LOCAMENTE CASADOS (En edición)

By SoyAryam

39.8K 3.3K 548

¿Te casarías a primera vista?...¿Cruzarías un balcón a media noche por una locura de amor?... ¿Qué harías , s... More

Cap 1
Cap 2
Cap 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14 (Parte 1)
Cap 14 (Parte 2)
Cap 15
Cap 16
Cap 17
Cap 18
Cap 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 28
Capitulo 29
FIN: Capitulo 30
EPÍLOGO
NUEVA HISTORIA - Ángel Mia

Capitulo 27

1K 95 17
By SoyAryam

 Anteriormente...

—Te quiero, Dakota.

Ella se echó a llorar.

—Pues ya no quiero que lo hagas...

Después de una gran pausa, evitando la mirada aturdida y sorprendida de su esposo por su confesión, continuo tomando antes un gran suspiro.

— Jamie, todo esto ha sido muy impulsivo. Necesito tiempo para separar la realidad de la fantasía. Tenemos que separarnos por un tiempo.

Jamie levantó los brazos con aire frustrado.

—Siempre estamos separados. Desde que llegamos a casa hemos dormido juntos dos o tres veces. Es indudable que se acabó la luna de miel.

—Yo creo que se ha acabado el matrimonio —sollozó ella.

—¡Por qué! ¿Porque me excedí un poco el fin de semana?—nunca había visto a Jamie, gritándola, se sintió desecha por dentro pero aun así tenia que acabar con esto.

—¿Un poco? ¿Un poco? Ni siquiera sé quién eres. Y dudo mucho que tú estés seguro de saberlo.— contraatacó.

—Sé que soy tu esposo.

—Sí, cuando no eres mi hermano o un compañero de trabajo. Esta no es la idea que yo tenía de un matrimonio. Somos amantes furtivos, eso es lo que somos.

—¿Y qué quieres que hagamos? ¿Qué dejemos de ser furtivos?

—Quiero que salgas de este apartamento. Puedes dormir en el cuarto de invitados hasta que encuentres un lugar tuyo.

—Está bien. Si eso es lo que quieres, eso es lo que haré. Pero me llevará algo de tiempo encontrar un sitio.

—Tienes hasta el fin de semana, Jamie —dijo ella con voz firme.

—De acuerdo —murmuró él, resignado.

—Y ése será el fin de James Johnson —le avisó la joven.— Le diré a Bella que mi hermano se ha marchado de la ciudad.

—Porque comprendió que no podía vivir sin la chica que amaba. Eso es cierto, Daki.

—Por favor, no empeores más las cosas. Al menos, podrás dejar de cambiar de personalidad cada dos por tres. Sólo tendrás que ser Jamie Dornan —vaciló un momento—, empleado de la Fundación August durante un año. En cuanto vivamos separados supongo que podremos sobrevivir en el trabajo. Será una locura, pero...

—Lo que es una locura es dejarte. Tú me quieres y yo te quiero.

Se acercó a ella e intentó cogerla en sus brazos. Dakota lo rechazó.

—¿Quieres hacer el favor de vestirte? Ahora no estamos en Tobago —gritó—. En Seattle la gente no va por ahí desnuda.

—En su casa, sí —gritó él a su vez.

—Esta no será tu casa por mucho tiempo.

Jamie se dispuso a salir de la habitación todavía desnudo.

—Muy bien —gritó.

—Estupendo —contrarrestó ella, cerrando de un portazo la puerta de su cuarto.

*************

Una tarde en la sala...

—Jamie, llevas cinco días mirando apartamentos. Y siempre encuentras alguna queja en todos ellos. ¿Qué hay de ese estudio que has ido a ver esta mañana antes del trabajo?

—Ratones.

—¿Ratones? —preguntó ella, escéptica.

El joven sonrió, con aire inocente.

—Ratones —separó las manos unos veinte centímetros una de la otra—. Así de grandes.

—Vamos, Jamie, eso no tiene gracia.

—Está bien, está bien —repuso él, con aire contrito—. Te he mentido. Los ratones no eran tan grandes, pero lo que les faltaba de tamaño lo suplían en número.

—Eres imposible —cogió el periódico y empezó a revisar la sección de alquileres de apartamentos—. Aquí hay uno. De un dormitorio.

Jamie se situó detrás de ella.

—¿Cuál?

—«Apartamento amplio y moderno de un dormitorio. Completamente enmoquetado y bien situado. Disponible inmediatamente» —leyó ella en voz alta.

El joven se inclinó un poco más para leer por detrás de ella.

—Parece interesante, pero...

—¿Pero qué? —gritó ella—. El alquiler es razonable y la situación perfecta. Está en Cherry Street, a menos de diez minutos de la fundación. Hasta podrías ir andando al trabajo.

—No admiten animales.

—¿Qué?

—Al final del anuncio dice que no admiten animales.

—Ya sé lo que dice, pero tú no tienes animales.

—Todavía no.

—Nunca te he oído decir que quisieras tener un animal. Esta es otra de tus excusas, Jamie. Pero no te dará resultado. Tienes exactamente dos días para encontrar un apartamento o tendrás que acampar en la calle.

—Eres muy dura, Daki.— sin duda Jamie nunca se daría vencido, aunque pareciera cruel que él sea el único que quiera salvar el matrimonio tras la negativa de su esposa,  la conocía tan bien que en verdad no quería eso, no sabia como pero tenia que tener más tiempo para convencer a Dakota que podían con esto juntos, que la separación era uno completa locura.

—Soy una mujer desesperada, Jamie —repuso ella, dejando el periódico en la mesa—. James tiene que irse.

Pero Jamie no quería que se fuera. Si James desaparecía, él ya no tendría modo de acercarse a Daki, excepto en el trabajo. Y sabía que, si cometía un error en la fundación, no solo perderían sus empleos, sino que ella no lo perdonaría nunca y la perdería para siempre. Y si eso ocurría, conocía a uno que se apresuraría a aprovecharse de la situación: Eric August.

Eric, que se había incorporado al trabajo el lunes anterior, solía guardar las apariencias en la oficina, pero, en los últimos cinco días, había llamado al menos una docena de veces por teléfono y aparecido tres veces en la puerta. La joven hacía todo lo posible por mantenerlo a distancia, pero el verdadero obstáculo para los avances amorosos del hijo del señor Robert, lo constituía James. Y Jamie no tenía intención de alterar aquel hecho. Desgraciadamente, el tiempo estaba en su contra.

Cogió el periódico y empezó a señalar algunos anuncios al azar, con el propósito de calmar a Dakota.

Al parecer, dio resultado.

—Voy a preparar un filete —dijo Daki , dirigiéndose a la cocina—. ¿Quieres tú uno?

—Claro que sí.

En aquel momento sonó el timbre de la puerta y Jamie frunció el ceño.

—Sin duda es tu enamorado.

—O la tuya —contrarrestó ella.

Resultó que los dos tenían razón. Al abrir la puerta, tanto Bella como Eric aparecieron en el umbral.

—¿Has comido ya? —le preguntó ella a Jamie.

—Ahora iba a preparar un par de filetes —repuso Daki—. Los invitaría a los dos, pero sólo tenemos dos.

—No importa —dijo Eric, acercándose a ella—. Esta noche no vas a cocinar. Saldremos a cenar —sonrió al otro hombre—. Una cita doble. Tenemos algo que celebrar.

—¿El qué? —preguntó Jamie.

—Mi nuevo apartamento —dedicó a Dakota una sonrisa seductora—. Adivina dónde está.

—¿Dónde?

—En este mismo piso. Piénsalo, Daki. La próxima vez que te quedes encerrada en la terraza, podrás venir a mi casa por la cornisa. Me aseguraré de dejar abierta la ventana de mi dormitorio.

Bella se cogió del brazo de Jamie.

—He sido yo la que he visto que se alquilaba. Eric me había dicho que quería dejar la casa de sus padres y mudarse a la ciudad.

Desgraciadamente, Jamie no había visto el anuncio o se hubiera apresurado a alquilarlo él mismo. Ahora no sólo había perdido aquella oportunidad, sino que, además, tenía que hacerse a la idea de que Eric viviera al lado de su esposa.

—Le ha encantado la casa en cuanto la ha visto —siguió diciendo Bella.

—Apuesto a que sí —murmuró Jamie.

—Claro que Eric no necesita un apartamento tan grande para él solo —continuó ella—. Así que le he sugerido que lo comparta con alguien y le ha parecido una idea estupenda.

Jamie apretó los dientes al ver al otro devorar con la vista a Daki. Sabía bien con quién pensaba compartir el otro su apartamento.

—¿Qué dices, James? —preguntó Bella, inocentemente.

—Por encima de mi cadáver —repuso.

Bella lo miró un momento, atónita. Luego comprendió lo que el otro estaba pensando y sonrió.

—Con un hermano así, Dakota, nunca tendrás que preocuparte por tu honor.

La aludida sonrió.

—Tienes mucha razón.

—No me refería a ella, James, sino a ti. Pensé que tal vez te gustara compartir el apartamento con Eric. Dakota me dijo que estabas buscando uno.

—Lo que te dije fue que James estaba pensando en regresar a Inglaterra —corrigió Dakota, lanzando a Jamie una mirada de advertencia. Él le respondió con una sonrisa amenazadoramente seductora

—Bueno, es cierto. Pero tal vez James quiera probar suerte en Seattle un poco más —Bella  miró expectante al hermano de su jefa—. Llevas poco tiempo aquí, James. No creo que hayas agotado ya todas las posibilidades de la ciudad.

El joven empezó a sonreír, pero Daki lo miró con los labios apretados.

—Me parece que esta ciudad no le sienta bien —dijo su esposa.

—Bueno, tal vez lo mejor sea que vuelvas a Inglaterra —intervino Eric.

Después de todo, sólo había aceptado compartir el apartamento con él para poder sacarlo de casa de Daki, pero su marcha de la ciudad le convenía mucho más que su cambio de casa.

A Jamie, en cambio, vivir con Eric en el mismo piso le iba de maravilla. Podría seguir cerca de su esposa y al mismo tiempo vigilar al otro. Sonrió y le pasó un brazo por los hombros.

—Inglaterra no se va a mover de sitio. Bella tiene razón. No debería marcharme de esta ciudad sin darle una segunda oportunidad.

Miró a su mujer y vio que ella estaba roja de furia.

—¿Qué ocurre, Daki? —preguntó Eric—. ¿No te alegras de que tu hermano vaya a vivir tan cerca?

—Claro que se alegra —intervino el fingido hermano—. Antes de que vinieran, estaba leyendo la sección de anuncios del periódico para buscarme un apartamento en Seattle. ¿No es verdad, hermanita?

Dakie sintió deseos de estrangularlo. ¿Cómo podía hacerle eso? ¿Cómo terminaría todo aquello? Era un hombre imposible, incorregible y presuntuoso, pero tenía que admitir que también era incansable. Mientras que aquella farsa estaba a punto de acabar con ella, sobre él parecía tener un efecto estimulante. Lo miró. Se frotaba las manos de alegría.

—Bueno, ¿y cuándo vas a mudarte, Eric? —preguntó Jamie.

—Ya he firmado el contrato, así que ya es mío.

—Estupendo. Puedo empezar a trasladar mis cosas mañana y el domingo estaré completamente instalado —sonrió a su esposa—. Bueno, ¿adónde vamos a ir a celebrarlo?

****************************

—La verdad es que no consigo comprender a tu hermano —murmuró Bella en el despacho de Dakota.

—Tú no eres la única —musitó su jefa.

—Yo creí que, cuando tuviera su propia casa, dejaría de parecer tan distraído. Han pasado casi dos semanas y todavía se muestra nervioso. Ya sé lo que le pasa. Es esa otra mujer. No consigue olvidarla.

—¿Te ha vuelto a hablar de ella desde que se fue a vivir con Eric? —preguntó Daki.

—No la ha mencionado. Pero no es necesario que hable de ella. Está siempre presente como una sombra. Ya sé que es tu hermano, pero, en mi opinión, padece una obsesión malsana por esa mujer. No puede vivir con ella y no puede vivir sin ella.

Daki suspiró. Sabía bien lo que sentía Jamie. A ella le pasaba lo mismo.

Eric volvió a meter la solicitud de beca en su funda y luego miró a Jamie, que estaba sentado en su escritorio tomando notas.

—¿Qué opinas tú, Dornan?

El aludido levantó la cabeza.

—¿Sobre la solicitud? Ya te he dicho que es...

—No. Sobre Daki.

—¿Dakota Johnson? ¿Qué tiene ella que ver con la beca?

—Nada. No tiene nada que ver con la beca. Caramba, Dornan, ¿es que nunca piensas en nada que no sea el trabajo? Quiero saber si ella me ha mencionado alguna vez delante de ti. Si crees que estoy haciendo algún progreso con ella.

Jamie apretó los dientes.

—¿No crees que es algo pronto para hacer progresos?

Eric se echó a reír secamente.

—Nadie podría acusarte de ser impulsivo, Dornan, eso desde luego —hizo una pausa—. Si pudiera conseguir que Daki se dejara llevar un poco más por sus impulsos.

—Tal vez no seas su tipo —sugirió el otro.

—No, no es eso. Es ese maldito hermano suyo. Creí que, cuando se mudara a vivir conmigo y la dejara en paz, ella se sentiría más libre para desmantelarse un poco.

—¿Y no se siente más libre?

—No. Es como si él la estuviera vigilando incluso cuando no está allí. Tiene mucho miedo de que él pueda pensar que ha hecho algo malo —sonrió con lujuria—. Y no es porque no tenga hambre.

Jamie se puso tenso.

—¿Hambre?

—No me refiero a comida, Dornan. Necesita un hombre —sonrió con aire conspirador—Y yo conozco al hombre que necesita.

Jamie lo miró salir del despacho. En sus ojos brillaba una decisión nueva.

—Yo también, Eric —musitó—. Yo también.

Continue Reading

You'll Also Like

245K 17.3K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
178K 10.1K 17
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
633K 52.5K 167
~SINOPSIS DE LA 1ª PARTE~ Anya Forger, la adorable y telepática niña, se ve envuelta en un enredo de rumores junto con Damian Desmond, el hijo del pr...
873K 103K 119
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...