Obsession| h.s

By speakless

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No corras, él es más rápido. No huyas, sabe donde estás. No te ocultes, él puede verlo todo. No grites, nadi... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
¿Qué pasó con la historia?

Capítulo 12.

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By speakless

Capítulo 12. 


La hora de salida llegó y me marché de los cinemas con el corazón apretujado en mi pecho, sintiéndome peor que nunca, ¿cómo podría si quiera tener una vida después de todo aquello? 

Caminé lenta, pero decididamente sobre el asfalto, mis piernas débiles y fatigadas me conducían a través de todas las calles que poco a poco se convertían en parte de mi nueva rutina, de mi nueva vida. 

No quería llegar al piso, ni tampoco quería estar afuera, no quería moverme, sin embrago no podría soportar la idea de mantenerme quieta. Deseaba con todas mis fuerzas perderme, perderme en el mundo, volverme invisible y desaparecer, pero la sola idea de imaginarme sola me ponía los pelos de punta. ¿Qué quiero en estos momentos? Ni si quiera yo lo sé. 

Había un abismo enorme entre lo que más deseaba, anhelaba y la realidad, la cruda y triste realidad. 

Al llegar al piso, caminé sin ánimos, abrí la puerta y me adentré en la oscuridad del lugar. 

Prendí la luz de la pequeña sala y me desplome sobre el sofá, de inmediato un pequeño bulto se acomodó plácidamente sobre mi regazo, bajé la vista y lo vi, al pequeño ser vivo que no había dudado ni un minuto en echarse sobre mi regazo, ese diminuto ser me necesitaba. Me había depositado toda su confianza sin pensárselo dos veces, y esa pequeña acción me había sacado de los labios  una sonrisa sincera. 

Cerré mis ojos, tomé aire y me recargué pensando en el principio de todo. 

Escribía cosas en mi cuaderno, con la vista clavada en los apuntes y la voz de nuestra profesora de fondo. 

—¿Nunca han tenido sueños, muchachos? ¿Acaso no tienen una meta en la vida? —preguntó y el salón entero permaneció en silencio. 

—Ya me quiero ir —susurró Grace únicamente para que yo pudiera escuchar, asentí suavemente y levanté mi vista hacia la señorita Patterson. 

—Bueno, ya sé que es lo que dejaré de proyecto para este semestre. ¡Ustedes tienen que exponer ante la clase la casa de sus sueños! —nos explicó animadamente mientras su mirada viajaba entre todas las caras del salón, incluida la mía.— Ustedes tendrán que ser lo más creativos posibles, pueden construirla, buscar fotos en internet...¡yo que sé! Piensen muy bien, que este trabajo les costará casi la mitad de su calificación final. 

—¿Cuándo se entregará? —cuestionó una chica, mientras los demás le lanzaban miradas fulminantes. 

—Tienen doce días a partir de hoy, y más les vale traer algo bueno. —sentenció la señora Patterson y nos dejó salir. 

—¿Qué piensas hacer tú? —la voz de Grace se hizo presente, las dos caminábamos hacia su casillero. 

—No lo sé, tendré que pensarlo, ¿y tú? —me colgué la mochila en el hombro. 

—Tampoco lo sé, haré una presentación en Power Point o algo así —se encogió de hombros y le quitó importancia al asunto. —, ¿vendrás a la fiesta de James? 

—Pues creo que Thom...

—¡No! —gritó interrumpiéndome— desde que estás con él no sales a ningún lugar donde él no esté, ¿qué te sucede? Tú no eras así Tamara Rivers. 

—Ya lo sé —bajé la cabeza, no me gustaba admitirlo. 


Choqué hombros con alguien y de inmediato levanté mi vista, era aquel chico de lentes y sonrisa tímida. Me sonrió a modo de disculpa y negó con la cabeza. 


—Lo siento mucho, Tamara. No era mi intención...no te vi ahí —me ofreció una mirada arrepentida y yo le sonreí. 

—No importa Eddie, ha sido un accidente —me despedí y él siguió su camino. 

—Es algo rarito, ¿no? —Grace miró hacia la dirección en la que Eddie se alejaba y lo examinó lentamente, entrecerrando los ojos. 

—¿Tu crees? —pregunté desconcertada y también miré hacia la espalda del chico pelirrojo. 

—¡Su cabello no puede ser natural! ¡Es demasiado anaranjado! —exclamó ella y ambas soltamos una carcajada. 


Me despedí de Grace, salí del instituto y me encaminé a mi casa. Al llegar la voz de mi madre inundó el lugar, hablaba con mi padre. 


—¡Miren quien llego, mi pequeña Mara! —la voz de mi padre me recibió y yo sonreí ampliamente, corrí hasta él y lo abracé, desde hace unas semanas no lo veía, a veces tenía que salir del país por cuestiones de su trabajo. 

—¡Papá! —grité y dejé un beso en su mejilla regordeta.

—¿No hay abrazos para mí? —ahora era la voz dulce de mi mamá.

—Claro que sí —me alejé de mi papá y abracé a mi mamá. 

—Será mejor que te laves las manos, la comida ya está lista, hija.


Comimos todos juntos, mis padres, mi hermano mayor y yo, fue un día bueno, uno que no pensaba olvidar nunca. Bromeábamos acerca de los antojos repentinos de nuestra madre por su embarazo, reíamos y platicábamos de cualquier tontería que se nos cruzara por la mente. Y yo me prometí que me aferraría por siempre a este recuerdo, a mi familia imperfecta pero sin duda alguna la mejor que había. 

Después de comer subí a mi habitación y me tiré en mi cama, pensé en un montón de cosas, una de ellas era el trabajo de la señora Patterson. ¿Yo tenía una casa ideal? 

Recorrí mi habitación con la mirada y la detuve en el collage que hace unos años había echo, me levanté y fui hasta el, quería observar mejor las fotos. 

Eran fotografías importantes para mí, como por ejemplo: la primera vez que fui a Disneylandia a los seis años, cuando era una bebé jugando alegremente con la arena de la playa, otra donde comía un helado gigante y mi hermano se reía de mí, y luego estaba yo jugando con una casa de muñecas, adoraba esa casa...era tan grande y hermosa. 

¡Eso era! ¡Esa casa en donde jugaba con mis Barbie's era la casa de mis sueños! 

Corrí hasta las escaleras que llevaban al ático y subí. Ahí tendría que estar guardada esa casa, era la única cosa que conservaba de mi niñez, era la más importante. 

Al llegar comencé a buscar la caja rosada donde había escrito con un marcador negro "Casa de muñecas de Tamara".

Había cajas y cajas, y sobre todo polvo y más polvo. Caminé entre los adornos de Navidad y los de Halloween, hasta que la vi, la caja rosada que desde hace años no veía. 

La tomé entre mis manos y después bajé, fui de nuevo a mi habitación y la puse en el piso. La caja estaba cubierta de polvo, tuve que tomar una toalla húmeda y limpiarla, con unas tijeras corté la cinta adhesiva que me impedía abrirla, finalmente pude quitar la cinta y mirar dentro de la caja. 

Todas las piezas estaban ahí, intactas. 

Me tomó toda la tarde construir nuevamente mi antigua casa de muñecas, incluso tuve que cenar en mi habitación, no podía parar de armarla, me hacía revivir tantos recuerdos. 

Una vez que terminé de colocar en su sitio la cama matrimonial de la habitación principal, admiré mi trabajo y sonreí. Había desempolvado todo, y pegué con un poco de silicón frío las piezas, así no se caerían a la hora de que moviera la casa. 

Recuerdo el día de las exposiciones —como no hacerlo—, las presentaciones y las casas soñadas de cada uno de nosotros. Algo que podíamos tener en común por lo menos la mayoría era el espacio, todos queríamos casas enormes, pero ¿cuántos en realidad podríamos conseguir una casa tan grande? 

Y llegó mi turno. Me levanté de mi asiento y tomé la casa de muñecas entre mis manos, la dejé en un escritorio enfrente de todos mis compañeros y comencé a explicar todo. 


—Cuando somos niños, todos soñamos con cosas inalcanzables, con cosas que creíamos que eran fáciles de conseguir y en realidad no lo eran, pero no nos importaba, nos creíamos invencibles, creíamos que nosotros marcaríamos la diferencia y podríamos conseguir lo que quisiéramos cuando fuéramos un poco mayores. Ahora que lo somos...¿por qué no tenemos la misma determinación que cuándo éramos niños? Si la mayoría de las personas luchara con las mismas ganas que cuando éramos pequeños, por cumplir sus metas yo les aseguro que el mundo sería un lugar completamente distinto. Es por eso que he decidido traer mi casa de muñecas, no saben cuanto amaba esta casa cuando era pequeña, era lo único que pedía para pasarla bien, era mi lugar de diversión, mi lugar seguro...Yo no soñaba con ser igual a una Barbie, como la mayoría de las niñas pequeñas sueñan, yo lo único que quería eran las cosas de ella —mis compañeros soltaron una risa y yo proseguí sonriendo—, así que lo que yo quería a los cinco años era la mansión de juguete y los autos, ¡esos autos eran geniales! Y bueno, es por eso que he traído mi casa de muñecas hoy, porque solía ser mi casa ideal, y al recordar todo esto vuelve a serlo, vuelve a ser mi casa soñada. 


Mis compañeros me aplaudieron, incluida la maestra. No debería de sentirme tan especial, a todos los demás proyectos les habíamos aplaudido también, pero estaba muy satisfecha con el mío, había sido el más original de todos. 

Cuanto me arrepentía de haber llevado esa maldita casa a la escuela, cuanto me arrepentía de haber dicho todo aquello que había salido de mi boca, ¡cuánto me arrepentía de haber sacado aquella caja rosada del ático! 

Y ese día que desperté en ese lugar totalmente desconocido, frío y oscuro, me di cuenta que estaba en una casa de muñecas, en esa maldita casa de muñecas, yo misma había ocasionado aquello. 

Yo había diseñado mi propia cárcel. 


Me desperté de un salto, coloqué mi mano inconscientemente sobre mi corazón y me levanté. Mis piernas temblorosas se movieron por el piso, llegué a la cocina y tomé un vaso, lo llené de agua y lentamente tomé toda el agua. 

Fui al baño, mi cara estaba cubierta de sudor, así que con ayuda de una toalla sequé mi rostro. 

Estuve un buen rato bajo la regadera, y aún cuando ya había terminado de lavarme el cuerpo me quedé bajo la tibia y suave agua. No quería moverme, pues al fin había encontrado un lugar lleno de paz. 

Eso era lo que yo, Tamara Rivers, necesitaba. Un lugar repleto de paz y seguridad. 

---------

¡Gracias a Adictedd199 por el hermoso banner! Ella hizo la multimedia del capítulo y también la multimedia del siguiente capítulo. 

¡No se pueden perder el siguiente capítulo! 

Gracias nuevamente por sus votos y sus comentarios hermosos. 

Feliz regreso a clases:):):):):):) (sí, como no) 

-Mariana:)

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