Los 6 Elementos ~EDITANDO~ NO...

Av LieblingMK

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¿Recuerdas los cuentos de hadas que tu padres te leían antes de dormir? ¿Aquellos que trataban de elfos, unic... Mer

Capítulo 1 ~ La pelea
Capítulo 2 ~ El extraño suceso
Capítulo 3 ~ La revelación
Capítulo 4 ~ La base
Capítulo 5 ~ El reencuentro
Capítulo 6 ~ El banquete
Capítulo 7 ~ El sueño
Capítulo 8 ~ La búsqueda de Metal
Capítulo 9 Metal
Capítulo 10 La inconsciente
Capítulo 11 El ataque
Capítulo 12 El entrenamiento
Capítulo 13 Los raptados
Capítulo 14 El Portal
Capítulo 15- El Camino de las Hadas
Capítulo 16- Rostros conocidos
Capítulo 17 Encuentros
Capítulo 18 La aldea
Capítulo 19 Nos volvemos a ver
Capítulo 21 Contando secretos
Capítulo 22 El rescate
Capítulo 23 ¿De cuál lado estás?
Capítulo 24 La manipulación
Capítulo 25 Un festejo
¡¡¡Gracias!!!

Capítulo 20 Una despedida

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Av LieblingMK

Soñé que estaba en la cocina de nuestra casa de verano con mis padres. Mi yo de cinco años hacía bailar los utencilios, mientras esperaba que mis padres terminaran el desayuno. Era una linda mañana. Mis padres jugueteaban entre sí y reían, aunque no podía escucharlos, notaba que hacían los gestos.

Me sentía feliz, todo era como si fuera de verdad. Era así hasta que Siu entró por la puerta de la cocina. Tenía su edad actual, usaba unos jeans azules, convers negras, y una camiseta del mismo color. Me miraba con una maliciosa sonrisa.

-¿Qué haces en mi sueño?- me había cambiado a mi yo de diecisiete

-Sólo reviso que estés bien, deberías agradecerme lo hospitalario que soy-

-Oh, lo siento tanto, no agradezco a aquellos que quieren ¡atacar a mis amigos! Ahora vete, quiero seguir soñando- me volteé con los brazos en jarra

-Bien, adiós- y desapareció de mi sueño. Fui despertada cinco segundos después por el sonido de una puerta cerrándose

Me levanté con un extremo dolor de cabeza, me sentía algo mareada y tuve que parpadear varias veces para aclarar mi mirada. Miré a mi al rededor y me encontraba en una habitación. La cual se me hacía familiar. Me quité las sábanas, y noté que no usaba mi ropa de entrenamiento. Vestía un vestido de seda lila hasta las rodillas, y me habían peinado cuidadosamente una trenza, adornada de pequeñas orquídeas que hacían juego con el traje.

-¿Cuánto tiempo estuve dormida?- miré con detenimiento el lugar, y me di cuenta que era exactamente la habitación de mi visión

Me palpeé el cuello y alarmada advertí que no llevaba mi opalo. Desordene la cama en busca del collar, con decepción me di por vencida.

Abrí el primer cajón de la mesita de noche y encontré una pequeña caja cubierta de terciopelo rojo. La tomé con delicadeza, abrí la tapa y ahí estaba. Mi opalo negro había sido enrollado dentro de la caja sobre una carta. Me puse el collar, tomé la carta y vi que estaba escrita por una hermosa caligrafía

Hola cariño, espero que te haya gustado tu traje. Cuando despiertes, visitanos en el comedor, tranquila lo encontrarás con facilidad.

Te quiere, tu padre

Sentí mis mejillas cálidas, no me había percatado de que estaba llorando. Pensé por años que mi padre a quien amaba, estaba muerto, y ahora resultaba que no, y que lo iba a ver pronto.

Mi ropa estaba pulcramente doblada en la punta de la cama, con mis botas negras y unas sandalias al lado. Me puse las botas, las cuales no convinaban, pero no importaba. Salí de la habitación y vi que en la puerta de enfrente había una nota, me acerqué para leerla.

Sigue recto, luego a la derecha....

Hice lo que me decía la nota. Al doblar a la derecha, en una mesa de madera estaba otra nota.

Por las escaleras querida, ya casi llegas...

-Esto es una estupidez- aún así, seguí lo que decía la condenada carta. Bajé las escaleras alumbradas por velas, las sombras cubrían montículos de polvo y telarañas.

A mitad de la escalera logré escuchar una conversación. Bajé con más sigilo, y agudice el oído. Dos hombres hablaban. Dos reconocidas voces.

-...Pero padre, ella es un dolor de cabeza, no quiero que esté aquí...- dijo la voz de Siu, casi suplicando

-No más peros, se va a quedar, necesito esa piedra- dijo la voz de mi padre. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero esta vez no eran de felicidad, sino de decepción, mi padre era el enemigo-, si no le decimos, pensará que...- la voz de mi padre se calló cuando bajé el ultimo escalón con gran estruendo

-¿Decías?- pregunté alzando una ceja, intentando verme amenazadora

-Oh, te desperté? Perdona hermanita- dijo Siu con sorna, mi hermano había entrado en mi sueño, pero cómo?

-Cállate Siu, no perdón, ese no es tu nombre, rata asquerosa, embustera, mal nacida...-

-Suficiente Alice, ven, siéntate a comer- me interrumpió el hombre que se hacía llamar mi padre, me senté dirigiendo a Siu una mirada asesina-. Te ves hermosa querida, me alegro que el traje te haya quedado a la perfección

-Sin embargo, no usas esas hermosas sandalias, sino, esas botas que no convinan en nada- Siu me lanzó una mirada calculadora

-¿Ahora tú sabes de moda? ¡Que idiotez!-

-Cuida tu vocabulario jovencita- me regañó mi padre

-¡¿Por qué debería?! - me levante de golpe- ¡¿Qué quieres de mi?!

-Y se le calló la sopa- murmuró Siu luego de una risita

-Alice Harper vuelve a sentarte. Hace años que no te veo, tan sólo quería volver a verte; volver a ver a mi pequeña ¿Por qué querría algo de ti?

-N-no lo sé- me senté de vuelta mirando mis manos- ¿Cuando podré regresar con mi madre? ¿Qué hay de mis amigos?

-Pues...-

-Si te vas, morirán, mandaremos tropas y tropas de engendros a por ellos. No quedará ni uno, y tú vivirás para sufrirlo- dijo Siu de manera dramática

-¿Qué... mi madre... ellos.... no pueden hacerlo- dije entrecortada, mi respiración se estaba agitando, los vasos en la mesa, temblaban sin cesar

-Pero cariño, estarás bien con nosotros- repuso mi padre con una falsa sonrisa

-Y te divertirás, hacemos buena compañía. Hay una sala de armas hermosamente gigante- dijo Siu, sus ojos brillaban de la emoción, después de todo, también quería él estar en compañía de su hermana

-Y una biblioteca a tu disposición- corroboró mi padre

-Si me voy, pondré en peligro a mi familia y amigos. Si me quedo, ellos estarán completamente bien ¿Acaso me equivoco?- hablé marcando cada una de las palabras, me sorprendí de que mi voz sonaba fuerte, pensé que saldría como un llanto

-No, no te equivocas- me respondió mi padre borrando la falsedad de sonrisa de su rostro

-¿Ezo zignifica que de quedafs?- preguntó Siu sacándose algo del diente, resultaba molesto y asqueante a la vez, levanté la vista con una mirada indiferente, al hablar, mi voz sonaba fuerte y decidida

-Si eso significa salvarlos, entonces lo haré-

-Perfecto, Siu, lleva....-

-Pero con una condición- dije volviendo mi mirada hacia mi padre

-...a tu hermana a su cuarto... ¿Perdona?- mi padre siguió hablando hasta haberme escuchado

-Quiero enviarles una carta de despedida-

Mi padre me escrutó con su mirada, había duda en ella. Por un momento mi mente estaba completamente vacía, hasta que sentí a alguien en ella. Alguien que quería entrar. Intenté recordar los ejercicios del profesor James. Un escudo que protegerá tu cuerpo, alma, y mente. Levanté mi escudo, al igual que la otra vez, y la presencia intentó romperlo, aunque no lo logró y luego se fue.

-Creo que está bien, Alice- dijo mi padre sonriendo- hijo, llévala a su habitación, necesita hacer la carta- el muchacho casi se atraganta con su bebida

-¿Qué?- preguntó entre tos, mi padre le miró por un segundo, el chico comenzó a sonreír con malicia, y asintió- Está bien

Mi hermano se levantó de su asiento, haciendo un ademán para que yo me levantara. Nos fuimos juntos por la escalera de las velas, en el camino ninguno de los dos habló. Me sentía indefensa al lado del chico quien me había traicionado. Pero claro, también había sido en gran parte mi culpa. El muchacho paró frente una puerta, la abrió y dejó que yo pasara primero.

-Estaré afuera Alice- asentí con una cara de pocos amigos, y le cerré la puerta en la cara

Busqué papel, lápiz, y algo en donde apoyarme. No sabía qué escribir, quiero decir; escribiría: Adiós, no se preocupen por mí, o qué? Pensé por un rato las palabras, las oraciones, el tiempo pasaba y no escribía nada. Miré mi opalo, y como si algo me hubiera dado electricidad, comencé a escribir.

No volveré chicos, pero estaré bien. Esto lo hago por ustedes. Cuídense unos de los otros, sé que lograrán hacer todo esto sin mi desde ahora. Me temo que esto es una ultima despedida. Adiós.

Con cariño, Alice

No, no me quedaría de brazos cruzados. Lucharía por mí libertad y por la salvación del mundo, cueste lo que cueste. Me reí al pensar en que podría lograrlo sola. Levanté la hoja, la rasgué en pequeños pedazos, y la tire en un cesto.

-¿Qué hago?- me pregunté. Busqué otra hoja y la miré con detenimiento. Hasta que recordé el invento que habíamos hecho Robert y yo cuando era pequeña. Tinta invisible. Le habíamos puesto hasta un nombre en clave, Baker. Le habíamos llamado así por un programa de televisión infantil que me encantaba. Volví a escribir la carta, de una manera que la palabra Baker no sonara extraña y fuera de lugar

Esto es una despedida. Cuídense entre , y nunca se preocupen por , estaré perfectamente bien. Madre, te amo, espero que entiendan que al hacer esto es por su bien. Robert, no olvides de darle de comer a Baker, como siempre haces. Adiós amigos, les extrañaré

C

on cariño, Alice

Observé la pluma, concentrándose en la runa de mi mano. Logré hacer que del objeto salieran chispas azules. Intenté rayar la hoja, y la tinta que corría no era visible, pero allí estaba.

Robert, sé que estas leyendo esto. Dame tan sólo hasta el día de mi cumpleaños, y así podrán atacar la base de nuevo. Si regreso ahora se verán en grave peligro, así que prepárense. Seis días, sólo seis, y hagan lo que deben hacer.

Porfavor cuídense, Alice

Pase una mano por la página y las letras se hicieron visibles. La pase una vez más, y volvieron a su invisibilidad.

-Perfecto- me levante, camine hacia la puerta, la abrí y le di la carta doblada a Siu-. Gracias, buenas noches

-Buenas noches hermanita- y le cerré la puerta

Serían seis largos días. Saldría de ese lugar con gran dificultad. Iba a ser difícil, pero no imposible. Lo lograría por todos ellos. Por mi familia.

Fortsett å les

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