Capítulo 9 Metal

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   Di unos cuantos pasos, siguiendo gustosa la melódica música al esquivar con cuidado las personas que iban viniendo directamente hacia a mí... Y no podría culparlas, digo, yo también caminaría recto como cualquiera que no supiera que alguien está en medio... Es lo lógico.

   A la vuelta de la esquina me encontré triunfal con el chico de la guitarra, y al ver su aspecto, nuevamente sentí la misma lástima que en el sueño. Me preguntaba qué hacía allí. Quería acercarme y pedirle que me contara su historia, ayudarlo y sacarlo de tanta desgracia como tener que quedarse el día entero pidiendo dinero, pero no estaba ahí para eso. 

   En su lugar, dejé en la desgastada gorra de béisbol todo el dinero que tenía, y de vuelta vi cómo sus ojos extrañados me atravesaban el cuerpo. 

-No puede verte, por eso se ha asustado- ambos dijimos, Eiden y yo, mi voz como un susurro tan bajo que el muchacho no pudo oírlo aún con su mano en mi hombro-. Vamos, tenemos que seguir buscando.

   Así que tal vez no se podía cambiar lo que estaba predestinado a ocurrir. Estuve tentada a cambiar el libreto, hacerle una pregunta en lugar de lamentarme del muchacho, así como en el sueño, y probar mi teoría. Pero teníamos una misión, y no la iba a estropear por querer probar un experimento. Así que me limité a seguir el transcurso de la visión.

-Me pregunto qué hace aquí- susurré, otra vez centrándome en los harapos inmundos que el chico consideraba como ropa. 

   Nuevamente Eiden se aferró de mis hombros, acercándome poco a poco a los demás del grupo, diciendo exactamente las mismas palabras.

-Concéntrate, Alice- le lancé una última mirada decidida a que regresaría algún día-. Él estará bien, no tienes que preocuparte. 

   Por primera vez en todo el día me atreví mirarlo directamente a esos ojos azules. Los mismos que conseguían guardar tantos secretos y aún así parecer completamente sinceros. Me obligué apartar la mirada justo al tiempo que nuestro blanco caminaba tranquilamente hacia las escaleras, completamente absorto en la música que escuchaba con sus audífonos. 

-Es él, ¿cierto?- preguntó Dimitri al seguir la línea de mi vista. Aún sorprendida de lo normal que lucía, me limité a asentir con un leve gesto de la cabeza.

   Bueno, ¿qué podría decir? Por supuesto que había advertido la silueta de un gris metálico alrededor del muchacho, pero a simple vista parecía como alguien cualquiera que sólo acababa de tomar el metro.

-Perfecto- comentó Eiden dando una palmada-, lo acorralamos y le decimos.

  Era cómico el hecho de que posiblemente se dirigía a un lugar importante, ¿visitar a su familia? ¿O a su novia tal vez? Quizás sólo regresaba a casa después de un día difícil, o saldría con sus amigos.

   Y sin importar qué, tendríamos que interrumpir su vida y cambiarla por otra, después de unas cuantas palabras sin sentido. No había opción. Él no tenía opción. Ninguno de nosotros parecía tenerla.

-¿No crees que acorralar sea un término algo... Violento?- respondió Bianca alzando una ceja discriminatoria- ¿No hay alguna otra manera para hacer esto?

  Carrie ya se había puesto en marcha tras el muchacho, dándose unos últimos arreglos en el vestido y cabello.

-Sólo tendremos que llamar su atención- exclamó ella, sin siquiera voltearse a mirar-. Y soy la experta en eso.

  Se le acercó al muchacho, parándolo a la mitad de las escaleras con una sonrisa pícara. Carrie señaló la nave de Star Wars que el chico vestía con un comentario, y ambos soltaron una risa. Conocía esa mirada de me sorprende que una chica tan guapa me esté hablando, la había visto como mil veces con los chicos del instituto cuando una desafortunada chica se les acercaba. Y ahora el chico del metal la tenía estampada en la cara.

Los 6 Elementos ~EDITANDO~ NO LEER HASTA NUEVO AVISODonde viven las historias. Descúbrelo ahora