Un cambio de ropa, ¡Te mato si miras!
Ana y sus hormonas.
¡Nathan que bueno estas!
Tengo dos opciones
a) Salir con la pijama.
b) Cambiarme de ropa.
Las dos me parecen mala idea, me aterra quitarme la ropa y ver ciertas partes del cuerpo de Nathan. Para ser sincera tengo diecisiete años en este mundo, y nunca he visto el cuerpo de otro hombre. A Mathieu lo vi cuando éramos niños, supongo que eso no cuenta en esta situación.
Lo más conveniente es salir por la ventana, con la compleción de Nathan no creo que sea tan difícil. Me coloco una capucha para cubrir el abdomen de idiota y me acerco a la ventana para abrirla.
Gracias al cielo un árbol me facilita las cosas, salir será fácil.
Volviste a pensar mal.
Me equívoco, a la mitad del árbol pierdo el equilibrio y caigo. Siento un fuerte dolor en la espalda y el impacto hace que el aire en mis pulmones sea expulsado, tengo que quedarme unos minutos tratando de recuperar el aliento.
Al levantarme noto que tengo problemas y muy graves ¿dónde carajo estoy?
Maldición yo no conozco Paris. No camino mucho, es obvio que lo mejor es tomar un taxi e indicarle en donde vivo. A lo lejos escucho los gritos de la madre de Nathan diciendo que el desayuno está listo y se va a enfriar.
Lo siento señora....prometo cuidar del cuerpecito de su hijo
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Mis padres ya se han marchado a trabajar, mi hermano tiene clases por las mañanas así que no hay problema sin toco el timbre. Espero impaciente. Nathan abre la puerta y en menos de dos segundos veo mi cuerpo.
¡No puede ser! Ya valimos madre.
Me estoy viendo a mí misma, mi rostro, el cabello alborotado y la pijama que me puse antes de dormir. Es impactante y aterrador, supongo que Nathan tiene los mismos pensamientos al ver su cuerpo.
—Vaya, soy más guapo de lo que creí. —dice, incluso en una situación como esta él sigue siendo un maldito arrogante.
—Idiota. —Entro a mi casa y busco el bote sobre la refrigeradora. Saco un par de billetes y pago el taxi antes de volver a entrar y cerrar la puerta.
—En serio tenemos un serio problema. —dice algo inquieto.
—Creo que soy muy consciente de ello —suspiro
—No me refiero a eso, aunque también estamos jodidos pero.... —Toma aire. —Tengo que ir al baño
— ¿Qué? No, tendrás que aguantar. —recuerdo que yo también necesito un baño.
—Ya no puedo más, estaba pensando que me vendaras los ojos y entraras conmigo.
No es tan idiota después de todo.
—Puedes hacer lo mismo con tu cuerpo.
Me arrepentiré de esto el resto de mi vida. ¿Espíritu santo? Si estás ahí, perdona mis pecados por favor y devuélveme mi cuerpo. No tengo más opción que aceptar.
—Pues manos a la obra.
Nathan.
Ha sido la peor experiencia de mi vida, las cosas no salieron como planeamos y al final Ana vio mi cuerpo y yo el de ella, pero en esos momentos no importó, teníamos un problema mayor.
Oh sí, mucho mayor.
— ¿Qué lo pudo a ver causado?
Aún no me acostumbro a ver mi cuerpo. Es raro, ahora que lo pienso quizá cortarme el cabello me vendría bien.
—Por más que lo pienso, no tengo una explicación. —digo.
— ¿Y si fue por el beso de ayer? —Ana me ve a los ojos y parece incomoda.
Eso me recuerda el besó y no puedo evitar sonreír.
—Si fuera eso, con otro beso se podría resolver ¿cierto?
—No estoy segura de poder besar mi propio rostro. —esboza una mirada de repulsión.
—Tienes razón, eso sería raro.
— ¿Y si vamos al doctor, a una Iglesia con un exorcista? —rio por lo bajo al escuchar sus propuestas.
— ¿Crees que alguien nos creerá? Primero nos tachan de locos, y después derechito al manicomio.
—Estamos perdidos.
Ana hace un puchero, pero no me parece nada tierno ya que estoy viendo mi rostro hacerlo y no el de ella.
— ¿Sabes? El beso es buena idea.
—Hagámoslo, tenemos que agotar opciones.
Ana comienza a acercarse y siento un pequeño toque en los labios, fueron unos segundos
¡Ni siquiera fue un beso!
— ¡No funcionó!
—Tú no sabes besar. —me armo de valor. —Sólo cierra los ojos.
Estampo sus labios contra los míos o más bien los de ella contra los míos ¡Cómo sea! El beso no es como el anterior, más bien es forzado. Después de un momento nos alejamos mutuamente.
—Necesitaré terapia después de esto.
—Podemos ir a la biblioteca a la sección de hechizos y magia, tal vez podamos encontrar algo. —sugiero.
—Pero no podemos ir en pijama.
—Lo siento, tenemos que cambiarnos.
Ana.
Tuve que aceptar que teníamos que cambiarnos de ropa. Elegí la ropa que se pondría Nathan y se cambió atrás de un improvisado vestidor que hicimos para que yo no lo perdiera de vista.
— ¡No mires! —le digo mientras se quita mi pijama. —La vista hacia mí.
Nathan tiene que cambiarse a ciegas. Si no quiere que, cuando volvamos a nuestros cuerpos le dé un rompa la nariz.
—No puedo ponerme esta cosa— dice refiriéndose a mi sujetador. —quitarlo es fácil, pero no ponerlo.
Su comentario me dio asco, Dios sabrá a cuántas chicas se los habrá quitado. Tuve que explicarle hasta que lo logra.
—Bien estoy listo. —se da una mirada al espejo. — Ahora vamos por mi ropa.
Nathan.
Tuvimos que escalar por el árbol y entrar por la ventana ya que mi madre se encuentra en casa. Y por lo que me conto Ana no va a estar muy contenta porque me escape sin dar alguna explicación.
Elijo la ropa para Ana, aunque ella está en mi cuerpo no voy a permitir que arruine mi imagen. Lo primero que hago es rasurar mi rostro ya que la barba ha crecido notablemente.
—No te muevas. —le digo a Ana mientras rasuro mi barba. —Quieta, si no te mueves terminaremos más rápido.
—Lo siento, tengo cosquillas.
El momento que vuelve un tanto incómodo. Trata no de pensar en lo cerca que estamos, y que no importa en qué cuerpo estemos, porque nuestra piel entra en contacto provocando un escalofrió.
¿Qué está haciendo conmigo esta chica odiosa?
Nos dirigimos al centro de mi habitación.
—Voltea. —me exige.
—Estás loca, este es mi cuerpo. — le digo, no entiendo porque no me deja ver.
—Lo sé, pero siento como si estuviera desnudándome frente a ti, así que no. —Se cruza de brazos.
—Quítate esa capucha ¡Ahora!
— ¡Oblígame!
—Sabes que no es buena idea retarme.
Tomo a Ana de los brazos y le quito tan fuerte la capucha dejando a la vista mi cuerpo, no controlo la fuerza, tanto que caigo sobre ella sin querer, empezamos una batalla en mi cama. El cuerpo de Ana es más pequeño, así que jala mi torso y en un movimiento rápido me coloca bajo su cuerpo y me atrapa. Rodeo mis piernas a su alrededor, no creí que la primera vez estando así seria en estas circunstancias. Esta tan cerca que me parece divertida la posición en la que estamos, porque lo único que puedo ver es mi rostro. Ambos nos reímos como locos.
— ¡¿Qué está sucediendo aquí?!
¡Oh no, mi madre!
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Ya pronto explicaré que sucedió después del cine.
¿Qué tal el cap?
¿la madre de Nathan mal interpretará?
☆Voten y comenten.
Los amo.
-Doty-