Capitulo 27

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 Anteriormente...

—Te quiero, Dakota.

Ella se echó a llorar.

—Pues ya no quiero que lo hagas...

Después de una gran pausa, evitando la mirada aturdida y sorprendida de su esposo por su confesión, continuo tomando antes un gran suspiro.

— Jamie, todo esto ha sido muy impulsivo. Necesito tiempo para separar la realidad de la fantasía. Tenemos que separarnos por un tiempo.

Jamie levantó los brazos con aire frustrado.

—Siempre estamos separados. Desde que llegamos a casa hemos dormido juntos dos o tres veces. Es indudable que se acabó la luna de miel.

—Yo creo que se ha acabado el matrimonio —sollozó ella.

—¡Por qué! ¿Porque me excedí un poco el fin de semana?—nunca había visto a Jamie, gritándola, se sintió desecha por dentro pero aun así tenia que acabar con esto.

—¿Un poco? ¿Un poco? Ni siquiera sé quién eres. Y dudo mucho que tú estés seguro de saberlo.— contraatacó.

—Sé que soy tu esposo.

—Sí, cuando no eres mi hermano o un compañero de trabajo. Esta no es la idea que yo tenía de un matrimonio. Somos amantes furtivos, eso es lo que somos.

—¿Y qué quieres que hagamos? ¿Qué dejemos de ser furtivos?

—Quiero que salgas de este apartamento. Puedes dormir en el cuarto de invitados hasta que encuentres un lugar tuyo.

—Está bien. Si eso es lo que quieres, eso es lo que haré. Pero me llevará algo de tiempo encontrar un sitio.

—Tienes hasta el fin de semana, Jamie —dijo ella con voz firme.

—De acuerdo —murmuró él, resignado.

—Y ése será el fin de James Johnson —le avisó la joven.— Le diré a Bella que mi hermano se ha marchado de la ciudad.

—Porque comprendió que no podía vivir sin la chica que amaba. Eso es cierto, Daki.

—Por favor, no empeores más las cosas. Al menos, podrás dejar de cambiar de personalidad cada dos por tres. Sólo tendrás que ser Jamie Dornan —vaciló un momento—, empleado de la Fundación August durante un año. En cuanto vivamos separados supongo que podremos sobrevivir en el trabajo. Será una locura, pero...

—Lo que es una locura es dejarte. Tú me quieres y yo te quiero.

Se acercó a ella e intentó cogerla en sus brazos. Dakota lo rechazó.

—¿Quieres hacer el favor de vestirte? Ahora no estamos en Tobago —gritó—. En Seattle la gente no va por ahí desnuda.

—En su casa, sí —gritó él a su vez.

—Esta no será tu casa por mucho tiempo.

Jamie se dispuso a salir de la habitación todavía desnudo.

—Muy bien —gritó.

—Estupendo —contrarrestó ella, cerrando de un portazo la puerta de su cuarto.

*************

Una tarde en la sala...

—Jamie, llevas cinco días mirando apartamentos. Y siempre encuentras alguna queja en todos ellos. ¿Qué hay de ese estudio que has ido a ver esta mañana antes del trabajo?

—Ratones.

—¿Ratones? —preguntó ella, escéptica.

El joven sonrió, con aire inocente.

LOCAMENTE CASADOS (En edición)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu