Cap 9

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—Es divertido —dijo él con suavidad.

La joven sonrió débilmente.

—El pelo peinado al costado  no te queda tan mal-  le dijo coqueta

El hombre se echó a reír.

—No quería arriesgarme a cortarlo. Supuse que antes de volver a casa podría despeinarlo, cambiar de chaqueta y dedicarte una de mis miradas sexys para que nunca descubrieras que en la vida real soy un científico aburrido y reservado, en el que las mujeres no suelen fijarse mucho. Supongo que en Tobago me dejé llevar por mis fantasías.

—Yo también —admitió ella, sonriente.

El joven alargó los brazos y Daki olvidó por un momento que estaba a punto de abrazar a un empleado de la fundación a pocos metros del despacho de Roberth August. Unos golpecitos en la puerta la hicieron volver rápidamente a la realidad y darle un fuerte empujón a Jamie.

Él perdió el equilibrio y cayó sentado al suelo en el momento en que la secretaria del jefe introducía la cabeza en la habitación.

—¡Oh! —exclamó Rachel—. ¿Le ocurre algo, señor Dornan? ¿Está usted enfermo?

Dakota miró a Jamie fijamente, temerosa de que el otro soltara la verdad. Él empezó a tartamudear.

—Sólo le estaba...enseñando a la señorita Jonhson...a Dakota...un buen ejercicio para la espalda. Hemos descubierto que los dos tenemos el mismo dolor de espalda —dijo levantándose—. Aquí, en la base de la columna.

Rachel entró en la oficina con los labios apretados. Dakota estaba segura de que no había creído ni una palabra.

—¿Y dónde siente usted ese dolor, señor Dornan? —preguntó—. ¿Justo en la base de la columna?

—Ah, sí. Justo en la base de la columna —repuso él.

—Sí, los dos lo tenemos en el mismo lado —confirmó Dakota.

—Eso es muy interesante —repuso la secretaria.

—Bueno, no creo que... —empezó a decir la otra.

Pero Rachel la cortó antes de que pudiera terminar la frase.

—Tiene que enseñarme ese ejercicio, señor Dornan. Yo tengo el mismo problema. Si hay algún ejercicio que pueda aliviar el dolor, le agradecería mucho que me lo enseñara.

Dakota sonrió secamente a Jamie.

—Sí, señor Dornan, enséñele ese ejercicio a Rachel.

El joven se atusó el pelo y se ajustó las gafas.

—Bueno, no es exactamente un remedio infalible, ¿comprende? Y a cada persona le afecta de diferente modo. Un ejercicio que es bueno para una persona, puede no serlo para otra —sonrió vacilante—. Me temo que a veces soy demasiado entusiasta. Lo mejor será que las dos consulten el problema con su médico.

Rachel pareció muy decepcionada.

—Bueno...

—¿Querías algo más, Rchel? —se apresuró a preguntar Dakota.

—Oh, sí. La reunión de las tres con el grupo Burton ha sido aplazada hasta el miércoles a la misma hora. Pero ya han enviado los papeles que esperabas. Por supuesto, el señor August deseaba verlos él primero. Dice que si tienes algún problema con el cambio de fecha, pases por su despacho y lo discutan juntos.

—Gracias. Hablaré con él después de leer los papeles.

La secretaria le tendió la carpeta que llevaba en la mano y se dispuso a salir. Al llegar a la puerta, se volvió a mirar a Jamie.

—Tal vez sea mejor que se cepille los pantalones, señor Dornan. Al señor August le gusta que sus empleados estén siempre impecables. Si desea usted hacer ejercicios en el trabajo, quizá quiera traerse una colchoneta.

El joven hizo esfuerzos por contener la risa. —Sí, tal vez tenga razón. Eso me parece muy buena idea.

Rachel sonrió secamente y salió de la habitación.

Jamie se volvió hacia Daki y se echó a reír, pero ella estaba muy seria.

—Tienes que irte.

—Tienes razón. Es mi primer día. Tengo que instalarme.

—No —dijo ella, cortante—. No me refiero a que te vayas de mi despacho, sino de la fundación. Los dos no podemos trabajar aquí, Jamie.

—¿Por qué no?

—¿Por qué no? ¡Por qué no!

—Tranquila, querida. A August no le gusta que sus empleados discutan.

Se sacudió la parte trasera del pantalón y se volvió para preguntarle su opinión.

—¿Está mejor así?

—Jamie, hablo en serio. No podemos quedarnos aquí los dos. Y yo llevo mucho más tiempo, así que tendrás que irte tú.

El joven se volvió a mirarla.

—¿Irme? No, no puedo hacer eso, Dakota. ¿Tienes idea del tiempo que llevo esperando este trabajo? La Fundación August es famosa en todo el país. Dirigir uno de sus departamentos es un pase seguro para el éxito. Es una oportunidad única. Conozco a gente que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguir un trabajo así. Sé razonable.

—Escúchame, Jamie —murmuró ella—. Yo llevo siete años en la fundación. Empecé desde abajo y ascendí poco a poco. Si crees que es fácil ascender en un lugar como éste, estás muy equivocado. He sacrificado muchas cosas para llegar hasta aquí y no pienso marcharme ahora para dejarte el campo libre a ti. Si juego bien mis cartas, conseguiré pronto una vicepresidencia.

El hombre sonrió con picardía.

—Eso es fantástico, Daki. Eres ambiciosa, además de sexy. Dos cualidades perfectas que me gustan de una esposa.

La joven apretó los dientes.

—Yo no soy sexy. En Tobago no era yo misma. No sé lo que pasó. Tal vez fuera el aire tropical o el sol o las palmeras o magia vudú ¡Yo que sé! —dejó caer la cabeza—. ¿Qué hemos hecho, Jamie?

—Nos hemos enamorado —repuso él, con suavidad.

Dakota levantó lentamente la cabeza y luego se arregló el moño.

—No, nosotros no nos hemos enamorado. Un hombre con aspecto de aventurero y una mujer que fingió ser una princesa exótica fueron los que se enamoraron. Todo ha sido un cuento de hadas, Jamie.

—Los cuentos de hadas suelen tener finales felices, Daki.

—¿Significa eso que estás dispuesto a reconsiderar tu dimisión? —preguntó ella, esperanzada.

—¿Y qué clase de final feliz sería ése?

—Jamie, si crees que estoy dispuesta a ceder y arrojar la toalla, estás muy equivocado. No pienso marcharme y, si no lo haces tú, acabarán despidiéndonos a los dos. Y yo no soy una de esas románticas que esté dispuesta a sacrificar su carrera por el verdadero amor.

—Daki, Daki, no es necesario que te marches. Ni yo tampoco. Y no van a despedirnos. Confía en mí, mi querida princesa. ¿Acaso no sabes que el amor supera todas las dificultades?





LOCAMENTE CASADOS (En edición)Where stories live. Discover now