estuvimos riendo durante todo el camino hasta la discoteca. Todo se me había olvidado en esos momentos graciosos, hasta que vi a Jenni parada delante de la discoteca saludándonos. En ese momento quería coger a Rubius e irme a casa. Sabía que esa noche no terminaría muy bien.
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Hey, hey! Si os fijáis he cambiado la portada, ¿os gusta? :D
Aishhhhhhh ¿que pasará en la disco?