LOCAMENTE CASADOS (En edición)

By SoyAryam

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¿Te casarías a primera vista?...¿Cruzarías un balcón a media noche por una locura de amor?... ¿Qué harías , s... More

Cap 1
Cap 2
Cap 3
Cap 4
Cap 5
Cap 7
Cap 8
Cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14 (Parte 1)
Cap 14 (Parte 2)
Cap 15
Cap 16
Cap 17
Cap 18
Cap 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
FIN: Capitulo 30
EPÍLOGO
NUEVA HISTORIA - Ángel Mia

Cap 6

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By SoyAryam

ayy me encanto la imagen, a ustedes no?? leean la nota al final :)

♥♥♥

Jamie no estaba muy seguro. Las enormes manos del voluminoso señor Acosta no le parecían las más apropiadas para hacer la clase de anillo que imaginaba adornando el delicado dedo de su verdadero amor. Sin darse cuenta, retrocedió un paso, pero el otro avanzó hacia él y le puso una mano en el hombro.

—Así que va usted a casarse. Estupendo, amigo. Fantástico. Entre, entre. Tenemos que brindar por eso.

Jamie no tuvo más remedio que obedecer. El artesano lo empujó amablemente hasta la habitación principal de la casita de piedra. El interior estaba agradablemente fresco y aparecía decorado con gusto a base de mecedoras y sillones de mimbre cubiertos con cojines de colores. Unas alfombras de estilo local tapaban los suelos de piedra y unas persianas de bambú cubrían las ventanas, impidiendo la entrada del fuerte sol de la mañana, pero dejando pasar luz suficiente para crear una atmósfera confortable en la estancia.

La señora Acosta salió entonces de una de las habitaciones traseras. Era tan pequeña como grande su marido. El contraste entre ellos no podía ser mayor. Él era moreno y oscuro y ella rubia, de ojos verdes y gestos graciosos y delicados.

El señor Acosta le presentó a la mujer, Laura, y luego le comunicó a ella que Jamie había ido a comprar un anillo de bodas.

Laura se mostró tan encantada como su esposo.

—Eso es maravilloso. ¿Cuándo será la boda? —preguntó con acento británico.

—Esta tarde. En la iglesia de la bahía.

El matrimonio compartió una sonrisa.

—Allí fue donde nos casamos nosotros hace cinco años —explicó el gigante.

—James y yo nos conocimos y nos enamoramos aquí en Tobago.

—Laura era una agente de viajes que visitaba los hoteles y restaurantes por cuenta de su compañía.

—Me enamoré de Tobago en cuanto la vi —continuó ella—. Quería llevarme algo a Londres que me recordara siempre a esta isla. Vine aquí y encontré a James en la playa.

—Yo estaba trabajando en un collar de coral y Laura se acercó a admirarlo.

—¿Admirarlo? Me volvió loca. Exquisitas piedras de coral engarzadas en un hilo de oro. Era extraordinario.

—También se volvió loca cuando le dije el precio —se rió él—. Le estaba tomando el pelo, ¿sabe? Porque la verdad es que pensaba regalárselo. En cuanto la vi supe que tenía que ser para ella.

—Entonces, ¿se enamoró usted de ella en cuanto la vio? —preguntó Jamie, sorprendido.

—¿Acaso cree que su novia y usted son los únicos que se enamoran a primera vista? ¿Cree tal vez que han inventado ustedes el flechazo? —se burló el otro.

El joven se echó a reír.

—¿Cómo sabe que Daki y yo nos enamoramos a primera vista?

—Está escrito en su cara, amigo —sonrió el otro.

Un minuto después, los tres brindaban por el futuro matrimonio de Jamie con un vaso de vino blanco muy frío. Luego el señor Acosta le enseñó el sencillo pero elegante anillo de bodas que acababa de terminar. Era de oro, tachonado de brillante coral negro. Le iría perfectamente a Dakota y además entraba dentro del presupuesto de Jamie. El joven tuvo la impresión de que le había rebajado el precio y, como muestra de agradecimiento, invitó a los dos a la boda.

Acosta le dio una palmada cariñosa en la espalda.

—Bueno, amigo, de todas formas, necesitará un padrino, ¿no?

—Sí —repuso Jamie, encantado de tener a su lado a aquel hombre jovial y amistoso que comprendía tan bien lo que era enamorarse a primera vista.

Cuando Dakota volvió al hotel, encontró una nota de Jamie en recepción.

El pastor de la iglesia hará todos los arreglos con el magistrado de la ciudad y la ceremonia tendrá lugar esta tarde a las cuatro. Te veré a la hora de comer. Te amo, Jamie.

La joven miró su reloj. Eran poco después de las doce. Entró en el comedor y se acercó al maître, que la saludó como a una vieja amiga. Le explicó que Jamie llegaría pronto y él la acompañó hasta una de las mesas. Unos momentos después se acercó a ella con una botella de champán en la mano.

—Gracias. Es usted muy amable.

El maître colocó la botella en un cubo de hielo de plata y luego se demoró un instante al lado de la mesa. La joven lo miró con aire interrogante y él, después de vacilar un momento, le preguntó si la invitación de Jamie a la boda había ido en serio.

—Por supuesto que sí.

—Me alegro. Algunos de los camareros estaban hablando...bueno, no ocurre todos los días que dos huéspedes se conozcan y...bueno...

—Nos encantará que la gente del hotel venga a la boda. Ni Jamie ni yo conocemos a nadie en la isla y la idea de estar solos en la iglesia...

—Entonces, ¿no va a venir ninguno de sus familiares? —preguntó él, con aire preocupado.

—No. No se lo hemos dicho todavía. Todo esto ha sido...algo repentino.

—Entonces, ¿usted no tiene a nadie que la entregue?

Dakota sonrió y movió la cabeza. No había pensado en eso. Tampoco había pensado en tener una ceremonia de bodas al estilo tradicional. La verdad es que había estado demasiado ocupada y en las nubes para pensar en nada.

El maître, que se apresuró a presentarse como Henry Theodore Porter, se inclinó formalmente y le preguntó si podían hacerle el honor de elegirlo para entregar a la novia.

Daki se sintió sorprendida, pero conmovida. El hombre indicó que, después de todo, él había tenido un pequeño papel en su unión al colocarlos en mesas contiguas la primera noche. La joven no tuvo más remedio que mostrarse de acuerdo con él. Le dijo que se sentiría muy honrada de ser entregada por él.

Jamie pensó que Dakota estaba hermosa con su traje de bodas. Estaba seguro de que era la novia más guapa del mundo. Llegaron a la iglesia en un coche abierto, cortesía del hotel. Al entrar en la iglesia, se quedaron sin habla. Estaba llena de gente. Reconocieron a algunos empleados y huéspedes del hotel. En la entrada se encontraron con el señor Acosta, vestido con un pantalón blanco y una camisa naranja y Laura, que llevaba una falda de colores y una blusa amarilla, que realzaba el tono rubio de su pelo. A su lado estaba el maître, embutido en un esmoquin muy formal.

La señora que le había vendido el vestido a Daki estaba sentada en una de las últimas filas con media docena de niños y un grupo de amigos, a algunos de los cuales identificó Daki como vendedores del mercadillo. El resto de los invitados eran isleños que se habían enterado de que iba a haber una fiesta. Ellos añadían a la ceremonia un tono de color local y de alegría festiva.

A Jamie y a Dakota les pareció la boda más maravillosa y milagrosa que nadie hubiera podido soñar.

Un par de miembros de la banda del hotel empezó a tocar la Marcha Nupcial, con un ligero toque de reggae.

Dakota se sentía radiante. Le dio el brazo a Henry y avanzaron juntos por el pasillo central.

Los ojos de todos estaban puestos en ella y la joven disfrutó de cada momento.

Jamie, colocado al lado de Acosta en el altar, la miró acercarse a él, admirado. Se preguntó si algún hombre tenía derecho a sentirse tan feliz.

Al entregarle su mano a Jamie, Dakota derramaba algunas cuantas lagrimas de felicidad. Estaba segura de haber encontrado el paraíso en la tierra.

Cuando el novio le deslizó en el dedo el exquisito anillo artesanal y el pastor los declaró marido y mujer, se sintieron por fin como una sola entidad.
Y el sellando su amor le aseguro:

-- Yo nunca he querido más, hasta que te conocí a ti - Emocionada por sus palabras, vio esos profundos ojos grises que la traían loca y que daban un giro de 360º a su vida, y lo beso, asegurándose de que todo era real, que él era real, que todos esos cortos días que pasaron juntos eran reales y que estaba unida al hombre que siempre había soñado, no solo ese dia sino tambien de por vida,  solo seria de él , de su conquistador, y ella de él. Asi ambos llenos de alegría y el sonido de palmas y algarabía de las personas que los acompañaban, profundizaron el beso.


♥♥♥

porfinn :) espero sus comentarios votos q les guste :)



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